TORRADO, Orlando (apodo: Torradito) (Avellaneda, Provincia de Buenos Aires, Argentina, 8/3/1929 – Buenos Aires, Argentina, 28/7/2019).
Obrero naval anarquista, dirigente de la Federación de Obreros en Construcciones Navales (FONC) afiliada a la FORA, protagonista de la Huelga que realizó dicha Federación entre octubre de 1956 y noviembre de 1957 conocida como “La Huelga de los Locos”.
Hijo de una familia de inmigrantes españoles llegados a la Argentina hacia 1918. Su padre, Ramón Torrado, se inició en el país de adopción como trabajador del Frigorífico “La Negra” de la localidad bonarense de Avellaneda (un enorme predio ubicado en la calle Pavón 299) mientras que sus tíos José y Constante trabajaban como “carreros” (conductores de los carros que trasladaban verduras desde los productores de la zona sur de la Provincia de Buenos Aires en dirección al Mercado de Frutos de Avellaneda o del Puerto para su exporación). Tanto su padre como sus tíos eran anarquistas, estando sus gremios respectivos adheridos a la Federación Obrera Regional Argentina (FORA), de modo que Orlando Torrado se aproxima a las ideas libertarias siendo apenas un niño, con alrededor de los 10 u 11 años. Su madre, Flora Castro, también se consideraba anarquista. Es el cuarto de seis hermanos (Alberto, Ernesto,Carmen, Orlando, Horacio y Marina) que acompañan a sus padres a los pic-nics que organizan los anarquistas para reunir fondos que se enviaban a la España republicana durante la guerra civil.
Trabajó desde niño: a los 7 años y medio hacía entregas en el barrio de Avellaneda de la carniceria de Raúl. Después repartió pan en el barrio y finalmente despachó pan en la panadería de Doña Malvina. Más tarde hizo tareas de limpieza en una mueblería, fue repartidor de hielo, hizo las entregas de los productos de la Casa Stauss, fue ascensorista en el Hotel Claridge, peón en el empresa Torres Nielsen y peón de albañil.
Ingresa en 1948 a trabajar a en unos de los talleres de la empresa naviera Dodero, que en 1949 fue nacionalizada por el Estado argentino para transformarse en Flota Argentina de navegación de Ultramar (FANU), pasando a la órbita del Ministerio de Transportes (finalmente, en 1960, se convirtirá en ELMA, Empresa Líneas Aéreas del Estado). Torrado se inicia en uno de los talleres de electricidad, siendo elegido al poco tiempo de su ingreso delegado de su taller. Comienza entonces a frecuentar el local de la Federación de Obreros en Construcciones Navales (FOCN), afiliada a la Federación Obrera Regional Anarquista (FORA), creada en 1917 agrupando a cinco gremios navales. La Federación mantuvo a lo largo de las décadas su hegemonía anarquista, lo que le valió sucesivas clausuras (1930, 1942, 1947 y 1950). A pesar de todo, mantuvo siempre su funcionamiento, que desde 1941 se desarrolló en su sede de la calle Pedro de Mendoza, barrio porteño de La Boca. Paralelamente, la Federación mantiene desde 1941 un Ateneo de Cultura. Torrado establece un vínculo próximo con el secretario de la Federación, Antonio Lorenzini.
La FOCN, así como los trabajadores del puerto, acompañaron por solidaridad la huelga marítima que tuvo lugar entre abril y agosto de 1950 por mejoras en los salarios y las condiciones de trabajo, que llegó a paralizar todos los puertos del país. Pero la Confederación General del Trabajo (CGT) desconoció el conflicto e intervino la confederación de los marítimos (Confederación General de Gremios Marítimos y Afines), reemplazándola por la Asociación Marítima Argentina (AMA), afín al gobierno. El gobierno peronista ilegalizó también la FOCN, confiscando su local y sus libros de actas, integrado a sus gremios a la AMA, de modo que la Federación continuó actuando en la clandestinidad durante cinco años, hasta el golpe militar de 1955. Los navales decidieron resistir las medidas y llevaron a cabo una asamblea multitudinaria en el Teatro “Verdi” de La Boca e iniciaron entonces una huelga que terminó con el despido de quince sindicalistas. Los trabajadores lograron que 12 de ellos fueron reincorporados, pero no lograron lo mismo con Lorenzini, el secretario general de la Federación.
Tras el golpe militar de septiembre de 1955, los navales recuperaron su Federación y su local, pero su estatuto jurídico fue al poco tiempo cuestionado por los interventores militares de la empresa naviera, en tanto la FONC no estaba adherida a la CGT sino a la antigua FORA y según ellos no se encuadraba en la Ley de Asociaciones Profesionales. Los trabajadores navales decidieron en asamblea general realizada en Teatro “Verdi” de La Boca resistir la adhesión a la CGT y mantener su autonomía. Torrado, con apenas 26 años, es elegido secretario general de los metalúrgicos navales y miembro del Consejo Federal de la FOCN.
A principios de 1956, en un contexto de tensión social —con la CGT intervenida, numerosos locales gremiales ocupados, muchos sindicalistas detenidos, demandas salariales de metalúrgicos, textiles, bancarios, telefónicos, telegrafistas y trabajadores de la sanidad, reclamos de derogación de los decretos contra los convenios colectivos de trabajo y de reglamentación del derecho de huelga— la FOCN solicitó a los nuevos interventores de la empresa estatal FANU (Flota Argentina de Navegación de Ultramar) el reconocimiento de su representación gremial, en nombre de la libertad de acción sindical. Los interventores militares se negaron y en febrero comenzaron las medidas de fuerza en los cuatro talleres de la empresa, ubicados en Avellaneda, Almirante Brown, San Fernando y en la Dársena sur de la Ciudad de Buenos Aires. El conflicto se resolvió parcialmente. En julio de ese mismo año la FOCN solicitó la negociación de un convenio colectivo que comprendía a FANU y los talleres privados donde se destacaba el pedido de reducción de la jornada laboral a 6 horas dado el trabajo insalubre y la discusión directa de las condiciones laborales con cada dueño de taller.
