CENTURIÓN, Leopoldo

Hijo de Ciriaco Mario Centurión y de Juana Torres Romero.

En 1910 comenzó a publicar textos propios en la Revista del Centro Estudiantil (1908-1927). En 1913 se unió a la Federación Obrera Regional Paraguaya (FORP) junto con otro joven intelectual llamado Guillermo Molinas Rolón. Esta central obrera, de tendencia anarcosindicalista, se reorganizó aquel año y Centurión formó parte de su Comité de Fiestas y Veladas junto con Eugenio Charles y Pedro Sayé. Paralelamente, junto a Guillermo Molinas Rolón y Leopoldo Ramos Giménez, integró el grupo de jóvenes escritores que fundaron la revista Crónica (1913-1914). Centurión fue el miembro del grupo que más textos aportó a la revista. 

Aunque la figura del mariscal Francisco Solano López, segundo presidente constitucional de Paraguay, estaba prohibida en el régimen liberal y en la historiografía de la época, Centurión le dedicó varios textos en Crónica. En uno de ellos, El árbol muerto, presentado como un fragmento de “una novela próxima a publicarse”, señalaba:

“Después de Napoleón, el genio de la guerra, López el demonio del heroísmo. El uno tiene la grandeza de la ambición; y el otro la sublimidad de un sueño roto. Pero un sueño inmenso, un delirio de Prometeo (…) López es un hombre-fiera, pero fiera noble. Un león acosado que se defiende y ruge y mata para después morir con la arrogancia suprema de los que nacen grandes (…) Bolívar fue grande; San Martín también. Pero López fue inmenso, fue sublime, fue la América”. 

Su compañero en Crónica, Miguel Acevedo, describió en 1914 a Centurión como el “tipo de muchacho malo, del terrible muchacho que produce inquietud, y a su paso, las gentes no saben si odiarle o admirarle”, y como “el eterno desadaptado”.

Entre 1915 y 1916 estuvo vinculado al grupo Prometeo, núcleo intelectual de jóvenes que se reconocían en la obra de Rafael Barrett. En 1916 dirigió brevemente El Municipio, una revista de Concepción.

Respecto de su carrera artística, en 1915 estrenó una de sus obras de teatro, El intruso, en el Teatro Nacional (actual Teatro Municipal de Asunción). Cinco años después, se estrenó otra de sus obras, El huracán, publicada en 1916 en la revista Letras. Otras de sus obras fueron Final de un cuento y La cena de los románticos, además de relatos breves como Mitá porá o muchachita de los pies descalzos.

En 1919 publicó textos en la revista Pórtico (junio-septiembre 1919), fundada y dirigida por Anselmo Jover Peralta, y fue director del periódico asunceno La Tribuna (1915-1982).

Ya alejado de los círculos intelectuales anarquistas, falleció en 1922, por causas vinculadas al abuso de estupefacientes. En palabras de Carlos Centurión: “Huyendo de la terrible amargura del vivir, se refugió en los paraísos artificiales. Y el hacedor de tantos y tan bellos fantasmas, se enamoró, en el sueño optimista de las drogas, de quién sabe qué celestes visiones y se marchó en pos de ellas”