MARÍN MARÍN, Pedro Antonio (Nombres de guerra: Manuel Marulanda Vélez; Apodo: Tirofijo) (Génova, Quindío, Colombia 05/1930, otras versiones: 12/05/1928, – Meta, Colombia 26/03/2008).
Máximo comandante de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia – Ejército del Pueblo (FARC EP) durante 44 años. Se levantó en armas durante la violencia política que azotó al país desde el magnicidio de Jorge Eliécer Gaitán en abril de 1948 y enfrentó, casi sin interrupción, a quince gobiernos, una junta militar y una dictadura. Fue llamado el “guerrillero más viejo del mundo”. El cineasta francés Jean Pierre Sergent, quien documentó la incursión contra las guerrillas en el poblado de Riochiquito en 1965, lo describiría como “un poco Pancho Villa, pero un Pancho Villa que leyó a Lenin”.
Manuel Marulanda jamás dejó de ser el campesino Pedro Antonio Marín, el campesino que en sus largas marchas como guerrillero durante más de 50 años le exigía a sus hombres cargar un pesado molino para triturar maíz, ya que no permitía que él ni sus hombres comieran arepas de harinas elaboradas, el mismo que solía tener animales de huerta en sus campamentos y que prohibía la tala de bosques y la caza de animales de monte a menos que la supervivencia del guerrillero dependiera de ello. Marulanda, en cierto modo, representaba la marginalidad de los campesinos de su época, era la impronta viva de un asunto campesino que aún está por resolver en Colombia.
El apodo de “Tirofijo” se lo ganó en sus primeros tiempos en las guerrillas, en honor a su buena puntería con las armas. El de “Manuel Marulanda Vélez” lo acogió en una escuela política del Partido Comunista, recordando a Manuel Marulanda, dirigente sindical y fundador de dicho partido que murió tras ser torturado por el Servicio de Inteligencia Colombiano (SIC) por oponerse al envío de tropas colombianas a la Guerra de Corea.
Nació en Génova, departamento de Quindío, se cree que en el mes de mayo de 1930. Según versión contada años después por su padre, su fecha de nacimiento fue el 12 de mayo de 1928. En esa época, Génova era una pequeña población ubicada entre montañas en plena zona cafetera, fundada por la aglomeración de campesinos que se encontraban para la cosecha del café. La finca en la que pasó su infancia, un terreno de no más de veinte hectáreas, estaba ubicada en la vereda El Rosario, en el departamento de Valle del Cauca. Cerca de allí, en un lugar conocido como Alto del Rosario, hizo dos años de primaria. Posteriormente cursó tercero, cuarto y quinto en Ceilán, en el mismo departamento. Sus compañeros de estudio y familiares lo recuerdan como un alumno aplicado e inteligente. Según testimonios del mismo Marulanda, en esa época un estudiante que terminaba la primaria tenía los conocimientos de uno que el día de hoy termina el bachillerato.
Su padre Pedro Antonio Marín Quinceno y su madre Rosa Delia Marín Gallego, ambos campesinos. Fue el mayor de seis hermanos: Pedro Antonio, Rosa, Helena, Jesús Antonio, Obdulia y Rosa María. Su familia era de ascendencia liberal; su abuelo, Ángel Marín, participó en la Guerra de los Mil Días por el bando liberal, en posición de “corneta”, siendo el encargado de anunciar el inicio de los enfrentamientos. Durante su infancia, le contaba tremendas historias sobre dicha confrontación, conocida por su fiereza y brutalidad. Así mismo, le contaría como desertó de las filas liberales y fundó una aserrería en compañía de desertores del bando conservador. Estas historias impactarían al joven campesino, que soñaba con enrolarse en la vida militar. Fue también de amplia influencia su tío Ángel Marín, quien para la época era un reconocido dirigente liberal en la zona y lo encantaba con sus discursos políticos y proselitismo electoral, mostrando singular capacidad para la persuasión a favor de los candidatos de su partido a las corporaciones públicas. Era, además, un furibundo gaitanista que reclamaba las principales reivindicaciones sociales del pueblo colombiano como una realidad bajo un gobierno liberal, y mucho más bajo la avizorada presidencia de Gaitán, a quien consideraba uno del pueblo, uno de ellos.
