INGENIEROS, José (nacido Giussepe Ingegnieros) (apodo: Pepe; seudónimos: P.P., Catulo, Arbitre, Carmelia Miranda, Evangelina, Espartaco, Francisco Javier Estrada, Hermenio Simel, Pedro Lascano, Julio Barreda Lynch, Luis Emilio Pena, Raúl H. Cisneros, Vestilio Ixel, Alberto J. Solari) (Palermo, Italia, 24/4/1877 – Buenos Aires, Argentina, 31/10/1925).
Médico psiquiatra, criminólogo, psicólogo, sociólogo, filósofo, intelectual de gravitación continental, en su juventud uno de los pioneros del socialismo argentino, en sus últimos años uno de los precursores del antiimperialismo latinoamericano.
Nació en Palermo, Italia, en el seno de una familia militante: su padre, el periodista socialista y masón Salvador Ingegnieros fue objeto de persecuciones que lo obligaron a emigrar a América —en 1881 a Montevideo y luego, en setiembre de 1885, a Buenos Aires— con su esposa Ana Tagliavia, y sus dos pequeños hijos: Pablo, el mayor, y José, el menor. Fue bautizado como Giuseppe Ingegnieros.
Inició sus estudios primarios en el Instituto Nacional de Montevideo que dirigía el pedagogo Pedro Ricaldoni, y los concluyó en el Colegio Catedral del Norte, de Buenos Aires, que dirigía Pablo Pizzurno. Uno de sus compañeros de aula fue el futuro médico socialista Augusto Bunge. En sus años de estudiante secundario en el Colegio Nacional Central (luego Colegio Nacional de Buenos Aires) encabezó una huelga estudiantil.
El 22 de agosto de 1888 es iniciado como loweton en la masonería argentina (loweton es el nombre con que la masonería designa a los hijos de los maestros masones). Adquirirá el carácter de masón en la Logia Unión Italiana Primera n° 90, el 5 de agosto de 1898, cuando alcance la mayoría de edad. No sólo su padre, sino también sus educadores (Ricaldoni, Pizzurno y Alcorta) eran masones.
Concluidos los estudios secundarios en 1892, se inscribe simultáneamente en las carreras de Medicina y de Derecho de la Universidad de Buenos Aires. El primer año cursa ambas carreras, pero opta finalmente por la primera. En la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires conquistó como padrinos a los más eminentes psiquiatras argentinos de esos años, Francisco de Veyga y José María Ramos Mejía.
El 1° de junio de 1893 aparece el primer número de La Reforma. Periódico literario estudiantil, dirigido por Ingenieros. Allí publica poemas (firmados con su nombre y como P.P.”, textos firmados como “Catulo” y editoriales donde fustiga la gestión como rector del Colegio Nacional de Buenos Aires a cargo del Dr. Valentín Balbín. La Reforma alcanza a publicar 8 números, apareciendo el último el 20 de agosto. El 30 de julio y los días subsiguientes participa, junto a otros compañeros de La Reforma, de la insurrección radical que comanda Hipólito Yrigoyen en la Provincia de Buenos Aires. Tomó parte en los combates de Quilmes, bajo las órdenes Miguel A. Páez, y en el de Ringuelet, bajo el mando del Capitán Eduardo Dasso, siendo felicitado en este último por el Jefe de las fuerzas revolucionarias.
El 13 de agosto de 1893 llega a Buenos Aires el nicaragüense Rubén Darío con su poesía modernista: en 1896 publicará en Buenos Aires dos libros que consagran el modernismo literario: Los raros y Prosas profanas. Ingenieros formará parte de su cenáculo y recibirá el influjo de la literatura modernista. El 15 de agosto de 1894 abre sus puertas el salón de El Ateneo de Buenos Aires, fundado un año antes, pero ahora en la sede del Nuevo Banco Italiano, frente a la Plaza de Mayo. La nueva asociación literaria de la élite porteña será espacio de debate entre los consagrados poetas románticos y los jóvenes modernistas capitaneados por Darío. Ingenieros aparece entre los primeros socios, en julio de 1893.
