VASSEUR, Álvaro Armando (seudónimo: Américo Llanos, Esfumino, V) (Santa Lucía, Uruguay, 03/03/1878 – Montevideo, Uruguay, 1969).
Poeta, ensayista y periodista vinculado a las primeras organizaciones socialistas en Uruguay.
Nació en Montevideo el 3 de marzo de 1878, hijo de los franceses Carlos María Vasseur, natural de Arras, y Elisabeth Lagisquet, natural de Orthez (hermana de la madre del militante socialista Juan B. Fontán). En la panadería paterna trabajó el niño Álvaro en labores contables, en la distribución de lops canastos para los repartos, y en los repartos como tal. Diría al escribir sus memorias:
No puedo contemplar a ningún chicuelo en una jardinera de reparto — […] sin identificarme con sus azares, sin suponerlo tan o mejor dotado que aquel […] que recorría […] las calles de todos los barrios de la capital. […] En las ventosas mañanas invernales, transido de lluvia y frío, por las calles costeras de Ramírez o ‘peludeando’ en las barrosas transversales del camino de Castro, de Atahualpa, del Reducto.
En 1895, a la muerte de su madre, se trasladó Vasseur a Argentina. Así la evocaría tiempo después: “De sus remotas montañas pirenaicas tenía el silencio contemplativo, la belleza agreste y primitiva, la fuerza reconcentrada, mística y fecunda”. Residió alternativamente en La Plata (donde colaboró —entre 1895 y 1897— con La Revista Literaria y El Tribuno) y en Buenos Aires (donde lo hizo —a partir de 1898— en La Prensa y El Mercurio de América).
Frecuentó en la capital argentina el grupo modernista de La Siringa, y utilizó el seudónimo “Américo Llanos” con el que llegó a adquirir cierto reconocimiento literario. Sin perjuicio de mantener sus actividades en Argentina, colaboró con la prensa obrerista montevideana orientada por los socialistas: El Obrero Panadero (1895-1896) y El Grito del Pueblo (1896). En Buenos Aires se desempeñó como traductor de la Dirección General de Correos y Telégrafos, de la República Argentina, y colaborador La Nación, hasta que en 1900 decidió radicarse en Montevideo.
Publicó entonces en Vida Moderna un comentario bibliográfico sobre “Atlántida”, de Diógenes Decoud, siendo saludado por Raúl Montero Bustamante, director de la revista, como “un joven perseverante y de labor que ha[bía] cultivado su espíritu, exaltando al lado de su culto por la Ciencia su amor al Arte puro, como una suprema oblación de desinterés espiritual” (Vida Moderna. Año I, n° IV, setiembre 1901).
Coetáneamente asumió la redacción de La Voz del Obrero, órgano de la Sociedad de Obreros Albañiles y Anexos de Mutuo y Mejoramiento, en la que permaneció hasta 1904. En noviembre de 1901 dictó en el Centro Liberal una conferencia sobre “Bases científicas de la evolución social moderna”, en la que adhirió al pensamiento marxista de “Miseria de la Filosofía».
Colaboró entretanto con el diario El Tiempo, en cuyas páginas publicó bajo el seudónimo “Esfumino” y con el título “Siluetas de Open-Door. Un raté”, un durísimo ataque a Roberto de las Carreras (que lo había injuriado con acusaciones de homosexualidad). Luego se editó autónomamente como “Folleto de Ultra-tumba para hombres solos. El incidente habido entre A. Armando Vasseur y Roberto García de Zúñiga (a) de las Carreras”. En el prefacio del folleto, luego de aludir a la patología psiquiátrica de de las Carreras y calificarlo de fracasado, en actitud de polémica a derecha e izquierda, advirtió que el texto se publicaba también:
contra los ‘de arriba’ que tan pronto se hicieron eco de las calumnias a mi respecto propaladas por este desdichado insano de García Zúñiga; contra hombres de posición y de responsabilidades políticas y sociales; contra senadores y cuasi jefes de partidos políticos uruguayos; contra directores de diaruchos de barricada, al parecer, sin ninguna conciencia del cargo que la casualidad de su destino les hace desempeñar.
