VUOTTO, Pascual

Nacido en un hogar proletario, tiene apenas dieciséis años cuando trabaja como auxiliar de ferrocarril en la estación Fauzón y asiste a las asambleas de la Federación Ferroviaria (antecedente de la Unión Ferroviaria). Sin embargo, no se afilia a este gremio hegemonizado por los socialistas por sus simpatías con la Revolución Rusa y con la FORA anarquista. 

Tiempo después trabaja como telegrafista en la estación ferroviaria de Patricio (Pcia. de Buenos Aires) cuando un compañero, Domingo Oyola, sobreviviente a la represión de las huelgas de la Patagonia de 1921/22, lo introduce en las ideas anarquistas. Cesanteado del ferrocarril tras un enfrentamiento entre los trabajadores y fuerzas de choque de la Liga Patriótica, se traslada a la Ciudad de Buenos Aires donde trabaja como lavacoches y colabora con los gremios anarquistas. 

En 1924 se dedicó a “crotear” con un compañero anarquista a lo largo de la Provincia de Buenos Aires, recalando finalmente en su 9 de Julio natal. A mediados de esa década trabaja en la empresa “La Energina” de la Ciudad de Buenos Aires y milita en el gremio de expendedores de nafta, hasta que es despedido por su actividad en una huelga de agosto de 1926. Vuelve a trabajar como telegrafista en el Ferrocarril del Estado, residiendo sucesivamente en Eusebia (Pcia. de Santa Fe), La Para, Balnearia (Provincia de Córdoba) y Cruz del Eje (Pcia. de Córdoba). Un enfrentamiento entre anarquistas y la policía le costó una nueva cesantía: volvió a trabajar como lavacoches, ahora en Avellaneda, para reingresar a fines de 1928 al Ferrocarril de la Pcia. de Buenos Aires.

Vuotto se había instalado un tiempo en la localidad cordobesa de Balnearia para encontrar un clima más seco para una afección pulmonar. Allí conoció a una pareja de militantes anarquistas: Donatila Barrera y Dantón Ludueña, que tenían tres hijos: Soledad (1926), Germinal (1928) y Danton (h) (1931). Donatila llevaba una relación desgraciada con su marido, de modo que terminó por separarse de Dantón para iniciar una relación con Vuotto que durará hasta el resto de su vida. En sus memorias, Vuotto relata este episodio de la siguiente manera: “Para curarme fui a Córdoba. Allí fui testigo de uno de los millares de dramas familiares que pueden terminar en tragedia. Para evitar ésta, invité a la que hoy es mi compañera a unirse a mí vida. ¡Cuántas lágrimas y cavilaciones le costó decidirse! Al final aceptó y partió conmigo, trayendo consigo un hijito de su dolor” (Vuotto, Vida de un proletario).

La pareja se instala entonces en un terreno de la localidad de Durañona con el hijo menor de Donatila y donde nacerá Themis, fruto de esta nueva relación. Vuotto trabaja como telegrafista en la Estación Durañona. 

El 16 de julio de 1931 Vuotto asiste en la localidad de Bragado, Pcia. de Buenos Aires, a una asamblea anarquista —de la que participan, entre otros, Santiago Mainini y Reclús de Diago— convocada para reunir fondos por los cientos de anarquistas que poblaban las cárceles bajo la dictadura del Gral. Uriburu.

Pero el atentado con una bomba sufrido el 5 de agosto por la familia de José M. Blanch, un dirigente conservador de esa localidad, llevó a la policía y a la justicia del régimen militar a inculpar del hecho a los participantes de la reunión de julio. Se suceden los allanamientos y son detenidos un centenar de anarquistas, de los cuales son procesados siete, luego de ser sometidos a brutales torturas en la comisaría de Bragado para arrancarles una “confesión”. Vuotto —que soportó las torturas reafirmando su inocencia— y los obreros ladrilleros Mainini y de Diago son condenados a prisión perpetua y trasladados a la Cárcel de Mercedes, Pcia. de Buenos Aires. Son defendidos por los abogados Enrique Corona Martínez, Carlos Sánchez Viamonte y Gabriel Bajardi, que apelan la sentencia en sucesivas instancias. 

Los tres serán liberados (tras once años de prisión) en 1942, luego de una intensa campaña de solidaridad, tanto nacional como internacional, a través de actos públicos y manifestaciones callejeras, que promovieron por un lado la FORA (anarquista), por otro la FACA y por otro la CGT (sindicalista). El Comité Provincial Pro-Presos de Bragado editó, primero en 1936 y luego entre 1939-1942, el periódico Justicia! que llegó a alcanzar una tirada de 40.000 ejemplares. Desde la cárcel, Vuotto fue el coordinador y el motor de la campaña: de su máquina de escribir salió su Vida de un proletario, relato de sus padecimientos y peripecias, además de cientos de cartas y artículos destinados a la prensa. Su libro conoce entre 1936 y 1940 cuatro ediciones, vendiendo en total 34.000 ejemplares.

Convertidos los Presos de Bragado en un símbolo de la represión y la arbitrariedad judicial de la llamada “Década Infame”, la pena fue finalmente conmutada por el Gobernador de la Provincia de Buenos Aires, el conservador Rodolfo Moreno, tras gestiones llevadas a cabo por la dirigencia de la CGT.

Una vez en libertad, Vuotto se desempeña en diversos trabajos: nuevamente  telegrafista en el Ferrocarril de la Pcia. de Buenos Aires, control en la línea 19 de colectivos de la ciudad de Buenos Aires, funcionario de la Cooperativa de Seguros Bernardino Rivadavia. En 1953 se radicó en Mar del Plata, donde tuvo activa participación en la Biblioteca Popular “Juventud Moderna”. Vuotto se trasladó luego a la casa de su hermano Ernesto, en la localidad de 9 de Julio, Pcia. de Buenos Aires, y finalmente a la Ciudad de Buenos Aires para tratar una afección medular. 

Casi nonagenario, el 19 de abril de 1991 participó en la FLA de la presentación de su libro El proceso de Bragado. ¡Yo acuso!

Sus restos fueron velados en la FLA —donde lo despidieron el anarquista Enrique Palazzo y el socialista Guillermo Estévez Boero— y cremados en el Cementerio de Berazategui. El 28 de julio de 1993 el Congreso Nacional sancionó la ley 24.233, fundada en un proyecto presentado tres años antes por Estévez Boero, que “desagravia el nombre y la memoria” de los Presos de Bragado. Vuotto había fallecido cuatro meses antes de dicha reparación.