TORRES GIRALDO, Ignacio (Seudónimos: Iván Alín, Camilo Rueda, El Conde Henao, Lino Linares, Iván Ivanovo, El Profesor Equis, El Profesor Nimbus) (Filandia, Viejo Caldas actualmente pertenece a Quindío, Colombia 05/05/1893 – Cali, Valle del Cauca, Colombia 15/11/1968)
Carpintero, topógrafo, tipógrafo, organizador de sindicatos y cooperativas, periodista, librero, educador sindical, presidente de la Confederación Obrera Nacional (CON), miembro del secretariado del Partido Socialista Revolucionario (PSR), secretario general del Partido Comunista de Colombia (PCC), representante a la Cámara por el departamento de Cundinamarca, concejal de Bogotá, ensayista e historiador.
Sus padres fueron Ignacio Antonio Torres y Dolores Giraldo, de ancestros de la región del llamado, en la última mitad del siglo XIX, el Antioquia Grande, y quienes hicieron parte de la población que desde allí colonizó importantes zonas del centro y suroccidente colombiano. Según su Anecdotario Ignacio fue el mayor de al menos cuatro hermanos (tres hombres y una mujer que son mencionados allí), quienes durante la niñez y adolescencia vieron en Pereira y Sevilla, ciudades que crecieron con la colonización antioqueña de finales del siglo XIX y principios del XX. El destino de la vida familiar fue marcado por la guerra de los mil días (1899-1902) y la tragedia de la muerte de la madre, en 1902. Y a raíz de la guerra, el padre que fue guerrillero liberal, fue encarcelado con frecuencia en aquellos años y por esta razón llevó una vida de perseguido político tras el triunfo de los conservadores.
Durante su infancia y adolescencia no tuvo acceso a escuela alguna, y aprendió a leer y escribir muy tarde, a los 16 años, puesto que por la tragedia familiar anotada se vio obligado a trabajar desde niño, en labores agrícolas, como comerciante, viviendo en casa de sus abuelos maternos. En 1909 a sus 16 años escribió en su Anecdotario que empezó “a vivir una vida medio civilizada” (2004, p. 23) aprendiendo a escribir y leer con su hermana de 7 años y su abuela materna. Para 1911, se convirtió en un lector habitual, comprando y alquilando libros de autores españoles y franceses. Entre 1912 y 1913 asistió en condición de oyente al colegio público Arcadio Herrera de Pereira, y posteriormente a cursos de bachillerato en la Universidad del Cauca, en Popayán, que fueron interrumpidos por una huelga, que tuvo como resultado la expulsión de varios profesores y estudiantes. En su adolescencia empezó a simpatizar con Rafael Uribe Uribe y Benjamín Herrera, caudillos liberales, que habían dirigido a las guerrillas durante la guerra de los mil días, y del primero leyó su ensayo “Socialismo de Estado” (conferencia de 1904), que como en el caso de muchos otros socialistas revolucionarios se vincula a las ideas socialistas a través de liberales radicales colombianos.
Al tiempo, empezó a incursionar en el mundo artesanal y obrero desde 1911, a sus 18 años, cuando ingresó en calidad de aprendiz al taller de sastre de Germán Uribe Zuleta, “veterano de varias guerras, coronel efectivo, entendido en política y muy beligerante en ella”, quien “animaba una interesante tertulia de gentes importantes del Pereira radical de entonces” (Torres, 2004, p. 28). También en ese año, asistió “al taller de carpintería del ‘maestro Quiroga’, artesano conservador interesado en la causa obrera, desde el punto de vista católico, donde tenía lugar una asamblea con motivo del primero de mayo”. Y según narra en su Anecdotario, fue a partir de allí que se hizo “revolucionario de ideología proletaria”, pese al tono socialcristiano de esa reunión. Aunque advirtiendo: “Claro que no de la noche a la mañana, sino a través de un proceso lógico, en el cual me fueron muy útiles las charlas de la tertulia del coronel Uribe Zuleta, y sobre todo el ambiente de los obreros del taller” (Torres, 2004, p. 28).