En diciembre de 1901 encabezó la lista socialista a las elecciones para la Junta Económico Administrativa de Montevideo, sin resultar electo. Junto a Pedro Denis, Juan B. Fontán y José Capelán —entre otros— elaboró el manifiesto constitutivo del Partido Obrero Socialista del Uruguay, formulando de acuerdo con el modelo de su homónimo argentino, los programas máximo y mínimo de acción política. Entre octubre de 1902 y marzo de 1903 mantuvo una polémica con el doctor Ángel Floro Costa en la revista Vida Moderna (“Refutaciones a ‘La Cuestión Económica’ del doctor don Angel Floro Costa”), en la que explicitó sus convicciones marxistas.
Asimismo, en oportunidad de la celebración del Congreso Revisionista de la Constitución, promovido por el Ateneo de Montevideo, polemizó desde las columnas de La Tribuna Popular con los doctores José Sienra Carranza y Alfredo Vásquez Acevedo. Al primero le contestó en artículo titulado “La Reforma de la Constitución. Sofismas forenses y concepto real del Derecho”. Mientras que a Vásquez Acevedo le replicó en artículo titulado “La Reforma de la Constitución. Vistas económicas generales. El trabajo uruguayo y los capitales extranjeros. Medidas higiénicas que se imponen”.
Desde las páginas del periódico La Voz del Obrero propugnó, en mayo de 1903, la conveniencia de un pacto liberalsocialista, que habilitara por la vía política la implementación del programa de transformaciones planteado por el socialismo.
En mayo del año siguiente pasó a desempeñarse como redactor del diario Nuevo Rumbo, que dirigió Julián Basterra, donde firmó a veces sus Notas de Redacción con la inicial V. y tradujo textos y poemas del francés. Esta experiencia periodística se caracterizó por una prédica pacifista, la oposición al tradicionalismo político, y las críticas al “espíritu latino” como responsable del atraso moral de los pueblos hispanoamericanos.
En setiembre de 1904 dio a las prensas Cantos Augurales, “para entusiasmo de cuantos anhela[ba]n un más armonioso porvenir”. En esta colección de poemas se destacaban algunas producciones de reivindicación social.
Por esos años, deseoso de viajar a Europa, comenzó su acercamiento al Partido Colorado, entrevistándose en varias oportunidades con el doctor Antonio M. Rodríguez (Presidente de la Comisión Nacional Colorada) y con el doctor Pedro Manini Ríos, para lograr que el joven Emilio Frugoni lo “sucediera” en la orientación del socialismo local y él pudiera “desaparecer, en procura de nuevos destinos” (obviamente oficiales).
Aunque de momento esas pretensiones no se concretaron, al rechazar el doctor Rodríguez la posibilidad de que Frugoni fuera incluido “como candidato obrerista, socialista, en la lista de Diputados por Montevideo”. Vasseur pasó en 1905 a desempeñar la secretaría de redacción de Diario Nuevo, que dirigía Julio María Sosa, y a partir del año siguiente se incorporó a la redacción de El Día -en cuyas páginas publicó casi toda la producción recogida luego en Cantos del Nuevo Mundo– y desde las cuales mantuvo a principios de 1907 una polémica con Alberto Nin Frías sobre la existencia histórica de Cristo. Por ello recibió el respaldo del mensuario Despertar, editado por la Sociedad de Resistencia Obreros Sastres. Satisfecho al fin en sus expectativas, en 1907 accedió al servicio consular, siendo acreditado en San Sebastián (España).
Publicó entonces A Flor de Alma, con un “Pórtico” de Rubén Darío:
¿Llámase el autor de estos versos Américo Llanos? ¿Llámase acaso más bien Armando Vasseur? ¿Le he conocido yo hace algunos años en Buenos Aires […]? […] ¿Escribía ya unos versos y unas prosas fantasmagóricas y desorbitadas que revelaban todo lo que gustéis, menos un espíritu común? […] ¿Habíamos quedado alguna vez en que era un anarquista?
En 1908 la Librería de Pueyo, de Madrid, le editó El Memorial. Prosas rítmicas, conteniendo páginas de evocación personal sobre su juventud rioplatense:
Ondulaban de pueblo en pueblo mis agrios somatenes convocando a todos a los campos de batalla de la Esperanza. Cabalgando en la osamenta de la Miseria yo revistaba el ejército fantasma y universal de mis hermanos, los voraces ‘comedores de hambre y los sedientos bebedores de sed’.
El mismo año, con el sello editorial de F. Sempere & Cia. de Valencia, apareció su Origen y desarrollo de las instituciones occidentales. Exposición y crítica de las nuevas ideas (escrita entre 1901 y 1904), un análisis de la institución familiar y de la prostitución.