Sin embargo, este joven campesino no se interesaría aún por la política. Desde que tenía 12 años de edad ambicionaba tener su propia finca y animales, herencia cultural de una generación campesina que hizo su vida abriendo monte. Abandonó la casa familiar a los 16 y estuvo en diferentes municipios del departamento del Valle del Cauca como La Tulia, Moralia y Betania, desempeñándose en todo tipo de oficios: fue expendedor de carne, panadero y hasta vendedor de dulces. No era una época fácil para el campo en Colombia. La “Violencia” azotaba con fiereza al país, y los campesinos liberales eran blanco predilecto, particularmente desde 1946 cuando los conservadores regresaron al poder.
Siendo ya un próspero comerciante, reconocido por las gentes del pueblo de Ceilán, logró construir su propio almacén. Empero, hasta estas lejanas tierras llegó el aterrador grito de ¡Mataron a Gaitán! el 9 de abril de 1948. Los conservadores fueron declarados culpables y se ordenó su inmediata aprehensión comandada por los líderes liberales de la región, entre ellos su tío Ángel. Los liberales en armas tomaron absoluto control del pueblo y esperaron orientaciones de la Dirección Nacional Liberal, que nunca llegaron. Con esto, se daría por terminada la relativa paz que se vivía en la región entre liberales y conservadores.
Poco después, llegó el ejército en búsqueda de los liberales insurreccionados, y particularmente en búsqueda de su tío que era acusado de instigador y dirigente de la revuelta. Marulanda, atemorizado por la violencia que vivió el 9 de abril, más interesado en sus negocios que en la política, decidió moverse por la región en búsqueda de una nueva población en la cual establecer su almacén. Sin abandonar aún de forma definitiva Ceilán, llegó a una pequeña población aledaña conocida como El Dovio y decidió que hacia allí se movería definitivamente. Estando en Ceilán, en medio de los preparativos de su traslado a El Dovio, se enteró que la población había sido tomada y saqueada por bandas armadas de conservadores. Nunca volvió.
En 1949, tuvo que presenciar un nuevo asalto armado a Ceilán: las bandas armadas conservadoras habían resuelto tomarse la población y acabar con un pueblo de tradición liberal. Sólo quedó en pie la estatua de bronce del ex presidente liberal Enrique Olaya Herrera, el resto del pueblo fue quemado y arrasado. Tuvieron que llevar una volqueta hasta Ceilán para sacar los cadáveres, que sumaban más de 200, y arrojarlos al río Tuluá.
La violencia se expandía sin cesar y las bandas armadas conservadoras, en connivencia con el ejército, se tomaban a sangre y fuego la región. Ante dicha situación, los campesinos liberales emprendieron la conformación de organismos armados para la defensa de sus vidas: se trataba de fortalezas de hombres poco armados que habían llegado a la conclusión de que era su vida o la de sus agresores. Marulanda, por su parte, decidió dejar Ceilán y refugiarse montaña adentro cerca de una finca de su abuelo. Los conservadores se habían tomado Caldas y Antioquia y avanzaban por la cordillera en dirección al Valle. No había sitio seguro. Durante varios meses se mantuvo en una pequeña choza montaña adentro, escondiéndose de la violencia conservadora y buscando soluciones a esta difícil situación. Entonces, le llegó una noticia de Génova, su pueblo natal: sus primos habían decido levantarse en armas contra los conservadores. Corría el año de 1949 y Marulanda, a sus 19 años, decide que el único camino posible para él y para los suyos es el de las armas.