Por el término de cuatro años participé en la organización de varios sindicatos y en la preparación y dirección de diferentes huelgas. En 1925, en colaboración con ‘Los Iguales’ –grupo promarxista creado en 1923- fundé el periódico La Humanidad, que dirigí hasta 1928. En 1925 presidí, en Bogotá, el Segundo Congreso Nacional (La CON), de la cual se me eligió Primer Secretario General. En 1926 ―como secretario de la CON― estuve en Panamá, informándome discretamente de algunos problemas. A raíz de este viaje, y con la ayuda del líder estudiantil cubano, Julio Antonio Mella y del marinero boliviano, José González Arce (José estuvo en Colombia), contribuí a organizar la Sección Colombiana de la Liga Mundial Anti-imperialista, de la cual fui su dirigente. En dicho año de 1926 presidí en Bogotá, el Tercer Congreso Obrero que creó el Partido Socialista Revolucionario, de cuyo secretariado hice parte. En 1927 estuve en la Primera Convención Nacional del PSR, en La Dorada, y recibí el encargo de redactar el proyecto de programa del partido. En este mismo año ayudé a fundar en Medellín el periódico La Justicia que dirigió María Cano.
(Torres, 1964, pp. XIII y ss)
Siguiendo con el orden cronológico de su incursión en la política socialista, en 1914, el mismo año en que asesinan a Rafael Uribe Uribe y se inicia la I Guerra Mundial, comienza su actividad como periodista. En Pereira hizo parte del periódico anticlerical El Aguijón, publicado por un grupo de jóvenes liberales uribistas bautizado por los curas de Pereira como los “ravacholes”, quienes por sus artículos fueron procesados por sacrílegos, y varios condenados a cárcel, la misma que pudo ser eludida por Torres Giraldo, por ser considerado un joven “decente a quien estaban perjudicando las malas compañías” (Torres, 2004, p. 33). En ese mismo año un grupo de liberales sobresaliente de Pereira fundó el colegio de primaria y secundaria, Instituto Murillo Toro, dirigido por Benjamín Tejada Córdoba, padre del que sería el gran cronista comunista, Luis Tejada, a la vez sobrino por vía materna de María Cano. En dicha institución Torres Giraldo impartió clases de gramática y colaboró con el periódico El Surco. Por aquel entonces su influencia principal fue la del socialismo de Jean Jaurés, de la que va a decir años después que “Falto, obviamente, de maduración política y de la menor noción de la dialéctica marxista, no entendí la posición proletaria en la guerra sino en su final, cuando estalló la gran revolución rusa. En estas condiciones, mis escritos de entonces, eran apenas comentarios muy superficiales, en ocasiones de resistencia a la exagerada propaganda de proselitismo que hacían en Colombia las embajadas de Inglaterra, Francia y los Estados Unidos” (2004, p. 32).
Para 1916 fundó también en Pereira el periódico El Martillo. Periódico del Pueblo, donde continuó con su posición uribista (se funda en el segundo aniversario de la muerte de Rafael Uribe Uribe), de socialismo pacifista, y donde además insinuó su vocación internacionalista, manifiesta en el slogan del periódico ―que luego va a mantener en otras empresas periodísticas―, que reproduce una frase de Schiller: “Soy ciudadano del mundo/y compatriota del hombre/mi patria no tiene nombre”. Esta empresa editorial produjo 38 entregas y es recordada por ser el primer periódico donde publicó Luis Tejada, pero abandonó Pereira en 1917 por la estrechez de la pequeña ciudad, que llevará a Torres Giraldo a migrar a Cali. Allí permaneció ese año, y editó, sin éxito, el periódico La Democracia, e igualmente no logró engancharse a un trabajo, por lo que en 1918 viajó a Popayán, ciudad colonial, donde participó en la creación del Directorio Departamental Socialista del Cauca, y su órgano el periódico La Ola Roja fundado en 1919. También entre 1919 y 1920 escribió y publicó bajo seudónimo dos folletos de agitación de ideas: “Prosas Libres y Gritos de Rebelión” (Torres, 1964, p. XIII). Por aquellos años en Popayán frecuentaba al poeta conservador Guillermo Valencia, leyó por primera vez El Capital de Marx en la versión abreviada escrita por Deville, así como El Origen de la familia, la propiedad privada y el Estado de Engels (Torres, 2004, p. 64 y Torres, 2005, p. 10). Habitando esa ciudad conoció al líder indígena Manuel Quintín Lame y las circunstancias de la población aborigen oprimida desde la colonia por terratenientes blancos (Torres, 2004, pp. 64 y ss).
