RISSO, Domingo (seudónimos: Derre, B. Contreras ; inicialónimo: D. R.) (Italia, 21/11/1863 – Buenos Aires, Argentina, 22/1/1923).
Artesano carpintero, poeta, traductor, masón, una de las figuras fundacionales del socialismo argentino.
Inmigrnante italiano, llega a la ciudad de Buenos Aires en la década de 1880. Artesano carpintero y lector autodidacta, en el año 1891 está entre los animadores de la primera Federación Obrera de la República Argentina y entre los colaboradores del periódico marxista El Obrero (Buenos Aires, 1891-1893), donde polemiza con los mazzinistas de L’Amico del Popolo, firmando algunas veces como “Derre”.
En 1893 es miembro, junto con su hermano Santiago Risso, de la Agrupación Socialista de Buenos Aires (luego denominada Centro Socialista Obrero, CSO), y es uno de los colaboradores de su órgano El Socialista, desde donde lanza su Biblioteca del “Círculo ‘La propaganda socialista’”, cuya primera y única entrega fue la edición en 1893 del Manifiesto Comunista, a la que puso un breve prólogo. De un tiraje de mil ejemplares, Risso envió 300 a los camaradas de El Socialista del PSOE de Madrid a cambio de otros folletos de propaganda socialista que llegaron a Buenos Aires para su distribución local. Un año después, en 1894, lo encontramos colaborando en La Vanguardia.
Fue delegado por el CSO al Congreso fundacional del Partido Socialista (PS) realizado los días 28 y 29 de junio de 1896 en Buenos Aires, siendo designado vicepresidente en su primera sesión. Integró la comisión que hacia mediados de 1896 realizó los trabajos preparatorios de la cooperativa de publicaciones adherida al Partido, que imprimiría varios periódicos y folletos además de La Vanguardia.
En este semanario publicó sin firma una dura crítica a Leopoldo Lugones, que había escandalizado al PS saludando la llegada a la Argentina del Príncipe de los Abruzzos en una nota del diario El Tiempo. Risso, ardiente republicano, fustiga a Lugones en estos términos: “Eso de reconocer la aristocracia de la sangre y besarle —aunque sea mentalmente y teniendo el alma en pie (?)— la mano al príncipe de los Abruzzos o el tobillo al papa, será todo lo que se quiera, pero no es ciencia, ni es socialismo ni otra cosa que se le parezca. Es acrobatismo puro” (“Socialismo acrobático”, en: La Vanguardia nº 30, 27/7/1896, p. 1). Lugones debe responder defensivamente (“Tal vez lo dije mal, tal vez mi pensamiento fue nebuloso y mi frase resultó enrevesada…”) y legitimarse recordando su intensa acción militante: “No bastaron los pocos servicios que yo tengo prestados al partido, los mil artículos y discursos que gengo en su defensa: se olvidó que el fundador del Centro Socialista de Córdoba, que el sostenedor de la primera polémica seria tenida en el interior del país sobre cuestiones socialistas, que el representante de Tucumán y Córdoba en el Congreso Obrero tenía algún derecho a la consideración de los copartidarios…” (“A la redacción de La Vanguardia”, en: La Vanguardia nº 31, Buenos Aires, 1/8/1896, p. 2). Pero al mismo tiempo, descalifica a su crítico. Risso, que se siente intelectualmente desacreditado por el tono soberbio y el tenir de los calificativos personales (“infeliz”, “desgraciadísimo”, etc.) de la respuesta del poeta, vuelve a la carga: “Dejo de lado todo lo que hay en ella de personal contra mí, pues no tengo pretensiones de escritor ni largos años de estudios que exhibir. Mi juventud la he pasado en los talleres de carpintería, con lo que creo que está todo dicho” (“A la redacción de La Vanguardia”, en: La Vanguardia nº 32, Buenos Aires, 8/8/1896, p. 1).
También dio a conocer en La Vanguardia unas décimas tituladas “La situación del paisano”, que comenzaban: “Triste está el alma de gaucho / triste está su corazón / y sumido en la aflisión (sic) / pasa la noche y el día. Triste también estaría / cualquiera en su situación” (“La situación del paisano”, en: La Vanguardia nº 21, Buenos Aires, 22/5/1897). Estrechamente vinculado a Juan B. Justo, lo acompañará en la breve experiencia periodística socialista de El Diario del Pueblo (Buenos Aires, 1899).
A fines de siglo XIX se traslada a Mar del Plata, donde fue sucesivamente gerente de una empresa de transporte y socio de un aserradero, para emprender luego por su cuenta un comercio de artículos rurales.
Participó activamente en el Centro Socialista de esta ciudad, llegando a ser concejal en el Consejo Deliberante de Mar del Plata. A fines de mayo de 1911 está entre los fundadores de la Junta Popular de Resistencia a los Comisionados Municipales, en la que confluyen masones librepensadores, socialistas y, poco después, radicales.
Es el firmante de un llamamiento a un mitin de protesta para el 28 de mayo de 1911 que convoca 3.500 manifestantes. Como resultado de las multitudinarias manifestaciones que en mayo (28/6/1911) y en junio (25/6/1911) logra convocar la Junta contra esta suerte de interventores del gobierno provincial sobre la ciudad, se obtiene el llamado a elecciones municipales para 1913. En 1915 fue elegido diputado provincial por el PS. En julio y agosto de 1920 dirige dos cartas desde Mar del Plata al dirigente socialista Nicolás Repetto manifestándole su entusiasmo por el proceso soviético y cuestionando al mismo tiempo la perspectiva crítica asumida por Antonio de Tomaso.
Con el seudónimo de B. Contreras tradujo del italiano las Odas de Carducci, que publicó primero la Editorial La Vanguardia y luego aparecieron como folleto en Ediciones Mínimas bajo el título de Odas bárbaras (1918). Tradujo también poemas de Ada Negri y de otros vates para su Antología de poetas italianos (1922).
Con motivo de su muerte, Juan B. Justo lo recordaba “como un trabajador manual e intelectual en el más alto sentido de la palabra. Carpintero en su primera juventud, lo conocí en 1893, modesto empleado de Correos, cumpliendo atentamente su deber, y contemporáneamente dándose tiempo y medios para dedicarse a la causa del socialismo”.
En el marco de la lucha entre fracciones que dividieron a los socialistas entre 1892 y 1893, Kühn recuerda a ambos hermanos como hombres calmos: “Mientras los dos Risso, por ejemplo, pacíficos y calmosos, se desesperaban por tanta turbulencia, otros, y en particular Esteban Jiménez, espíritus batalladores, afilaban los dientes para repartir mordiscos a diestra y siniestra. Y sus argumentos no los sacaban de un manual de cortesía”.
Casado, tuvo cuatro hijos, tres mujeres y un varón.
Obra
- (como B. Contreras, traducor), “Algunas poesías de Giosué Carducci”, Buenos Aires, La Vanguardia, 1915.
- (como B. Contreras, traductor», «Odas bárbaras», Buenos Aires, Ediciones Mínimas, 1918.
- (como B. Contreras, antologista y traductor), “Antología de poetas italianos”, Ediciones Mínimas, 1922.
Cómo citar esta entrada: Tarcus, Horacio (2024), “Risso, Domingo”, en Diccionario biográfico de las izquierdas latinoamericanas. Disponible en https://diccionario.cedinci.org.