La petición fue rechazada y los trabajadores comenzaron a implementar la jornada de 6 horas de hecho. La empresa FANU suspendió sus actividades e impuso un lock out patronal a los talleres privados. Comenzaron las suspensiones y durante septiembre y octubre de 1956 se produjeron 8.000 despidos en 55 talleres. La Marina y la policía utilizaron su fuerza para realizar las reparaciones más urgentes y para reprimir las asambleas, encarcelando a varios dirigentes de la FOCN y usurpando las sedes sindicales. El 11 de octubre, un grupo de parapoliciales asesinó en Rosario al obrero naval Ramiro García Fernández, carpintero asturiano que había combatido en las fuerzas republicandas durante la Guerra Civil Española. A los pocos días se declaró la huelga por tiempo indeterminado.
Junto a otros dirigentes anarquistas como Domingo Trama y Manuel Novoa y a militantes de base como sus hermanos Horacio y Ernesto, Orlando Torrado fue uno de los protagonistas de la huelga que realizó dicha Federación entre los meses de octubre de 1956 y noviembre de 1957, una medida de lucha que se extendió durante 13 meses, la huelga más larga de la historia movimiento obrero argentino conocida como “La Huelga de los Locos”. Orlando, junto a Miguel Dorado (secretario de actas del Consejo Federal), estuvieron entre los primeros despedidos por la intervención militar.
Según el relato de Osvaldo Bayer, los navales “comenzaron la lucha por las seis horas de trabajo dadas las condiciones insalubres de las tareas. El paro fue total pero con características de las luchas populares de principios del siglo pasado. A lo anarquista. Sin sueldos, pero con la solidaridad. Las ollas populares para los huelguistas y sus familias. Ayudaba toda La Boca pero también el Doque [Dock Sud] y Barracas. Como cuando se luchó por las ocho horas de trabajo, medio siglo antes. Los marinos gorilas del almirante Rojas se mostraron duros como cuando le dieron el guiño a Aramburu de hacer la Operación Masacre. Junto a Domingo Trama estaban luchadores de la talla de Luis Bravo —muerto poco después—, Rodolfo Almeyda, Luis Tarducci, Manuel Novoa, el viejo Sforza, Juan Taboschi, Orlando Torrado, nombres para recordar. Trece meses sin aflojar”.
A fines de 1956 Domingo Trama era detenido. Ante la falta de respaldo de la huelga entre las fuerzas del sindicalismo argentino, Orlando Torrado y Manuel Novoa viajaron a Montevideo para solicitar la solidaridad de los navales uruguayos. Los recibió en el puerto de la capital uruguaya Blas Facal, secretario de la Federación Naval del Uruguay que ofreció la solidaridad de los navales, pero además acudió a Juan Acuña, el secretario de Confederación Sindical del Uruguay (CSU). Acuña, de filiación socialista, propuso acudir a la mediación de Alfredo Palacios, por entonces embajador argentino en Uruguay. El embajador consiguió una reunión de mediación en la que participó el presidente de facto, Pedro Eugenio Aramburu, varios ministros, representantes de la patronal y de los trabajadores. Por la FOCN fue elegido delegado Domingo Trama. Si bien se llegó a un punto de acuerdo, no fue respetado por la patronal ni por el gobierno. Después de trece meses de huelga, se realizó una asamblea general donde se resolvió levantar la medida. Entre tanto, el gobierno militar construyó un gremio paralelo, el Sindicato Argentino de Obreros Navales (SAON) para vaciar la FOCN, que fue finalmente ilegalizada.
“Los huelguistas fueron finalmente derrotados —escribió Bayer. Perdieron sus puestos de trabajo y el sindicato de Talleres Navales fue clausurado por las tropas. Pero no se dejaron caer. Continuaron reuniéndose en el Ateneo de Cultura y durante medio siglo siguieron produciendo su boletín con recuerdos de la huelga y con anuncios de reuniones para ayudar a continuar la lucha de otros gremios”.
Después de su despido, Torrado siguió desempeñando su oficio en diversos talleres y empresas: en los talleres navales More, en los remolcadores Salta y Margarita, en los ferrys, en los empujes a remolque del rio Paraná. Años después se desempeñó en la empresa aceitera Ducoil, la empresa Diadema, una química de Dock Sud, en Molinos Río de la Plata, en Duperial, en Papelera del Plata, en una usina termoeléctrica de Costanera sur y en la Fábrica Argentina de Alpargatas. En sus últimos años y hasta su jubilación se desempeñó en la sede central del Banco de la Nación Argentina y como docente de electricidad en la Escuela de Artes Gráficas de la Boca.
El 17 de agosto de 2010 se descubrió una placa en la fachada de la Fundación Proa que recuerda la centenaria Federación de Obreros en Construcciones Navales, cuya sede de la calle Pedro de Mendoza 1921 funcionó durante tres décadas (1941-1971) en uno de los edificios que ocupa actualmente la Fundación.
Con su compañera de vida Elsa Diez tuvieron dos hijos: Orlando y Gladys.
Cómo citar esta entrada: Tarcus, Horacio (2023), “Torrado, Orlando”, en Diccionario biográfico de las izquierdas latinoamericanas. Disponible en https://diccionario.cedinci.org.