VARELA GONZÁLES, Nicanor (Tupiza, provincia de Sud Chichas, departamento de Potosí, Bolivia -por confirmar-, 11/06/1881 – sin datos de fallecimiento)
Albañil, vocal titular de la Unión Obrera 1° de Mayo de Tupiza, Bolivia.
Nicanor Varela Gonzáles nació el 13 de mayo de 1883. Bautizado en Tupiza, capital de la Provincia de Sud Chichas, departamento de Potosí, Bolivia. Según consta en el acta de bautismo sus padres fueron Estanislao Varela y Paulina Gonzáles. En ella figura como “mestizo”. A partir de este matrimonio se conformó una familia numerosa: Simona, Manuel, Juan Adolfo, Margarita, Anselmo, Prudencia Constantina, sus hermanas y hermanos mayores, y María Rufina y Germán, su hermana y hermano menores.
De acuerdo una crónica escrita desde el exilio chileno en 1907, “Como buen boliviano aspirante á que mi país se levante por la senda del progreso á la altura de los demás países vecinos” estaba afiliado al Partido Liberal y su “humilde voto” había contribuido a elegir al presidente Ismael Montes (1904-1909) y los diputados de Potosí por el mismo partido en las elecciones de 1904 (Nicanor Varela G., “Remitidos”, El Tiempo, Potosí, 09/05/1907). Una declaración que a su vez da cuenta de su perfil sociocultural: era un hombre letrado y con recursos amén de su identificación en esa misma crónica como un “humilde trabajador”, condición que le permitía participar dentro del excluyente sistema político boliviano.
En 1906 Nicanor Varela Gonzáles integró como vocal titular el directorio de la Unión Obrera 1° de Mayo, “centro independiente” constituido por un grupo de artesanos y “entusiastas jóvenes” en esa ciudad del sur boliviano el 6 de mayo de 1905 tras haber conmemorado por segunda vez en Bolivia el 1° de Mayo (la primera había sido en La Paz, en 1903) (“Exterior. Bolivia”, La Protesta, Buenos Aires, 20/06/1905). Lo acompañaban en ese cuerpo directivo otros artesanos e intelectuales de la ciudad: Mateo Skarnic, presidente, Guillermo Gutiérrez, vicepresidente, Cesáreo Velásquez, tesorero, Nicolás Flavio Tejerina, primer secretario, Luis Vargas, segundo secretario, los vocales titulares Félix Oviedo Garzón, Gregorio Vargas, Casiano Ustares, Bruno Mendoza, y los vocales suplentes Pedro 2° Arraya, Gregorio Pinto y Ángel Vaca(“Cambio del Directorio”, La Aurora Social, Tupiza, 15/06/1906).
De profesión albañil, según los “Avisos Económicos” de La Aurora Social, órgano de la unión obrera, “admite contratos por obras y á jornal” (“Avisos Económicos”, La Aurora Social, Tupiza, 01/05/1906). En un documento contable expedido el 16 de junio de 1906 por aquella aparece cobrando un adelanto de Mateo Skarnic en concepto de un servicio de “pintura del salón social” de la calle Chorolque 95 y 97 realizado los primeros meses de ese año (Pagaré cancelado a Mateo Skarnic, Tupiza, 16/06/1906). En el mismo periódico, Varela da cuenta de su afición por la música: “Se encarga de la organización de orquestas para asistencia á serenatas, bailes, pik-niks, etc. para ello cuenta con la cooperación de la ‘Estudiantina Social’. Precios módicos” (“Nicanor Varela”, La Aurora Social, Tupiza, 15/06/1906), la misma “banda popular” que posiblemente haya sido de la partida en la celebración del 1° de Mayo en la Tupiza de 1906 que duró tres días (Réporter, “La Fiesta del Trabajo”, La Aurora Social, Tupiza, 15/06/1906).
Guillermo Lora (1969: 91) asegura que Nicanor Varela habría sido redactor de La Aurora Social con base en las informaciones provistas por Arturo Loza (Enrique G. Loza) en el artículo “Los viejos líderes del socialismo boliviano” (La Voz Socialista, Pulacayo, 06/08/1937), aunque Varela no figura como tal en los cinco números conocidos (de nueve que salieron) del periódico.