Llegó a Génova, sorprendido por el desolador paisaje de guerra y muerte. Reunió a sus primos y buscó sitio seguro para iniciar los entrenamientos. Tan pronto como corrió la voz de la conformación de un grupo armado para enfrentar a los conservadores, más jóvenes liberales se incorporan y un grupo de veteranos combatientes liberales de la Guerra de los Mil Días emprendió la instrucción militar. Eran 25 hombres, 14 de la familia Marín. Iniciaron con el ajusticiamiento de “pájaros”, nombre con el que se conocía en la región a los grupos armados de conservadores, evitando afectar a los conservadores que sabían pacíficos. La venganza por las muertes liberales era el sentimiento que motivaba a la naciente autodefensa. Sólo hasta el 7 de agosto de 1950, el grupo de Marulanda recibe una orientación de la Dirección Liberal: impedir la posesión de Laureano Gómez como Presidente. Deciden tomarse Génova, reuniendo para ello a cerca de 80 hombres, armados con machetes, escopetas y unos pocos con fusiles. Tras 7 de horas de asalto, y luego de la llegada de refuerzos del ejército desde Manizales, la toma fracasó y debieron retirarse de la región.
Durante la misma época, el grupo familiar de los Loaiza, sus familiares lejanos, emprendía la construcción de autodefensas similares en el sur del departamento del Tolima. Es por ello, que Marulanda y sus compañeros de armas decidieron tomar camino hacia el lugar, teniendo por primera vez en la cabeza ya no el regreso a su lugar de origen sino la conformación de una guerrilla, de tomar la guerra por oficio. Cuando finalmente llegaron, sólo Marulanda y uno de sus primos persistieron en la idea, el resto de jóvenes organizaron sus vidas por el camino. El sur del Tolima, particularmente los municipios de Chaparral, Planadas y el corregimiento de Gaitania, eran en aquel entonces un epicentro de autodefensas liberales. A la región llegaban miles de campesinos desplazados por la violencia conservadora, que buscaban protección armada; no se trataba ya sólo de muchachos armados sino de familias enteras que sobrevivían en la selva bajo la protección de las autodefensas. Su vida seguía atada a la tierra, por lo que luego de salir en misión militar, volvían a cultivar la tierra y cuidar de sus familias. Su objetivo era la defensa de la población ante la violencia de la época.
Es allí donde Marulanda tuvo contacto por primera vez con los comunistas. A la zona llegó un grupo de familias campesinas dirigidas por Isauro Yosa, prominente dirigente del Partido Comunista para la época. Junto con las autodefensas liberales, fundaron un Estado Mayor Conjunto con sede en “El Davis”, un pequeño caserío fundado por los Loaiza en la región. Para el momento, Marulanda tenía ya bajo su mando un grupo de poco más de 150 hombres en armas. Sin embargo, esta unidad entre liberales y comunistas fue breve. La disciplina militar y la colectivización de los botines de guerra, prácticas comunes en las filas comunistas, fueron las primeras grietas. La idea de los comunistas de unir al pueblo conservador y liberal contra la dictadura fue recibida aún peor: para los liberales no había posibilidad alguna de unidad con un conservador. La ruptura definitiva se daría luego de que los Loaiza no participaran en la Primera Conferencia Nacional del Movimiento Popular de Liberación Nacional, realizada el 15 agosto de 1952 en Viotá, Cundinamarca, con la participación de las guerrillas del Llano, de Santander, de Antioquia y de Sumapaz. El programa aprobado allí ―construcción de un gobierno popular que restableciera las libertades democráticas, decretara una reforma agraria, devolviera la tierra de las comunidades indígenas, nacionalizará las minas, separara la Iglesia del Estado, entre otros― iba más allá de derrotar al gobierno conservador para instaurar uno liberal, lo cual era inaceptable para los Loaiza.
