Del Mazo, Gabriel Carlos (Buenos Aires, Argentina, 4/11/1898 – Buenos Aires, Argentina, 9/3/1969).
Ingeniero civil, líder del movimiento estudiantil de la Reforma Universitaria, profesor y político de orientación radical yrigoyenista, promotor del aprismo, editor de folletos y libros políticos.
Nacido en el seno de una familia tradicional de Buenos Aires, hijo de Benita García y Gabriel del Mazo, quien apoyó a Bartolomé Mitre en la Revolución del 90 y en la fundación de la Unión Cívica. Su casa de la infancia se ubicó frente a la de Leandro N. Alem y de su sobrino, el futuro presidente argentino Hipólito Yrigoyen (1916-1922; 1928-1930), fundadores de la Unión Cívica Radical (UCR), de cuya rama yrigoyenista Del Mazo sería uno de sus intelectuales y políticos.
Se interesó por reconstruir y difundir una historia liberal, democrática y antiimperialista de la Argentina para la que las presidencias de Yrigoyen y el movimiento de la Reforma Universitaria fueron sus hitos más destacados. Compiló los documentos de este movimiento e impulsó una interpretación nacionalista del yrigoyenismo. Como político, lideró la corriente intransigente de la UCR.
Fue la figura que, en el escenario argentino, más persistió en la difusión del ideario latinoamericanista y antiimperialista de la Reforma, pero también en el señalamiento de que su expresión más lograda se encontraba en el APRA peruano y en la construcción de un partido de masas, y no sólo de estudiantes e intelectuales como el propuesto por Unión Latino-Americana de José Ingenieros. En el movimiento estudiantil estrechó relaciones con intelectuales socialistas como Alfredo Palacios y con instituciones como la Universidad Popular Alejandro Korn, pero ese vínculo se romperá a partir de su apoyo a la presidencia de Arturo Frondizi. Ello se advierte por ejemplo en la ausencia de referencias a Del Mazo en el clásico Los reformistas, de Alberto Ciria y Horacio Sanguinetti.
En la segunda década del siglo XX, en los años en que cursaba el Colegio Nacional Nordeste, participó de las tertulias intelectuales en casa de su tía Rosa del Mazo de Fernández, casada con Adolfo Fernández, hermano del escritor anarquista Macedonio Fernández . Allí se reunían junto a los hermanos Fernández sus tíos Ignacio y Marcelo del Mazo, Juan B. Justo, Leopoldo Lugones, Cosme Mariño, Julio Molina y Vedia y José Ingenieros, entre otros. Con la hija mayor de éste, Delia “Kamia” Ingenieros (1915-1997), entablaría una prolongada amistad.
A fines de la década del diez, ingresó en la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires, en la que se recibiría de ingeniero civil y sería profesor titular de matemáticas. Además, fue delegado al Consejo Superior Universitario, miembro del Consejo Académico en varios periodos y miembro del Consejo Directivo durante 1929. Según sus memorias:
Me interesaba la ingeniería, no para construir pequeñas casas, que era la perspectiva más general de la época, sino con relación a las obras públicas en la promoción general del país. Un viaje con compañeros del curso de bachillerato, por el interior hasta Tucumán, me dio la impresión de un país en estado de naturaleza, salvo las muy diseminadas y reducidas manchas demográficas de sus poblaciones; un país sin civilización en el sentido recto del término.
Gabriel del Mazo, Vida de un político argentino, Buenos Aires, Plus Ultra, p. 65.
En las mismas memorias refiere que, luego de cursar los primeros años, emprendió la lectura de temas culturales difundidos, sobre todo, en la “Biblioteca Argentina”, de Ricardo Rojas, y la Biblioteca “La Cultura Argentina”, de Ingenieros. En 1915 se sumó al Ateneo de Estudiantes Universitarios, que lideraba el joven socialista José María Monner Sans. Al año siguiente, asumió la presidencia del Ateneo, relevado poco después por Agustín del Vedia para presidir el Centro de Estudiantes de Ingeniería. Desde este cargo, fue interventor del Centro de Estudiantes de Filosofía y Letras (CEFyL) con el encargo de dirimir el conflicto entre las dos listas a presidente para 1917. Su investigación confirmó en la presidencia del CEFyL al joven socialista y cientificista Gregorio Bermann y la secretaría a Luis Bontempi, dos futuros líderes de la Reforma, y desplazó al ateneísta y espiritualista Jorge Max Rohde, quien junto a José Gabriel y Benjamín Taborga, entre otros, fundó ese año el Colegio Novecentista.
Entre noviembre de 1917 y marzo de 1918 participó de la edición, bajo la dirección del joven ateneísta, llegado de Tucumán, Alejandro Terrera, de los tres números del Boletín de la Federación Universitaria de Buenos Aires. En el primer número colaboró con un artículo a favor de la implementación de cátedra paralelas, “Libertad de enseñar, libertad de aprender”, y en el tercero con uno sobre “La cuestión de los exámenes”. Durante esos meses se iniciaban los conflictos estudiantiles en Córdoba que se identificarían con la Reforma Universitaria. Del Mazo recuerda que en 1918 suspendió sus estudios para dedicarse “a algo que podía pintar como muy importante” y comenzó a tener “entrevistas de aspecto conspirativo” en bares porteños. En abril participa de la organización de la asamblea fundadora de la Federación Universitaria Argentina (FUA); asiste como delegado del Ateneo y el discurso que pronuncia es reproducido en el suplemento del tercer número del Boletín de la FU.