A nivel nacional, en 1919, se convocó al Primer Congreso Obrero Nacional, con el objetivo de fundar el Partido Socialista de Colombia (PSC), pero desde el Directorio Socialista del Cauca se hicieron objeciones al congreso, pues dicho partido no era amigo “del Régimen Soviético instaurado por el pueblo ruso” (Torres, 2005, p. 10). En 1922 viajó de incógnito a Guayaquil, Ecuador, por invitación de un grupo de cooperativistas. Para entonces se había hecho a un nombre entre los diferentes núcleos socialistas existentes en el país, gracias a su papel dirigente en huelgas en la industria del carbón y el ferrocarril del occidente colombiano. Con estas experiencias regresó a Cali, en 1923, donde ese mismo año se casó con Carmen Quijano Campo y nacieron sus dos hijos: Eddy (1924) y Urania Torres (1926). En 1924 perteneció a la redacción del periódico semanal El obrero del Valle, “y al mismo tiempo dirigía un centro comunista clandestino fundado en aquella región, que luego entró en relaciones con centros similares que nacían en Medellín, Cartagena, Ciénaga, Santa Marta y otros lugares. Estos embriones de comunismo que tenían más un carácter de información teórica, estaban centralizados en Bogotá, en donde un grupo de revolucionarios encabezados por Tomás Uribe Márquez, Pepe Olózaga, Silvestre Zawisky y no pocos obreros y estudiantes influenciados por los Soviets, empezaba a difundir las primeras ideas” (Torres, 2005, p. 11). Y para continuar el relato, valga valernos de sus propias palabras escritas en su síntesis autobiográfica:
Desde aquel 1927, el PSR entró en un ciclo de represión estatal, iniciado con el encarcelamiento de los participantes en la Convención de La Dorada, de hecho esta se realizó en la cárcel de aquel puerto sobre el río Magdalena, y continuó, en palabras del propio Torres Giraldo, con signo de la reacción gubernamental:
Había pasado la segunda huelga desastrosa de los campos petroleros de Barracabermeja, hecho que inevitablemente tenía que contrarrestar en el panorama nacional, en mucha parte, los nuevos éxitos obtenidos en varios frentes de lucha, sobre todo entre los ferroviarios que acababan de ganar una espléndida victoria en las líneas del Pacífico. Acababa de cumplir mis primeras prisiones, iniciadas en Tunja y continuadas luego en Cali y Manizales; María Cano, Tomás Uribe Márquez y otros destacados dirigentes del pueblo habían sido sacados, mano-militar, del departamento de Boyacá; el caudillo anarco-socialista, entonces popular en el país y sobre todo en las petroleras, Raúl Eduardo Mahecha, estaba en la cárcel junto con un grupo de sus colaboradores. En esta situación que se agudizaba más a cada día, creció y llegó a predominar en los cuadros de dirección del socialismo revolucionario, la tendencia insurreccional que no veía otra salida que no fuera la de un levantamiento en armas.
(Torres, 2015, p. 15).
A raíz de sus encarcelamientos Torres Giraldo escribió en su cautiverio en Cali Gobierno del Pueblo. Por el pueblo para el pueblo, y en su larga estadía en el presidio de Manizales la novela Fuga de sombras (1928). En 1928 fue elegido en el IV Congreso de la Internacional Sindical Roja, realizado en Moscú, miembro de su Consejo Ejecutivo, pero a finales de ese año se sellará el destino trágico del PSR, lo que está referido al desenlace de las conclusiones de la Convención de La Dorada, que había decidido dar un paso a la clandestinidad y colocar a la cabeza del denominado Comité Central Conspirativo a Tomás Uribe Márquez, mientras que un Comité Central Ejecutivo se dedicaba a las relaciones políticas (Uribe, 1994, p. 244). Pero la insurrección fracasó, y el acontecimiento que la sepultó fue la huelga de las bananeras de United Fruit Company, en Ciénaga (en la costa Atlántica de Colombia). A finales de 1928 los trabajadores en alianza con autoridades locales y orientados por dirigentes del PSR, se lanzaron a una huelga, en cuyo transcurso Torres Giraldo se hizo presente, tras haber obtenido la libertad en Manizales, pero de nuevo fue encarcelado en Santa Marta. La huelga tuvo su desenlace trágico el 6 de diciembre, cuando el ejército colombiano masacró a un número indeterminado de trabajadores y sus familias. Y ya el PSR no se pudo recomponer, pues sus líderes fueron recluidos en cárceles, e Ignacio Torres Giraldo fue desterrado en sociedad conformada por el gobierno colombiano y la United Fruit Company, llevándolo con engaños de costas colombianas a Holanda, donde éste hizo contactos para pasar primero a Berlín y luego a Moscú. De este periplo nos legó su libro Cincuenta meses en Moscú (2005 [1942]), que resume de forma comprimida en el siguiente párrafo:
En 1928 me eligió el IV Congreso de la Internacional Sindical Roja, miembro de su Consejo Ejecutivo, y con tal carácter asistí, en Moscú, al Pleno Ampliado de diciembre de 1929. Este Pleno me incluyó en la Comisión Preparatoria del V Congreso, que se efectuó en 1930. En este año presidí la Conferencia Latinoamericana del Trabajo, reunida en Moscú. En 1931 ingresé al Secretariado Latinoamericano de la Internacional Comunista: Por el tiempo que trabajé en el Secretariado desempeñé, el cargo de Dirigente Político de los estudiantes de habla castellana –españoles-americanos- de la Escuela Internacional Leninista”.