Cuando el 13 de octubre de 1894 observaba, con su condiscípulo de la Facultad de Medicina Ángel Giménez, a las columnas de trabajadores que se concentraban en la Plaza Rodríguez Peña para dirigirse al mitin a favor del proyecto de jornada laboral de 8 horas presentado por el concejal Eduardo Pittaluga, su profesor Juan B. Justo los invitó a incorporarse. Pocos meses después, el 7 de diciembre de 1894, con Ángel Giménez y otros compañeros de estudios, constituían en el Hospital de Clínicas el Centro Socialista Universitario (CSU), que se proponía “perseguir los fines del socialismo científico representado por el Partido Socialista Internacional”. Ingenieros, que fue su secretario, escribió un folleto destinado a la iniciación y difusión del ideario del CSU: “¿Qué es el socialismo?” (1895), que motivó una agria polémica con Germán Avé-Lallemant en las páginas del periódico socialista alemán Vorwärts.
El 18 de marzo de 1895 participa de una reunión conmemorativa de la Comuna de París en el local del Centro Socialista Obrero (CSO), entonces en la calle Europa 1971 de la Ciudad de Buenos Aires. Se produce un enfrentamiento con los anarquistas que se hacen presentes en el acto, e Ingenieros es herido en el brazo por una rozadura de bala. El 13 de abril de 1895 es uno de los quince delegados que asisten a la convención del Partido Socialista Obrero Internacional (PSOI), creado un año antes, con otros delegados provenientes del CSU, el Centro Socialista Obrero y las agrupaciones idiomáticas Les Eagux, Fascio dei Lavoratori y Verein Vorwästs. Allí se eligió un Comité Central —del cual Ingenieros fue designado secretario del exterior— y se definieron la Carta Orgánica y el Programa Mínimo del partido.
Fue orador en el acto del 1º de Mayo de 1895 realizado en salón del Club Vorwärts y en el acto de inauguración del local de la Agrupación Socialista de Barracas. Fue delegado y designado secretario de la Convención partidaria del 13 de octubre de 1895, en la que se cambió el nombre a la organización por el de Partido Socialista Obrero Argentino (PSOA) y se decidió la participación en las elecciones nacionales de marzo de 1896. Quedó como miembro titular del primer Comité Ejecutivo del Partido electo en esa misma oportunidad, asumiendo el cargo de secretario del exterior. Como delegado del Comité Ejecutivo del PS fue orador en el acto de constitución del Centro Socialista Obrero (CSO) de Quilmes del 3 de noviembre de 1895 así como en la reunión preparatoria del Centro Socialista de Pilar el 14 de enero de 1896. Propuesto como candidato a diputado nacional para las elecciones de marzo de 1896 en las que el PS se presentaría por primera vez, pidió a la asamblea general dispuesta a elegir los candidatos que “en homenaje a la seriedad del Partido” lo eliminara de la lista, siendo que tenía 19 años. En dicho acto eleccionario, fue fiscal socialista de la parroquia de San Miguel.
El 1° de Mayo de 1896 aparece su primer artículo firmado en el periódico socialista La Vanguardia: “Un 1° de Mayo”. Fue delegado por el CSU al Congreso constituyente del Partido Socialista reunido los días 28 y 29 de junio de 1896, que ratifica su carácter de miembro titular del Comité Ejecutivo del PS. El 10 agosto de agosto estalla la “huelga de los 120 días” de los ferroviarios de los Talleres Sola del Ferrocarril del Sud, extendida luego a los talleres de Tolosa: el día 13 de agosto Ingenieros asiste como orador para apoyar la medida de fuerza de los trabajadores. En diciembre de 1896 viaja como propagandista socialista al pueblo de Magdalena, en la Provincia de Buenos Aires. El cura del pueblo, Benigno Prado López, advierte a sus feligreses de los peligros de la visita. Ingenieros lo desafía a un debate público para el lunes 28, pero el domingo 27 se presenta en la misa y tras el sermón del sacerdote, se sube al atrio y le responde.
Rubén Darío, José Ingenieros y otros amigos de la bohemia porteña finisecular —Eugenio Díaz Romero, Ricardo Jaimes Freyre, Lugones, José Pardo, Américo Llanos, José Pagano, José Ojeda, Luis Doello Jurado, Antonio Monteavaro, Carlos de Soussens y Mauricio Nirenstein— constituirán en 1897 una sociedad a medias literaria y a medias burlesca denominada La Syringa.
Ingenieros es orador en el acto de inauguración de la nueva sede del CSO de la calle Méjico 2070 a fines de agosto de 1897. Representó nuevamente al CSU en el II Congreso ordinario del Partido Socialista realizado los días 12 y 13 de junio de 1898, al Centro Socialista de Bahía Blanca en el III Congreso ordinario del Partido del 21 y 22 de julio de 1900, y en el IV Congreso, reunido en La Plata, del 7 y 8 de julio de 1901.