Con la misma representación viaja a Córdoba en julio de 1918, junto con los ateneístas Julio Malarino Cabrera, Horacio Pozzo y Monner Sans, para asistir al Primer Congreso Nacional de Estudiantes. En esa breve estadía, Deodoro Roca ayuda a los jóvenes de Buenos Aires a crear una sede del Ateneo, que parece no haber prosperado. En el Congreso presenta junto con otro estudiante de ingeniería de Buenos Aires, Dante Ardigó, el proyecto de gratuidad de la universidad. Éste no logra aprobación, a diferencia de la propuesta de crear una universidad nacional en Santa Fe y de nacionalizar la existente en Tucumán. Dos proyectos que impulsará en los años siguientes. En 1919 redacta el proyecto de Ley para la Universidad Nacional del Litoral junto con el diputado radical José Raúl Rodríguez, aprobado en octubre con la oposición de los socialistas por considerarla una universidad radical. En 1928 acompañó a la delegación de estudiantes mendocinos que se entrevistó con Yrigoyen para impulsar en la provincia una universidad, que recién se crearía en 1939.
A mediados de 1919, el Ateneo le encargó a Del Mazo la reformulación de sus apolíticos estatutos. Luego de aprobar unos estatutos en los que se realizaban muy pocos cambios, el grupo dio a conocer unas “Orientaciones y propósitos”, seguramente elaboradas por Monner Sans, con las que el Ateneo inscribía plenamente su labor en el campo de una izquierda filobolchevique.
En 1920 se anotó en la Facultad de Filosofía y Letras y asistió a algunos cursos, que poco después abandonó. A fines de ese año, sucedió a Julio V. González en la presidencia anual de la FUA, con Bermann como secretario. Se reunió varias veces con el presidente nacional Hipólito Yrigoyen para impulsar las reformas de los estudiantes federados. A varias de esas reuniones asistió junto al joven cordobés Enrique Barros, con quien estrechó amistad y seguramente le facilitó los documentos del conflicto cordobés que publicó en 1927 en los tomos de La Reforma Universitaria. Entonces también se vincula a la delegación de estudiantes santafesinos que impulsan la fundación de la Universidad Nacional del Litoral: Pablo Vrillaud, Alejandro Grüning Rosas y Ángel Caballero. De este estudiante de medicina y su presidencia de la FUA recuerda:
siempre estaba dispuesto a acompañarme en las cien cosas que teníamos que hacer, estando como estábamos sin local, sin empleados, sin dinero, dirigiendo representativamente un Movimiento general, que comenzaba a no ser sólo universitario, como que llegó a comprender institutos secundarios y especiales de varias Provincias, movimiento, en fin al que debíamos atender en primer término, la situación de La Plata.
Gabriel del Mazo, Vida de un político argentino, Buenos Aires, Plus Ultra, p. 102.
El apoyo a las huelgas obreras, el anuncio de un manifiesto contra el imperialismo mundial, redactado por Alberto Palcos, y otras posiciones radicalizadas que mantenía la FUA llevaron a la ruptura con la Federación Universitaria de Buenos Aires y las reuniones de aquella comenzaron a realizarse en la casa de Del Mazo, ubicada en la calle Sarmiento 1757.
Durante esa presidencia, también apostó por la consolidación de vínculos entre los estudiantes latinoamericanos. Para ello firmó dos “convenios internacionales estudiantiles de nuestra América”: uno con la Federación de Estudiantes del Perú, presidida por Víctor Raúl Haya de la Torre, y otro con la Federación de Estudiantes de Chile, presidida por Alfredo Demaría. Se acordaron cinco puntos: 1. El intercambio intelectual por medio de libros, estudios de carácter monográfico, etc.; 2. La continuidad de la reforma de la enseñanza; 3. El estudio de los problemas sociales y el sostenimiento de las universidades populares; 4. El sostenimiento de la propaganda para hacer efectivo el ideal de americanismo; 5. El intercambio de estudiantes y la realización de congresos internacionales.
Con el establecimiento de esos convenios, Del Mazo inició una estrecha y prolongada amistad epistolar con Haya de la Torre. Otros líderes de la Reforma Universitaria de América Latina con los que se vinculó estrechamente fueron el venezolano Rómulo Betancourt, el paraguayo Juan Natalicio González , el guatemalteco Juan José Arévalo y el peruano Luis Alberto Sánchez.
Conoció personalmente a Haya de la Torre en 1922, cuando éste recorrió durante tres meses Argentina, Uruguay y Chile. Al año siguiente, encabezó la treintena de “redactores honorarios” de América Latina anunciados por la revista que Haya de la Torre fundó en Lima, Claridad. Órgano de la juventud libre del Perú (1923-1924). Compartía la lista con Horacio Trejo, Alfredo Demaría, Juan Gandulfo y Carlos Quijano, entre otros. En las páginas de Claridad apareció el telegrama que Del Mazo y otros dos ex presidentes de la FUA, Pablo Vrillaud y Héctor Ripa Alberdi, enviaron en solidaridad con Haya de la Torre ante los ataques que le había realizado la prensa argentina.