(Torres, 1964, p. XIV).
Al respecto hacemos una parada en la narración cronológica para reflexionar sobre el proceso de estalinización de nuestro biografiado. Para efectos de este diccionario nos centraremos en interrogar a algunos cuantos documentos del propio biografiado. En lo que se conoce como el proceso de estalinización del liderazgo socialista en Colombia definido por cuatro características fundamentales: desvalorización de la propia prehistoria, denuncia de las desviaciones, la introducción de una autocrítica ritualizada y la defensa incondicional de la Unión Soviética (URSS) (Meschkat y Rojas, 2009, pp. 37 y ss). Al respecto al menos las tres primeras características se pueden leer en un ejercicio de autocrítica de Torres Giraldo, escrito en Berlín y fechado en marzo de 1931, y al cual le colocó el sugestivo título de Liquidando el pasado, del cual reproducimos uno de sus más reveladores pasajes:
Este partido compuesto por varias clases, tenía razonablemente varios modos de pensar: la revolución y el reformismo fueron sus dos principales fisonomías. Pero es preciso subrayar que la fuerza revolucionaria tenía toda la masa. ¿Qué hacemos, entonces los elementos revolucionarios de los cuadros de dirección? Hacer una falsa apreciación de la situación y planear una insurrección! Era un demasiado optimismo que conducía a la sobreestimación de las fuerzas, pero antes que esto, era una ausencia completa de marxismo-leninismo. ¿Qué hace la dirección del movimiento una vez pasa a la preparación de la insurrección? Adoptar una línea política oportunista, dentro de la cual se aplicaba una serie de tácticas absurdas. Con [agregado a mano: objeto de] seguir aliados en todas la “oposiciones” sin partir de ningún caso del análisis de clase de estos aliados. Ajustar los planes de insurrección a las perspectivas de hechos que se habrían de forjar, mezcla jacobina y blanquista de las revoluciones a lo idealista.
(Meschkat y Rojas, 2009, p. 619).
A este proceso también fueron llevados otros importantes líderes del PSR, como Tomás Uribe Márquez, Ángel María Cano, Julio Buriticá, Jorge del Bosque, entre otros, y del cual rehuyó Raúl Eduardo Mahecha, se alejó Manuel Quintín Lame y María Cano rechazó abiertamente a través de cartas dirigidas al primer secretario general del PCC, donde incluso renunció al cargo de miembro suplente del comité central de dicho partido, tras ser fundado en julio de 1930 en un Congreso del PSR (en: Torres, 1980, pp. 134 y ss). Ahondando sobre Torres Giraldo a partir de su libro Cincuenta meses en Moscú escrito en 1942 ―en donde relata su experiencia durante el primer plan quinquenal que fue entre de 1929 a 1934― aborda el tema de la cuarta característica de la estalinización, referida a la defensa incondicional de la URSS, sin ser tan severo como en sus escritos autocríticos ante la Komintern, comienza reconociendo la desventaja que eso representa por su escasa apropiación del marxismo-leninismo y la derrota del PSR desde diciembre de 1928, producto del fracaso de la insurrección que tenía como ignición la huelga de las bananeras en Ciénaga, Magdalena, que terminó en una horrenda masacre, constituyéndose en el bautizo de sangre de la clase obrera colombiana, y generando una honda pregunta por el reacomodo, la conversión ante lo imponente de la revolución triunfante, de modernización acelerada que se vivía en la “república de los trabajadores”, mientras que occidente atravesaba una dura crisis económica. Incluso pareciera que se sintiera aliviado por el estimulante ambiente en que se desenvolvió su experiencia, tal y como lo manifiesta en el siguiente aparte:
Debo advertir, al iniciar esta síntesis de mis experiencias en la Unión Soviética, que no fui a Moscú en condiciones políticamente ventajosas. Es decir, no fui en período de auge de nuestro movimiento de masas que realmente declinó en 1928; no fui a raíz de una batalla victoriosa; no fui después de haber contribuido a clarificar una posición política marxista frente a los problemas colombianos. Llegué a Moscú con el bagaje de mis confusiones teóricas, con mis rudimentarias concepciones en materia de estrategia y táctica comunista, con una espesa ignorancia ante el método del análisis creado por Marx y Engels, Lenin y Stalin. Llegué después