JANIN, Francisco

De origen francés, hijo de Marie y de Pierre Janin. Emigra a la Argentina 1887, a la edad de quince años. Trabaja como estibador en el puerto de Buenos Aires.

Participa a comienzos de abril de 1902 en el I Congreso de Estibadores de la Argentina y del Uruguay que se realizó en el barrio porteño de La Boca. Estuvieron presentes 25 delegados, dos de los cuales representaban a los obreros de este gremio en el Uruguay. Se resolvió un pacto de confederación de los estibadores de los puertos de estos dos países bajo el nombre de Federación de Estibadores de la Argentina y el Uruguay. Al mismo tiempo fue recibida con simpatía la idea de adherirse a la Federación Obrera Argentina (FOA), fundada en 1901. Los anarquistas Ernesto Janin y Francisco Ros fueron sus dirigentes más destacados. La Federación no tardó en alcanzar los 3.000 afiliados y cierta solidez financiera gracias al cobro regular de las cuotas entre los afiliados. Janin fue delegado por los obreros del puerto de Buenos Aires al II Congreso de la Federación Obrera Argentina (FOA) del 19 al 21 de abril de 1902, siendo electo por 23 votos como miembro de su comisión administrativa.

En noviembre de 1902 es uno de los protagonistas de la primera huelga general que tuvo lugar en la Argentina. La huelga se inició a principios de noviembre con la negativa de los estibadores del puerto de Buenos Aires a cargar bolsas cuyo peso fuera superior a los 65/70 kilos. La Federación de Estibadores logró extender la medida a otros puertos argentinos (Campana, San Nicolás, Bahía Blanca, Zárate, Rosario). Tras una violenta represión en el puerto de Zárate, la huelga se extendió a los obreros de la carne y a los papeleros. El 17 de noviembre se sumaban los obreros del Mercado Central de Frutos de Barracas al sur reclamando la abolición del trabajo a destajo y la jornada laboral de nueve horas. El 20 de noviembre la FOA decide lanzar la huelga general.

El presidente Julio Argentino Roca envía entonces al Congreso el Proyecto de Ley de Residencia, que autorizaba al Poder Ejecutivo a impedir la entrada y a expulsar extranjeros “cuya conducta comprometa la seguridad nacional o perturbe el orden público”. Apenas el Congreso sancionaba el 22 de noviembre de 1902 la ley el tiempo record, Janin estuvo entre los primeros líderes anarquistas que ordenó detener el jefe de policía Francisco J. Beazley. Janin, para evitar la deportación, declaró ante Beazley que no era anarquista, una estrategia apta para que el joven abogado socialista Enrique del Valle Iberlucea pudiera asumir su defensa y presentar un recurso de habeas corpus. Toda la prensa, incluido el Courrier de la Plata, el diario de la comunidad francesa en la Argentina, levantó voces de protesta contra la deportación de un trabajador de origen francés que debía partir a Montevideo con su esposa María Ducret y sus siete hijos pequeños. La coartada no fue del agrado de sus compañeros de La Protesta Humana, que daban la noticia del siguiente modo: “Francisco Janin, otro deportado, consiguió que la prensa se ocupara de él porque tuvo el buen tino (?) de no declararse anarquista y mandar una carta a los diarios delatando ciertos vicios sociales.

El Diario llegó a proclamarle benemérito de la Patria”. Y añadía: “Pero ni por ésas pudo salvarse del destierro. Era secretario activo e inteligente de la Sociedad de Estibadores y por eso se había atraído las iras de los burgueses del puerto. Deportándolo, iban a echar al suelo la asociación. Tampoco se libró del ensañamiento policial. Temiendo el señor Beazley que la agitación periodística le arrancara la presa de entre las manos, le dio a elegir la salsa en que debía ser guisado. ‘Si usted desiste del recurso de habeas corpus, lo mandamos a Montevideo previamente para que arregle sus asuntos y marche a Europa. Si no, lo metemos en un calabozo a pan y agua, y lo embarcamos en el primer vapor para Francia señalándolo a la vigilancia de aquellas autoridades para que no lo dejen en paz. Elija’. Janin, claro está, optó por lo primero” (“In crescendo. Premeditación, alevosía y ensañamiento, en: La Protesta Humana nº 202, Buenos Aires, 7/2/1903, p. 4).

Desde Montevideo, el 1° de abril de 1903 Janin suscribe con otro anarquista deportado, el periodista de origen italiano Alessandro Scopetani, una circular —que reproducen La Protesta Humana, El Gremio (órgano de la Sociedad de Resistencia de la Unión Cocheros de Buenos Aires) y otros medios obreros— convocando a una campaña internacional de boycott comercial a la Argentina hasta que se derogue la Ley de Residencia. Su domicilio en Montevideo se encontraba en la calle Carmen 2.

En junio de 1904 el recientemente electo diputado socialista Alfredo Palacios llevaba su caso a la Cámara de Diputados. El día 20 de junio señalaba en la Cámara baja: “Se trata de un padre que hoy tiene siete hijos, que llegó a la Capital de la República Argentina a los quince años, habiendo formado aquí su hogar, que no hacía propaganda anarquista, que no intervenía en huelgas […], que fue detenido por orden del jefe de policía […] que lo sustrajo a su jurisdicción, lo embarcó con destino a Montevideo y le advirtió que si no renunciaba al recurso interpuesto, lo deportaría a Francia, su país de origen” (Cámara de Diputados, Diario de Sesiones, Buenos Aires, Congreso Nacional, 1904, pp . 517-523).

Janin retorna a Buenos Aires en 1904, pero es nuevamente deportado tras la represión que sigue al frustrado levantamiento radical de febrero de 1905. En Montevideo nace otro de sus hijos y cuando retorna definitivamente a Buenos Aires pocos meses después nacerán otros cuatro, totalizando doce.

Imposibilitado de conseguir trabajo en el puerto, logra instalar con el apoyo de los panaderos de la comunidad francesa un comercio de panadería en la Avenida Las Heras al 1300 llamado “La Exposición”, que atiendió hasta sus últimos días con la ayuda de sus hijos. Devenido pequeño comerciante, alcanzó a ocupar cargos en el Centro de Patrones Panaderos. Uno de sus doce hijos fue el militante socialista Ernesto Janin.