La Unión Obrera era una asociación que nació mutualista, aunque con inquietudes socialistas y anarquistas profundizadas en el trance de la persecución y la confrontación política con las autoridades y las fuerzas vivas de Tupiza (Margarucci, 2021). Dejó de existir en los primeros meses de 1907 cuando dos de sus fundadores fueron deportados a Chile el 21 de febrero: el croata Mateo Skarnic y el argentino Federico C. Martínez quien además era redactor de La Aurora Social. La orden de expulsión fue del presidente Ismael Montes (1904-1909) y su ministro de gobierno y fomento Aníbal Capriles acusándolos de realizar “propaganda disociadora” y “trastocar el orden público de esa región con doctrinas perturbadoras, promoviendo la sublevación en la clase obrera y en la raza indígena” (Oficio reservado de Aníbal Capriles e Ismael Montes al prefecto de Potosí, La Paz, 29/01/1907). El Regimiento “Abaroa” 1° de Caballería que desterró a Skarnic y Martínez permaneció apostado en Tupiza hasta junio, encargándose de hostigar a otros socios de la agrupación como Nicanor Varela, quien también debió seguir el camino del exilio forzado. Según denunciaba en una carta dirigida al director de El Tiempo de Potosí redactada el 6 de abril de 1907 desde Calama, Chile:
“Hoy llegué a ésta en busca de libertad, tranquilidad y trabajo; siendo de que en mi Patria, mi pueblo natal Tupiza, todo me lo han quitado y hecho abandonar, mi familia, mujer, mis tres hijitos, propiedades y herramientas; todo, todo ha quedado allí al amparo y voluntad de mis verdugos funestos, que han obligado por la fuerza mi ausencia de allí. Trabajador honrado que soy, toda esperanza por el porvenir quizás perderé, y las autoridades de mi país me precipitan al abandono mundial y después se avergonzarían si me viesen figurar en la crónica policial de algún país extraño: fulano de tal, boliviano, criminal, ladrón o por otros delitos de cuyos hechos sólo serían responsable mis perseguidores de hoy, desgraciados seres (itálica en original).
Nicanor Varela G., “Remitidos”, El Tiempo, Potosí, 09/05/1907.
Mientras trabajaba en obras de albañilería en la plaza Independencia de Tupiza, el 22 de febrero fue llamado por el coronel Pastor Baldivieso, comandante del Regimiento “Abaroa” y
“después de burlarse de mí, por situación humilde trabajador, sin respetarme como ciudadano igual ante la sagrada constitución boliviana, me ordenó pasase á la cuadra de su regimiento, á la vez que impartía órdenes a los oficiales y clases de que se me diese de alta y se me hiciera formar en el primer escuadrón”
Ídem
Sin poder reclamar su familia que él ya había cumplido con el servicio militar, desde ese momento comenzó su “sufrimiento moral y material” que no sintió pena en describir con lujo de infamantes detalles para la institución militar:
“Me vistieron con ropas hechas pedazos y ridículas, por la cantidad de remiendos; las botas que me dieron no tenían suelas, reprendiéndoseme con ironía porque no me las ponía.La alimentación y el pré, me daban como a los demás, quizás porque peor no se podría: almuerzo y comida, ambos idénticos; caldo clarísimo sin sustancia y un plato de maíz quebrado y molido, (á semejanza de locro) y nada más, —se entiende por nada más, porque pan no daban á ningún soldado, en las dos comidas. Al desayuno y por la noche 7 p. m. té con escasísimo pan; ¡pero que té!; lo ví hacer varias veces; un paquetito en un gran tacho hervía hasta el que agua tomaba color suave pero era té. Así le llamaban:— En dinero me daban como á todos los felices soldados, cuarenta centavos diarios (…) ¿Para esto se mantienen ejércitos? ¡Bien por el “Abaroa”! (itálica en original)
Ídem.
Fruto de esta “hostilización” perpetrada por cabos y sargentos como forma de castigo según “un clase que se condolía de mí”, Varela se convenció que si seguía mucho tiempo “en ese suplicio me moriría de pena, por mi familia abandonada”. Por lo tanto 20 días después de ser reclutado a la fuerza resolvió fugarse, “no desertar”, tal como aclara, “porque no me consideraba militar por Ley” y sí un “presidiario”. Tras retornar a su casa, vestirse de civil, despedirse “amargamente” de toda su familia y reponer la ropa militar en casa del corregidor,
“Salí de a pié y como pude de[jé] Tupiza, con toda precaución y de ésta manera jugando el todo por el todo, ocultándome en el camino como un verdadera (sic) prófugo criminal, llegué por vía Uyuni a salvar mi frontera, para cobijarme en territorio chileno, donde respiro el aire fresco y suave de la Libertad!” (itálica en original)
Ídem
Profundamente decepcionado por la actuación del liberalismo gobernante, en su extensa carta se lamentaba por
“mi Patria si nosotros sus hijos tenemos que salir de ella para gozar de libertad y disfrutar del Derecho de gentes!” y manifestaba que su única aspiración era la de volver “con garantías á Tupiza, al lado de mis hijos y disponer libremente de mis intereses” (itálica en original)
Nicanor Varela G., “Remitidos”, El Tiempo, Potosí, 09/05/1907.
Cómo citar esta entrada: Margarucci, Ivanna (2021), “Varela, Nicanor”, en Diccionario biográfico de las izquierdas latinoamericanas. Disponible en https://diccionario.cedinci.org