Entre 1896 y 1898 Ingenieros y su amigo Leopoldo Lugones expresaron al interior del PS una corriente de opinión socialista revolucionaria de entonaciones libertarias, que en el Congreso Constituyente de 1896 había logrado imponer incluso sobre la autoridad de Justo enmiendas a los Estatutos y la Declaración de Principios sobre dos cuestiones claves: las alianzas políticas y los métodos de la toma del poder. En el contexto de estas disensiones, se hizo pública una carta privada donde Ingenieros criticaba a “los aspirantes a diputados y los serviles que los rodean”, lo que le costó una suspensión por parte de la dirección, entre agosto de 1896 y junio de 1897.
Si bien colaboró frecuentemente en el periódico partidario La Vanguardia así como en el Almanaque Socialista de La Vanguardia, el vocero de la corriente izquierdista fue La Montaña. Periódico socialista revolucionario (1897), donde alternaron traducciones de los teóricos de la socialdemocracia europea, artículos propios y colaboraciones de extrapartidarios como Macedonio Fernández y Julio Molina y Vedia.
A partir de 1898 se acentúa en sus escritos el peso de la “sociología científica” de corte spenceriano, mientras que su concepción del materialismo histórico aparece fuertemente influida por el italiano Acchile Loria. Este año publica “De la barbarie al capitalismo” (1898), esbozo de su futura Sociología argentina (1913) y primer ensayo de aplicación del marxismo de cuño loriano a la historia argentina. Ese mismo año dicta en el CSO su conferencia “Cuestión argentino-chilena. La mentira patriótica, el militarismo y la guerra” (12/2/1898), alegato antimilitarista en el que coexiste su concepción evolucionista (Spencer, Morgan, Engels) con cierto individualismo elitista que se acentuará en los años siguientes. Aparece como folleto en Buenos Aires, se reedita en Chile y se traduce al portugués en Brasil.
El 20 de julio de 1898 Eugenio Díaz Romero funda en Buenos Aires El Mercurio de América, órgano oficioso de los modernistas del Ateneo. Ingenieros colabora asiduamente con textos científicos y de crítica literaria: es allí donde aparece su primer artículo sobre psicología. Publica también allí “Bases del feminismo científico”. Publica asimismo ensayos en Atlántida, dirigida por José Pardo, en La Escuela Positiva de Corrientes e incluso ensayos sociológicos en L’ Humanité Nouvellede París. En julio de 1898 dicta una conferencia en el Centro Socialista de Montevideo.
En 1899 cursa Medicina Legal en la Facultad de Medicina con Francisco de Veyga, el introductor de la escuela positiva en medicina a través de la antropología criminal. Con el respaldo de de Veyga, Ingenieros comienza a colaborar en la revista La Semana Médica fundada por Tiburcio Padilla, llegando a ser secretario de redacción. Su primer artículo es un comentario al libro de Cesare Lombroso Etiología y Terapéutica del delito. Comienza a colaborar también en Criminología Moderna, revista fundada un año antes por el criminólogo anarquista italiano Pietro Gori.
En abril-mayo de 1900 hace una gira de propaganda socialista a Bahía Blanca, donde interviene como orador en el acto del 1° de Mayo. junio). Pero mientras Ingenieros y Lugones sostienen un socialismo cada vez más aristocratizante, se agudizan los conflictos con figuras del socialismo obrero como Adrián Patroni, con quien Ingenieros polemizará reiteradamente entre 1898 y 1901. El punto de ruptura lo representó el balance crítico que realizó de la experiencia de la Comuna de París en una conferencia dictada el 18 de marzo de 1901 en nombre del Comité Ejecutivo del Partido en el salón del Vorwärts. Patroni, Dagnino y otros replicaron desde La Vanguardia e Ingenieros respondió con un artículo “Contra las ilusiones, no contra el entusiasmo” donde afirmaba que la moderna sociología científica y evolucionista corregía lo que todavía subsistía de violento, catastrofista y utópico en el marxismo. Días después, hace pública desde La Vanguardia una carta a su amigo anarquista Pascual Guaglianone, quien en un artículo de La Protesta Humana había anunciado el paso de Ingenieros a las filas del “radicalismo burgués”. En 1901 asistió por última vez como delegado a un Congreso del PS, en este caso al IVº Congreso reunido en la La Plata los días 7 y 8 de julio. El 1° de Mayo de 1902 asiste al acto socialista por el Día del Trabajador y mantiene un cambio de palabras tenso con Juan B. Justo. Se desafilia del Partido Socialista, consagrándose con el inicio del siglo, exitosamente, al ejercicio de la criminología y la psiquiatría.