En los primeros años de la década del veinte, Del Mazo se recibe de ingeniero civil y comienza a trabajar en un estudio y como profesor. Durante 1925 apoya a los reformistas en el nuevo conflicto en la Universidad Nacional de La Plata, (UNLP). Años después, se incorpora como profesor en el Colegio Nacional dependiente de esa universidad y en la Facultad de Ingeniería.
A mediados de 1925 es uno de los primeros encuestados sobre la Reforma de la revista estudiantil Acción Universitaria. Sus respuestas, aparecidas junto a las de Alfredo Palacios y las del joven Manuel Derqui, inscriben la Reforma en una dimensión extrauniversitaria distante de su posterior reivindicación de Yrigoyen. Afirma que el movimiento de la juventud transformó, entre otras cosas, la universidad “en el orden social, por un sentido, cada vez más hondamente profesado, acerca de la justicia que asiste a los trabajadores del mundo en su reivindicación” y llama a que la universidad sea gratuita y universal. En el mismo número aparecen sus “Observaciones sobre la organización de la Unión Latino-Americana”, una carta dirigida a Palacios, en su condición de presidente de la Unión Latino-Americana (ULA, 1925-1930), que expone su negativa a incorporarse al grupo, compuesto por una veintena de líderes reformistas, por su condición de “sociedad de ‘intelectuales’”. José Ingenieros se propuso asemejar la ULA a la Internacional del Pensamiento, fundada en 1919 por Henri Barbusse para vincular a los intelectuales con la Revolución Rusa. En cambio, Del Mazo apostaba por un frente obrero-intelectual como la Alianza Popular Revolucionaria Americana (APRA), que había fundado Haya de la Torre y se acababa de distanciar del comunismo ruso.
En 1927 Del Mazo logra inscribir la ULA en el APRA. El último número de la revista cultural de la ULA, Sagitario, reproduce el “acuerdo tomado por el C. D. de la Unión Latino-Americana” a través del que la ULA se suma al APRA y a su denuncia del imperialismo en Nicaragua. Aquella se compromete a enviar una delegación a Nicaragua integrada por Palacios, Haya de la Torre y José Vasconcelos. La firma de Del Mazo aparece entre los miembros de la comisión directiva de la ULA. Los otros firmantes son: Carlos Sánchez Viamonte, Fernando Márquez Miranda, Manuel A. Seoane, Florentino V. Sanguinetti, Euclides E. Jaime, Adolfo Korn Villafañe, Carlos A. Amaya, Antonio Herrero, Andrés D’Onofrio y Agustín Dillón.
Ese año 1927, cuando Haya de la Torre ya lleva cuatro años de exilio, Del Mazo ayuda a la célula aprista argentina a editar el primer libro de aquel, Por la emancipación de la América Latina. En la “Advertencia preliminar” aclara Haya de la Torre:
Este libro está dedicado a un amigo de juventud, Gabriel del Mazo, presidente de la Federación Universitaria Argentina en los días memorables de la precursora revolución estudiantil, amigo y compañero de nuestra causa, en la que lucha silenciosa pero efectivamente. Yo y mis compañeros desterrados por la tiranía “yanqui” del Perú, que están en Buenos Aires, hemos encontrado en él un amigo y un camarada irremplazable. Estoy seguro que los compiladores de estas páginas han de hacer este trabajo alegremente, pensando que es un tributo de proscriptos, a quien por la Argentina de la nueva generación, por la Argentina antiimperialista, abrió los brazos fraternalmente a los que arrojados de “su patria” han pagado con el destierro el delito de luchar por la libertad de su pueblo. Dedicando estas páginas a Del Mazo, están dedicadas a la nueva generación revolucionaria de nuestra América.
Víctor Raúl Haya de la Torre, Por la emancipación de la América Latina, Buenos Aires, Gleizer, 1927, pp. 18-19
En los años posteriores, Del Mazo publica en Buenos Aires otros tres libros de Haya de la Torre: en 1928 Ideario y acción aprista, en 1932 Construyendo el aprismo y en 1957 Toynbee y el espacio-tiempo histórico americano. Por su mediación, la revista Estudiantina (1925-1927), que dirigía en La Plata Juan Manuel Villarreal, recibió el saludo de Haya de la Torre, enviado desde Londres. Poco después el peruano remitió a la misma revista su elogio a Romain Rolland.
Su rechazo a un frente únicamente intelectual coincidía con la apuesta política que realiza en su compilación de documentos del movimiento estudiantil. Para preparar esta compilación en 1926 reunió a un comité de reformistas de la Facultad de Medicina de la UBA, cuyo centro estaba presidido por el socialista Horacio Trejo. En diciembre de 1926 comenzó a circular el primer tomo de La Reforma Universitaria. Meses después, aparecían los otros cinco. Del Mazo, Trejo y Florentino Sanguinetti, entre otros reformistas, se encargaron de que esos tomos llegaran a los líderes estudiantiles de las distintas universidades de América Latina.