Entonces, orientados por la Dirección Nacional Liberal, emprendieron también la guerra contra los comunistas. Marulanda no compartió la decisión al considerar que los campesinos serían los únicos afectados por la desunión, y decidieron organizar su propio grupo al margen de los liberales junto con Jacobo Prías Alape “Charro Negro”.
Luego de algunas escaramuzas con las guerrillas comunistas, “Charro Negro” gestionó una reunión con los comandantes comunistas y decidieron unírseles, bajo la dirección de un Estado Mayor Conjunto en el que estaban Marulanda y “Charro Negro”. Corría el año 1953 y las propuestas de paz del gobierno militar de Rojas Pinilla lograron la desmovilización de una parte importante de las guerrillas campesinas; en los Llanos Orientales, el legendario Guadalupe Salcedo se entregó junto con otros 3500 hombres y las guerrillas liberales en su mayoría acogieron el llamado de la amnistía. Para Marulanda, esa fue una derrota política más no militar, ya que sin los liberales, los comunistas no estaban en una situación favorable para continuar con la lucha guerrillera. Sin embargo, fue un periodo de paz relativa: se estaban preparando para la guerra. En 1954 el gobierno militar de Rojas Pinilla declaró ilegal el Partido Comunista y arremetió con dureza contra las regiones campesinas de influencia comunista en Villarrica, departamento del Tolima, en donde se encontraba Marulanda.
Tras los ataques, se trasladó, junto con “Charro Negro”, a una zona conocida como El Támaro, en el municipio de Planadas, departamento del Tolima, donde se instalaron. Era una finca de un señor de apellido Bonilla que la abandonó a comienzos de los años 50 a razón de la violencia que azotaba la zona. Pagaron por ella $50.000 y se asentaron para volver a trabajar la tierra. Luego se conocería como Marquetalia, como la bautizó “Charro Negro” por el municipio de nombre homónimo ubicado en el departamento de Caldas.
El 10 de mayo de 1957 cayó el gobierno militar de Rojas Pinilla y en 1958 se instaló el Frente Nacional con la presidencia del liberal Alberto Lleras Camargo. En septiembre de dicho año, los campesinos de Marquetalia accedieron a reunirse con emisarios del gobierno, quienes pusieron como condición que ellos no negociaran con comunistas. Marulanda, “Charro Negro” y los demás jefes del movimiento campesino de la región eran ya miembros activos del Partido Comunista. Finalmente, llegaron a un acuerdo con el gobierno en el que las guerrillas se convirtieron en autodefensas y Marquetalia pasó a ser una zona pacífica de trabajadores rurales. Durante este periodo de relativa paz tras los acuerdos, Marulanda se convirtió en el representante público del movimiento agrario de la región y en el interlocutor antes las autoridades gubernamentales. El 11 de enero de 1960, tras participar en el Congreso Nacional de Partido Comunista en Bogotá y ser designado para participar ese mismo año en un curso político en la URSS, es asesinado “Charro Negro” en Gaitania, departamento del Tolima, por guerrilleros liberales conocidos como “los limpios” que hacían la guerra contra los comunistas. “Charro Negro” era al momento el jefe del movimiento agrario de la región e íntimo amigo de Marulanda, quien fungía como jefe militar. Su asesinato, en medio de la reactivación de la guerra, sería la chispa que encendería nuevamente la resistencia armada.
