SAN JOSÉ, Victoriano (¿Barcelona?, Cataluña, España, c. 1860 – España, sin datos precisos de fallecimiento).
Propagandista del anarco-comunismo de origen catalán, activo en Buenos Aires en la segunda mitad de la década de 1880 y a lo largo de la siguiente.
Integra en Barcelona en 1886 el llamado Grupo de Gracia que edita el primer órgano comunista libertario de España: La Justicia Humana. Quincenal Comunista Anárquico (Barcelona, 1886). San José figuraba como uno de los encargados de la correspondencia de la publicación, cuando residía en la calle Amalia de Barcelona. El periódico fomentaba la organización en pequeños grupos y alentaba la acción directa. A finales del año 1886 desplazó su residencia a Gràcia, a la calle Vista Alegre, pues estaba siendo vigilado por la policía. Tras el cierre del periódico, San José y el grupo residente en Gracia editó varios folletos bajo el nombre de Biblioteca Anárquico-comunista. Con su compañero de ideas Rafael Roca, zapatero, deben cruzar la frontera rumbo a Francia y desde allí se embarcaron a la Argentina.
Hacia 1888 está en Buenos Aires, formando parte con los españoles Rafael Roca, José Reguera , Manuel Reguera y Baldomero Salbans, del grupo anarquista Los Desheredados. En abril de 1889 enviaba una correspondencia a Tierra y Libertad de Madrid, en la que señalaba que “al internarme en la ciudad tropecé con cuarteles en que hay armas y soldados para ametrallar al pueblo […] tropecé con iglesias en que hay curas que enseñan el Cielo al pueblo, para ellos y sus acólitos tener el tiempo de escamotearle el bienestar en la tierra; tropecé con la policía, que con revolver y espada al cinto está de plantón en todas las encrucijadas de esta ciudad; […] Por fin, en esta República Federal por excelencia, en todo y por todas partes se distinguen dos clases distintas y diametralmente opuestas como sucede en las repúblicas unitarias, en los reinos é imperios; una clase de explotadores y otra de explotados; una clase de ricos y otra de pobres. […] este país no es aquel soñado paraíso terrestre, sino el paraíso de los bobos” (“Correspondencias, Buenos Aires 27 de Enero de 1889”, en: Tierra y Libertad, Madrid, 20/4/1889, p. 3, cit. en Fernández Gómez).
En junio de 1889 entró en la Librería Internationale del belga Émile Piette, un centro de difusión de la litereatura y la prensa anarquista, sin advertir que lo seguía la policía. Iba a dejar un paquete con ejemplares de un manifiesto—luego conocido como “Manifiesto de Barracas— redactado por Roca en que se exponían los principios del comunismo anárquico (y que daría origen, el año siguiente, al periódico El Perseguido). Las autoridades confiscaron el manifiesto deteniendo a continuación no sólo a Victoriano San José, sino también al librero Piette y a los anarquistas Indalecio Cuadrado, Ettore Mattei, Gabriel Abad, Francisco Fo. San José declaró ante el juez de instrucción ser el autor del texto, seguramente para ayudar a que Roca pudiera escapar a tiempo a Montevideo. La justicia inició un proceso contra Piette, San José y Ettore Mattei, por el que se los condenaba a once meses de prisión.
San José envió una carta desde su celda (a la que llamó la “Nueva Bastilla Argentina”) al periódico Il Socialista de Montevideo. Para San José, uno de los efectos de “la torpe conducta de la policía” fue el de fortalecer la solidaridad y la identidad anarquista: “no podéis imaginaros, compañeros, el efecto que ha causado esta solidaridad ante la policía y el juez, viendo que ninguno negaba nuestra existente amistad y relaciones con respecto a nuestras ideas” (“Eddificante aneddoto”, en: Il Socialista, Montevideo, 27/10/1889, cit. en Albornoz, 2017). El movimiento anarquista impulsa una campaña por su libertad, que finalmente les es concedida el 19/8/1890 tras la Revolución del Parque, también conocida como Revolución del 90.
El Grupo “Los Desheredados”, al que pertenece San José, había lanzado en mayo de 1890 el semanario El Perseguido (Buenos Aires, 1890-1897), de orientación anarco-comunista y anti-organizador, el primer primer periódico anarquista editado en la Argentina de considerable duración. Al grupo español se sumaron algunos anarquistas italianos como Orsini Menotti Bertani y franceses como Pierre Quiroule, Jean Raoux y Francisco Denambride, de modo que también publicó notas en italiano y en francés.
El domingo 12 octubre de 1890 Rafel Roca, Victoriano San José y otros compañeros convocaron mediante carteles en las calles de la ciudad a una reunión pública en su domicilio particular, calle Constitución esquina Soria, a nombre del Grupo Tierra y Libertad. La policía impidió el encuentro y el sargento de policía reclamó la presencia del dueño de casa en la Comisaría 28. Dado que Roca se demoraba en salir, San José ingresó a la comisaría para reclamar su presencia (“Reuniones”, en: El Perseguido nº 8, Buenos Aires, 26/10/1890, p. 1).
El 11 de noviembre de 1891 es uno de los oradores en el acto realizado en el Café Concierto de la calle Corrientes 1315 por el quinto aniversario del asesinato de los Mártires de Chicago, junto a José Vega Sánchez, Bernardo Sánchez, Zacarías Rabassa, Jacobo Blanco, Orsini Menotti Bertani y el “niño Saffi”, de diez años. San José señaló “que él no entendía de derechos ni deberes para todos los trabajadores; que éstos lo que necesitaban era consumir, satisfacer sus necesidades tomando lo que necesitaban de donde lo hubiera; que eso era lo que él entendía por libertad de hecho, que la libertad de palabra o escrita para nada servía” (“Reunión del 11 de noviembre”, en: El Perseguido nº 32, Buenos Aires, 29/11/1891, p. 2).
Rafael Roca murió de un ataque cerebral en 1893 a la edad de 34 años. Según la crónica de El Perseguido, sus compañeros, capitaneados por Victoriano San José, decidieron costearle un entierro digno. Reunidos en más de trescientas personas, el cortejo partió desde la casa funeraria con el féretro cubierto con una bandera roja y negra. Ante las miradas curiosas de los transeúntes, la comitiva daba “gritos de viva la anarquía”. Al llegar al cementerio de la Chacarita, los administradores argumentaron que había llegado la hora de cierre y se negaron a recibir el féretro, de modo que la comitiva ingresó por la fuerza y enterró los restos de Roca en la primera sepultura a su alcance. Cuando el cortejo se dispersaba pacíficamente, el administrador cerró las puertas del cementario dejando dentro a tres anarquistas que detuvo la policía. San José y Alfredo Maret abrieron una suscripción para sufragar los gastos de la defensa de los presos, que ascendían a 90 pesos. San José y Maret abrieron la lista aportando 12 pesos cada uno.
En 1905 reaparece en San Sebastián, España, en un proyecto fallido de periódico: Nuevo Espartaco. Desde entonces se pierden sus rastros en la prensa obrera de la época.
Cómo citar esta entrada: Tarcus, Horacio (2025), “San José, Victoriano”, en Diccionario biográfico de las izquierdas latinoamericanas. Disponible en https://diccionario.cedinci.org.