BRUMANA, Herminia

Desciende de una familia de migrantes italianos, hija de Juan Bautista Brumana (nacido en la ciudad de Como, en la Lombardía) y Delia Piatti, natural de Tapalqué. Complidos sus estudios primerios, se traslada a Olavarría para cursar el magisterio en la Escuela Normal de esa ciudad. Apenas egresada regresa a su ciudad natal para ejercer como maestra de enseñanza primaria. Simultáneamente a su labor docente edita la revista literaria Pigüé (1917-1918), de orientación libertaria. Colaboraba asimismo en Espartaco, órgano del Centro Socialista de Pigüé (1914-1916, 1919-1920).

Editó por su cuenta su primera obra, Palabritas, un libro de  lectura para niños de enseñanza primaria que le costó un conflicto con el Consejo Escolar. Desde 1920 envía sus colaboraciones a diversas revistas de Buenos Aires como Caras y Caretas, La novela elegante y Nosotros, que le valieron un temprano reconocimiento.

Apoya la Reforma Universitaria que estalla en Córdoba en 1918, colaborando desde Pigüé en las revistas de su ala izquierda: Bases (1919-1920), Clarín (1919-1920) e Insurrexit (1920-1921). Desde estas páginas cuestiona al feminismo de las damas de la élite al mismo tiempo que reclama la incorporación de la mujeres a la Universidad en condiciones de igualdad. Es una de las mujeres convocadas por Miguel Font para su obra La Mujer. Encuesta feminista argentina (Buenos Aires, 1921), donde desarrolla estas mismas posturas contra el feminismo y a favor al mismo tiempo de la emancipación de la mujer.

Conoció por correspondencia a su futuro esposo, el dirigente socialista Juan Antonio Solari, enviado colaboraciones a la revista Bases que este dirigía en Buenos Aires. Se casó con él en 1921, radicándose en la localidad bonaerense de Avellaneda, próxima a la ciudad de Buenos Aires. En 1930 se instala definitivamente en Buenos Aires con su marido y su pequeño hijo Juan Antonio. Se desempeñó como maestra en diversas escuelas de la Ciudad y del Gran Buenos Aires, primero en Quilmes y luego en Avellaneda, contribuyendo asimismo al sostenimiento de bibliotecas y centros populares. En 1941 comenzó a trabajar en la Escuela para Adultos Nº 6 (Fitz Roy 171, actual Escuela 12) de la Ciudad de Buenos Aires, como maestra en la materia Práctica de escritorio. Luego de su muerte, la escuela adoptó el nombre de “Herminia Brumana”.

Colabora en Hoy, la nueva revista que lanza en 1921 Juan A. Solari después del enfriamiento de su apoyo inicial a la Revolución Rusa. Ese mismo año publica la novela breve “La mentira del primer amor”, con prólogo de Manuel Gálvez. Si bien participa en algunas publicaciones socialistas (La Vanguardia, Vida Femenina, Claridad), sus colaboraciones más regulares serán para los órganos de cultura anarquista, como La Protesta, Nuestra Tribuna, Nervio y Reconstruir. Al mismo tiempo colabora con sus relatos en publicaciones populares como La Novela Semanal, El Hogar, El Suplemento, Estampa, La Nación, Mundo Argentino y La literatura argentina. Continúa asimismo con la edición de sus libros de relatos con Cabeza de mujeres (1923), Mosaico (1929) y La Grúa (1931). En 1932 publica un nuevo libro escolar: Tizas de colores.

Después de un viaje por España y Francia en 1933 y de una breve excursión a Chile en 1935, la Editorial Ercilla de este país publicó su libro de ensayos Cartas a las mujeres argentinas (1936). En 1938 realizó un nuevo viaje a Europa, siempre en compañía de Solari. Un año después aparecía Nuestro hombre, el primer estudio sobre el Martín Fierro escrito por una mujer.

Por invitación de la New School for Social Research de New York, viajó a esa ciudad en 1943, visitando también México. En 1946 la editorial anarquista Américalee publicó un nuevo libro de cuentos: Me llamo Niebla. En 1953 apareció por Editorial Losada A Buenos Aires le falta una calle.

Escribió nueve obras teatrales; de todas ellas, en 1927 se estrenó Cuando planté árboles… (de la que fue coautora) y en 1932 Miluch. También numerosos guiones radiales (“Martín Fierro, nuestro hombre”, “Lo da mi tierra” y “Don Segundo Sombra”).

Durante varios períodos, fue miembro de la Comisión Directiva de la Sociedad Argentina de Escritores (SADE), reorganizando la Biblioteca de esta entidad. Ejercía la docencia de adultos de una escuela de Buenos Aires cuando falleció en enero de 1954. Dejó varias obras inéditas, entre ellas la novela La conquista del hombre.

En la perspectiva de Herminia Solari, el mérito de Brumana consistió en llevar a las mujeres de pueblo y de barrio el clásico programa anarquista de “la defensa del amor libre, la crítica al matrimonio inexorable y rutinario, la reivindicación de la maternidad (no como destino obligado sino por su trascendencia espiritual y como potencial de transformación social), la defensa a ultranza de la paz y la oposición a las diferencias e injusticias sociales como responsabilidades públicas y privadas de la mujer, la defensa de la libertad como máxima regla que debe regir a los seres humanos (la mujer incluida), y en relación con esto, la valoración del trabajo femenino”.

Llevan su nombre una calle de Buenos Aires, otra de Mar del Plata y una escuela de la localidad bonaerense de Banderaló. Su fondo de archivo se preserva en el CeDInCI de Buenos Aires, donando por sus nietas Ada, Leticia y Herminia Solari (Fondo Herminia Brumana). Algunos de sus corresponsales fueron Juana de Ibarbourou, José Ingenieros, Simón Radowitzky, Alfonsina Storni, Leónidas Barletta, Enrique Amorim, Emilio Pettoruti y César Tiempo, entre muchos otros.