del fracaso de la zona bananera que significaba al mismo tiempo el fracaso del socialismo revolucionario. Llegué como un caudillo derrotado. Esta situación, encontraba cierta prevención en algunos elementos que pensaron ver en mis actos una explicación de los errores cometidos en Colombia, dejando de lado el trabajo del análisis de lo que realmente pasaba en el complejo de los problemas nacionales y de clase. Debo decir que no estaba en ánimo de ningún dirigente soviético esta prevención y que por el contrario me sentí muy estimulado por ellos… A pesar de todo, no salí mal librado en los extensos informes que rendí durante varios años, primero ante el Secretario General de la Internacional Sindical Roja, es decir, ante Lozovsky y sus inmediatos ayudantes y luego ante la Internacional Comunista, o sea ante su jefe inmediato, camarada Munuitsky, y sus secretarios. De paso debo decir aquí que Munuitsky fue quien más me estimuló en Moscú, incluso otorgándome cargos y distinciones que lo [no] habían recaído antes en ningún líder latinoamericano.
(Torres, 2005, pp. 34 y ss)
Pero antes de continuar el relato cargado de admiración por los avances, por el “progreso” acelerado de la URSS, es necesario advertir que, entre las investigaciones sobre los movimientos de la década del 20, sobre su discurso y mentalidad ya tiene la fuerza de lugar común la confianza ciega en la razón y la ciencia como motores del progreso e instancias neutras de la humanidad (Gómez-Muller, 2009; Archila, 1991; Vega, 2002 y Núñez, 2006). De manera que la formación de Torres Giraldo en la URSS es filtrada por este código cultural en asocio con su experiencia colombiana en el periodismo, la organización y la movilización popular. Debido a que en su escrito sobre los meses moscovitas sobresale la relación entre la ideas del marxismo soviético, la vida en las fábricas y las granjas industrializadas, ratificadas emocionalmente por su breve contacto con Stalin, en calidad de espectador en un evento de presentación de resultados del plan quinquenal (Torres, 2005, pp. 98 y ss), así como la anatemización de los bolcheviques arrinconados por el estalinismo: Kámemef, Zinóviev, Bujarin, Tomski, y sobre todo Trotski (Torres, 2005, pp. 109 y ss). Entre tanto el PSR es tomado por el Comintern, y en su congreso de 1930 se transforma en el PCC.
En este punto nos podemos detener para recopilar en unas cuantas características, lo que el trabajo historiográfico de los últimos 34 años ha recuperado como un marxismo vivo, que sin los moldes congelados de las recetas de una revolución triunfante y con algunos rudimentos adquiridos en la lectura de Marx, Lenin, Trotski, Bakunin, pero también de la realidad nacional, se inventaron mecanismos de comunicación con los inconformes aislados geográficamente, a través de las giras de María Cano (Arango, 2001), unidad del movimiento obrero y el movimiento popular sin hegemonismos obreristas, uniendo a todos los explotados y oprimidos (obreros, artesanos, indígenas, campesinos, pequeños comerciantes, cosecheros, mujeres, estudiantes, intelectuales) (Uribe, 1994, pp. 298 y ss), colocando gran flexibilidad en la organización partidaria, alejada de los rígidos preceptos de la teoría de la organización leninista impuesta desde afuera, y donde la iniciativa urbana se combinaba con la combatividad rural, en el entendido que la estructura orgánica se correspondía a las condiciones de cada territorio (Cilep, 2011). Además, en la solidaridad, la generación de una opinión pública y la vocación de unidad en la diversidad ideológica posibilitaron la coordinación de un amplio movimiento subalterno y la legitimación en este del PSR como concreción de un objetivo partidario, el de convertir reivindicaciones economicistas en proyecto de huelga de masas en el horizonte de crear una situación revolucionaria (Meschkat, 1983, pp. 163 y ss). Pero esto se echó al olvido y pese a que Torres Giraldo a su regreso al país en 1934 fue nombrado secretario general del PCC, y duró en el cargo hasta 1939, se encontraba ante un partido escuálido, sin iniciativa y buscando amoldarse a los dictados de Moscú y, por lo mismo, colocándose de espaldas a la realidad nacional y a la dinámica de la gente rebelde que no cabía en los manuales de marxismo-leninismo.
