SELSER, Gregorio

Nace en el seno de una familia de humildes inmigrantes judeo-ucranianos, de Manuel Selser, obrero ferroviario, y Rebeca Joffé. Cuando tiene apenas seis meses muere su madre, siendo internado en un orfanato de niños judíos, donde cursa sus estudios primarios. Lector voraz desde su niñez, no continúa con los estudios universitarios, convirtiéndose rápidamente en un joven periodista de formación autodidacta. 

A la edad de quince años se afilia al Partido Socialista (1937), vinculándose estrechamente a Alfredo L. Palacios, de quien será durante un lustro su secretario particular (1946-1951). Es detenido por primera vez hacia 1938 por vender bonos en la vía pública en favor de la República Española durante la guerra civil. Como era menor de edad a las pocas horas fue puesto en libertad. La segunda vez fue en 1940 por participar en una manifestación callejera en apoyo a los Aliados, aplicándosele diez días de arresto. A mediados de 1944, cuando cuenta con 22 años de edad y acaba de concluir la escuela secundaria nocturna, la policía allana la pensión donde vive, encontrando en su habitación panfletos antifascistas y aliadófilos. Debe exiliarse por un tiempo en Montevideo. 

Se inicia en el periodismo en los años en que emerge el peronismo escribiendo crónicas de cine y teatro. Colabora en los periódicos partidarios La Vanguardia y Acción Socialista y en el estudiantil Gaceta Universitaria. Durante dos décadas se desempeña como redactor del matutino La Prensa de Buenos Aires, en la sección de “Comunicaciones y Transportes” (1956-1975). Sin embargo, sus intereses se desplazan progresivamente hacia el periodismo político de investigación y denuncia, especializándose en la problemática de las intervenciones de los EEUU en los procesos sociales y políticos latinoamericanos, el espionaje, los golpes militares y los procesos de enajenación económica. 

Su afán por la reconstrucción histórica minuciosa y precisa, rigurosamente documentada; su seguimiento al día de los acontecimientos políticos; su estilo ágil y agudo así como su habilidad para titular con punzante ironía, le permitieron concebir obras que alcanzaron gran popularidad, como Sandino, general de hombres libres (1955); Diplomacia, garrote y dólares en América Latina (1962); Alianza para el Progreso, la mal nacida (1964); Argentina a precio de costo: el gobierno de Frondizi (1965); Los cuatro viajes de Cristóbal Rockefeller con su “informe” al presidente Nixon (1971); De la CECLA a la MECLA o la diplomacia panamericana de la zanahoria (1972); El Onganiato (1973); De cómo Nixinger desestabilizó a Chile (1975); Panamá: érase un país a un canal pegado (1989), etc. 

Colabora intensamente en el semanario Propósitos (1951-1974), que dirigió Leónidas Barletta y en diversas revistas culturales, como Espiga (1947-1955), Plática (1952-1957), Raíces (1968-1976), etc. Es corresponsal del semanario Marcha de Montevideo entre 1955 y 1974 (año en que éste es clausurado) y de El Nacional de Caracas (1959-1961). Es uno de los fundadores, en 1959, de la agencia periodística cubana Prensa Latina, junto a Jorge Ricardo Masetti (su primer director), Gabriel García Márquez, Rodolfo Walsh, Rogelio García Lupo y Carlos María Gutiérrerz,  colaborando con ella hasta sus últimos días. Es también colaborador de la Agencia Inter Press Service (IPS) con base en Roma (1964-1991). 

En la década del ’60 desarrolla una intensa actividad editorial como director de la Colección “Historia Viva” de la Editorial Palestra (1962-1966) y de la Biblioteca América de EUDEBA (1962-1966). Para Palestra prepara también la antología de Alfredo L Palacios Nuestra América y el imperialismo (1961). En la década de 1970 colabora con la revista Crisis (Buenos Aires, 1973-1976) así como con los Cuadernos de Crisis, al mismo tiempo que se desempeña como redactor de política internacional en el matutino El Cronista Comercial de Buenos Aires (enero 1975 – julio 1976) y como colaborador del diario La Opinión. Durante esos años desarrolla una intensa labor docente, como profesor titular de la Escuela Superior de Periodismo y Ciencias de la Comunicación de la Universidad Nacional de La Plata (1971- 1974) y este último año como profesor invitado de la Facultad de Filosofía y Letras (UBA). 

