PUGLIESE, Osvaldo Pedro (Buenos Aires, Argentina, 2/12/1905- Buenos Aires, Argentina, 25/07/1995).
Pianista, director de orquesta, compositor y militante comunista.
Nació en Villa Crespo, al que supo llamar “el mejor barrio de Buenos Aires”. Fue el tercer hijo de Adolfo Pugliese, cortador de cuero de calzado y músico aficionado, y Aurelia Terragno, ama de casa. Abandonó la educación primaria en cuarto grado para estudiar música, primero violín y luego piano, mientras hacía sus primeros trabajos en la Imprenta Mazzone.
A los 14 años, paralelamente a sus estudios con el maestro Antonio D’Agostino, el joven Pugliese debutó como pianista en el Café «La Chacha» de la calle Rivera, y cinco años más tarde compuso “Recuerdo”, una de sus piezas más famosas. Metódico y riguroso —tomó clases con Scaramuzza y Rubione y reconocía ejercitarse al piano más de cinco horas diarias—, Pugliese transitó por los ambientes del tango de los ‘20 y ‘30 sin explorar los desbordes de la vida bohemia, pero netamente asociado a las corrientes renovadoras del género.
Su incondicional admiración por Julio De Caro se manifestó en sus trabajos al lado de Pedro Maffia (1926), Pedro Laurenz (1928) y Elvino Vardaro (1929). Con estos músicos, Pugliese decantó un estilo pianístico —en la línea de Francisco De Caro—, un gusto por el tango romanza y un sentido muy agudo de la instrumentación basada en contracantos y variaciones. A todo ello, agregaría un cautivante toque rítmico y una serie de recursos de ejecución que, a modo de firma, sellarían su personalidad musical: rubattos, arrastres, contratiempos y strapattos, en un discurso sonoro poderoso y por momentos algo enigmático, ya presente en el debut de su propia formación en el café El Nacional, el 11 de setiembre de 1939. Tanto ese plantel —de periódicas presentaciones en Radio El Mundo— como los siguientes estuvieron formados por destacados instrumentistas, como los bandoneonistas Osvaldo Ruggero, Enrique Alessio y Jorge Caldara.
La adscripción a la línea decareana, a la que Pugliese le imprimió un sesgo muy personal, facilitó un diálogo fluido entre tradición y renovación, situando a la orquesta más allá de las confrontaciones de la era piazzolleana, a la vez que haciéndola muy atractiva para las nuevas generaciones. Un breve inventario de músicos que participaron en la orquesta revela el carácter abierto del maestro, siempre en el terreno del tango: Enrique Camerano, Emilio Balcarce, Ismael Spitalnik, Arturo Penón, Julián Plaza, Daniel Binelli, Rodolfo Mederos, Juan José Mosalini y en los últimos años Roberto Álvarez. No obstante, fuera del ámbito de la música porteña, Pugliese sostuvo posiciones cercanas al nacionalismo popular, manifestando siempre un claro —aunque no por ello menos contradictorio— desprecio por las influencias europeas y norteamericanas.
En 1964, declaraba a la revista Hoy en la cultura: “Un movimiento artístico popular por la música nacional se hace impostergable contra la invasión foránea. Es necesario que el gobierno oriente una política cultural nacional liberada de toda sumisión al extranjero”. Pugliese fundamentó su animadversión hacia el jazz primero y su categórico rechazo al rock a partir de los ‘60 apoyándose en la matriz criolla y milonguera del tango, aunque su mirada de lo tradicional siempre delató una percepción dinámica del proceso cultural. Desde su primer disco en 1943, con “El rodeo” y “Farol”, hasta sus últimos años —estuvo al frente de su orquesta casi hasta el final de sus días—, Pugliese creó una obra compacta, de notable coherencia interna y de una originalidad a toda prueba.
