URTEAGA, Benito Jorge (nombre de guerra: Mariano) (San Nicolás de los Arroyos, Pcia. de Buenos Aires, Argentina, 28/10/1945 – Villa Martelli, Pcia. de Buenos Aires, Argentina, 19/7/1976).
Estudiante de economía, dirigente del PRT-ERP.
Nace en el seno de un hogar de clase media acomodada, compuesto por Esperanza Arnone Silva y Benito Florentino Urteaga, un notable dirigente del radicalismo intransigente (UCRI) de la localidad bonaerense de San Nicolás de los Arroyos. Tuvo un hermano menor, Facundo.
Militante de la Juventud Radical, Benito está entre los radicales que intentan en vano defender al presidente Arturo U. Illia (1963-1966) de su expulsión del poder por el golpe encabezado por el Gral. Juan Carlos Onganía (1966-1970). En ese momento decidió alejarse de la política, se dedicó al teatro mientras trabajaba en el campo de su padre en San Nicolás de los Arroyos.
Sin embargo, no tardaría en considerar la necesidad de enfrentar con las armas al régimen militar. Hacia 1968 se incorpora al Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT) en Rosario a través de Luis Pujals, cuando la opción por la lucha armada divide aguas en el partido hasta su ruptura ese mismo año entre el sector reacio a esa alternativa encabezado por Nahuel Moreno, y el que la impulsa bajo el liderazgo de Mario Santucho. Sin provenir a la tradición trotskista, sus principales lecturas son las de Mao Tsé-Tung, los textos políticos de Lenin y autores vietnamitas. Participa del intento de liberar a Santucho de la prisión tucumana en la que se halla desde noviembre de 1969, en el marco de una nueva crisis partidaria que termina con la fractura encabezada por Helios Prieto y Oscar Prada (la que luego deriva en la formación del Grupo Obrero Revolucionario, GOR).
Desde una posición contraria a ésta, Urteaga conduce la “Tendencia Leninista” que, en representación de Santucho, impulsa el lanzamiento inmediato del partido a la lucha armada. De hecho, integra los grupos de Rosario que comienzan a “operar” en “acciones” urbanas bajo la denominación de “comandos”, antes de la creación formal del ejército partidario (ERP). Trabaja denodadamente en la preparación del V Congreso a realizarse entre el 28 y el 30 de julio de 1970 y en el siguiente plan de fuga de Santucho, aunque éste se escapa de la cárcel por su cuenta. El documento cuyo consenso Urteaga logra durante los meses previos a la realización del congreso, es finalmente reemplazado por el que traen Santucho y Joe Baxter. En un contexto de extensión y radicalización de la protesta político-social, los delegados al V Congreso del PRT El Combatiente, resuelven la formación del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), con el propósito de sumar a la organización al “proceso de guerra revolucionaria que ha comenzado” desde el Cordobazo, según su percepción de la rebelión de masas contra la dictadura. Urteaga es elegido como integrante del buró político partidario y queda a cargo de la formación del ERP junto a José Carrizo y el propio Santucho.
A partir de entonces se instala en Tucumán, donde tiempo después tendría lugar la rebelió popular conocida como “Tucumanazo”. El 16/11/1970 dirige junto a aquél un comando de asalto contra el Banco Comercial del Norte de esa provincia, siendo detenido al día siguiente y mantenido preso en el penal de Villa Urquiza, Pcia. de Tucumán. Desde el punto de vista partidario, el enfrentamiento con el régimen militar exigía la combinación de accionar armado —promoviendo alianzas con otras organizaciones político-militares— e impulso a la movilización de masas; en la práctica, la creciente actividad militar de la organización conlleva la detención de sus principales cuadros dirigentes, mientras que no se alcanza a implementar una táctica política clara ante la inminente apertura electoral.
El 6 de septiembre de 1971, poco después de la detención de Santucho, Enrique Gorriarán Merlo, Jorge Ulla y Huberto Toschi en Córdoba, Urteaga protagoniza junto a una quincena de presos un motín que le permite fugarse, muriendo cinco guardiacárceles. Recapturada la mayoría, permanece en libertad al igual que otros dirigentes perretistas, quedando como el máximo jefe de la organización fuera de la cárcel.