En julio de 1976, amenazado por la Triple A, debió exiliarse, instalándose primero en Panamá, donde trabajó como corresponsal de la Agencia Inter Press Service hasta diciembre de ese año, y luego en México, país donde vivió el resto de su vida y donde produjo la mayor parte de su obra. En este país se desempeña como investigador en la División Estudios de la Comunicación del Instituto Latinoamericano de Estudios Transnacionales (ILET) (1976-1979). 

En el mes de julio de 1979 comienza sus colaboraciones en el periódico El Día de México, donde publica regularmente hasta 1987 seis artículos semanales. Además colabora en las publicaciones mexicanas El Sol de México, Crítica Política, Uno más Uno, Proceso, Cuadernos del Tercer Mundo y Le Monde Diplomatique. En 1988 ingresa como redactor al periódico mexicano La Jornada y en 1990 a El Financiero, colaborando en ellos hasta sus últimos días. Fue corresponsal de numerosos diarios y revistas de América Latina y Europa. 

En total publicó cerca de cincuenta libros (sin contar las innumerables reediciones y traducciones a otros idiomas), alrededor de 1400 artículos durante los años que vivió en Argentina y otros 3300 durante su estancia en México. Fue también profesor e investigador en el Proyecto Lázaro Cárdenas de la UNAM (1982-1983) y docente de estudios de posgrado en el Centro de Estudios Latinoamericanos de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, en la especialidad “Historia de América Latina, Siglos XIX y XX y su relación con EEUU” (1982- 1991). Fue miembro de la Latin America Studies Association (LASA) de EEUU. Desde 1955 hasta 1991 dictó conferencias o cursos breves sobre relaciones histórico-políticas entre EEUU y Hispanoamérica tanto en México como en Nicaragua, Panamá, Cuba, Perú, Uruguay, EEUU, Canadá, Costa Rica, España, Bélgica, Austria y Alemania. 

Recibió los siguientes premios y reconocimientos: Orden de la independencia Cultural “Rubén Darío” (Nicaragua, 1983); Premio Internacional de la Organización Internacional de Periodistas (Checoslovaquia, 1988); Diploma “Salvador Allende” de la Universidad Autónoma de Puebla (México, 1988); Orden “X Aniversario de La Revolución Popular Sandinista” (Nicaragua, 1989); Orden “Vasco Nuñez de Balboa”, en el Grado de Gran Oficial (Panamá, 1989); Orden “Juan Marinillo”, otorgada por el Ministerio de Educación y el Consejo de Estado de Cuba (Cuba, 1991); Condecoración “Libertadores y Héroes de Nuestra América” por el Tribunal Antimperialista de Nuestra América (México, 1992). 

En 1952 se casa en Buenos Aires con Marta Ventura, quien colabora con Selser en la organización de su gigantesco archivo, su biblioteca y su hemeroteca. Selser, enfermo de cáncer, se quita la vida en México a la edad de 69 años. En 1979, donó a FLACSO México la biblioteca que había dejado en Buenos Aires con aproximadamente 12.000 ejemplares. Después de la muerte de Selser, su mujer vendió a la Secretaría de Relaciones Exteriores de México la biblioteca que habían creado en el exilio con aproximadamente 5.000 ejemplares. La hemeroteca y el archivo constituyen hoy un fondo especial en el Colegio de Humanidades y Ciencias Sociales de la Universidad Autónoma de la Cuidad de México. Tuvieron tres hijas y todas cultivan el periodismo: Claudia, Irene y Gabriela.