VIVÉ, Eva

Hija de colonos franceses en la región pampeana. Según su propio testimonio a Santiago Locascio, Eva leía en su ciudad natal el libro Páginas rojas de la anarcofeminista francesa Severine (Caroline Rémy de Guebhard), “hasta que las voces del ideal llamaron a su oido con toques de rebato. Y dejó La Pampa para ir a la ciudad”, anota escuetamente Locascio, en referencia a Rosario,  donde Eva Vivé estudió obstetricia y se vinculó a los medios anarquistas locales.

A mediados de la década de 1910 está en pareja con el mecánico anarquista Enrique García Thomas, que desde 1913 editaba en la capital santafesina el periódico periódico La Rebelión (Rosario, 1913-1918), donde colaboran José Vidal Mata, Elías Castelnuovo, Hermenegildo Rosales, Pierre Quiroule, Atilio Biondi, Julio R. Barcos, Nemesio Canale, Antonio Abilio Gonçalves, Sebastián Ferrer, Leopoldo Alonso, Santiago Locascio, José Torralvo y los jóvenes militantes del reformismo estudiantil Juan Lazarte y Luis Di Filippo. En 1917 los “rebelionistas” rosarinos apoyan decididamente desde el anarquismo la Revolución Rusa (e incluso la “dictadura del proletariado” como preludio a la “tercera revolución”, de carácter libertario). 

Hacia 1917 García Thomas y Eva Vivé viven por un tiempo en la localidad bonaerense de Zárate para establecerse finalmente en la ciudad de Buenos Aires. El 9 de enero de 1919, en el marco de la llamada “Semana Trágica”, Eva Vivé acude con su instrumental de obstetra y su experiencia hospitalaria a socorrer a las víctimas de la represión policial que se había desatado sobre una procesión de miles de obreros que llevaban al Cementerio de la Chacarita los ataúdes de los compañeros asesinados el día 7. Años después, Salvadora Medina Onrubia recordaba los esfuerzos de Eva Vivé en el local de las organizaciones obreras de México 2070 para atender a los heridos que llegaban desde la Chacarita:

“Eva Vivé de García Thomas, que era obstétrica de profesión, estaba allí con su maletín, curando heridos pisoteados por los centauros añamembuyses [la policía montada]. No sé quién consiguió una sábada y Eva, con su tijera de cortar ombligos, me puso a cortarla en tiras y a hacer con ella hilachas. Eran seis o siete los heridos. Cuando todos estuvieron bien tranquilos con su inyección salida del repleto maletín, Eva nos dio permiso para irnos, y salimos…”.

Salvadora Medina Onrubia, “Sebastián Marotta, compañero y amigo”, en Vida, obra y trascendencia de Sebastián Marotta, La Plata, Calomino, 1971, p. 49.

En 1918 los “rebelionistas” rosarinos habían convocado a diversos grupos anarquistas de Junín, Campana y Buenos Aires que apoyan el proceso soviético a confluir en la edición de un diario. Nace así Bandera Roja. Diario de la mañana (Buenos Aires, abril-mayo de 1919). Si bien no firman artículos con su nombre, le cupo a la pareja García Thomas – Eva Vivé un rol de liderazgo en esta experiencia periodística obrera. El diario contó con el apoyo de destacados dirigentes gremiales como Atilio Biondi de Caldereros, Sebastián Ferrer y Antonio Abilio Gonçalves de Pintores, y Hermenegildo Rosales de Construcciones Navales, además contar con el respaldo de  la Federación de Obreros Rusos Sudamericanos y de la Federación de Picapedreros Sudamericanos, con sede en Montevideo.

En el contexto de intensa agitación obrera que se vivió entre la Semana Trágica de enero de 1919 y el 1° de Mayo siguiente, el diario “anarco-bolchevique” atacó al Estado, el Ejército y la Patria e incitó a la revolución social, siguiendo el ejemplo de Rusia y Alemania. Tradujo artículos de Lenin, Zinoviev, Trotsky, Louise Bryant y Stepniak. La gran prensa nacional argentina —sobre todo La Prensa y La Nación, pero también The Buenos Aires Herald— exigían al gobierno la prohibición del diario “espartaquista”.

En forma simutánea García Thomas y Eva Vivé aparecen vinculados a Vía Libre. Publicación mensual de crítica social (Buenos Aires, 1919-1922), revista de inspiración “anarco-bolchevique” dirigida por Santiago Locascio, que en 1921, cuando Vivé esté detenida, le dedicará un perfil y una foto de tapa (ver foto adjunta).

El último ejemplar de Bandera Roja, que alcanzó un tiraje de 20 mil ejemplares, fue incautado por el Jefe de Policía Elpidio González, siendo juzgados García Thomas y otros dos redactores —Hermenegildo Rosales y Atilio R. Biondi— bajo la “Ley de Defensa Social” sancionada en 1910 y condenados por el juez Ramos Mexia a seis años de prisión.

Eva Vivé es encarcelada en mayo de 1919 cuando protesta durante el proceso judicial que se llevaba adelante contra García Thomas y demás redactores de Bandera Roja. Santiago Locascio dejó en Vía Libre un retrato de esa jornada:

“A Eva Vivé la conocimos un día rodeada de hombres rudos, de encallecidas manos, en el Palacio de Justicia, en donde había concurrido junto con el pueblo trabajador de Buenos Aires, para asistir a la defensa de los valientes redactores de Bandera Roja, y que encontrando cerrada la puerta de la sala de los jueces, había sentir su protesta por tamaña insolencia […]. Salió del Palacio en son de protesta, coreada por voces clamantes de justicia. A los pocos pasos sabuesos policiales la aferraron en sus garras felinas para arrojarla brutalmente a un rincón de una fría y desolada celda de una comisaría seccional. 