En este trance Torres Giraldo se debatía entre lo creado y aprendido en el PSR, la incuestionable doctrina estalinista y la dinámica política nacional entre el reformismo progresista y la reacción fascistoide. Entre sus actividades como dirigente del PCC se destacan, la dirección del órgano del PCC el periódico Tierra, su papel de conducción en la huelga del Ferrocarril de Antioquia en el año de 1934, la cual narraría en la Huelga General en Medellín, libro publicado el mismo año. También en ese año, dirigió la llamada “huelga general del desquite de las bananeras”. Además, durante todo 1935 el PCC dirigió y apoyó una serie de huelgas de trabajadores. En este contexto se formó el Frente Popular, de acuerdo a los postulados del Komintern, y afianzan una alianza con el gobierno liberal de Alfonso López Pumarejo (1934-1938) y su Revolución en Marcha, que hasta 1936 impulsó una legislación laboral progresista y una reforma agraria, que fue frenada por fuerzas del mismo partido liberal. Por si fuera poco, en 1935 Torres Giraldo fue electo parlamentario por Cundinamarca y dos años más tarde concejal de Bogotá, únicos cargos políticos que ostentó en su vida. Pese a la agitación laboral y la alianza obtenida en el marco de la política del Frente Popular, las disputas ideológicas en el PCC se incrementaron, y Torres Giraldo solicitó su relevo en la Conferencia Nacional de 1939, dando paso a la secretaría general de Augusto Durán que incluso luego le cambió de nombre al partido, por el de Partido Socialista Democrático (PSD), y en 1942 expulsaron a Torres Giraldo, acusándosele de trotskista. A pesar de esto la tendencia del denominado “socialismo democrático” fue marginada de las elecciones a cuerpos colegiados del 16 de marzo de 1947, lo que debilitó la posición de Augusto Durán, y en Congreso extraordinario efectuado en Bucaramanga de ese mismo año, se decidió retirar a Durán y solicitarle a Torres Giraldo su reingreso, pero éste se negó a aceptar el ofrecimiento y se declaró marxista independiente.
En adelante, entre 1949 y 1963 Torres Giraldo vivió en Medellín junto a las hermanas Carmen y María Cano. Tras la muerte de Carmen en 1963, María se mudó con una sobrina e Ignacio regresó a Palmira. La relevancia de Torres radica en su labor de organizador y periodista de la naciente clase obrera colombiana, haberse inscrito en el proceso de “autocrítica” durante la estalinización y dirigir el PCC entre 1934 y 1939 y expulsado en 1942. Tras lo cual se dedicó a la escritura de textos históricos, sociológicos, politológicos y económicos, entre los cuales brillan los 5 tomos de Los inconformes (edición póstuma), la memoria de la rebeldía popular desde la colonia hasta la década de 1940, además de que avanzó una caracterización de la sociedad colombiana que quedó plasmada en varios libros publicados con gran esfuerzo, así como en otros que quedaron inéditos. Para cerrar este perfil podemos detectar que su programa de investigación va surgiendo de las demandas educativas de las masas, como lo hemos dicho en el caso de Los inconformes, y de las exigencias programáticas, como puede ser el caso de sus cinco cuestiones colombianas: La cuestión sindical en Colombia, La cuestión industrial en Colombia, La cuestión indígena en Colombia, La cuestión campesina en Colombia, La cuestión imperialista en Colombia. Escritas entre 1946 y 1947, las tres primeras publicadas en vida y las dos últimas aún inéditas. También sobre la relación entre programa político y programa de investigación podemos encontrar varios testimonios como el artículo de prensa titulado “El primer congreso nacional del PCC”, aparecido el 17 de julio de 1939 en el periódico comunista de Bucaramanga Bandera Roja, en el cual se presenta la siguiente proclama:
Y es bajo este signo de unidad que nuestro Partido estudiará las formas y métodos para llegar a la formación de una gran alianza de fuerzas nacionales y sociales progresistas y democráticas, sobre la base de la realidad colombiana, del propio desarrollo de la conciencia popular, de la justa interpretación de los hechos y de una amplia asimilación de la experiencia.
