CABONA, Andrés

Queda huérfano a los 8 años de edad, junto a sus cuatro hermanos. Aprende el oficio de mimbrero en una escuela de artes y oficios. Tras ingresar con 17 años al primer taller, se afilia en el año 1917 al Sindicato de Obreros del Mimbre, del cual llega a ser secretario general en 1921. Es uno de los manifestantes en la huelga de enero de 1919, en lo que se conoce como la “Semana trágica”. Al mismo tiempo que cumple con el servicio militar, edita el periódico El obrero del mimbre.

Asiste como delegado de los mimbreros al Congreso Constituyente de la Unión Sindical Argentina (USA) de 1922, siendo designado miembro suplente de su Comité central, al que ingresa al poco tiempo por la salida de tres integrantes del mismo. Asume la secretaría de actas. Meses después rechaza un ofrecimiento de pasar información de las resoluciones de la organización sindical a cambio de dinero. Entre 1928 y 1930 dirige la última etapa del periódico Bandera Proletaria (Buenos Aires, 1922-1930), órgano de la USA, mientras participa de los intentos de unificación sindical entre esa entidad y la Confederación Obrera Argentina (COA), de orientación socialista.

Ante el golpe militar encabezado por el General Uriburu que derroca al gobierno constitucional de Hipólito Yrigoyen el 6 de septiembre de 1930, la USA recomienda “prudencia” a los sindicatos, si bien retrospectivamente Cabona afirma haber visto con “terror” los sucesos y advertido el carácter reaccionario del movimiento. Sin embargo, integra la delegación que sale satisfecha de la entrevista con el Ministro del Interior del gobierno de facto, Matías Sánchez Sorondo, luego de que su subsecretario Eduardo Bullrich prometiera “normalizar” la actividad de los sindicatos (pero sin “asambleas”).

Integra la primera Mesa directiva de la central unificada, la Confederación General del Trabajo (CGT), fundada el 27 de septiembre de 1930, asumiendo el cargo de tesorero, mientras que Luis Cerruti (Unión Ferroviaria, alienada en la COA) asume como secretario general y Alejandro Silvetti (ebanista, alineado en la USA) es nombrado secretario adjunto. Cabona ocupa el cargo de tesorero por dos años, manteniendo luego su carácter de miembro del Comité Central Confederal.

Desde allí participa de una serie de iniciativas para paliar la desocupación producto de la crisis, como la presentación al gobierno de un plan de obras públicas, al tiempo que se levanta un programa mínimo que incluía el reconocimiento legal de los gremios, reclamo de seguro de desempleo, por enfermedad, ancianidad y maternidad, la derogación de la Ley de Residencia, entre otras medidas. También participa de gestiones por la libertad de los presos gremiales.

En 1932 deja su oficio de mimbrero por la crisis económica y se embarca como marinero en un buque de transporte de petróleo, subsidiario de la West India Oil Co. Luego de integrarse al personal obrero de la destilería de YPF de la localidad de Ensenada, ingresa a la seccional correspondiente de la Asociación Trabajadores del Estado (ATE), de la que es designado secretario general entre 1935 y 1937. Concluida su función, retorna al trabajo en la misma condición de supernumerario que tenía previo a su licencia gremial.

Tras la división de la central sindical en 1935 entre CGT-Independencia y CGT-Catamarca (por el nombre de las calles porteñas de cada una de sus sedes), queda alineado en el sector de Catamarca, de orientación sindicalista. Creado el Sindicato del Personal de YPF (SUPE), se afilia al mismo sin desplegar mayor actividad.

Una vez jubilado continúa actuando en mutuales, cooperativas y en la difusión de la historia de las luchas sociales argentinas. En las últimas dos décadas de su vida se vinculó a los llamados “32 gremios democráticos”, junto a anarquistas como José Grunfeld y Luis Danussi.

Fue definido como “el albacea del sindicalismo argentino” (Oscar Troncoso) por su capacidad para recordar y documentar las peripecias de los primeros tiempos de la organización obrera del país. Con su compañera tuvo una hija, Nilda.