LAZARRAGA, José (Salvatierra-Agurain, Álava, España, 27/08/1887 – Montevideo, Uruguay, octubre 1965).
Sindicalista, diputado por el Partido Comunista, Secretario General de la Confederación General del Trabajo del Uruguay.
Nacido en Salvatierra, en la provincia vasca de Álava, hijo de León Florentino Lazarraga Mugarza y Florentina Helguea Elejalde. Emigró a Uruguay antes de cumplir la mayoría de edad, con diecisiete años.
Inicialmente se desempeñó en la industria lanar, trabajo al que comúnmente accedían los tempranos inmigrantes en el país. Tal como lo expone su hija, ya en esta primera instancia José comenzó a darse cuenta del desfavorecedor contexto de los empleados, “empezó a ver que las jornadas eran malas, largas, y a nuclearse con otros… descontentos”. En su próximo trabajo, en los molinos, logró formar un sindicato con algunos compañeros: el Sindicato de Molineros y Fideeros.
Su hija Clara señala que no fue sino hasta conocer a quien sería su esposa que José “verdaderamente se entregó a la política”, hacia 1920, cuando el Partido Socialista uruguayo había decidido integrarse a la Internacional Comunista. Lazarraga, sin embargo, debió su lealtad al Partido Comunista (PC) por el resto de su vida.
Como una temprana referencia a su presencia en el entorno sindical, encontramos en octubre de 1923 una crítica a su integración a la recientemente creada Unión Sindical Uruguaya (USU) —escindida de la Federación Obrera Regional Uruguaya (FORU)—, en el medio de prensa Solidaridad. Anarco-sindicalistas y comunistas —estos últimos en menor medida— confluían en la USU por sus simpatías con Rusia. En años posteriores, José Lazarraga sería definido por un militante anarco-sindicalista como “uno de los obreros comunistas que en verdad han luchado por el éxito del boycott contra la empresa Saint.”
En 1929 se funda otra central obrera, la Confederación General del Trabajo del Uruguay (CGTU), de la cuál José Lazarraga fue electo Secretario General, desempeñándose en el cargo por varios años. Se lo describe como un orador nato, según testimonios de su hija: “daba una conferencia y enseguida se nucleaba muchísima gente. Tenía una alegría de vivir y un contagio… eso atraía a los obreros que se estaban nucleando en sindicatos”. Agrega, además, que su padre fue el primer dirigente sindicalista dentro del PC, a pesar de ser “casi analfabeto, porque había salido de tercer año de escuela.”
A partir del período de entreguerras y luego de la crisis de 1929, recrudeció la represión antisindical y aumentaron las tendencias conservadoras en el país. La resistencia sindical fue dividida y disgregada, hubo persecuciones y detenciones y todo quien expresara ideología considerada revolucionaria estaba en la mira. El nombre de Lazarraga aparece en ciertos relatos en la clandestinidad pero también se destaca su soltura al ingresar al Parlamento en febrero de 1932 vistiendo sus ropas de trabajo. José había sido electo diputado por el PC en las elecciones de noviembre de 1931, pero tres meses después sería detenido durante una arenga que pronunciaba en una tribuna improvisada, con un número reducido de escuchas, por incitar al “derrocamiento del gobierno fascista”, según el informe policial. La Asamblea General, sin embargo, ordenó su puesta en libertad.
Durante su período como diputado, con su compañero Eugenio Gómez, impulsaron varios proyectos de ley relacionados con los trabajadores y el entorno sindical, que nunca fueron aprobados. Con el ascenso del presidente Gabriel Terra al poder —mediante un golpe de Estado— el 31 de marzo de 1933, José se vio obligado a abandonar su cargo en el Parlamento de manera definitiva. Comenzaba el despliegue de una importante legislación migratoria represiva que apuntaba a la deportación de inmigrantes sindicalizados, de la cual José Lazarraga logró estar exento. Dos de ellos fueron los españoles Juan Llorca y Francisco Carreño.
El inicio de la Guerra Civil española en 1936 tuvo sus repercusiones también en suelo uruguayo. Ya se vivía en el país un contexto de lucha antidictatorial a partir de la toma de poder de Terra, que además había suspendido relaciones con la República desde septiembre ese mismo año. El apoyo de los grupos sindicales se manifestó a través de varias organizaciones, entre las cuales cabe nombrar al Comité Central Sindical de Ayuda a España Democrática —orientado por comunistas—, el Comité Sindical pro Ayuda al Proletariado Español de la Unión Sindical Uruguaya, el apoyo de la FORU, etc. Se enviaba ropa, dinero, calzado, se hacía propaganda y se difundían actividades como la Exposición de Carteles (afiches) españoles realizada en el Ateneo de Montevideo, en diciembre de 1937.
Al apoyo indirecto de estas agrupaciones se sumó también la participación directa de militantes en la guerra. Se estima que una veintena de ellos partieron hacia Europa para colaborar con la causa republicana. Algunos de los nombres que se destacan en esta contienda son los de Andrés Rizzo y Antonio Pereira, comunistas; y Roberto Cotelo y el Dr. José Gomensoro, anarquistas. Lazarraga se sumó también, arribando a Barcelona en abril de 1937, emprendiendo la tarea de relatar, desde el periódico comunista Justicia, los hechos de boca de obreros y campesinos españoles en el frente de Madrid. José actuó en los frentes de Extremadura y Madrid, según el mencionado periódico, y el gobierno republicanó le delegó la tarea de evacuar Castellón y otros pueblos del Levante a comienzos de 1939. Partió desde Valencia el 22 de marzo de ese año, a pocos días de finalizada la contienda y anunciada la victoria de las filas franquistas.
Regresó a Uruguay en octubre de 1939, luego de un probable pasaje por la URSS. Fue electo integrante del Comité Ejecutivo del PC en su XIII Congreso, sin embargo, en noviembre de 1940 fue separado y expulsado del PC uruguayo, acusado de “trotskista”. Reingresaría al Partido en 1955, según testimonios, a causa de una gestión personal impulsada por Rodney Arismendi, Secretario General del Partido Comunista en su momento.
José Lazarraga llegó al final de su vida militando. En palabras de su hija: “en la noche anterior [de su fallecimiento] él repartió volantes, como hasta las nueve y media de la noche… cenó, se acostó… y a las dos de la mañana [falleció]”, a la edad de 78. Nos lega una imagen de luchador social y militante político, que sin temor a desafiar las costumbres se aventuró dentro del Parlamento vistiendo gorra y overol.
Cómo citar esta entrada: Porrini, Rodolfo (2025), “Lazarraga, José”, en Diccionario biográfico de las izquierdas latinoamericanas. Disponible en https://diccionario.cedinci.org.