En las últimas dos décadas de su vida, se dedicó a la redacción de los libros y artículos ―muchos de estos firmados con seudónimo―-, así como a la educación sindical, tanto en Medellín como en Cali, e incluso en 1964 preparó un curso de economía política para el Instituto Popular de Estudios Económicos y Sociales. Como hemos dicho, en 1963 se radicó en Palmira, donde fundó una pequeña librería llamada Cervantes, donde además reunió un círculo de estudios marxistas. Y su vida finalizó en Cali el 15 de noviembre de 1968, producto de un paro cardiaco.
Para fortuna de la historia de las izquierdas colombianas y latinoamericanas, la hija de Torres Giraldo guardó el archivo que su padre organizó y atesoró hasta su muerte, y lo donó a la Biblioteca Mario Carvajal de la Universidad del Valle, que lo ha catalogado y puesto al servicio del público desde el año en curso. También gracias a la desclasificación de los archivos de la Komintern, conocemos por gestión e investigación de Klaus Meschkat y José María Rojas, los documentos que sobre el Partido Socialista Revolucionario (PSR), del que fuera dirigente Torres Giraldo durante su efímera existencia entre 1926 y 1930, se conservaban en Moscú. En esos materiales se comprende el periodo de 1927 a 1933, es decir el lapso en que se desarrolla el PSR, la coyuntura de fundación del Partido Comunista de Colombia (PCC) en el Congreso del PSR de 1930 y, a partir de lo cual, se inicia el proceso de estalinización de un movimiento que había surgido con una creatividad inusitada inscrita en tradiciones de luchas e ideas socialistas y liberal radicales colombianas, con una recepción vibrante y abierta del marxismo y el anarquismo.
Obra
Cronológicamente
- Programa del Partido Socialista, Bogotá, Editorial Santafé, 1925
- “Inquisición policiva”, 1928
- “A modo de constancia” 1930
- “Ideas para una plataforma de orientación y encauce del movimiento sindical unificado de Colombia, independiente de los patrones, del Estado y de los partidos políticos tradicionales”, 1931
- “Les dotroits et les devorirsd´unmembre du parti. De Lenine et Staline”, 1931
- “IX Gobierno y Partidos Políticos”, 1931
- Huelga general en Medellín, Bogotá, Cooperativa de Ediciones, 1934
- “¡En vísperas de nuevos grandes combates en la zona bananera!”, 1935
- “El problema de la descentralización y la posición de los comunistas”, 1939
- “El Primer Congreso Nacional. El partido Comunista Colombiano”, 1939
- “Una constancia ante la dirección nacional del Partido Comunista de Colombia”, 1940
- “Las reliquias del liberalismo”, 1942
- 50 meses en Moscú. Relatos que contestan a todas las preguntas que la gente se hace sobre la Unión Soviética, Cali, Universidad del Valle, 2005 [1942]
- “Una opinión sobre los problemas del petróleo en Colombia”, 1946
- La cuestión sindical en Colombia, Bogotá, Letras del Pueblo, 1973 [1946]
- “La cuestión campesina en Colombia”, 1946
- La cuestión indígena en Colombia, Cali, Publicaciones Universitarias, 1968 [1946]
- “Recuerdos de infancia”, 1946
- La cuestión industrial en Colombia, Bogotá, Coopnalgraficas, 1947
- “La cuestión imperialista en Colombia”, 1947
- “Un comentario más sobre la devaluación de la libra esterlina”, 1949
- “A propósito de los últimos decretos de carácter social expedidos por el gobierno”, 1949
- “Por si usted no lo sabía”, 1950
- “Daniel”, 1950
- “Errores de métodos de trabajo o el mal llamado asunto de la propaganda escrita”, 1950
- “Propósitos”, 1950
- “Cinco comentarios”, 1950
- “Diálogos en la sombra”, 1950
- “Situación del escritor”, 1950
