TORYHO, Jacinto

Nació en el seno de una familia campesina medianamente acomodada de Tierra de Campos, comunidad autónoma de Castilla y León, como Jacinto Torío Rodríguez. Estudió en un colegio religioso de los padres agustinos de Valencia de Don Juan (León).

Se inició en las labores periodísticas colaborando en El Adelanto de Salamanca, El Norte de Castilla, La Gaceta Regional de Valladolid y El Heraldo de Zamora. Luego se instaló en Madrid, donde se consagró profesionalmente al periodismo, ingresando al diario católico El Debate. Pero una crisis de su fe religiosa lo llevó a abandonar su trabajo de redactor en este medio para ingresar en la Confederación Nacional del Trabajo (CNT). Tras la proclamación de la República Española (1931), colaboró en Madrid en la fundación de las Juventudes Libertarias (1932). 

Este mismo año se traslada a Barcelona, con su mujer, su madre y sus hermanos, convocado por Liberto Callejas, por entonces director de Solidaridad Obrera. Colabora desde Barcelona en el órgano de la CNT y frecuenta la Agrupación Cultural “Faros” de la calle Mistral. Integra el llamado Grupo A de la Federación Anarquista Ibérica (FAI), con Ricard Mestre, Alfredo Martínez, Abelardo Iglesias y Aso Ibáñez, que lidera Diego Abad de Santillán. 

Envía colaboraciones a Solidaridad Obrera y edita en la clandestinidad Revolución (1933-1934) con el seudónimo de Toryho. En 1934 se traslada transitoriamente a Madrid para informarse sobre el levantamiento de Asturias, mostrándose partidario de la Alianza Obrera. En 1935 Toryho se encargó de la redacción de Tiempos Nuevos, la revista teórica del anarquismo español que había lanzado Diego Abad de Santillán en Barcelona en mayo de 1934 y que expresaba las posturas del llamado Grupo Nervio, que lideraba Santillán y en el participaba Toryho.

En enero de 1936 representó al Sindicato de Espectáculos Públicos de Barcelona en la Conferencia de la CNT catalana. Durante la guerra representó a la CNT en el Comité de la Escuela Nueva Unificada (CENU) y fue nombrado secretario de la Oficina de Prensa y Propaganda de CNT-FAI, que le asigna la dirección del edificio del Fomento del Trabajo Nacional de Barcelona de la via Laietana, incautado en julio de 1936 y donde la central sindical instalará su cuartel general hasta el fin de la guerra civil. 

Poco después, en noviembre de 1936, asume como director de Solidaridad Obrera. Desde el popular diario cenetista hizo una defensa férrea de la disciplina organizativa que fue resistida por diversos sectores, pero avalada —según su propio testimonio— por Buenaventura Durruti. Defendió desde sus páginas la postura oficial de participación de la CNT en el gobierno de la Generalitat y de mantener la disciplina y el orden revolucionarios Convoca desde la Oficina de Propagada y de Solidaridad a la Conferencia Nacional de Prensa Confederal y Anarquista en marzo de 1937, donde aparecieron fuertes debates entre los “gubernamentalistas” y partidarios de la disciplina, como Toryho, y los opositores a dicha participación. 

En septiembre de 1937 polemiza con Josep Peirats en el Pleno Regional de las Juventudes Libertarias de Cataluña. En 1937 participó en la fundación del periódico vespertino en catalán Catalunya. En mayo de 1938, a raíz de las tensiones surgidas en un Pleno de Regionales del Movimiento Libertario Español (MLE), abandonó la dirección de Solidaridad Obrera. Habría sido el autor de la letra de “A las barricadas”, himno de la CNT. 

Se exilió en Francia en 1938, pocos días antes de que las tropas franquistas tomaran Barcelona. En París tramitó la nacionalidad cubana para él y su compañera, la joven de origen ruso-judío Rosa Zimerman, periodista y traductora. Se embarcaron a Cuba, llegando a La Habana el 29 de julio de 1939. Pero a Toryho no le sentó el clima, de modo que la pareja pasó a New York a comienzos de 1940, para recalar a fines de ese año en Buenos Aires. Durante este periplo, Toryho colaboró en diversos medios ácratas publicados en Estados Unidos en español como Cultura Proletaria, España Libre y Vía Libre, y con Rumbos Nuevos de Cuba.

Llegó a la capital argentina con una carta de recomendación del escritor Waldo Frank con la que se presentó ante la escritora y editora Victoria Ocampo. En Buenos Aires participó inicialmente en las actividades del Centro Republicano Español y trabajó como jefe de prensa de la Embajada de los Estados Unidos. Si bien colaboró ocasionalmente con Comunidad Ibérica, se  consagró enseguida profesionalmente al periodismo, trabajando en diversos diarios (Crítica, Clarín, La Nación), llegando a  integrar la dirección periodística del diario La Razón. También incursionó en la radiofonía argentina a través de Radio Splendid.

Aunque no se integró al movimiento anarquista argentino, publicó en este país numerosos libros y folletos defendiendo su trayectoria en España. Retomó en Buenos Aires su amistad con Diego Abad de Santillán, de quien publicó un libro con un efímero sello editorial que llevó su nombre (Diego Abad de Santillán, El pensamiento político de Rooselvelt, Buenos Aires, Jacinto Toryho, 1944).

A mediados de la década de 1960 Toryho se separó de Rosa Zimarman y se casó en Buenos Aires con otra exiliada española, Josefina González. Sus posiciones férreamente anticomunistas lo llevaron a vincularse en Argentina a sectores liberal-conservadores. De su  amistad con Pedro Eugenio Aramburu nació en 1973 un libro que reúne sus conversaciones, tres años después del asesinato del general por los Montoneros. Regresó por breve tiempo a Barcelona en 1978, comenzando por entonces su colaboración con Noticiero Universal. 

En el año 2023 José Miguel Fernando Barreira publicó el volumen Años de hierro, una recopilación de sus escritos de prensa sobre el origen y desarrollo de la Segunda Guerra Mundial, redactados durante su exilio en La Habana, Nueva York y Buenos Aires.