BARNES, Juana Rebeca (Iquique, Provincia de Tarapacá, Chile, 2/11/1897 – Iquique, Provincia de Tarapacá, Chile, 25/07/1915).
Joven militante del Partido Obrero Socialista (POS); oradora y actriz del cuadro artístico “Arte y Revolución”; miembro y una de las fundadoras del Centro Femenino Anticlerical “Belén de Sárraga” en Iquique.
No existe claridad respecto de la fecha de nacimiento de Juana Rebeca Barnes ni del origen de sus progenitores. Por un lado, los registros oficiales señalan que nació el 2 de noviembre de 1897 en calle Esmeralda n° 2, Iquique, hija de David Barnes Ludina (35 años, cobrero y de nacionalidad norteamericana) y de María Mercedes Ramos Rojas, dedicada a labores del hogar. Igualmente, un Certificado de Identificación de David Barnes Ludina, vigente durante los años 20’, señala que éste era de nacionalidad estadounidense (New Orleans); comerciante; casado, hijo de Juana Ludina y de Pedro Barnes. Otros registros bautismales de Iquique constatan el nacimiento de otros tres hijos de este matrimonio, siendo inscriptos con nombres anglófonos (Jonathan, 1896; Natanael, 1899; Peter Saoul, 1903). Este último enfermó y murió con apenas un año. Por entonces, David Barnes y su familia aparecen formando parte de la iglesia metodista de Iquique.
Por otra parte, los testimonios relativos a la militancia relatan que Rebeca nació en 1899, y que era hija del comerciante ecuatoriano y activo militante del Partido Obrero Socialista (POS) de Iquique, David Barnes Ludina, y de Rosario Vargas, librepensadora y socialista. Es posible conjeturar que Rosario Vargas fue la segunda esposa de David Barnes, con quien Rebeca desarrolló su militancia durante su adolescencia y juventud.
Lo cierto es que el compromiso de esta familia con las ideas de emancipación social era tal que incluso, durante una primera etapa, las reuniones del naciente POS se realizaban en su casa. En los recuerdos de Elías Lafertte (1886-1961), David Barnes, propietario de un almacén y de una casa grande en Iquique, fue una persona que demostró comprensión para los proyectos de Luis E. Recabarren. “En esta casa, situada en Barros Arana nº 9, casi esquina de Sotomayor, se instaló la imprenta, y en una de las piezas vivía Recabarren con Teresa Flores. La casa estaba junto a una escuela de niñas y frente al local de la Masonería. Hacia el norte, la calle Barros Arana estaba cerrada por unas instalaciones del ferrocarril. El segundo piso era una azotea que servía de teatro” (Elías Lafertte, Vida de un Comunista. Páginas autobiográficas, Santiago, Talleres Gráficos Lautaro, 1957, pp. 75-76).
Al calor de estas influencias, la joven Rebeca cultivó tempranamente su espíritu. Ya en un acto del 1º de Mayo de 1911 recitó un poema sobre el papel de la mujer en las luchas sociales. De estas representaciones emergió muy pronto la facilidad para dirigirse al público, articular un discurso o plasmar sus pensamientos por escrito. A comienzos de 1913, cuando tenía apenas 14 años, destacaba por entonces El Despertar de los Trabajadores:
“Las conferencias realizadas durante el año pasan de 60 y habrán tomando parte unos 20 oradores. Todos atraen en esta región una significativa concurrencia y los temas dominantes se basan en la explicación de la doctrina socialista, medios de lucha, organización obrera, cooperativas, crítica, anticlericalismo, antimilitarismo.
(El Despertar de los Trabajadores, Iquique, 8 de febrero de 1913).
Entre los oradores de que dispone la organización obrera se cuenta una niña de 14 años Rebeca Barnes, y una joven de 22, M. Teresa Flores, que prestan utilísimos servicios a la causa emancipadora, aparte de que constituyen una novedad atractiva”.