Riochiquito, el Pato, Guayabero y Marquetalia fueron denominadas “Repúblicas Independientes” en las que el Estado debía recuperar su autoridad. Era la época en que el triunfo de la Revolución Cubana impactaba por América Latina y el gobierno de EE.UU impulsaba el Plan LASO (Por sus siglas en inglés «Latin American Security Operation»), inspirado en la doctrina de la seguridad nacional. El Partido Comunista, ante la información de que el 14 de mayo de 1964 el ejército emprendería un ataque armado de gran escala contra Marquetalia, envió a dos destacados dirigentes a apoyar la resistencia campesina: Luis Morantes “Jacobo Arenas”, reconocido líder sindical, y Hernando González Acosta, líder de la Juventud Comunista. Un grupo de catedráticos y sacerdotes planteó la conformación de una comisión que se dirigiera a la zona y estableciera diálogo con los campesinos de Marquetalia para evitar el ataque. El arzobispo de Bogotá, Luis Concha Córdoba, negó el permiso solicitado por los sacerdotes Germán Guzmán, Camilo Torres Restrepo y Gustavo Pérez, para formar parte de la comisión, por lo que los miembros restantes, Gerardo Molina, Orlando Fals Borda y Eduardo Umaña Luna, desistieron del viaje. Los intelectuales franceses Jean-Paul Sartre, Jacques Duclos y Simone de Beauvoir, enviaron una carta al Presidente solicitando que no se atacara a los campesinos de Marquetalia. El 27 de mayo comenzaron los ataques.
Tras duros combates, en junio el ejército recuperó el pequeño territorio que constituía Marquetalia y lo renombraron como “Villa Susana”, en homenaje póstumo a la primera dama de la nación. Izaron la bandera de Colombia y declararon por terminado el símbolo de la “subversión comunista”. El 20 de julio, los campesinos que fueron expulsados a bala de Marquetalia, hicieron público el Programa Agrario de los Guerrilleros en el que comunicaron públicamente su decisión de fundar una guerrilla que luchara por el poder político desde las armas. Para Marulanda ya no se trataba de defender la población que quería quedarse trabajando la tierra, sino de pasar a una fase ofensiva de la lucha armada: la conformación de guerrillas móviles. Luego de escapar de Marquetalia, tomaron rumbo hacia Riochiquito donde se disponían a participar de la Primera Conferencia del Bloque Sur, como fueron bautizadas las guerrillas en formación en septiembre de 1964. Riochiquito era una extensa zona del departamento del Cauca, con más de 5.000 habitantes entre indígenas y campesinos, dirigida por el líder del Partido Comunista Ciro Trujillo. Tras la llegada de Marulanda y la toma del municipio de Inzá por parte de la naciente guerrilla, el ejército ataca Riochiquito.
En esta situación, los guerrilleros sabían que no había lugar seguro para ellos. Luego de que el ejército se tomara Riochiquito, se dirigieron hacia la región del Duda en el Sumapaz, donde, en el año 1966, fundaron las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), con participación de delegados del Pato, Marquetalia, Guayabero y Riochiquito. Las “Repúblicas Independientes” habían formado un ejército. Se conformaron cinco grupos al mando de Joselo Lozada, Ciro Trujillo, Carmelo López y el último a cargo de Jacobo Arenas y Manuel Marulanda, quien, desde ese momento, se convertiría en el gran estratega militar de la naciente guerrilla. Su gran ambición era la formación de un ejército guerrillero que se tomara el poder por la vía de las armas. Marulanda fue nombrado Comandante en Jefe, dignidad que conservaría hasta el día de su muerte. Su vida, y su historia, se fundirían con la de este ejército naciente, en cuya construcción se le pasaron los años.
En 1968 sesionó la Tercera Conferencia Guerrillera en el Guayabero para evaluar el avance en la transformación planteada por Marulanda como el paso de la autodefensa a la guerrilla ofensiva. El objetivo era expandir la guerrilla por Tolima, Huila, Cauca y Magdalena Medio. La Cuarta Conferencia sesionó en el Pato en 1970 y la Quinta en el departamento del Meta en 1974. Al momento, las FARC contaban con tres frentes guerrilleros consolidados y tenían la posibilidad de organizar otros en Antioquia, Valle del Cauca y Cauca. La Sexta Conferencia Guerrillera, realizada en 1978, y la Séptima en mayo de 1982, se convirtieron en un hito clave en el crecimiento militar de las FARC, que adhirieron a su nombre las siglas EP, Ejército del Pueblo, con la idea de constituirse en un ejército que controlara posiciones y se estableciera en el territorio. Para el año 1982, las FARC-EP contaban con una fuerza de 17 frentes en todo el país. El 30 de enero de 1983, entablaron contacto con los emisarios del gobierno de Belisario Betancourt, lo que llevaría el 28 de mayo de 1984 a la firma de los acuerdos de la Uribe, en municipio del mismo nombre en el departamento del Meta, donde estaba instalado el Secretariado de las FARC-EP. Se acuerda un Cese al Fuego, sin entrega de hombres ni de armas, y el gobierno se compromete a impulsar una serie de reformas políticas, económicas y sociales que aclimataran la salida política del conflicto armado. Para Marulanda, la guerra emprendida por las FARC-EP era una guerra para construir la paz, a la cual se podía llegar por dos caminos: el triunfo militar de la insurgencia armada o producto de una negociación política.