Ingenieros se había graduado de farmacéutico en 1897 y finalmente se recibe de médico en 1900 con una tesis titulada «Simulación de la locura ante la Sociología Criminal y la Clínica Psiquiátrica, precedida de un estudio sobre la simulación en la lucha por la vida en el orden biológico y social». Instala su consultorio privado en la antigua calle Cuyo 1131 (hoy calle Sarmiento), mientras en La Vanguardia se informan los horarios en que Ingenieros atiende un consultorio médico gratuito en la sede del Centro Socialista Obrero (CSO).
Desde entonces ejerce como Jefe de Clínica en el Servicio de Observación de Alienados de la Policía de Buenos Aires y desempeña diversos cargos en la cátedra de Medicina Legal que dictaba De Veyga en la Facultad de Medicina (UBA). En 1900 aparece su libro Dos páginas de psiquiatría criminal (que será la base de su Criminología, 1913).
En marzo de 1901 participa del IIº Congreso Científico Latinoamericano celebrado en Montevideo con dos ponencias: “El economismo histórico y la sociología americana” y un adelanto de su Simulación de la locura. La primera se publica como “El determinismo económico en la evolución americana” en las Actas del Congreso Científico, se reeditará luego como “La evolución sociológica argentina” y finalmente será base de su Sociología. En ese viaje establece vínculos con Emilio Frugoni, futuro fundador del socialismo uruguayo.
En enero de 1902 funda los Archivos de Criminología, Medicina legal y Psiquiatría, que continuaban la labor de Pietro Gori con su Criminología moderna (Buenos Aires, 1898-1901). Ese mismo año asume como Jefe de la Cátedra de Clínica de enfermedades nerviosas en la Facultad de Medicina de la UBA, cuyo titular es José María Ramos Mejía (cargo que ocupa hasta 1905). Dicta este año y el siguiente cursos de Neuropatología. Sucede a de Veyga en la dirección del Servicio de Observación de Alienados de la Policía (cargo que ejerce hasta 1911). Participa de los almuerzos en el Instituto Frenopático que dirige Ramos, a los que asisten de Veyga, Lugones, Díaz Romero, Roberto Payró y Florencio Sánchez. En mayo se enreda en una polémica que se ventila en la prensa de Montevideo con los escritores uruguayos Américo Llanos (seudónimo de Álvaro Armando Vasseur) y Roberto de las Carreras, que termina en agresiones recíprocas.
En 1903 se reanima la vida de La Syringa. Se incorpora al cenáculo el dramaturgo Florencio Sánchez, leyendo la obra teatral “M’hijo el dotor”, que se estrenará poco después con mucho éxito. Se publica su tesis doctoral, Simulación de la locura, simultáneamente en castellano, italiano y ruso (años después se traduce al francés). En noviembre gana por unanimidad el Premio de la Academia de Medicina por su Simulación de la locura consistente en una medalla de oro.
Su apuesta por una reforma social impulsada por el sector más modernizante de la élite lo llevó a colaborar con el proyecto de Código de Trabajo que en 1904 promovió infructuosamente el ministro Joaquín V. González. Para su elaboración el Ministro había convocado asimismo a figuras como Bialet Masse, Leopoldo Lugones, Manuel Ugarte, Augusto Bunge y Enrique del Valle Iberlucea. Sobre la base del informe presentado a González, Ingenieros redactará su libro La legislación del trabajo en la República Argentina, que publicará en francés, en París, en 1906. El volumen está dedicado a su amigo el diputado socialista Alfredo L. Palacios.
Ese mismo año participa de una experiencia de escritura colectiva: El paraguas misterioso (novela en colaboración) junto con Eduardo L. Holmberg, David Peña, José Luis Murature, Severiano Lorente, José Luis Cantilo, Diego Fernández Espiro, Carlos Octavio Bunge, Alberto Ghiraldo, Roberto J. Payró, Enrique del Valle Iberlucea, Manuel Carlés y Gregorio de Laferrère. Los capítulos aparecen sucesivamente en Caras y Caretas a lo largo de 13 entregas, hasta que en 1923 son reunidos en un volumen de pequeño formato (Buenos Aires, Los novelistas).
