ROCA, Deodoro Jaime (Córdoba, Pcia. de Córdoba, Argentina, 2/7/1890 – Córdoba, Pcia. de Córdoba, Argentina, 7/6/1942).
Abogado, ensayista, periodista, artista plástico, docente, militante universitario y antiimperialista, una de las mayores voces de la Reforma Universitaria.
Hijo de una familia tradicional cordobesa, de Deodoro Nicolás Roca y Felisa Allende. Su padre había participado de los movimientos clericales contra el presidente Juárez Celman y su madre había dirigido la tarea de confeccionar la bandera de la Unión Cívica. Su hermano Eduardo, también muerto prematuramente, fue médico y artista plástico.
Deodoro estudia abogacía en la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC), de la que egresa con el título de doctor tras defender una tesis titulada Monroe-Drago-ABC (1915). La tesis, una crítica del panamericanismo enfocada desde el derecho internacional, es saludada por José Ingenieros desde las páginas de Revista de Filosofía.
A mediados de 1916 está, junto a Arturo Capdevila, Arturo Orgaz, Martín Gil, Saúl Taborda y otros jóvenes aliadófilos y anticlericales, entre los animadores de un ciclo de conferencias que tuvo lugar en la Biblioteca Córdoba. De este espacio surgirá enseguida el Comité “Córdoba Libre”, aliadófilo, enfrentado al Centro “Juventud Católica”. El grupo estrechará relaciones con Alfredo L. Palacios.
En 1917 Deodoro es designado director del Museo Provincial Sobremonte. Entre abril y junio de 1918 acompaña activamente el movimiento huelguístico que impulsa la Federación Universitaria de Córdoba (FUC) en pos de una reforma profunda de los estatutos así como de la enseñanza en la UNC, punto de partida de la llamada Reforma Universitaria. Es el redactor del célebre “Manifiesto Liminar“ de la Reforma del 21/6/1918, aparecido en el primer número de La Gaceta Universitaria, órgano de la FUC, que recorrió en pocos meses toda América Latina a medida que el movimiento se expandía por el continente:
“Hombres de una República libre —escribía allí—, acabamos de romper la última cadena que, en pleno siglo XX, nos ataba a la antigua dominación monárquica y monástica. Hemos resuelto llamar a todas las cosas por el nombre que tienen. Córdoba se redime. Desde hoy contamos para el país una vergüenza menos y una libertad más. Los dolores que quedan son las libertades que faltan. Creemos no equivocarnos, las resonancias del corazón nos lo advierten: estamos pisando sobre una revolución, estamos viviendo una hora americana”.
Dentro del pensamiento reformista, estuvo entre los primeros en articular los reclamos administrativos y pedagógicos con la realidad político-social del país y el continente. En julio de 1918 participa del Primer Congreso Nacional de Estudiantes, y pronuncia el discurso de clausura. Ante su enérgica protesta por la represión policial a la huelga estudiantil, en enero de 1919 es dejado cesante de su cargo en el Museo. Con el apoyo del estudiantado reformista, en octubre de 1918 es nombrado profesor titular de Filosofía General en la Facultad de Derecho de la UNC, casa de estudios en la que también se desempeña como consejero. Por su iniciativa como consejero, la UNC invitó, en agosto de 1921, al filósofo español Eugenio D’Ors a dictar un ciclo de conferencias.
En 1925 adhiere a la creación de la Unión Latinoamericana (ULA) creada en Buenos Aires a iniciativa de Ingenieros, contribuyendo a la creación y presidiendo la filial Córdoba. El 29/8/1927 habla en un acto en Córdoba de repudio a la ejecución en los EEUU de los obreros anarquistas Sacco y Vanzetti. Firme opositor al golpe militar de septiembre de 1930, mantiene a través de las páginas del diario El País una dura polémica con Leopoldo Lugones, que en 1918 había apoyado la Reforma Universitaria y entonces apoyaba el régimen corporativo militar del Gral. José Félix Uriburu.
En 1931 “Deodoro”, a secas, como se lo llamó coloquialmente, es candidato a intendente de la Ciudad de Córdoba por la Alianza Civil (PS-PDP) y se incorpora al Partido Socialista. Adhiere al “ala izquierda” que en el seno de dicho partido encabezan Ernesto Giudici, Benito Marianetti y Rodolfo Aráoz Alfaro, por lo que es expulsado por la dirección partidaria en 1937. No adhiere, como éstos, al PSO o al comunismo, aunque su vocación de militancia civil lo lleva a vincularse a algunos espacios frentistas que hegemonizan éstos, como la filial cordobesa de la AIAPE (Agrupación de Intelectuales, Artistas, Periodistas y Escritores), el Comité Contra el Racismo y el Antisemitismo y el Comité de Ayuda a la España Republicana.
Con motivo de la Guerra del Chaco entre Bolivia y Paraguay, echó las bases, en abril de 1935, del Comité Pro Paz de América, cuyo programa consistía en la “defensa de las libertades democráticas en el Continente, por su liberación del imperialismo y por su pacificación definitiva”. En el campo jurídico se destacó por la defensa de presos políticos y perseguidos, promoviendo además la creación del Comité Pro Exiliados y Presos Políticos de América (1935) y luego la organización que le sucedió: la Liga Argentina por los Derechos del Hombre (LADH).
