SANGUINETTI, Ricardo

Hijo del anarquista Fortunato Sanguinetti y de Rosa Mussio de Sanguinetti. En su juventud, mientras garantizaba su sustento como administrativo en el neuropsiquiátrico de Open Door, Ricardo Sanguinetti comienza a desarrollarse como escritor. Hacia los años treinta, se ve atraído por la órbita cultural comunista −aunque nunca se afilia al partido− y colabora en diversas revistas y periódicos de izquierda como Flecha (Córdoba, 1935-1936), Metrópolis de los que escriben para decir algo (Buenos Aires, 1932–1941), Antinazi (Buenos Aires, 1945-1946), La Hora (Buenos Aires, 1940-1943, 1945-1949, 1958-1959), Orientación (Buenos Aires, 1936-1949), Columna. Revista de las grandes firmas (Buenos Aires, 1937-1943) El Patriota (Buenos Aires, 1945) y Propósitos (Buenos Aires, 1951-1959, 1963-1976), entre otras.

Lanzó junto con Nicolás Olivari Hoy Argentina (1933), una publicación variopinta que congregó a Roberto Arlt, Leónidas Barletta, Jorge Luis Borges, Córdova Iturburu, Leonardo Estarico, Enrique y Raúl González Tuñón, Alberto Hidalgo, Alfonso Longuet, Roberto Mariani, Nicolás Olivari y Raúl Scalabrini Ortiz, entre otros. Los temas abordados por Julián Álvaro Sol en los diversos medios están dedicados al mundo del arte (reseñas literarias, teatrales y cinematográficas), y, en muchos casos, articulados con la situación política nacional e internacional.

En mayo de 1933 fue designado como miembro de la subcomisión de prensa por la Comisión Directiva de la Sociedad Argentina de Escritores (SADE). Asimismo, en esta década, emprendió una profusa producción literaria que dio como resultado la publicación de las siguientes novelas: Adolescencias (1931), El triunfo (1932), La jaula sangrienta (1933), Orquesta para la noche (1934), El hogar de los hogares (1936) y La madre esclava (1937). También colaboró en diversos medios masivos como la revista Leoplán y los diarios El Mundo, La Prensa y La Nación. 
Además, Sol fue un activo promotor e integrante de las primeras experiencias del teatro independiente en la Ciudad de Buenos Aires. Fue uno de los fundadores de El Tábano (1930), un colectivo teatral en el que participaron León Mirlas, Rodolfo Bronstein, Aníbal Urribarri, Miche Jácoby, Pascual Nacaratti y Carlos Garrigós Bony y que solo llegó a estrenar Los bastidores del alma de Nikolai Evreinov, en la sala de teatro de las Federaciones Gallegas (sita en Avenida Belgrano 1732).

No obstante la fugacidad de dicho emprendimiento, ni bien se desintegró el grupo, Sol se incorporó de inmediato al Teatro del Pueblo, compañía que sí logró perdurar a lo largo de décadas, alcanzando varios éxitos bajo la dirección del dramaturgo y escritor Leónidas Barletta.

En 1939 se casó con la fotógrafa alemana Annemarie Heinrich, con quien llevó adelante la empresa comercial que Heinrich había fundado con su estudio de fotografía. Gracias a los nexos entablados por el escritor, además de las emblemáticas figuras del mundo del espectáculo que pasaron por allí, fueron retratados una gran cantidad de intelectuales, entre los que se destacan muchas personalidades de las izquierdas como Pablo Neruda, Raúl González Tuñón, Rafael Alberti, María Rosa Oliver, Antonio Berni, Lino Enea Spilimbergo, María Carmen Portela, Rodolfo Aráoz Alfaro, Jesualdo Sosa, Elías Castelnuovo, Alfredo Varela, entre tantos otros.

Además, con Heinrich compartieron otros proyectos e inquietudes político-culturales. En la Segunda postguerra, ambas figuras fueron miembros del Movimiento por la Paz y, en 1962, Sol fue representante del Consejo Mundial por la Paz. Previamente el escritor había sido miembro de la Agrupación de Intelectuales, Artistas, Periodistas y Escritores (AIAPE) y Heinrich integrante de la Junta de Victoria.

En los años sesenta, Sol escribe una nueva novela, Los trece en la feria (1964), y, dos décadas después, El otro mundo (1989). 
De la relación con Heinrich nacieron Alicia y Ricardo Sanguinetti (hijo), ambos fotógrafos y herederos del estudio Heirich-Sanguinetti. Alicia también se comprometió en nuevos escenarios políticos; fue militante PRT-ERP y dejó testimonio de sus días presa en la cárcel de Devoto por medio de un conjunto de fotografías tomadas el 24 de mayo de 1973 en el suceso conocido como El Devotazo.