RABINOVICH, Elsa (seudónimos: Lola) (Imperio Ruso, 19/2/1915 – detenida en Buenos Aires el 17/2/1977, desaparecida en la Escuela de Mecánica de la Armada, “trasladada” hacia agosto de 1977).
Militante juvenil comunista, representante de la sección argentina de Socorro Rojo Internacional, cofundadora del primer comité argentino de solidaridad con Cuba tras la Revolución, militante peronista montonera en sus últimos años.
Según el testimonio de su marido: “Era de origen ruso. Vivió los primeros años de la revolución socialista en su patria y a los ocho o nueve años viajó con sus padres y hermanos a nuestro país… Su familia era de origen burgués, de la burguesía media, y su padre, don Samuel, un comerciante habilidoso” (Levenson). Expropiados sus bienes por el gobierno bolchevique, Samuel, su esposa Josefa y sus tres hijos, de los cuales Lola era la mayor, huyen a Polonia y desde allí se dirigen hacia la Argentina. La familia se instala en el centro de Buenos Aires, donde el padre instala un taller de relojería, la madre se dedica a la costura y los niños cursan los estudios primarios. Luego se trasladan a la localidad bonaerense de Quilmes, donde Lola cursa sus estudios secundarios.
Ingresa a la Facultad de Farmacia de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), donde comienza su militancia política en ámbitos estudiantiles. Por entonces La Plata era una peculiar caja de resonancia de la agitación que se había dado desde la Reforma Universitaria de 1918. Tras la represión del movimiento estudiantil que ocurre una vez derrocado el gobierno de H. Yrigoyen en septiembre de 1930, Elsa Rabinovich se une al Centro de Estudiantes que luchaba en forma clandestina y se afilia a la Federación Juvenil Comunista. Integra la sección argentina de Socorro Rojo Internacional, organismo a través del cual asiste a los militantes perseguidos y presos en las cárceles de la dictadura del Gral. Uriburu. Constituye la filial platense del grupo estudiantil comunista Insurrexit, junto a sus compañeros de la universidad Matilde Kusminsky y Ernesto Sabato. Se instala en la localidad bonaerense de Avellaneda en momentos en que arrecia la represión y allí conoce, en 1935, entre los jóvenes militantes comunistas, a quien sería su esposo: Gregorio Levenson. Se casan en febrero de 1936 y un año después nace su primer hijo: Alejo Miguel Levenson.
Las sucesivas campañas de agitación en que participa el comunismo de aquellos años la tienen de animadora, como la guerra del Chaco paraguayo-boliviana, la lucha por la liberación de los presos de Bragado (Vuotto, Mainini y De Diago), y la prédica antifascista local que se prolonga en las actividades de apoyo a la República española durante la guerra civil. Buena parte de esa militancia la comparte con su cuñada Raquel Levenson, con quien se la podía ver en una tribuna a la puerta de una fábrica arengando a los trabajadores. Pasa por prisión dos veces en Valentín Alsina, Pcia. de Buenos Aires.
En 1945 y 1947 nacen respectivamente su segundo hijo, Bernardo Levenson, y el tercero, Alfredo. En tanto, vuelve a la Facultad a estudiar y ejerce de enfermera en el Hospital Piñeyro de la ciudad de Buenos Aires. En 1960 termina de distanciarse del PC, cuando participa de la fundación del primer comité argentino de solidaridad con Cuba luego de producida la revolución en la isla, junto a diversas figuras, entre ellas Jacobo Perelman y el cura Héctor Ferreirós.
Atraviesa con su marido un momento durísimo cuando en diciembre de 1970 muere su hijo mayor mientras participaba de un operativo de las FAR, organización en la que militaba. Sobrevive a ello ocupándose de sus nietos y apoyando a su hijo Bernardo, militante de Montoneros. Pero Bernardo sería asesinado el 19 de mayo de 1976 y su mujer Marta Bazán, secuestrada en la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA). Entonces, Lola se traslada con su marido y su nieto a Mar del Plata, regresando periódicamente a Buenos Aires para mantener al niño vinculado con su otra abuela.
Su nuera Marta Bazán, detenida en la ESMA, acepta colaborar con el director de la Escuela de la Marina que funcionaba como centro clandestino de detención, el contralmirante Rubén J. Chamorro. A cambio de su colaboración, Bazán le pide a Chamorro que le lleven a su hijo Alejo, que estaba al cuidado de su abuela. La noche del 17/2/1977 un “grupo de tareas” irrumpe en la casa de Alfredo Levenson, secuestrando no solo al niño, entonces de seis años, sino también a Lola Labinovich, que se resistía a despegarse de su nieto. Fue detenida en el centro clandestino de detención de la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), cuando estaba por cumplir 62 años de edad. Allí fue sometida a tormentos y vejaciones hasta ser arrojada en un “vuelo de la muerte” al Río de la Plata, cerca de agosto de ese mismo año, según el testimonio de ex detenidas que la vieron con vida y las confesiones del capitán Adolfo Scilingo que creyó reconocerla entre sus víctimas.
Años después Gregorio Levenson logró recuperar a su nieto Alejo.
Cómo citar esta entrada: Tarcus, Horacio (2024), “Rabinovich, Elsa”, en Diccionario biográfico de las izquierdas latinoamericanas. Disponible en https://diccionario.cedinci.org.