Desarrolló una intensa actividad periodística en diarios de su provincia como El País (1929-1932), La Voz del Interior y Córdoba, así como en sus propias publicaciones. Funda y dirige el mensuario Flecha. Por la Paz y la libertad de América (Córdoba, 1935-1936), periódico independiente en el que colaboran figuras de todo el espectro de la izquierda —desde el comunismo al “socialismo de izquierdas”, desde el anarquismo hasta el trotskismo— como Raúl González Tuñón, Rodolfo Aráoz Alfaro, Elías Castelnuovo, Córdova Iturburu, Saúl Taborda, Benito Marianetti, Juan Lazarte, Dardo Cúneo, Manuel Ugarte, Samuel Glusberg y Luis Franco. Desde sus páginas promueve un Comité pro Paz y Libertad de América que durante un tiempo impulsa un frente antifascista, político y social convocando a fuerzas como la UCR, el PDP, el PS, el PC, la FUA y la CGT.
En 1939 funda Las Comunas (Córdoba, 1939-1940), revista de política comunal y urbanística para la ciudad de Córdoba. Asume la defensa legal de Antonio Suárez Zabala, principal imputado en la causa por la desaparición de la niña Martita Stutz, lo que motiva una agria polémica en las páginas de La Voz del Interior (1939) con el diputado “socialista independiente” Augusto Bunge, que también integra el Comité Nacional de la LADH. En ella Roca coloca el “derecho a la justicia” en la base de los derechos humanos y acusa a Bunge de “cavernícola de izquierda”.
En 1940 participa de la asamblea en que se funda la filial local de Acción Argentina, una agrupación del frente antifascista y de apoyo a los aliados, hegemonizada por liberales y socialistas, pero un año después se suscita una polémica pues se considera incompatible su pertenencia a dicha agrupación y su filiación “comunista”.
El sótano de la vieja casona paterna de la calle Rivera Indarte 544 funcionó en los años ‘20 y los ‘30 del siglo pasado como el “meridiano intelectual de Córdoba”, visita obligada de las principales personalidades que arriban el país, desde Waldo Frank a Stefan Zweig, desde Eugenio D’Ors a Ortega y Gasset, desde Rafael Alberti hasta Enrico Caruso… Diversos testimonios lo muestran como una figura dionisíaca, gran anfitrión, cultor de la amistad, conversador entusiasta que nunca se sometió al rigor de elaborar un libro, sino que se prodigó en artículos periodísticos y prolongadas sobremesas. Artista plástico, en octubre de 1935 se exhiben algunos de sus paisajes de Córdoba en la Galería Nordiska.
Enfermo de un cáncer del pulmón, murió antes de cumplir los cincuenta y dos años de edad. Un funeral cívico se realizó el lunes 8 de junio de 1942 ante una muchedumbre imponente encabezada por el gobernador de Córdoba, Santiago del Castillo. Despidieron sus restos, entre muchos otros, Fernando Nadra como delegado de la Federación Universitaria de Córdoba (FUC), Gregorio Bermann por la AIAPE y Santiago Monserrat por los reformistas. Rafael Alberti y Raúl González Tuñón le dedicaron poemas y Enrique González Tuñón una elegía. El Congreso Nacional le dedicó poco después un homenaje, en el que intervinieron Julio V. Gónzález y otros legisladores. En la localidad cordobesa de Ongamira, donde Deodoro Roca tenía su casa de vacaciones, sus amigos erigieron un busto en su memoria. Gregorio Bermann lo ha presentado como “un tránsfuga de su clase, de la oligarquía doctoral, del patriciado” y Horacio Sanguinetti lo ha llamado “el Verbo de la Reforma”.
Sus artículos fueron reunidos póstumamente por Santiago Monserrat (1945), Gregorio Bermann (1956), Horacio Sanguinetti (1959, 1972, 2003) y Néstor Kohan (1999).
Casado en 1918 con María Deheza, tuvieron dos hijos: Marcelo y Gustavo Roca.
Obra
- Monroe, Drago, ABC, Córdoba, Facultad de Derecho y Ciencias Sociales, 1915, tesis doctoral.
- Las obras y los días, Losada, 1945, pról. de Saúl Taborda, comp. de Santiago Monserrat.
- El difícil tiempo nuevo, Buenos Aires, Lautaro, 1956, comp. de Gregorio Bermann, epílogo de Raúl González Tuñón.
- Ciencias, maestros y universidades, Buenos Aires, Perrot, 1959, comp. de Horacio Sanguinetti.
- Prohibido prohibir, Buenos Aires, La Bastilla, 1972, pról., sel. y notas de Horacio Sanguinetti, epílogo de Rafael Alberti.
- Deodoro Roca, el hereje, Buenos Aires, Biblos, 1999, comp. de Néstor Kohan.Horacio Sanguinetti (comp.), La trayectoria de una flecha. Las obras y los días de Deodoro Roca, Buenos Aires, Librería Histórica, 2003.
Cómo citar esta entrada: Tarcus, Horacio (2023), “Roca, Deodoro”, en Diccionario biográfico de las izquierdas latinoamericanas. Disponible en https://diccionario.cedinci.org.