La Reforma Universitaria recupera las diversas corrientes reformistas argentinas, desde quienes –como Alberto Palcos, José Luis Lanuza y Mariano Hurtado de Mendoza– sostienen el carácter clasista hasta los que la asocian al nacimiento de una nueva generación, protagonista de diversos programas político-culturales –como Julio V. González, Deodoro Roca, Saúl Taborda, Carlos Cossio y Héctor Ripa Alberdi–. Además de recoger la diversidad del movimiento, Del Mazo realiza una apuesta política. “La juventud de Córdoba a los hombres libres de Sud-América” –desde entonces conocido como el “Manifiesto liminar”– abre cuatro de los seis tomos y señala el inicio del movimiento en junio de 1918 con la revoltosa toma del rectorado de la Universidad Nacional de Córdoba. Con ello se enfrenta a Ripa Alberdi, Korn Villafañe, Cossio y los reformistas nacionalistas que insisten en que el comienzo fue en 1919, con la calma reflexiva.
Además, a través de la “Nota al lector”, del ordenamiento de las fuentes en diversas secciones, de los breves comentarios que presentan a cada fuente, pero sobre todo de la selección de numerosos textos ligados al APRA y a su denuncia antiimperialista de los años 1924-1927, Del Mazo inscribe al movimiento reformista en una de las definiciones en disputa. La Reforma no se orientaría principalmente a la democratización de las casas de estudio (cátedras libres, asistencia libre, cogobierno estudiantil, etc.) ni mucho menos tendría por tarea construir una elite nacionalista. Se trataría de un movimiento político-cultural que no dudaba de la lucha proletaria por la emancipación y que, en continuidad con el APRA, había comenzado a construir una identidad latinoamericana orientada a destruir el imperialismo capitalista. Precisa en la “Nota al lector”: la Reforma es la «precursora de otra gran cruzada, que ya se inicia: por la unión de los pueblos para la liberación económica de nuestra América; por su autonomía espiritual; por las nuevas formas de su derecho público”.
En 1927 los dos primeros tomos llegaron a Lima y José Carlos Mariátegui los saludó desde su revista Amauta del siguiente modo:
El movimiento estudiantil que se inició con la lucha de los estudiantes de Córdoba, por la reforma de la Universidad, señala el nacimiento de la nueva generación latinoamericana. La inteligente compilación de documentos de la Reforma Universitaria en la América Latina realizada por Gabriel del Mazo, cumpliendo un encargo de la Federación Universitaria de Buenos Aires, ofrece una serie de testimonios fehacientes de la unidad espiritual de este movimiento. […] el anhelo de la reforma se presenta, con idénticos caracteres, en todas las universidades latinoamericanas.
José Carlos Mariátegui, “La Reforma Universitaria”, en: Amauta n° 12, Lima, febrero de 1928, p. 2.
Esta elogiosa reseña y las que seguirán son el resultado de la sistemática vinculación epistolar –acompañada muchas veces del envío de libros y folletos– que Del Mazo mantuvo durante toda su vida con los intelectuales de América Latina ligados a la Reforma Universitaria. En julio de 1933 le escribe al líder colombiano Germán Arciniegas que, a pesar de que la dictadura argentina le dejaba escaso tiempo para la lectura y correspondencia, lo felicitaba por el libro sobre la universidad colombiana que le había enviado porque era otra confirmación de que “no sólo era cierta la intuición inicial y propulsora del 18, sino que la acción polémica y creadora que de allí partió, está enraizada en la más profunda y trascendente realidad de nuestros pueblos”.
Los seis tomos de La Reforma Universitaria llegaron a Venezuela y marcaron el inicio de la mencionada amistad con Rómulo Betancourt. Recién se conocieron personalmente en 1941 cuando Betancourt visitó Buenos Aires. Además de mantenerlo informado del movimiento revolucionario sudamericano, Del Mazo lo visitó en Caracas en 1944, poco antes de que asumiera la presidencia de la Junta Revolucionaria de Gobierno (1945-1948). En 1958 volvió a Caracas como Embajador argentino extraordinario para asistir a la asunción de la segunda presidencia nacional de Betancourt. Durante 1927, formó parte del Comité organizador de la Primera Convención Continental de Maestros junto con Carlos Sánchez Viamonte, Julio R. Barcos, Juan Mantovani, Oscar Herrera, Julio V. González, Horacio Trejo, José Más y César Godoy Urrutia. La Convención tuvo lugar en Buenos Aires los primeros días de enero de 1928 en medio de una campaña de desprestigio de la gran prensa. A las acusaciones de que el evento corrompía los valores educativos y promovía el caos social, Del Mazo respondió erigiéndolo en la reunión internacional más importante de los trabajadores intelectuales después de los congresos de estudiantes celebrados en Argentina en 1918 y en México en 1921. En esa convención conoce personalmente a otro futuro presidente nacional, el guatemalteco Juan José Arévalo, quien estudiaba filosofía en la UNLP e inicia una prolongada amistad.