Hacia fines de 1971 es uno de los dos únicos miembros del buró político elegido por el V Congreso que no están presos y ante la desaparición de Luis Pujals en septiembre, asume de hecho la dirección nacional del partido. Instalado en La Plata, se dispone a centralizar una actividad partidaria dispersa y diezmada por la represión, y a reorganizar las regionales más dañadas. La intensificación de la actividad guerrillera en Buenos Aires ha producido la afluencia de nuevos combatientes al ERP, reclutados en buena medida por militantes que para ello han debido descuidar su actividad política “de base”. Frente al Gran Acuerdo Nacional (GAN) convocado por el Gral. Alejandro A. Lanusse (1971-1973), además de intentar sin éxito aliarse con otras fuerzas políticas y lograr la unidad con las organizaciones armadas peronistas, el partido postula el desarrollo de “comités de base” como espacios legales para una posible participación en las elecciones, aunque no llega a articularlos sin contradicciones con la acción armada de la organización.
Urteaga conoce por entonces a la militante tucumana Nélida «Pola” Augier, con quien se casaría simbólicamente poco después (no podía hacerlo legalmente por haber estado previamente casado con María de los Ángeles Dávila, con lo que solicita a una señora por la calle que les ponga los anillos). Para fines de 1972, ya ocurrida la masacre de Trelew (22/8/1972) y con la salida electoral de la dictadura en marcha, el PRT queda en un lugar marginal en la coyuntura política nacional, mientras asiste a la separación de dos fracciones de distinto signo: la Fracción Roja, impulsada por Joe Baxter en la línea de las críticas de la IV Internacional al creciente militarismo de la organización, y la del ERP-22 de agosto liderada por Víctor Fernández Palmeiro, en apoyo a la candidatura peronista de Héctor J. Cámpora para las elecciones de marzo de 1973.
Urteaga es señalado como responsable de la alta cantidad de bajas ocurridas en “acciones” del ERP en los últimos dos años así como de la virtual desaparición del PRT de la escena política, aunque Santucho lo defiende en el comité central partidario y carga a otros las cuentas de las “desviaciones militaristas”. Con la reorganización de la dirección del partido luego del triunfo del FREJULI en unas elecciones que el PRT había llamado a rechazar con la abstención electoral o el voto blanco, Urteaga queda como responsable de organización y propaganda. Participa de la conferencia de prensa del 8/6/1973, la primera a cara descubierta, en la que la plana mayor del PRT explica su posición frente al nuevo gobierno, de expectativa ante el desarrollo de los acontecimientos. Volvería a estar presente junto a Santucho y Antonio Fernández cuando se anuncia el 27 de junio el fin de la tregua del ERP al gobierno de Cámpora y se acusa a éste de “prepararse para reprimir al pueblo”.
Días antes había ocurrido la masacre de Ezeiza (20/6/1973), cuando Perón retornaba definitivamente al país. Cámpora no tardaría mucho en renunciar a la Presidencia, ante el avance de la derecha peronista. Por entonces, Urteaga está a la cabeza del “frente legal” del PRT: supervisa el diario El Mundo (adquirido por el PRT) y es el responsable de aceitar vínculos con otras fuerzas políticas de modo de fortalecer un espacio democrático frente al creciente derechización del proceso político. Sin embargo, la intensificación del accionar guerrillero del ERP haría progresivamente más difícil para sus aliados políticos mantener su relación.
Es el orador del PRT en el Congreso de creación del Frente Antiimperialista por el Socialismo (FAS) en Tucumán, agosto de 1973, organismo que de la mano de la candidatura de Agustín Tosco y Armando Jaime para competir en las elecciones de septiembre de 1973 apuntaba a generar una alternativa política, entendida en complementariedad con una mayor actividad militar. Tras el ataque al Comando de Sanidad el 6 de setiembre de 1973, se produce la ilegalización del ERP. Trasladado a Córdoba con su mujer, tienen allí a su hijo José. Vuelven inmediatamente a Buenos Aires instalándose con otros compañeros en una casa-quinta de las afueras de la ciudad, según las exigencias de reunión de la dirección.