En 1905 el gobierno lo designa representante al V Congreso Internacional de Psicología que se realiza en abril en Roma y lo comisiona para el estudio de los sistemas penitenciarios europeos. Se embarca en el puerto de Buenos Aires en el vapor Sirio, el mismo que lleva al General Roca y a sus tres hijas a Europa. Establece estrecha relación con el expresidente. Viaja por Italia, Austria, Alemania, Francia, España e Inglaterra. Conoce personalmente a los líderes del socialismo y el sindicalismo italiano (Enrico Ferri, Filippo Turatti, Arturo Labriola, etc.) transcribiendo sus impresiones en una serie de notas que envía a La Nación, reunidas luego en su libro Italia en la ciencia, en la vida y en el arte (1906). Se reencuentra con Roca en París e Ingenieros hace de “secretario” del General, ayudándolo a despachar su correspondencia y acompañándolo en algunos paseos y viajes. Se reencuentra con Darío en París. Conoce al psicólogo Théodule Ribot mientras corrige pruebas de imprenta en la editorial Alcan. También en París traba amistad con Max Nordau y Félix Le Dantec. Visita a Auguste Rodin en su taller. En Berlín conoce al líder socialista Auguste Bebel. Se reencuentra en la capital alemana con el General Roca. Es el punto de mayor acercamiento de Ingenieros a la élite de poder argentina. Aparece aquí plenamente consumado el movimiento que fue de la política a la ciencia, quedando el socialismo asimilado a la sociología evolucionista.
Sus primeras obras aparecen por la editorial Sempere de Valencia, alcanzando amplia distribución no sólo en España sino en toda América Latina. De regreso en la Argentina en 1906, publica nuevos libros y artículos, dicta conferencias y se pone al frente instituciones científicas. En 1908 crea la cátedra de Psicología Experimental en la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA. En 1907 fundó con De Veyga el Instituto de Criminología de Buenos Aires, presidió en 1909 la Sociedad Médica Argentina y contribuyó a crear la Sociedad de Psicología. En 1911 aparece su libro Psicología genética (luego reeditado como Principios de Psicología).
En 1911 se postula para la cátedra de Medicina Legal que deja De Veyga y la Facultad de Medicina lo coloca primero en la terna, pero el Poder Ejecutivo designa al candidato colocado en segundo término. Como protesta contra el presidente Sáenz Peña, cerró su consultorio, dejó su cátedra y se autoexilió por tres años en Europa, donde permaneció hasta 1914. Siguió cursos de psicología y filosofía en las Universidades de París, Lausana y Heidelberg. Estrechó vínculos con sus amigos franceses Ribot y Le Dantec. En Italia trabó estrecha amistad con el artista plástico Emilio Pettorutti y en España con el poeta Manuel Machado. En Europa —donde castellanizó su apellido como Ingenieros— hizo publicar las ediciones definitivas de Criminología y Principios de Psicología, y lanzó El Hombre Mediocre (1913), un ensayo moral inspirado en la teoría de los grandes hombres que marca el cenit de su perspectiva elitista. Inicialmente dedicado a Sáenz Peña, llegará a ser la más popular de sus obras, reeditada desde entonces incesantemente hasta el presente.
En 1913 se casa en Lausana con la argentina Eva Rutenberg, con quien tendrá cuatro hijos: Delia (será bióloga, escritora y albacea de su padre); Amalia (médica cirujana); Julio José (técnico en la industria cinematográfica) y Cecilia (bailarina de danza moderna).
Retorna a la Argentina en 1914 y publica en la revista popular Caras y Caretas su primera reflexión sobre la guerra que acaba de estallar: “El suicidio de los bárbaros”. En 1915 lanza simultáneamente dos ambiciosos proyectos: Revista de Filosofía (Buenos Aires, 1915-1929) y crea la biblioteca “La Cultura Argentina”, el mayor esfuerzo realizado hasta entonces en el país de divulgación histórica, literaria y científica de autores argentinos a precios populares. Ese mismo año organiza el primer Seminario de filosofía en la facultad de Filosofía y Letras (UBA).