Para continuar las discusiones de esa convención, en 1928 convoca a las reuniones sobre “el problema de la escuela argentina en general, y en particular el problema de nuestra Universidad” en el estudio jurídico de Emilio Biagosch, quien como estudiante cordobés había liderado los inicios de la Reforma Universitaria. Los otros convocados son Florentino Sanguinetti, Saúl Taborda, Julio V. González, Luis Juan Guerrero, Lascano, Romano, Alberto May Zuviría, Horacio Trejo, Alejandro Uslenghi y Guillermo Watson. Además, apoyo al Partido Unión Reformista Centro-Izquierda, que llevaba como consejeros a Sánchez Viamonte y Julio V. González, y al Centro de Estudiantes de Económicas de la UBA, presidido por Pablo Lejarraga. Para este Centro impulsa una colección “De orientación reformista”. Allí aparecen seis folletos con documentos que afirman la definición social del movimiento estudiantil: el primero compila “La juventud argentina de Córdoba a los hombres libres de Sud América (Manifiesto, junio de 1918)” y “El movimiento continental de los jóvenes (en el aniversario de su iniciación)” por Gabriel del Mazo; el segundo reproduce “La Universidad del porvenir” por José Ingenieros; el tercero se compone de “Realización integral de la Reforma” y “El Partido Nacional Reformista”, ambos de Julio V. González; en el cuarto folleto se edita “José Ingenieros. En el II aniversario de su muerte. Homenaje del Centro Estudiantes de Ciencias Económicas. Resolución de la C. D. Discursos de Fernando Márquez Miranda y Juan Antonio Solari”; el quinto contiene “Teoría y táctica de la campaña renovadora y antimperialista de la juventud en América Latina. Páginas de J. Ingenieros y V. R. Haya de la Torre” y el sexto “¿No conocen a José Carlos Mariátegui?” por Blanca Luz Brum y “La Reforma Universitaria” por José Carlos Mariátegui.
Ese año inicia contacto epistolar con Mariátegui, a quien le contaba que para el noveno aniversario “del movimiento continental de la nueva generación latinoamericana me fue dedicada la comida de celebración” y que aprovechó la ocasión para que se firmara un saludo para el peruano en el momento en que estaba perseguido y enfermo. Por la correspondencia sabemos que meses después le enviaría la cartulina firmada, pero la censura le impediría recibirla.
Desde 1929 y hasta la intervención que siguió al golpe de Estado de septiembre de 1930, estuvo a cargo de la Facultad de Química Industrial y Agrícola de la Universidad Nacional del Litoral (UNL). Su secretario fue José P. Barreiro. Entre otras resoluciones, su breve gestión organiza un Departamento de Extensión Universitaria que ofrece cursos para obreros orientados a la capacitación industrial.
La clara identificación que desde la década del treinta mantiene con el nacionalismo yrigoyenista seguramente decide que sus respuestas no aparezcan en la encuesta sobre el estado de la Reforma Universitaria que realiza en 1936 en su revista Flecha Deodoro Roca, a quien de todos modos Del Mazo siempre se refiere elogiosamente. El 29 de junio de 1935 había creado junto con Arturo Jauretche, Raúl Scalabrini Ortiz y Homero Manzi, entre otros, la Fuerza de Orientación Radical de la Joven Argentina (FORJA). Definió a ésta como una suerte de universidad dedicada a la independencia política, económica y cultural, cuya guía era el Manifiesto liminar, redactado justamente por Deodoro Roca. Propuso una lectura nacionalista de izquierda de las presidencias de Yrigoyen en una de las primeras conferencias, publicada como el 2° Cuaderno de FORJA. En 1936 conoce a otro futuro presidente, el paraguayo Natalicio González, quien vive un tiempo en Buenos Aires y por mediación de Del Mazo es conferencista en FORJA. Entre 1942 y 1944, cuando González refunda en Buenos Aires Guarania. Revista americana de cultura, Del Mazo colabora con artículos sobre la cultura popular.
Renuncia a FORJA el 18 de septiembre de 1940 con una larga carta dirigida a quien entonces presidía el grupo, el dr. Luis Dellepiane, en la que refuerza su identidad intransigente, yrigoyenista, y con ello su oposición a la incorporación de personas no afiliadas a la UCR.
En octubre de 1940 dicta una conferencia sobre Alejandro Korn y la Reforma Universitaria en la Universidad Popular Alejandro Korn de La Plata (UPAK), fundada en 1938 por sus discípulos socialistas bajo la dirección de Arnaldo Orfila Reynal. La UPAK funcionaba en el local bonaerense del Partido Socialista. Entonces acababa de asumir la vicepresidencia de la UNLP, por iniciativa de su presidente, Alfredo Palacios. En sus memorias consiga como programa de esa vicepresidencia siete puntos, con los que insisten en el reformismo latinoamericanista que venía impulsando hace más de dos décadas:
1. Afirmar la caracterización americana de la Universidad. Junta de estudios latinoamericanos. Vinculación con las Universidades continentales. 2. Integración de los Ciclos. Creación de una Escuela Primaria para niñas. 3. Integración corporal de la Universidad. Vinculación con sus ex alumnos graduados. Revista de graduados. 4. Integración cultural. Cursos de estudios generales comunes previos a las carreras profesionales, para los bachilleres no provenientes del Colegio. 5. Vida de los Estudiantes. Intensificación de los servicios de Ayuda Estudiantil. Extensión cultural. Fundación de la Imprenta. 6. Fondo Propio. La Universidad propiciará la sanción de una ley de Fondo propio de las Universidades. 7. Creación de Instituto Tecnológico, futura universidad del Sur, en Bahía Blanca.
