DE DIAGO, Reclús (España, 1/10/1905 – Bragado, Provincia de Buenos Aires, sin fecha precisa de fallecimiento).
Obrero ladrillero anarquista, luego comunista, uno de los “presos de Bragado”.
Nacido en España en 1905 en el seno de una familia proletaria, su padre había tomado parte en una huelga minera. Su padre emigró a Chile en 1907, dejando a su hijo pequeño al cuidado de su mujer, que debió trabajar en las minas cargando en canastos los minerales recién extraídos. Recurrió a las “damas de beneficencia” en busca de ayuda económica y estas la presionaron para que bautizara al niño. El niño fue bautizado como Ignacio Rétulos De Diago, pero en 1910, cuando la familia finalmente se reunió en la Argentina, en la Oficina de Migraciones de Buenos Aires lo inscribieron como “Reclús”.
El matrimonio y su hijo se instalaron en Quemú Quemú (Provincia de La Pampa), donde su padre fue agricultor y su madre hacía el reparto en carro por las veinte quintas de la zona. Aquí nacieron otros hijos: Universo, Progreso y Francisca.
El niño Reclús aprende con un tío a domar caballos. Estudió apenas nueve meses con una maestra particular, a causa de lo cual debía leer para sus padres los periódicos La Protesta y La Antorcha, obras de teatro y literatura anarquista y bolchevique. En el contexto de la desocupación rural que en 1915, cuando grandes contintentes de jornaleros sin trabajo recorrían la región pampeana buscando trabajo o comida, la familia de Diago —Hilario de Diago, Vicenta Adrado de de Diago, Reclús de Diago— firmaba con otros compañeros de la zona una declaración denunciando la muerte de varios “lingheras” por parte de las fuerzas de ejército que custodiaban la propiedad.
Reclús partió de la casa paterna como “croto”, una práctica itinerante habitual en los medios anarquistas, y luego trabajó como obrero ladrillero, aunque en ocasiones desempeñaba faneas agrícolas. Inició su actividad militante en 1924 en la campaña por la libertad de Sacco y Vanzetti. En una de las manifestaciones por esta campaña fue baleado por la espalda, permaneciendo tres años internado.
En 1929 se instala con su familia en Bragado, Pcia. de Buenos Aires, una ciudad próspera por la fertilidad de una tierra apta para la agricultura y la ganadería. Reclús consigue trabajo como obrero ladrillero. Comparte una vivienda con su hermana Francisca de Diago y su marido, el peluquero anarquista Juan Carlos Lordges. En esa casa de Lavalle 521, Bragado, funcionaba también el Sindicato de Oficios Varios de Bragado, afiliado a la FORA (anarquista).
Entre los meses de abril, mayo y junio de 1931 consiguió trabajo en la cosecha de maíz en el partido bonarense de 9 de Julio, cercano al de Bragado, junto con sus compañeros de ideas Juan Rossini, Ramón Bodelón, Fernando López y Santiago Mainini.
Una vez concluida la cosecha, acordaron convocar una reunión en Bragado para editar un manifiesto, o un periódico, y reunir fondos para las familias de los presos políticos que poblaban las cárceles bajo la dictadura del Gral. Uriburu. Con tal motivo el 10 de julio visitó, en compañía de Fernando López, al ferroviario anarquista Pascual Vuotto en la localidad de Durañona. Una vez de regreso en Bragado, convocó también a la reunión al ferroviario Julián Ramos. La reunión de celebró en la quinta de Juan Martín el 16 de julio de 1931, donde participaron todos los nombrados, además de otros militantes de la zona.
Pero el atentado con una bomba sufrido el 5 de agosto por la familia de José M. Blanch, un dirigente conservador de esa localidad, llevó a la policía y a la justicia del régimen militar a inculpar del hecho a los participantes de la reunión del 16 de julio. Se suceden los allanamientos y son detenidos un centenar de anarquistas. Reclús de Diago es detenido en Castelar, adonde había viajado buscando trabajo. Pascual Vuotto fue detenido en 25 de Mayo y Santiago Mainini en Lomas del Mirador. Otros detenidos fueron los citados Juan Rossini, Julián Ramos, Fernando López, Ramón Bodelón y también Humberto Correale, José Damonte, Juan Crollo, Gonzalo Camerón, Ángel Santamaría, Juan Buscasovich, Aboy y Monghelli, entre muchos otros.