En 1985, las FARC-EP, junto con organizaciones sociales, sindicales y partidos políticos, lanzaron una plataforma política, la Unión Patriótica (UP), en la que algunos guerrilleros empezaron a participar en política sin armas. En las elecciones de 1986 la UP obtuvo 14 escaños en el Congreso de la República, 18 diputados para 11 Asambleas Departamentales y 335 concejales para 187 Consejos. Jaime Pardo Leal, candidato presidencial de la UP, obtuvo 350.000 votos. Sin embargo, la persecución de la que fue objeto este movimiento político desde el momento de su fundación, que cobró la vida de más de 4.000 de sus dirigentes y militantes, conllevó al fracaso del proceso de paz. El último senador de la UP, Manuel Cepeda Vargas, cayó asesinado en Bogotá el 9 de agosto de 1994.
El 3 de junio de 1991, la Coordinadora Guerrillera Simón Bolívar, de la que hacían parte las FARC-EP, inició negociaciones en la ciudad de Caracas, Venezuela, con el gobierno de César Gaviria. No obstante, las negociaciones no avanzaron producto de la estrecha voluntad de negociación del gobierno nacional frente a las temáticas económicas, políticas y humanitarias en discusión. Finalmente, tras la muerte en cautiverio del ex Ministro Argelino Durán Quintero, quien había sido secuestrado por el Ejército Popular de Liberación (EPL) meses atrás, el 4 de mayo de 1992, se rompieron definitivamente las negociaciones. En 1998, recién posesionado como presidente, Andrés Pastrana se reuniría con Marulanda para definir las condiciones de una zona de despeje para emprender un nuevo proceso de paz con las FARC-EP. El 7 de enero de 1999, en San Vicente del Caguán, se dio inicio al proceso de paz con un acto público al que Marulanda se abstuvo de participar. Posteriormente, Marulanda confesaría que no se presentó porque tenía conocimiento de un plan para matarlo. Para él, el gobierno de Pastrana se alistaba para la incursión de las Fuerzas Militares Estadounidenses en el conflicto, y la zona de despeje representaba una posibilidad para la guerrilla de prepararse militarmente para ello. El 20 de febrero de 2002, el Presidente Pastrana ordenó la finalización de la zona de despeje y de los diálogos de paz.
Manuel Marulanda murió el 26 de marzo de 2008 en el departamento del Meta producto de un ataque cardiaco. Logró lo que pocos guerreros logran: duró más de medio siglo en la selva sin perecer en batalla. Falleció sin haber visto cumplido el proyecto al que le entregó su vida, un ejército insurgente que llegara al poder, dejando así trazada una guerra inconclusa, evidencia de una extensa problemática nacional pendiente por solucionar.
Obra
Manuel Marulanda, Cuadernos de campaña, disponible en http://www.rebelion.org/docs/68099.pdf
Cómo citar esta entrada: Aponte Moreno, Oscar Mauricio (2020), “Marulanda Velez, Manuel”, en Diccionario biográfico de las izquierdas latinoamericanas. Disponible en https://diccionario.cedinci.org