JIMÉNEZ DE CROVO, María Elena (Medellín, Colombia 15/9/1935 – Cali, Colombia 23/12/2019).
Periodista, política, diplomática y abanderada por los derechos de los trabajadores colombianos.
Nacida en el barrio la América (Medellín, Colombia), en una familia tradicional y católica. Estudió en un colegio religioso y estaba en camino de convertirse en monja por una promesa hecha a su madre. A los 16 años abandonó el convento a falta de vocación y se casó con el poeta chileno Andrés Crovo Amón, con el que tuvo 6 hijos: Álvaro, Olga, César, Andrés, Armando y Luis Carlos. Le gustaba cantar rancheras, bambucos y demás música popular porque encarnaba las vivencias del pueblo. Su esposo murió en un accidente automovilístico en 1972.
Inquieta y precoz en sus incursiones en la vida pública, se unió desde muy joven al comité juvenil de Resistencia Liberal en contra de Laureano Gómez (1950-1953). Al lado de su esposo fundó el periódico El Mural en Cúcuta, que se oponía a la dictadura militar de Gustavo Rojas Pinilla (1953-1957), por lo que fue censurado el periódico y ella encarcelada brevemente bajo el cargo “agente del comunismo internacional”. Además, colaboró con los liberales cuando la Violencia los forzó a esconderse. También fue corresponsal de El Tiempo durante este periodo. Estudió derecho dos años en la Universidad Libre, pero nunca finalizó sus estudios. Después de la consecución de los derechos políticos de la mujer en 1957, se vinculó a la política formal, ocupando variados cargos a lo largo de su carrera, en los cual se destacó como vibrante oradora. Hizo parte del Frente Civil cuando se gestaba el Frente Nacional (ordenamiento bipartidista de Colombia entre 1957-1974), fue Directora del Movimiento Acción Liberal Popular y participó en la fundación del Movimiento de Recuperación Liberal (después llamado Movimiento Revolucionario Liberal, MLR), ya que era una de sus cofundadoras y amiga de su líder, Alfonso López Michelsen, al cual conoció a través de su participación en un grupo de juventud radical y lo acompañó desde entonces en todas sus campañas políticas. Colaboró en el semanario La Calle, órgano del MRL.
Se inclinaba hacía la justicia social y se declaraba al lado de los campesinos y los obreros. Aunque creía en la protección para las mujeres del pueblo y sus hijos, manifestaba que no era necesario hacer distinciones de ningún tipo, no se podía privilegiar las necesidades de un solo sexo; los problemas eran de de los colombianos en general, sean estos educación, vivienda, salud, protección infantil o trabajo bien remunerado. Fue la primera mujer en presidir el directorio liberal de Norte de Santander en tiempos de violencia política, y ocupó sucesivamente los cargos de Concejal de Cúcuta (1960), Diputada de Antioquia, Representante a la Cámara por Bogotá y Cundinamarca (1962, 1964) y vicepresidenta de esta institución. También fue embajadora extraordinaria de Colombia ante el Gobierno de México y cónsul de Colombia en Londres—viaje que le permitió estudiar en la Escuela Económica Británica.
Durante su paso por el Congreso observó la precaria participación de las mujeres y se lo atribuía a la vieja noción de que ellas solo sirven para cuidar el hogar y nada tienen que hacer en la política. Adicionalmente, los proyectos que presentó al Congreso se perdían por no contar con los votos suficientes para su aprobación. Específicamente presentó uno sobre la protección de las madres solteras y los niños, pero ni siquiera llegó a las Plenarias. Expresaba que solo primaban en las esferas de la política los intereses de las grandes empresas y los monopolios. Veía en el Frente Nacional una solución pobre a los grandes problemas del país, que requerían un verdadero cambio, una revolución que diera entrada a las clases populares y a la clase media.
Por comisión del presidente Carlos Lleras Restrepo (1966-1970) fue enviada al Alto Sinú (Córdoba, Colombia) a pacificar a los liberales alzados en armas de esa zona. Durante 1966 dictó conferencias en Estados Unidos. Estuvo presa varias veces por participar en huelgas declaradas ilegales, como las de Avianca, y fue repetidamente golpeada por la policía.
Participó en la campaña presidencial de Alfonso López Michelsen, conduciendo el Comité de Mujeres Liberales. Cuando López Michelsen llegó a la presidencia (1974-1978), María Elena se desenvolvió como Ministra de Trabajo y Seguridad Social durante el primer periodo, siendo la primera mujer en ocupar este cargo. Su objetivo era atacar el desempleo, mejorar las condiciones de la clase proletaria, para que se fortaleciera y tomara el papel que les correspondía como actores centrales de la sociedad. Dentro de las medidas a favor de los trabajadores que implementó, el reajuste anual a pensiones, cesantías y sueldos (Ley 4 de 1976), los subsidios a trabajadores rurales, la instauración del Servicio Nacional de Empleo (SENA) y la ampliación de cobertura del Instituto Colombiano de Seguros Sociales (ICSS, hoy extinto). En relación a esto último fue autora de la Ley 27 de 1974 “por la cual se dictan normas sobre la. creación y sostenimiento de Centros de atención integral”. En entrevista en el programa “Vivencias Inravisión” en los años 80 declaraba sentirse “orgullosa” de ser autora de esta ley que “plantea el tema de la niñez en términos de justicia y no de caridad, que es lo más importante en el desarrollo de una democracia”, lo que es refrendado por su sobrina que declara que “ella pensaba que a través de las instituciones y las leyes podía mejorarse la calidad de vida para los colombianos”, tal como se puede ver en vídeo homenaje publicado en 2020. También su paso por el Ministerio de Trabajo dejó convenios para la libertad sindical y el derecho a la sindicalización, pero en su momento recibió fuertes críticas de sectores de izquierda, especialmente desde el periódico Voz Proletaria del Partido Comunista se le calificó de “histérica”. Ella había concedido estatus de legalidad y personería jurídica a la CSTC en 1975, pero al tiempo descalificó su actividad huelguística como “estímulo subversivo”.
Además, las reformas que pretendió realizar al Instituto Colombiano de Seguro Social acarrearon fuertes presiones y huelgas prolongadas del servicio de salud, que la forzaron a renunciar en 1976. El propio presidente López Michelsen declaró:
“Como nunca, los trabajadores de Colombia contaron con la presencia al frente del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social de una mujer que, si algún merecimiento tenía, era precisamente el de haber luchado a favor de los desvalidos y en contra de los privilegios. Factores de incomprensión y malentendidos vinieron a frustrar lo que habría podido ser una época dorada y espectacular para la consolidación y avance de las luchas laborales”
No obstante, continuó en la militancia política siendo designada Embajadora en México en 1979 y no abandonó su labor periodística, siendo la editora de la Revista Crítica. Al retirarse de la vida política, prosiguió su lucha desde otros frentes, como directora del Instituto del Pensamiento del Partido Liberal (2003-2006), al igual que miembro de la junta asesora del Museo de Arte de Pereira y la Fundación de Educación y Trabajo Social.
Obra
- “Cuando derrotamos la muerte. Debates nacionales y futuro del liberalismo”, sin datos editoriales.
Cómo citar esta entrada: Gil, Karla, Jaramillo Restrepo, Sandra (2021), “Crovo, María Elena”, en Diccionario biográfico de las izquierdas latinoamericanas. Disponible en https://diccionario.cedinci.org