Sus cumbres fueron “Negracha” (1942), “La yumba” (1943) y “Malandraca” (1948). En el segundo de los temas citados, la acentuación arrastrada del primer y tercer compás demarcó un estilo en cierto modo intemporal. En la faz cancionística, las participaciones de los cantores Roberto Chanel y Alberto Morán se correspondieron con los momentos de mayor popularidad del plantel, cuando una incondicional barra de admiradores seguía a la orquesta a todas partes y los milongueros se extasiaban con su vaivén rítmico.
Pugliese se afilió al Partido Comunista en 1936 a instancias de Orestes Castronuovo e influenciado por el clima político de la Guerra Civil Española. Se hizo entonces asiduo lector del periódico Orientación y de una buena parte de la bibliografía marxista-leninista traducida al español, además de los textos de Victorio Codovila, Rodolfo Ghioldi y Orestes Ghioldi, a los que trató personalmente. En conversaciones con Arturo Marcos Lozza, Pugliese definió al PC como “la respiración diaria”, y al militante comunista, como “el que no claudica”. Estas convicciones se materializaron en la formación del primer Sindicato de músicos, su oposición a las sucesivas direcciones de SADAIC y el funcionamiento de su propia orquesta como una cooperativa.
Entre finales de los ‘40 y comienzos de los ‘50, Pugliese obtenía de su refinada orquesta los mejores resultados. Pero esta popularidad friccionó con el gobierno peronista. La filiación comunista del director era por todos conocida, pues incluso cuando ya era una figura reconocida seguía ofreciendo a sus colegas el periódico partidario. Sus habituales entradas a la cárcel de Villa Devoto —el encarcelamiento más prolongado fue el de 1948: duró seis meses— eran respondidas por su fiel orquesta con un gesto emblemático: claveles rojos sobre la tapa del piano silente.
Cuando en septiembre de 1955 se produjo el golpe militar que derrocó al gobierno de Juan D. Perón, Pugliese interpretó, en su primera presentación radial, el tango “Ya no cantas chingolo”. Si bien a partir de entonces las persecuciones no serían tan sistemáticas, en abril de 1957 es detenido, en el marco de la llamada “Operación Cardenal”, junto a otras figuras públicas del comunismo como Rodolfo y Orestes Ghioldi, Héctor P. Agosti, Emilio Troise, el escritor y dramaturgo Leónidas Barletta, siendo trasladados muchos de ellos al buque París, un barco que funcionaba como “cárcel flotante”. En tiempos del gobierno de Arturo Frondizi debió suspender un par de actuaciones. Después de haber sido oficialmente rehabilitado por Perón en 1973 (“Gracias por saber perdonar”, se disculpó a su manera el líder justicialista), volvió a sufrir episodios de censura bajo la última dictadura militar.
Entre las obras de inspiración política compuestas por Pugliese figuran: “No juegues a la guerra”, “Picaneo”, “Amigo camionero”, “Juanito Laguna, obrero metalúrgico” y “Milonga para Fidel”. Figura central en la historia del tango, Osvaldo Pugliese definió un estilo orquestal característico, muy celebrado en el ámbito del baile popular y admirado entre músicos de distintas escuelas interpretativas.
Casado con Lydia Elman, una hija: Beba Pugliese, pianista.
Obra
- Grabaciones seleccionadas: “Farol”, “Mala junta”, “Recuerdo”, “El abrojito”, “Boedo”, “Pasional”, “La yumba”, “Chiqué”, “Gallo ciego”, “Negracha”, “Malandraca”, “Desde el alma”, “Puente Alsina”, “Barra querida”, “Adios Bardi”, “La rayuela”, “Vieja recova”, “La mariposa” “La bordona”, “Cardo y malvón”, “Corazoneando” y “Tiny”.
Cómo citar esta entrada: Pujol, Sergio A. (2024), “Pugliese, Osvaldo”, en Diccionario biográfico de las izquierdas latinoamericanas. Disponible en https://diccionario.cedinci.org.