Hacia mediados de 1974, ante la evaluación de que el espacio democrático desaparecería, el PRT convoca a un “Frente Democrático, Patriótico y Antiimperialista”, buscando alianzas con otros partidos políticos. Nombrado secretario de organización, desde los editoriales de El Combatiente advierte sobre una inminente dictadura “militar-peronista”. Como segundo en la jerarquía política del PRT, mientras el jefe máximo se instala en Tucumán, permanece en Buenos Aires junto a Domingo Menna. Así como pilotea la inserción en conflictos gremiales y manifestaciones políticas contra el gobierno, como durante el “Rodrigazo”, en julio de 1975, en septiembre de ese año participa de una reunión con los líderes radicales Raúl Borrás, Mario Amaya y Raúl Alfonsín, donde junto a Santucho exponen su propuesta de tregua y de llamado a Asamblea Constituyente como forma de evitar un golpe militar.
Aunque cuando a fin de año las cartas ya parecen echadas, el PRT resuelve fortalecerse en el plano militar. Urteaga es quien comanda desde las cercanías del lugar (en reemplazo del secuestrado Juan Ledesma) el frustrado intento de copamiento del batallón Depósito de Arsenales 601 “Domingo Viejobueno”, realizado el 23/12/1975 en la localidad bonaerense de Monte Chingolo, con un trágico saldo de 53 muertos (49 de la organización guerrillera). Él mismo lleva adelante la investigación que permite dar con la identidad del infiltrado que habría delatado el operativo al Ejército, quien es “ajusticiado” por “traidor”. En la evaluación del PRT-ERP, Monte Chingolo representó “un triunfo político y una derrota militar”.
Sin embargo, unas semanas después hacen una propuesta de armisticio, que cae en saco roto. Acaecido el golpe militar de marzo de 1976, la posición partidaria expresada en la proclama que escribe su líder, “¡Argentinos, a las armas!”, analiza la nueva situación como un “salto cualitativo” en el proceso de guerra revolucionaria y llama a una intensificación de la actividad de agitación contra el golpe y de propaganda de masas. Cuando la reunión plenaria del CC reunido el 28/3/76 en una casa-quinta en Moreno, Pcia. de Buenos Aires, es atacada por las fuerzas militares, con el resultado de varios dirigentes muertos o desaparecidos, Urteaga logra escapar tomándose un colectivo. Pocos días después es detenida la casi totalidad de la regional Córdoba, lo que lleva a que la dirección perretista comience a plantearse el repliegue y la salida de Santucho del país, que nunca se concretaría.
Urteaga muere junto a él en el enfrentamiento con las fuerzas de seguridad cuando una patrulla a cargo de Juan Carlos Leonetti intenta penetrar en el domicilio donde permanecía el jefe del PRT-ERP antes de partir al exilio, resultando detenidas y desaparecidas en el mismo operativo Liliana Delfino y Ana M. Lanzilotto. El cadáver de Urteaga como el de Santucho habría sido llevado a Campo de Mayo, permaneciendo desconocido su paradero hasta el día de hoy.
Había llevado a su pequeño hijo José Ricardo para que se despidiera de Santucho. Secuestrado el niño por la policía de San Martín durante dos meses en la Brigada Femenina de esa localidad, es finalmente recuperado por su familia, quedando en custodia de su abuela paterna. Su madre Pola, intensamente perseguida, debe partir al exilio y sólo se reencuentra con su hijo dos años más tarde. Tiempo después viajarían a la Nicaragua sandinista en el grupo de Gorriarán Merlo, alejándose Pola de éste más tarde. Según testimonios, Urteaga estaba dotado de un gran sentido del humor, que hacía reír hasta al más serio de sus compañeros.
Cómo citar esta entrada: Tarcus, Horacio (2025), “Urteaga, Benito Jorge”, en Diccionario biográfico de las izquierdas latinoamericanas. Disponible en https://diccionario.cedinci.org.