CAYOTA, Eduardo

Militante demócratacristiano, nacido en Montevideo en 1880, hijo de Victorio Cayota y Dionisia García. 

Formado en el Liceo Universitario que fundara Mariano Soler, en 1903 integró —junto a Jose Notaroberto, Luis Muzio, Juan Cánepa Franco, entre otros, el grupo progresista de los Círculos Católicos de Obreros que dio a publicidad una proclama bajo el titulo de Obreros, a formar!”, inscripta en la línea de renovacion de la estrategia organizativa del laicado (“El obrero no es ni será jamás en adelante un esclavo y menos una bestia de carga que, después de soportar las fatigas de un trabajo penoso, no tiene derechos sobre la tierra, y se contenta el dueño con llenarle escasamente las necesidades del estómago; no, el obrero es y debe ser un hombre consciente […]”). De acuerdo a la evolución que en el seno del catolicismo uruguayo alcanzó esta línea de acción, en diciembre de 1904 Cayota formó parte de la comisión organizadora de la Unión Democrática Cristiana (UDC), integrando como vocal el Directorio Nacional de la misma entre 1906 y 1908, y ejerciendo su presidencia entre 1908 y 1910.
Redactor del periodico El Demócrata, que inició su publicación en 1906, lo dirigió ininterrumpidamente desde el 15 de mayo de 1909 hasta diciembre de 1922. Para suscribir sus artículos doctrinarios utilizó frecuentemente el seudónimo Mínimo. Preocupado por la carestía de la vida entre los sectores asalariados, no dudó en enfrentar en julio de 1907 al vocero catolico El Bien —que la atribuía “a las exigencias siempre crecientes de los obreros”controvirtiendo esa opinión en terminos severos: “¿No sera por ventura más lógico buscar el origen de este mal en los ‘trusts’ patronales que fijan los precios de los artículos no ya con el objeto de salvaguardar sus intereses, […] sino con el […] de redondear en poco tiempo pingües fortunas a expensas de la miseria del pueblo?”.

Polemista vigoroso, Cayota participó —en la primera década del siglo XX—, tanto en la sede de la UDC como en la del Centro Intemacional de Estudios Sociales, en jornadas de debate con anarquistas y liberales sobre temas filosófico-religiosos y sobre cuestiones sociales.

En 1911, aunque fue designado, se abstuvo de integrar la Unión Económica —emanada del Cuarto Congreso Catolico— por entender que las atribuciones conferidas a la nueva organización entraban en colisión con las labores que desde 1904 desplegaba la UDC. Mantuvo una cautelosa distancia con la Unión Cívica en su primera década de actuación, aprovechando en ocasiones las tribunas políticas para promover el credo obrerista y apoyar las soluciones legislativas a la cuestión social (descanso dominical, jomada de ocho boras, regulación del salario). De allí que cuando en 1919 el periodico ácrata El Hombre lo acusó de estar “metido a propagandista político” y de haber olvidado “muy pronto sus amores gremialistas, para embarcarse con el estado mayor de sacristanes rumbo al paraíso parlamentario”, El Demócrata precisara las razones de la intervención de Cayota en las jomadas preelectorales, senalando: “El aludido compañero […] no tiene vocación política. Pero aprovecha las conferencias políticas para hacer propaganda democrática-cristiana; de la misma manera que los anarquistas contrarios al gremialismo lo aceptan como medio para hacer propaganda libertaria”.

Partícipe de varios emprendimientos relacionados con la legislación sobre seguridad social, actuó decisivamente en el proceso de gestación de la Caja Bancaria, cuyo primer directorio integró en representación de los asalariados.

Falleció el 26 de mayo de 1955. Casado con Aída Zapettini, maestra de la Escuela “Artigas”, tuvieron cinco hijos.