Su compromiso social condujo a su expulsión del Liceo de Niñas de Iquique, donde estudiaba. Sin embargo, ella continuó cada vez más activa en su doble militancia, pues conjuntamente con hacerse socialista, se hizo librepensadora y feminista, ingresando entusiasta al Centro Femenino Anticlerical y de Libre Pensamiento “Belén de Sárraga” (en homenaje a la luchadora anticlerical española de vista en Chile por ese año).
El Centro había sido fundado el 17 abril de 1913 por Ana Guzmán (secretaria), Rosario Vargas de Barnes (tesorera); Zoila Zepeda de Toro, Pabla R. de Aceituno y Juana Alvarado de Guzmán (vocales). Tenía por objeto educar tanto material como intelectualmente a la mujer, preparándola para la lucha político-social contra el clero y el capitalismo. Así comenzó Rebeca a trabajar al lado de estas mujeres, a las que se sumaron Teresa Flores, Nieves P. de Alcalde, María Castro, Adela de Lafertte, Ilia Gaete, Aida Osorio (1898-1967), Margarita Zamora y Luisa Zavala.
Rebeca recorrió la Pampa junto a sus compañeras de militancia realizando una gira de conferencias. En una de ellas —según el recuerdo del obrero y futuro diputado comunista Pedro Reyes Díaz (Copiapó, 1885-¿?)— hacia julio de 1912 en el pueblo de Lagunas, se generó una respuesta espontánea de los obreros congregados:
“Un grito formidable resonó, arrancado de quinientas gargantas humanas que saludaban a los que llegaban a llevarnos alegría en medio de nuestra infinita tristeza, en la soledad abrupta y quejumbrosa de la Pampa, y entre ellos, entre los saludados, así con tanto cariño llegaba Rebeca a alentarnos con su voz llena de sonoridad.
(El Despertar de los Trabajadores, Iquique, 28 de julio de 1915).
¡Nunca olvidaré la impresión que recibió Rebeca! ¡Cómo lloraba sintiendo ella también el dolor de aquellos parias expoliados!”
En septiembre de 1913, 14 socias se retiraron del Centro Femenino Anticlerical y de Libre Pensamiento “Belén de Sárraga” manifestando disidencias con la conducción. Entre las que salieron se encontraban Rebeca Barnes y Rosario Vargas.
Así pasó sus cortos años, hasta que una cruel enfermedad terminó con su vida en 1915. Fue entonces homenajeada tanto por el Partido Obrero Socialista (POS) como por las mujeres feministas y librepensadoras. Un sentido artículo aparecido en El Despertar de los Trabajadores, señalaba:
“Rebeca Barnes ya no existe. Traidora enfermedad la arrancó a la vida, arrebatándonos, junto con su preciada existencia, a una adalid convencida, toda alma, toda ardor de los sublimes ideales librepensadores.
(El Despertar de los Trabajadores, Iquique, 27 de julio de 1915).
¿Quién no oyó su voz vibrante que, cual clarín melodioso, desde la tribuna en arranques magistrales, inculcaba al auditorio convicción y entusiasmo para llevar al triunfo la idea?
Rebeca Barnes sintió palpitar en su alma con toda virilidad, propia de su juventud la rebeldía intensa de la mujer del futuro: desprejuiciada, consciente, altiva.
Era para los librepensadores una esperanza; para la mujer, un bello ejemplo que imitar. Repugnábale las mezquindades humanas; amaba lo grande, lo bello, lo ideal.
Ansiaba luchar, sembrar la idea redentora, arrancar al oscurantismo religioso lo cerebros que el dogma esclavizó. A pesar de su joven edad, realizó, con valor y firmeza, labor de magnífica propaganda, y supo despertar simpatías a su gran causa, a la causa de los desheredados.
A la par que sus padres, todos los que nos sentimos hermanos de Rebeca en la idea, lamentamos con dolor profundo su eterna despedida”.
Aún queda mucho por conocer los cortos pero intensos años de labor de esta niña-mujer, convertida tempranamente a la lucha social de aquellos años.
Cómo citar esta entrada: Lagos Mieres, Manuel Andrés (2020), “Barnes, Rebeca”, en Diccionario biográfico de las izquierdas latinoamericanas. Disponible en https://diccionario.cedinci.org