Gabriel del Mazo, Vida de un político argentino, Buenos Aires, Plus Ultra, p. 143.
Para concretar el último punto viaja a esa ciudad y dicta una conferencia sobre la Reforma Universitaria en el carácter de “brazo de una conciencia nacional”. Esa sería la primera visita de varias, enmarcadas en la fundación de una universidad y apoyadas desde Bahía Blanca por Pablo Lejarraga.
El programa como vicepresidente de la UNLP se interrumpe en 1943, cuando renuncia junto con Palacios en rechazo a la cesantía de numerosos profesores sancionada por el gobierno de facto. En 1945 es rector interino del Colegio Nacional dependiente de la UNLP, del que fue rector titular entre ese año y 1946. Impulsa la Universidad del Noreste en vinculación con un grupo de profesionales de Resistencia, Chaco, y de Oberá y Posadas, en Misiones, ciudades que recorre en 1956 para dar conferencias y estrechar lazos. Al año siguiente, un decreto del presidente nacional de facto Pedro Aramburu crea la universidad y esta publica las conferencias de Del Mazo.
En 1941 prepara una nueva compilación de documentos reformistas, en este caso en tres tomos y publicada por el Centro de Estudiantes de Ingeniería de la UNLP, presidido por Albino D. Nosetti. En esa edición también colabora el Centro de Estudiantes de Ingeniería de la Universidad Nacional del Litoral, con sede en Rosario. Del mazo selecciona algunos de los documentos publicados entre 1926 y 1927, los reordena e incorpora algunos aparecidos hasta 1940. De su autoría publica “La Reforma Universitaria. Una conciencia de emancipación en desarrollo”, versión escrita del discurso que había pronunciado en el teatro cordobés Rivera Indarte en el acto de conmemoración del vigésimo aniversario del estallido de la Reforma.
En la “Noticia preliminar” de La Reforma Universitaria (1918-1940) precisa que la FUA había planeado dos veces, sin éxito, la reedición de los documentos, en 1935 y 1939. Además, consigna que en 1940 lo asistieron dentro del Centro de Estudiantes de La Plata Francisco J. Capelli, Rubén Verettoni y José G. Juárez. El centro designó una Comisión especial formada por los estudiantes Santiago Brarda, José M. Martínez y Alfredo G. Grimaux y por los universitarios José M. Lunazzi, Marcelo Mesny, Mario Guglielmitti, David Kraiselburd, Humberto Liendo, Rubén Verettoni, Carlos P. Bagliani, Ricardo Guillermo Buzzi, José Sixto Sánchez, Carlos Rafael Nosiglia, Omundo J. Oscos y Santos B. Uyúa. Además, lo ayudaron el presidente de la FUA Mario A. Rizzotto, que lo vinculó al Centro de Estudiantes de Ingeniería de Rosario. Para la escala latinoamericana, destaca la colaboración que le prestaron el uruguayo Arturo Ardao, la venezolana Marcial Nass, el costaricense Coto Conde, el portorriqueño Francisco Pagán Rodríguez, el cubano Alfonso Bernal del Riesgo, los peruanos Humberto Liendo, Luis de las Casas y José León y Bueno y en Argentina Pablo Lejarraga. El dibujante chileno Pedro Olmos preparó un mapa de las capitales universitarias que sería una imagen paradigmática de la Reforma. En las traducciones colaboraron los brasileños Alcedo Cavalcanti, J. A. Mesplé y Anteo de Almeida y el paraguayo Juan Natalio González.
Desde 1945 participa de la corriente de centro-izquierda de la UCR, el Movimiento de Intransigencia y Renovación (MIR), cuyo ideólogo era Moisés Lebensohn. Fallecido este en 1953, Del Mazo prologa en 1956 el estudio reivindicatorio de su pensamiento preparado por el abogado y político radical Julio Oyanharte. El MIR lleva a Del Mazo como diputado nacional por la Provincia de Buenos Aires (1946-1950), en el “Bloque de los 44”, presidido por Ricardo Balbín y vicepresidido por Arturo Frondizi. En 1949 es convencional para la reforma de la Constitución Nacional. Entre sus proyectos como diputado se encontraron la creación de un Instituto Agrotécnico en Entre Ríos y de un Instituto Tecnológico del Sur en Bahía Blanca, una ley universitaria y una línea de ferrocarril que uniera Catamarca y Chile.
