D’ANGIÒ, Roberto (Foggia, Italia, 12/1/1871 – Milano, Italia, 14/11/1923)
Periodista italiano de orientación anarquista, activo en Montevideo y Buenos Aires a comienzos del siglo XX, cuya deportación se ordenó en 1907 por aplicación de la Ley de Residencia.
Hijo de Giuseppe D’Angiò y Maria Marcone.
Según la información provista por el Dizionario biografico degli anarchici italiani, D’Angiò adquirió sus primeras experiencias políticas en el movimiento republicano (Club «Aurelio Saffi» de Foggia). Habiendo perdido a sus padres y sin medios de subsistencia, en 1893 dejó Foggia para ir a Nápoles, donde se ganó la vida dando lecciones privadas de francés. Habiendo entrado en contacto con los círculos libertarios napolitanos -particularmente con Oreste Ferrara, el anarquista «garibaldino» muerto en Cuba luchando por la independencia de aquella lejana isla-, D’Angiò adhirió al anarquismo y en poco tiempo ganó cierta notoriedad y la estima de Errico Malatesta (con quien también mantuvo una relación conflictiva). Su conocimiento de la lengua francesa hizo que le confiaran una columna desde Nápoles para Le Temps Nouveaux, el prestigioso periódico anarquista parisino dirigido por Jean Grave, iniciando así una larga carrera como un periodista.
Detenido el 23 de septiembre de 1895 por evasor del servicio militar obligatorio y después de que la policía descubriera sus actividades «subversivas», fue condenado a dos años de residencia forzosa. A partir de ese momento, afrontó una larga serie de detenciones y condenas, hasta que, en febrero de 1901, respondiendo a la invitación de Pietro Vasai y Ugo Parrini, líderes de los grupos anarquistas italo-egipcios de Alejandria y El Cairo, y se embarca hacia Egipto. Permaneció allí cuatro años, fundando y dirigiendo los periódicos L’Operaio (1902-1903) y Lux (1903) y realizando una notable contribución al desarrollo de la comunidad anarquista local. Tras una breve estancia en Italia y una igualmente breve en Londres, en marzo de 1906 optó por llegar a América Latina, permaneciendo primero en Montevideo, Uruguay, donde creó el periódico La Giustizia (mayo a septiembre de 1906), principalmente dedicado a los problemas del trabajo y la explotación de la mano de obra extranjera.
Desde enero del año siguiente está instalado en Buenos Aires. Ese año el diario anarquista La Protesta ensancha su formato y amplía sus páginas, inaugurando una sección en italiano cuya redacción estuvo a cargo de Roberto D’Angiò, con la cooperación de Alberto Meschi y de Aristide Ceccarelli.
Tras la prolongada huelga de inquilinos que se extendió entre agosto y octubre de 1907 a un centenar de «conventillos» de la Ciudad de Buenos Aires, el nombre de D’Angiò aparece en los listados de activistas a quienes el gobierno argentino buscaba aplicar la pena de deportación. Acusado en el decreto del 12/10/1907 de “peligroso al orden público por su continua actuación subversiva”, según nota elevada por la Jefatura de Policía de la Capital.
Ese año, además de D’Angió, fueron deportados a sus países de origen Mariano Forcat, Ramón Artoneda, José Pañeda, Guido Monachessi, José Pérez y Manuel Lourido, entre muchos otros.
La entrada biográfica del Dizionario biografico degli anarchici italiani elaborada por Alessandro Luparini informa que, una vez regresado definitivamente a Italia a finales de 1907, D’Angiò se dedicó a una intensa actividad periodística, repartiendo su tiempo entre su Foggia natal, La Spezia (donde inició una fructífera colaboración con Il Libertario de Pasquale Binazzi), Nápoles y Sicilia). Durante 1913 sus artículos aparecieron con bastante frecuencia en L’Agitatore de Bologna.
Al estallar la guerra, sus recuerdos juveniles de Mazzini, su abierta simpatía por Francia y su amistad de veinte años con Jean Grave quizás tuvieron cierto peso para empujarlo hacia las posiciones de los «intervencionistas» revolucionarios. Aunque está convencido de la necesidad de una intervención, incluso convencido del carácter puramente libertario de la lucha contra el militarismo y el autoritarismo de las potencias centrales, desempeña, sin embargo, en la actual campaña intervencionista un papel bastante secundario, lo que no le aparta de la situación.
La «excomunión» cayó sobre los abanderados del intervencionismo anarquista. Después de la guerra, D’Angiò (que mientras tanto se había instalado definitivamente en La Spezia) promovió un proyecto tan ambicioso como irreal: reunir a los supervivientes de la corriente anarcointervencionista en torno a una bandera y un programa político comunes. Su iniciativa, anunciada en una circular a finales de marzo de 1919, se concretó con la publicación, el 16 de julio, de La Protesta, periódico anarquista abiertamente intervencionista. La principal intención de D’Angiò es reivindicar la pertenencia legítima al movimiento y a la ortodoxia libertaria de los anarquistas intervencionistas. A pesar del apoyo inicial de Mussolini y del recién creado movimiento fascista, y a pesar de los favores -aunque inevitablemente limitados- encontrados inmediatamente en la esfera anarco-intervencionista, el periódico no sobrevive hasta el segundo número, y su fracaso, por predecible que sea, lleva al propio anarquista de Puglia a retirarse a la vida privada.
Murió en Milán el 4 de noviembre de 1923.
Obra
- «Libertad! A proposito di una polemica«, Buenos Aires, Biblioteca de La Nuova Civilità (1), 1902.
Cómo citar esta entrada: Tarcus, Horacio y Margarucci, Ivanna (2023), “D’Angio, Roberto”, en Diccionario biográfico de las izquierdas latinoamericanas. Disponible en https://diccionario.cedinci.org.