VÁZQUEZ, Arturo

Nacido en La Coruña, se casa muy joven con Acracia López Tuñez, hija de anarquistas. Con su primer hijo, Alfredo, emigraron a Argentina en 1911. Se radicaron inicialmente en la ciudad de Buenos Aires para pasar luego de algunos años a la zona de Pergamino, en la Provincia de Buenos Aires, donde fueron naciendo sus siete hijos siguientes: Eliseo, Víctor, Armonía, Eros, Horacio, Enrique y Héctor.

En 1917 fue uno de los editores, junto a Alberto Bianchi, del periódico Nubes Rojas de Junín, que apoyó la Revolución Rusa de ese mismo año desde posturas anarquistas. El grupo editor de Nubes Rojas terminó por fusionarse con el grupo rosarino liderado por Enrique García Thomas que editaba el periódico La Rebelión (Rosario, 1913-1917) para lanzar en la ciudad de Buenos Aires el diario Bandera Roja (Buenos Aires, abril a mayo de 1919), de orientación anarco-bolchevique.

Para 1919 era el encargado del galpón de cargas de los talleres del Ferrocarril Central Argentino (luego ferrocarril Mitre) de la localidad bonaerense de Junín . Domingo Varone lo recordaba en sus memorias, cuando relataba su arribo a Junín en el año 1919: “Fue entonces que me ayudó mucho Arturo Vázquez, conversador, activo, de unos 38 años, que ocupaba una casa proporcionada por el ferrocarril junto a su esposa y sus tres hijos. Con uno de ellos, Víctor, dirigente ferroviario, me tocó compartir una cucheta en el pabellón noveno de la cárcel de Devoto. Vázquez, en aquel entonces, me llevaba a menudo a almorzar a su casa, aunque para eso tuviera que racionar la comida de su familia. En aquel Junín, ferroviario desde siempre, baluarte del conservadurismo, donde el anarquismo poseía una tradición y dominaba gran parte del movimiento obrero, Arturo Vázquez era un militante destacado, un orador infaltable en los mitines, de palabra fácil y atractiva”.

En 1922 aparece instalado en Pergamino, al frente de la Biblioteca “Juan B. Alberdi” de esa ciudad (calle Alberti y Pintos, Pergamino). En 1927 aparece colaborando en el periódico rosarino Liberación. Quincenario de combate (Rosario, 1927).

Según el testimonio de su hijo Horacio Vázquez recogido por Luis Pérez Leira, su padre tuvo “gran predisposición por las artes y la cultura. Combinó la plástica con la poesía y el periodismo. Se le conoce la autoría de tres murales artísticos en la ‘Escuela Estética de Pergamino’. Participó en la construcción del escenario y la escenografía de la sala de la Unión Ferroviaria e integró el grupo de teatro de la misma sala. En la década del ‘50 participó en la formación del cine-teatro y en el grupo de teatro ‘Vocación’, del que fue escenógrafo y actor. Fue colaborador del periódico La Opinión y del semanario El Tiempo. Fue dirigente gremial y cofundador de la Cooperativa Eléctrica de esa ciudad, de la que fue consejero. ‘Mi padre —señala Horacio— fue sindicalista, cooperativista, ayudó a formar sindicatos y cooperativas de consumo y eléctricas, le encantaba el teatro, la literatura y poesía, en la casa no faltaban obras de Galdós, entre otros clásicos…”.

Según este testimonio, Víctor y su compañera Acracia asumieron tareas de solidaridad con la España republicana durante la guerra civil. Entre ellas, “organizaron un festival de teatro y presentaron una obra que era ‘Madre Tierra’ de Alejandro Berruti que reflexionaba el drama de los labradores arrendatarios. Las funciones eran para recaudar fondos para la República”.

Arturo Vázquez llegó a ser presidente de la Unión Ferroviaria. Su hijo Víctor Vázquez, luego dirigente comunista, comenzó a trabajar con su padre en las oficinas del Ferrocarril en 1931 y dos años después pasó a desempeñarse como guardavías. Cuando sus padres habían fallecido, Víctor Vázquez fue secuestrado el 4 de junio de 1976, a pocos meses del golpe militar del 24 de marzo y continúa desaparecido.