En 1916 asiste al Congreso Científico Panamericano reunido en Washington al que presentó “La Universidad del porvenir”. En 1917 asume la cátedra de Ética de la Facultad de Filosofía y Letras (UBA): de sus clases surgirá enseguida el libro Hacia una moral sin dogmas. En 1918 es nombrado miembro de la Academia de Filosofía y Letras: su discurso de recepción fue Proposiciones relativas al porvenir de la filosofía. Ese mismo año aparece el primer volumen de La evolución de las ideas argentinas, una ambiciosa historia intelectual del país que quedó inconclusa.
Comienza en estos años un nuevo ciclo en su vida, que significa también una vuelta a la política, aunque sin filiación partidaria. Aunque a inicios de la guerra adhiere a las posturas del presidente de los Estados Unidos W. Wilson, no tarda de desencantarse de los aliados y en 1917 apoya de modo entusiasta la Revolución rusa. El 8 de mayo de 1918 pronuncia en Rosario la conferencia “Ideales nuevos e ideales viejos” y el 22 de noviembre, en el Teatro Nuevo de Buenos Aires, la conferencia “Significación histórica del movimiento maximalista”, que concita sobre todo el entusiasmo de los jóvenes. Escribió al respecto Aníbal Ponce: “Jamás, como en aquella noche, Ingenieros estuvo tan cerca de nuestro corazón”. Simultáneamente estalla en Córdoba la Reforma Universitaria e Ingenieros la apoya, convirtiéndose en el referente intelectual y moral de la generación de los jóvenes reformistas: Aníbal Ponce (que en 1923 pasa a codirigir Revista de Filosofía), Julio V. González, Carlos Sánchez Viamonte y Gregorio Bermann.
En 1919, pocos meses después de la Semana Trágica, fue invitado reservadamente a una reunión por el presidente Hipólito Yrigoyen, que no llegó a concretarse. En 1920 adhiere al Grupo Clarté, “la internacional del pensamiento”, que se constituye en Francia en torno a la figura de Anatole France. Ese mismo año apoya a la corriente juvenil que, en el seno del PS, postula la adheción a la Tercera Internacional: Ingenieros colaborará con su órgano, Claridad (Buenos Aires, 1920), y contribuirá a su financiamiento. Sus artículos sobre la guerra y la Revolución rusa son reunidos en el libro Los Tiempos Nuevos (1921).
Como respuesta al llamado que había hecho Ingenieros en toda América Latina a adherir al Grupo Clarté, el 13 de abril de 1921 le escribe desde México Felipe Carrillo Puerto, diputado federal por el Partido Socialista del Sureste y futuro Gobernador Socialista del Yucatán. Es el inicio de una intensa correspondencia. En octubre de 1922 dicta una conferencia en homenaje a la visita del mexicano José Vasconcelos al país, donde propicia la creación de la Unión Latinoamericana (ULA). En enero de 1923 es el principal animador del mensuario Renovación, empresa en que lo acompañan Gabriel S. Moreau y Aníbal Ponce. En 1925 se convertirá en el órgano de la Unión Latinoamericana (ULA), que quedará fundada el 21 de marzo de ese año, con la participación, entre otros, de Alfredo Palacios, Arturo Orzábal Quintana, Julio R. Barcos, Julio V. González y C. Sánchez Viamonte. Entre otros, escriben habitualmente en Renovación los peruanos Víctor Raúl Haya de la Torre y Manuel Seoane, el dominicano Henríquez Ureña, etc.
El 2 de enero de 1924 es fusilado en Mérida Felipe Carrillo Puerto, llamado “El apóstol rojo de los mayas”. Había sido derrocado pocos días antes de su cargo de gobernador por las huestes delahuertistas. Ingenieros lo despide con un ensayo que apareció en junio en Nosotros: “En memoria de Felipe Carrillo”. Desarrolla desde las páginas de Revista de Filosofía una intensa campaña contra el idealismo filosófico (Émile Boutroux, Giovanni Gentile, Benedetto Croce, etc.).
En mayo de 1925 viaja a París para participar en el acto convocado para celebrar el Centenario de Charcot. El 15 de junio lee en la Sorbona “Ante la Sociedad de las Naciones”, en el encuentro organizado por la Federación Universitaria Internacional para exponer la comunidad de ideas entre las repúblicas latinoamericanas y la Sociedad de las Naciones. Días después, el 29 de junio, preside en París, en la Salle des Sociétés Savantes de la rue Danton una asamblea antiimperialista donde llama a crear la Alianza Universitaria y un Comité de Solidaridad de la América Latina para apoyar al gobierno mexicano. Asisten José Vasconcelos, Miguel de Unamuno, Manuel Ugarte, V. R. Haya de la Torre, Carlos Quijano, Álcides Arguedas y Miguel Ángel Asturias, entre otros.