De ese centenar de detenidos, Camerón y Santamaría fueron deportados y son procesados siete, luego de ser sometidos a brutales torturas en la comisaría de Bragado para arrancarles una “confesión”. Apremiados por las
torturas, Mainini y De Diago optaron por firmar declaraciones en las que se autoinculpaban, mientras que Vuotto insistió en declararse inocente a pesar de la violencia con la que fue torturado.
La defensa asumida por los abogados Carlos Sánchez Viamonte, Enrique Corona Martínez y Gabriel E. Bajardi demostró que las autoinculpaciones eran inverosímiles y carecían de cualquier sustento jurídico, pero esto no logró evitar que las distintas reacciones de autodefensa adoptadas espontáneamente por unos y otros durante los interrogatorios generaron distanciamientos entre los detenidos.
A pesar de las graves irregularidades que habían alcanzado dominio público, el 31 de diciembre de 1934 el juez Juan Carlos Díaz Cisneros sentenció a Reclús de Diago, Santiago Mainini y Pascual Vuotto a prisión perpetua “por los delitos de doble homicidio por explosión y lesiones leves por igual medio los dos primeros y como instigador y cooperador de los mismos delitos el tercero”. Los otros cuatro detenidos — Juan Rossini, Julián Ramos, Fernando López, Ramón Bodelón—a quienes el fiscal Juan Carlos Augé pedía 16 años de prisión, fueron dejados en libertad. Los tres condenados fueron trasladados a la Cárcel de Mercedes, en la Provincia de Buenos Aires. Los abogados defensores apelaron, pero la sentencia fue sucesivamente ratificada por la Cámara de Apelaciones de Mercedes, la Suprema Corte de Justicia de la Provincia de Buenos Aires y la Corte Suprema de Justicia de la Nación. Los abogados defensores incluso fueron multados por la Cámara de Apelaciones.
Paralelamente, se desarrollaba una intensa campaña de solidaridad, tanto nacional como internacional. Convertidos en un símbolo de la represión y la arbitrariedad judicial durante la llamada “Década Infame”, la libertad de los “presos de Bragado” fue reclamada a través de actos públicos y manifestaciones callejeras, que promovieron por un lado la FORA (anarquista), por otro la Federación Anarco Comunista Argentina (FACA) y por otro la Confederación General del Trabajo (CGT), de orientación sindicalista. La campaña fue acompañada por el diario Crítica y la revista Claridad (Buenos Aires, 1926-1941), así como por todo el arco de la prensa anarquista y socialista. El Comité Provincial Pro-libertad de los presos de Bragado editó, primero en 1936 y luego entre 1940-1942, el periódico Justicia! que llegó a alcanzar una tirada de 40.000 ejemplares. Además, el Comité Pro Presos y Deportados de la FORA editó el folleto “Los Presos de Bragado” y los Comités Pro Presos de Bragado de La Plata y de Capital dos ediciones del libro Por la libertad de los Torturados de Bragado (1935), con una tirada de 30.000 ejemplares cada uno.
Separado de su primera compañera, en 1940 Reclús se casó en prisión con Carmen Fernández, militante anarquista que participaba activamente en la campaña por la libertad de los presos y que había conocido cinco años antes. Hizo un plan de fuga con la persona que retiraba diariamente los tachos de basura: permaneció escondido durante toda una noche dentro del tacho, pero el cómplice no cumplió con lo pactado.
A pesar de que los presos no reclamaron un indulto porque se declaraban inocentes, el 8 de julio de 1942 el gobernador de Buenos Aires, el conseervador Rodolfo Moreno, a instancias de su ministro Vicente Solano Lima, firmó un decreto que conmutaba la pena de prisión perpetua a 17 años, por lo que el 24 de julio quedaron en libertad condicional tras cumplir 11 años de prisión.
Una vez en libertad, Reclús trabajó en el puerto de Buenos Aires, donde se vinculó a los comunistas. A comienzos de 1947 de Diago y Carmen Fernández se afiliaron al PC. A fines de ese año regresaron a Bragado, donde de Diago desempeñó oficios varios y sufrió diversas prisiones, ahora a causa de su militancia comunista. Tuvieron un hijo: Rubens de Diago, dirigente de la Federación Juvenil Comunista (FJC).
En mayo de 1990, cuando De Diago había fallecido, el diputado socialista Guillermo E. Estévez Boero presentó un proyecto de ley para desagraviar la memoria de los Presos de Bragado, que se sancionó tres años después, el 28 de julio de 1993 (Ley 24.233).
Cómo citar esta entrada: Tarcus, Horacio (2021), “De Diago, Reclús”, en Diccionario biográfico de las izquierdas latinoamericanas. Disponible en https://diccionario.cedinci.org