Junto a la labor parlamentaria, impulsa la “tarea de base”. Por un lado, participa en 1947 de la organización del Primer Congreso Nacional del MIR. La “Profesión de Fe” que allí se aprueba fue redactada por Del Mazo mientras que escribió con Frondizi y Lebensohn las “Bases de Acción Política”, también aprobadas. Por el otro, dicta cursos de historia y doctrina del radicalismo en el local del periódico del MIR Provincias unidas –ubicado en la calle Hipólito Yrigoyen 737–, en el Comité Nacional y en su casa. Los libros que publica por entonces difunden los contenidos de esos cursos. La aparición de su libro sobre Alem coincide con la edición de las obras de Alem, en seis tomos, que realiza otro intelectual y político de la intransigencia, Atúlfo Pérez Aznar.
En 1954 colabora en el periódico del MIR Pregonero. Contra todos los privilegios económicos que ahogan la libertad y niegan la justicia. Dos años después participa de la conversión del MIR en un partido con el que la UCR se escinde en una UCR Intransigente, liderada por Frondizi, y otra UCR del Pueblo, encabezada por Balbín. Las distancias se trazan especialmente en la política dialogista con el peronismo que comienza a impulsar la UCR Intransigente.
Entre 1955 y 1956 dirige la colección “Nuestra América” para el sello porteño Raigal. Allí editó cinco tomos: Ensayos en busca de nuestra expresión, de Pedro Henríquez Ureña, Ensayos americanos (con Introducción de Luis Alberto Sánchez), de José Martí, ¿Tuvimos maestros en nuestra América? Balance y liquidación del Novecientos, de Luis Alberto Sánchez, y Reforma universitaria y cultura nacional (con prólogo de Luis Alberto Sánchez), de Del Mazo.
Durante el primer año de la presidencia nacional de Arturo Frondizi (1958-1962), es ministro del nuevo Ministerio de Defensa; al poco tiempo una enfermedad cardíaca lo obliga a tomar licencia. Mantiene su adhesión a Frondizi, cuando este despliega políticas que lo enfrentan a las izquierdas. En 1958, durante el conflicto por “la laica o la libre”, los grupos reformistas le insisten en su apoyo a la “laica”, pero se define a favor de la educación libre, que habilita las instituciones superiores privadas y con ello el reconocimiento demandado por la iglesia católica a sus universidades. El 9 de agosto de 1959 se traslada a Montevideo para asumir como embajador de Uruguay, cargo desde el que, sobre todo, impulsa el comercio bilateral y el mejoramiento de la infraestructura que comunicaba a los países.
En diciembre de 1964 viaja a Paraná, Entre Ríos, para presidir la nueva Convención Nacional de la UCR Intransigente. Fallece cinco años después, a los 76 años en Buenos Aires.
En 1976 se publicaron sus memorias bajo el título Vida de un político argentino. Convocatoria de recuerdos. Desde fines de la década del setenta, el CEAL reedita sus ensayos sobre el radicalismo pero sus compilaciones documentales sobre el movimiento estudiantil siguieron siendo de difícil acceso.
Fue el creador de un voluminoso fondo documental compuesto de su correspondencia continental, numerosos dossiers temáticos, una biblioteca política latinoamericana, las revistas de la Reforma Universitaria y diversos folletos y volantes. Lamentablemente, gran parte de ese fondo fue desguazado y vendido a coleccionistas privados. Una parte significativa fue adquirida por el CeDInCI y se conserva como Fondo personal Gabriel del Mazo.
Obra
- “Discurso inaugural”, en: Ideas. Órgano del Ateneo de Estudiantes Universitarios n° 5, Buenos Aires, mayo de 1916.
- “Libertad de enseñar, libertad de aprender”, en: Boletín de la Federación Universitaria n° 1, Buenos Aires, noviembre de 1917, pp. 2-4.
- “La cuestión de los exámenes”, en: Boletín de la Federación Universitaria n° 3, Buenos Aires, marzo de 1918, pp. 39-40.
- “Discursos ante la fundación de la FUA”, en: Boletín de la Federación Universitaria n° 3, suplemento, Buenos Aires,abril de 1918.
- “El concepto de gratuidad de la enseñanza superior” [1918], en coautoría con Dante Ardigó, en: La Reforma Universitaria, compilación y notas a cargo de Gabriel del Mazo, tomo III, Buenos Aires, Círculo Médico Argentino y Centro de Estudiantes de Medicina, Federación Universitaria de Buenos Aires, 1927, pp. 132-137.
- “Respuesta del Ing. Gabriel del Mazo. Primera encuesta de Acción Universitaria”, en: Acción Universitaria nº 13, Buenos Aires, agosto de 1925, pp. 7-8.
- “Observaciones sobre la organización de la Unión Latino-Americana”, en: Acción Universitaria, nº 13, Buenos Aires, agosto de 1925, p. 2.
- La Reforma Universitaria, compilación y notas a cargo de Gabriel del Mazo, 6 tomos, Buenos Aires, Círculo Médico Argentino y Centro de Estudiantes de Medicina, Federación Universitaria de Buenos Aires, 1926-1927.
- Memoria del delegado interventor Ing. Gabriel del Mazo, Santa Fe, Facultad de Química Industrial y Agrícola de la Universidad Nacional de Santa Fe, 1930.