Muere el 31 de octubre de 1925 a la edad de 48 años a causa de una sinusitis frontal avanzada que derivó en una meningitis. Sus restos fueron cremados en Cementerio de la Chacarita el 3 noviembre y depositados en una urna. Dejaba inconclusa La evolución de las ideas argentinas y varias obras póstumas, como Las fuerzas morales (1925) y Tratado del Amor (1940). Aunque su hermano Pablo Ingegnieros publicó después de su muerte folletos con algunos de sus artículos y algunos inéditos, su primer albacea literario fue Aníbal Ponce, que preparó una primera edición de sus obras. Luego asumió esa tarea su hija mayor, Delia Ingenieros (Delia Kamia).
Más que seudónimos, empleó heterónimos: escribió versos decadentes e hizo la apología de la risa como Hermenio Simel; fue traductor de Carducci del italiano como Francisco Javier Estrada; el joven filósofo idealista Julio Barreda Lynch; el estudiante reformista Raúl H. Cisneros y el periodista Alberto J. Solari.
Su fondo de archivo y parte de su biblioteca se preservan en el CeDInCI de Buenos Aires. Su biblioteca científica la había donado el propio Ingenieros a la Sociedad Luz, que dirigía su amigo Ángel Giménez, y buena parte de la biblioteca que dejó al morir en 1925 fue donada por su viuda al Colegio Libre de Estudios Superiores (derivada después de su cierre a la Sociedad Científica Argentina).
Obra (primeras ediciones)
- ¿Qué es el socialismo?, Buenos Aires, Centro Socialista Universitario, 1895.
- “Cuestión argentino-chilena. La mentira patriótica, el militarismo y la guerra”, Buenos Aires, Librería Obrera, 1898.
- Simulación de la locura, Buenos Aires, La Semana Médica, 1903.
- Simulación en la lucha por la vida, Valencia, Sempere, 1905.
- Los accidentes histéricos y las sugestiones terapéuticas, Buenos Aires, 1904.
- La législation du travail dans la République Argentine, Paris, Édouard Cornély, 1907.
- Italia en la ciencia, en la vida y en el arte, Valencia, Sempere, 1906.
- Le langage musical et ses troubles hystériques, Paris, 1907.
- Al margen de la ciencia, Buenos Aires, Lajouane, 1908 (luego reeditado como Crónicas de viaje).
- Psicología genética, Buenos Aires, Archivos de Psiquiatría y Criminología, 1911 (reed. como Principios de psicología, Buenos Aires, Rosso, 1916).
- El hombre mediocre, Madrid, Renacimiento, 1913.
- Criminología, Madrid, 1913.
- Sociología argentina, Madrid, Jorro, 1913.
- Hacia una moral sin dogmas, Buenos Aires, Rosso, 1917.
- La evolución de las ideas argentinas, Buenos Aires, Rosso, 2 vols., 1918 y 1920.
- Proposiciones relativas al porvenir de la filosofía, Buenos Aires, Rosso, 1918.
- Las doctrinas de Ameghino, Buenos Aires, Rosso, 1919.
- La locura en la Argentina, Buenos Aires, Rosso, 1919.
- Los Tiempos Nuevos, Buenos Aires, Talleres Gráficos Cúneo, 1921.
- La cultura filosófica en España, Buenos Aires, 1922.
- Emilio Boutroux y la filosofía universitaria en Francia, Buenos Aires, 1923.
- Las fuerzas morales, Buenos Aires, Rosso, 1925.
- Tratado del Amor, Buenos Aires, Rosso, 1940.
- La universidad del porvenir y otros escritos, Buenos Aires, Meridión, 1957 (edición de Delia Kamia).
- Las direcciones filosóficas de la cultura argentina (1914), Buenos Aires, Eudeba, 1963.
- Obras completas, Buenos Aires, Elmer, 1957, 8 tomos.
- Delia Kamia (seud. de Delia Ingenieros): José Ingenieros. Antología. Su pensamiento en sus mejores páginas, Buenos Aires, Losada, 1961.
Cómo citar esta entrada: Tarcus, Horacio (2020), “Ingenieros, José”, en Diccionario biográfico de las izquierdas latinoamericanas. Disponible en https://diccionario.cedinci.org