BADARACO, Horacio G. (seudónimos.: Joer, Iván) (Buenos Aires, Argentina 14/3/1901 – Buenos Aires, Argentina 14/8/1946).
Dirigente gremial y periodista de orientación anarquista.
Nació en el seno de una familia acomodada: su abuelo había sido un empresario italiano del barrio porteño de La Boca que llegó a poseer un astillero. Vivió con su familia en una casa señorial del barrio porteño de Congreso, pero desde la adolescencia le atraía la literatura anarquista que adquiría en la Librería Perlado y la bohemia libertaria que se reunía en el Café Gaumont, de la Av. de Mayo, frente a la Plaza de los Dos Congresos. Allí conoció al periodista y dramaturgo anarquista Rodolfo González Pacheco, que lo invitó a colaborar en el periódico La Obra cuando tenía apenas 16 años.
Entusiasmado por los acontecimientos de la revolución rusa de 1917 y conmovido profundamente por la represión de la Semana Trágica (1919) así como la de las huelgas de la Patagonia (1921-1922), abandona sus estudios de química para consagrarse a la militancia anarquista. Abandona también las comodidades de la casa familiar y comparte una humilde habitación con el anarquista de origen alemán Kurt Wilckens. Decidió cumplir con el servicio militar para hacer propaganda revolucionaria en el seno mismo del cuartel. Cuando a fines de enero de 1923 Wilckens mata con una bomba al Teniente Coronel Varela, Badaraco reparte volantes en el cuartel recordando las matanzas de los obreros patagónicos. Fue acusado de señalarle a Wilckens quién era Varela, por lo que sufrió torturas y ocho meses de prisión. Desde la prisión militar escribe para el periódico anarquista La Antorcha.
Al salir de la cárcel trabaja como lavador de coches y contrae matrimonio con la española Ana Romero, obrera del vidrio (con quien tendrá un hijo: Ariel). Es detenido nuevamente en 1927 mientras activa en la campaña por la libertad de Sacco y Vanzetti, acusado de “traición a la patria” por haber quemado una bandera de los Estados Unidos ante los 100.000 asistentes al acto en la Plaza Lorea. Inicia en prisión una huelga de hambre, a la que se unen todos los presos del Departamento Central de Policía y los jueces ordenan finalmente su libertad. El 27 de diciembre de 1927 será condenado a un año de prisión por “apología del delito”a raíz de un artículo en La Antorcha en que califica de “héroe” a Wilckens, a tres años de su asesinato.
En octubre de 1930, días después del golpe militar, es arrestado junto a otros anarquistas que resistieron el régimen uriburista, primero en el Departamento central de Policía, luego en el Buque Patagonia y más tarde al pena de la Isla Martín García.
Finalmente es remitido al penal de Ushuaia, donde traba amistad con el sindicalista trotskista Pedro Milessi. Recupera su libertad y vuelve a Buenos Aires el 2 de marzo de 1932. Ese mismo año participa del Congreso Regional Anarquista de Rosario, pero Badaraco viene desarrollando una concepción de “frente único” de los revolucionarios que excede el movimiento anarquista. Es así que en 1934 funda, junto a Domingo Varone y Antonio Cabrera, un grupo independiente, anarco-comunista, con vinculaciones con el marxismo libertario: “Spartacus”, que edita el periódico del mismo nombre, de gran incidencia en la huelga de la madera de 1934 y en la gran huelga de la construcción de los enero de 1936, que deriva en una acción de masas de los días 7 y 8 de dicho mes. Se le atribuye la redacción de los boletines de huelga así como el plan del Comité de Solidaridad con los Obreros de la Construcción para desarrollar las acciones en las calles de Buenos Aires, organizando asambleas sucesivas a las 8, 9 y 10 hs. de la mañana del día 7, y organizando el avance de los trabajadores desde la periferia al centro de la ciudad.
Trabaja de limpia-bronces y actúa en el Sindicato de Lavadores de autos cuando estalla la guerra civil española. Marchó a Barcelona a fines de 1936 enviado por Spartacus. Allí se incorpora a las filas de la CNT-FAI y entre 1937 y 1938 cubre como corresponsal el frente de Aragón para los periódicos Solidaridad Obrera y Juventud Libertaria.
De regreso a la Argentina, trabaja en los talleres gráficos Standard y se solidariza con los obreros huelguistas, por lo que es secuestrado y golpeado. Internado en el Hospital Salaberry de la ciudad de Buenos Aires, murió a los 45 años. Desde su lecho de muerte, dirigió una carta a su cuñado que le consultaba sobre su ingreso al Partido Comunista, donde relaciona el triunfo del peronismo con la división de las izquierdas en el movimiento obrero. Algrunos miembros del grupo “espartaquista” siguen en la causa anarquista, mientras otros ingresan al comunismo.
Obra
Artículos en La Obra, La Antorcha, Spartacus, Claridad.
Cómo citar esta entrada: Tarcus, Horacio (2020), “Badaraco, Horacio”, en Diccionario biográfico de las izquierdas latinoamericanas. Disponible en https://diccionario.cedinci.org