- El pensamiento escrito de Yrigoyen. Compilación antológica, Buenos Aires, FORJA, 3/7/1936, Cuadernos de FORJA n° 2.
- Institución del estudiante, Santa Fe, Imprenta de la Universidad Nacional del Litoral, 1940.
- La Reforma Universitaria, compilación y notas a cargo de Gabriel del Mazo, 3 tomos, La Plata, Centro de Estudiantes de Ingeniería, 1941 [reeditado en Lima, Universidad Nacional Mayor de San Marcos, 1968].
- “La Reforma Universitaria. Una conciencia de emancipación en desarrollo” [1938], en: La Reforma Universitaria, compilación y notas a cargo de Gabriel del Mazo 3 tomos, La Plata, Centro de Estudiantes de Ingeniería, 1941 .
- “Alejandro Korn y la Reforma universitaria”, en: Segundo A. Tri, Gabriel del Mazo, Luis Reissig, José Luis Romero, Alejandro Korn, La Plata, Universidad Popular Alejandro Korn, 1941.
- Ingenieros y el movimiento continental de los estudiantes, Buenos Aires, Ferrari hnos, 1941.
- “Institución del estudiante”, en: Guarania. Revista americana de cultura n° 3, Buenos Aires, septiembre de 1942.
- “Hacia una cultura de lo popular y de lo americano”, en: Guarania. Revista americana de cultura n° 10, Buenos Aires, julio de 1943.
- “Los auténticos”, en: Guarania. Revista americana de cultura, Buenos Aires, 1944.
- El pensamiento escrito de Yrigoyen, compilación y prólogo de Del Mazo, Buenos Aires, s/d, 1945.
- Estudiantes y gobierno universitario. Bases doctrinarias y técnica representativa en las universidades argentinas y americanas, Buenos Aires, El Ateneo, 1946.
- Creación de los astilleros nacionales, Buenos Aires, UCR, 1948.
- Escuela Nacional de Bellas Artes. Proyectos de ley, Buenos Aires, s/d, 1948.
- Canal sudamericano. Proyecto de resolución presentado a la Cámara de diputados, 1948 [editado como Canal sudamericano, Buenos Aires, Incograf, 1962.
- Integración fluvial sudamericana: mediante un canal natural central que una las cuencas del Orinoco, el Amazonas y el Plata, Lima, Universidad Nacional Federico Villarreal, 1967].
- Reconstrucción y reorganización del Puerto de La Plata, La Plata, s/d, 1949.
- Nacionalización de los servicios telefónicos, Buenos Aires, s/d, 1949.
- Adquisición de la casa del ilustre estudiante Mariano Moreno, Buenos Aires, s/d, 1949
- Reforma universitaria y cultura nacional, con prólogo de Luis Alberto Sánchez. Buenos Aires, Raigal, 1950.
- El radicalismo. Ensayos sobre su historia y su doctrina, Buenos Aires, Raigal, 1951 [reeditado como El radicalismo. Ensayo sobre su doctrina, Buenos Aires, Gure, 1957].
- “Prólogo”, a: Luis C. Alén Lascano, Pueyredón. El mensajero de un destino, Buenos Aires, Raigal, 1951.
- Yrigoyen vivo: rasgos y modalidades de su personalidad. Selección de Gabriel del Mazo, Buenos Aires, Raigal 1952.
- “Introducción” a: Leandro N. Alem, Autonomismo y centralismo, Buenos Aires, Raigal, 1954.
- Arturo Frondizi, Gabriel Del Mazo et al., Definiciones radicales, Buenos Aires, UCR Intransigente 1955.
- “Prólogo” a: Julio Oyhanarte, Lebensohn, La Plata, Línea combatiente, 1956.
- La Reforma universitaria y la Universidad latinoamericana. Tres conferencias y un mensaje, Buenos Aires, Compañía Editora y Distribuidora de Plata, 1957.
- El radicalismo. El movimiento de Intransigencia y Renovación (1945-1957), Buenos Aires, Gure, 1957.
- «Síntesis explicativa del movimiento argentino y americano de la Reforma Universitaria» (conferencia), La Plata, Centro de Estudiantes de Derecho, 1957 (reeditado como El movimiento de la reforma universitaria en América Latina: síntesis explicatoria, Lima, Universidad Nacional Federico Villarreal, 1966).
- «Mensaje al ser electo presidente de la convención nacional de la Unión Cívica Radical Intransigente», Buenos Aires, s/d, 1965.
- «La universidad latinoamericana y las exigencias de la nueva época», Cumaná, Universidad de Oriente, 1966.
- «Conferencia pronunciada por el señor presidente de la Honorable Convención Nacional de la Unión Cívica Radical Intransigente ingeniero Gabriel del Mazo el 13 de Mayo de 1966», Buenos Aires, UCR Intransigente, 1966.
- Vida de un político argentino. Convocatoria de recuerdos, Buenos Aires, Plus Ultra, 1976.
Cómo citar esta entrada: Bustelo, Natalia (2023), “Del Mazo, Gabriel”, en Diccionario biográfico de las izquierdas latinoamericanas. Disponible en https://diccionario.cedinci.org.