Inscripto en un ambiente social que lo llevaba a frecuentar personas e instituciones de los que se sentía ideológicamente distante, no dejó de reivindicar sus convicciones. Ya fuera apelando para ello a la gentileza de su dedicatoria de “El Memorial” a la Princesa de La Tour Lemis: “quiero glorificaros campeadoramente lejos de las convicciones y de los ideales contrarios, en este sacrosanto armisticio del arte”. Ya fuera asumiendo un tono más directo y mordaz como en el enjuiciamiento a Eduardo Marquina, por haber saludado éste poéticamente a los reyes de España a su llegada a San Sebastián:
Juglar que creimos Vate, / para quien la poesía es un juego sin sanción, / —porque dentro de tu espíritu ya no alienta el ideal / ni te inspira la pasión— / quiera Dios que cualquier día, jugando como Nerval / no te encuentren suspendido… de las rejas de un balcón… / Quiera Dios no te arrebate tu vocación de ‘juglar’, / ‘juglar’ que creimos Vate, / ‘juglar’, hermano ‘juglar’!.
Cuando en 1910 Leoncio Lasso de la Vega comenzó a publicar El Salpicón, Vasseur colaboró con el periódico anticlerical suscribiendo sus producciones con las iniciales A. V.
Al año siguiente retomó a Montevideo, adscripto a la Cancillería, continuando sus labores de redactor en El Día y en El Tiempo (que dirigía Víctor Pérez Petit).
En 1911 O.M. Bertani editó el opúsculo del francés Huber Lagardelle (director de «Le Mouvement Socialiste»), titulado Sindicalismo y Socialismo, que Vasseur había traducido en 1908 en Burdeos y que contenía los discursos pronunciados por los líderes obreros del Viejo Mundo en el Primer Congreso Sindicalista Europeo, celebrado ese año en París.
Con un nuevo destino consular, en 1912 pasó a Nápoles, sirviendo luego funciones similares en Lyon y La Plata. En 1924 fue adscripto a la Legación en Brasil y en 1927 —como Secretario de Legación— a la representación uruguaya en España. Al abandonar estas tareas residió en Biarritz hasta 1940. Regresó luego a Montevideo, donde falleció en 1969.
Obra
Bibliográfica
- Cantos Augurales, Montevideo, O. Bertani, 1904
- El Memorial. Prosas rítmicas, Madrid, Librería de Pueyo, 1908.
- Origen y desarrollo de las instituciones occidentales. Exposición y crítica de las nuevas ideas, Valencia, F. Sempere & Cia, 1908.
- Cantos del Nuevo Mundo, Valencia, F. Sempere, 1910.
Hemerográfica (artículos en las siguientes publicaciones)
- La Revista Literaria, Montevideo, 1895-1897.
- El Tribuno, Montevideo, 1895-1897.
- El Grito del Pueblo, Montevideo, 1896.
- La Prensa, Buenos Aires, 1898.
- El Obrero Panadero, Montevideo, 1895-1896.
- El Mercurio de América, Buenos Aires, 1898-1900.
- «Atlántida de Diógenes Decoud», en: Vida Moderna, año I, n° IV, Montevideo, septiembre 1901.
- “La Reforma de la Constitución. Sofismas forenses y concepto real del Derecho”, en: La Tribuna Popular, Montevideo, 1903.
- “La Reforma de la Constitución. Vistas económicas generales. El trabajo uruguayo y los capitales extranjeros. Medidas higiénicas que se imponen”, en: La Tribuna Popular, Montevideo, 1903.
- La Voz del Obrero, Montevideo, 1903.
- Nuevo Rumbo, Montevideo, 1904.
- Diario Nuevo, Montevideo, 1905.
- El Día, Montevideo, 1905.
- El Salpicón, Montevideo, 1910-1911.
Cómo citar esta entrada: Zubillaga, Carlos (2022), “Vasseur, Alvaro Armando”, en Diccionario biográfico de las izquierdas latinoamericanas. Disponible en https://diccionario.cedinci.org.
Primera edición de la entrada: Carlos Zubillaga, Perfiles en sombra. Aportes a un diccionario biográfico de los orígenes del movimiento sindical en Uruguay (1870-1910), Montevideo, Librería de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación, 2008.