- “Sobre la mujer en la Rusia Soviética: su formación mental, su actitud ante la vida, el amor y los hijos”, 1950
- “La industria de la cerámica en el Carmen de Viboral (Antioquia)”, 1950
- “Todo es fuego, todo pasa”, 1951
- “Los petróleos colombianos y la soberanía nacional”, 1951
- Los inconformes: historia de la rebeldía de las masas en Colombia, Tomo I, Medellín, Luis Martel Editor, 1967
- Los inconformes: historia de la rebeldía de las masas en Colombia, Tomo I, Bogotá, Margen Izquierdo, 1972 [1954]
- Los inconformes: historia de la rebeldía de las masas en Colombia, Tomo II, Bogotá, Margen Izquierdo, 1973 [1954]
- Los inconformes: historia de la rebeldía de las masas en Colombia, Tomo III, Bogotá, Margen Izquierdo, 1973 [1954]
- Los inconformes: historia de la rebeldía de las masas en Colombia, Tomo IV, Bogotá, Margen Izquierdo, 1974 [1954]
- Los inconformes: historia de la rebeldía de las masas en Colombia, Tomo V, Bogotá, Margen Izquierdo, 1974 [1954]
- Anecdotario, Cali, Universidad del Valle, 2004 [1957]
- “La reforma agraria en Colombia”, 1958
- “En defensa de la verdad”, 1959
- “Aspectos de la ciencia colombiana contemporánea”, 1961
- “Un poco de historia, señor presidente”; 1961
- “¿A dónde va la doctrina social de la iglesia católica? Un examen realista de la acción social católica en el mundo”, 1962
- “El mayor capitalista del mundo”, 1962
- “Apenas una opinión sobre el proyecto de programa del Partido Comunista de Colombia”, 1962
- “Un documento histórico para Documentos Políticos del Comité Central del Partido Comunista Colombiano”, 1963
- “La causa mundial de la paz y el pontífice Juan XXIII”, 1963
- “Ideas para un replanteamiento del movimiento sindical”, 1963
- Síntesis de la historia política de Colombia, Bogotá, Margen Izquierdo, 1972 [1964]
- “El hombre y el mito”, 1965
- “Contra los dogmas en las ciencias económicas”, 1965
- “La devaluación monetaria y la deuda externa”, 1965
- María Cano. Mujer Rebelde, Bogotá, La Rosca, 1972 [1968]
- “Nociones de sociología colombiana”, 1968.
Artículos bajo el seudónimo Iván Alín
- “Fuga de sombra”, 1928
Artículos bajo el seudónimo Camilo Rueda
- “Una cuestión monetaria”, 1944
- “En torno a la reforma constitucional”, 1944
- “Un ángulo de las cuestiones relacionadas con el café”, 1944
- “El trabajo necesita estímulo y perspectiva”, 1944
- “El intelectual y el hombre público en Colombia”, 1944
- “A propósito de la proyectada colonización del Urabá”, 1944
- “Don Heraclio Uribe Uribe, fundador de Sevilla (Valle)”, 1944
- “Cincuentenario de la ciudad de Sevilla (Valle)”, 1953
Artículos bajo el seudónimo El Conde Henao
- “Un muerto grande que no estaba en cámara ardiente”, 1947
- “Pueblos de Santander”, 1947
- “El liberalismo en estado de inocencia”, 1947
- “Un comentario más sobre las declaraciones del Dr. Alfonso López”, 1947
Artículos bajo el seudónimo Lino Linares
- “Daniel”, 1950.
Artículos bajo el seudónimo Iván Ivanovo
- “El Míster Jeremías”, 1950
- “Misia Rudestina de Pimentón”, 1950
Artículos bajo el seudónimo El Profesor Equis
- “Comentarios sobre cuestiones económicas”, 1957
- “Algunos de los problemas de Santafé de Antioquia, para el periódico El Colombiano”, 1962.
Artículos bajo el seudónimo El Profesor Nimbus
- “Ecce Homo. Guillermo León Valencia en tres anécdotas”, 1962.
Cómo citar esta entrada: Celis Ospina, Juan Carlos (2020), “Torres Giraldo, Ignacio”, en Diccionario biográfico de las izquierdas latinoamericanas. Disponible en https://diccionario.cedinci.org
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