Corrimos a su lado y pudimos obtener su liberación, prometiendo presentarse, al día siguiente, ante el pretorio, para justificar su actitud”.

Santiago Locascio, “Eva Vivé”, en: Vía Libre nº 21, Buenos Aires, junio 1921, pp. 263-264.

Finalmente fue sobreseída en octubre de ese mismo año por el juez Ramos Mexía, previo el pago de 10.000 pesos. Pero fue encarcelada nuevamente en marzo de 1920 pues la policía la vinculó al llamado “asunto de las bombas”. Según los medios, el 13 de marzo de 1920, en el contexto de un intenso movimiento huelguístico, Mariano Barrajón y otros “anarco-bolcheviques”, habrían sido detenidos por la Sección Orden Social de la Policía Federal argentina, cuando eran sorprendidos en la fabricación de explosivos. La redada policial llevó a prisión entre 150 y 180 militantes anarquistas, entre ellos a Eva Vivé. Según la crónica de Santiago Locascio:

“Después, otro día, supimos no sabemos de qué conjura se había hecho protagonista; la crónica diaria la presentaba como inspiradora de un complot revolucionario… y fue a la cárcel toda entera como entero fuera su gesto, y en la cárcel la vimos también sonriendo al porvenir”.

Santiago Locascio, “Eva Vivé”, en: Vía Libre nº 21, Buenos Aires, junio 1921, p. 264.

Según la crónica del diario Crítica, la policía irrumpió en el domicilio de Eva Vivé y García Thomas:

La policía ha hallanado entre otras casas, la [casa] en que habita doña Emma Vives [sic]  de Thómas, señora que cuando el proceso de Bandera Roja tuvo su cuarto de hora de popularidad. La visita de la modesta vivienda fue interesante. Allí había de todo en cuanto a un temperamento revolucionario pudiera interesarle y con esto nos ahorramos la tarea de hacer una reseña detallada.

Crítica, Buenos Aires, 15/3/1920, cit. en Doeswijk, 2013.

Fue defendida por el diario Crítica, que le enrostra a las mujeres de la alta sociedad que se preocupaban más por sus perros y gatos que por las víctimas de la represión radical como Eva Vivé. Fue liberada junto a los otros detenidos en octubre de 1920, a quienes les fueron embargados bienes hasta una suma de 3.000 pesos en concepto de fianza.

Por su parte, García Thomas y sus compañeros de prisión fueron liberados en mayo de 1920 tras pasar un año en el penal de Ushuaia, Tierra del Fuego, cuando el Comité pro Presos consiguó el indulto del presidente Hipólito Yrigoyen.

Vivé tuvo especial participación en la campaña por la libertad de Simón Radowitzky, a quien le escribía cartas regularmente al penal de Ushuaia. En 1921 un médico que había sido anarquista (Juan Emiliano Carulla) diagnósticó que dicho penal no era adecuado para los enfermos de tuberculosis pulmonar, lo que dio pie a que Eva Vivé presentara a la justicia un recurso de amparo para que Radowitzky fuera trasladado a un penal de la ciudad de Buenos Aires, recurso que le fue reiteradamente denegado por diversas instancias de la justicia argentina, llegando incluso hasta la Corte Suprema de Justicia. Según la investigación de Doeswijk, “el operativo para captar a Radowitzky para la causa del anarcobolcheviquismo fracasó, por más que Iván Romanov desde Montevideo y Eva Vivé y García Thomas desde Buenos Aires se esforzasen en reunir dinero para mandarle yerba y tabaco, organizasen sus propios planes de evasión o intermediasen ante el gobierno para obtener el indulto” (Doeswijk, 2013).

En enero de 1923 está junto a su compañero entre las fundadoras de la ALA (Alianza Libertaria Argentina), siendo elegida para integrar su Comité Federal. En febrero del año siguiente participa de su Primera Conferencia Regional como delegada de La Antorcha Chaqueña de Las Palmas.

En El Libertario, órgano de la ALA, se informa que en 1924 se agregaría un secretariado para Asuntos Femeninos, con Sara Yacoub como responsable. La Alianza había creado tres agrupaciones de afinidad de mujeres: Luisa Michel, de la Ciudad de Buenos Aires, donde activaron Eva Vivé, Juana Pauna y Micaela Feldman (luego Mika Etchebehere) y Haydée de Bonachera; La Antorcha Chaqueña, de la ciudad Las Palmas (Provincia del Chaco) y Teresa Claramunt, de la localidad bonaerense de Avellaneda. La agrupación Luisa Michel editó algunos números de la revista Nosotras, donde colaboró Eva Vivé.

Con el golpe militar de septiembre de 1930, García Thomas es extraditado a España, pero logra desembarcar en el puerto de Santos, Brasil, y reingresar a la Argentina y participa en diversos intentos de resistencia a la dictadura militar. En 1933 Eva Vivé acompaña a García Thomas, que es deportado una vez más por aplicación de la Ley de Residencia. Se establecieron por un tiempo en Barcelona, retornando a la Argentina.

Eva Vivé falleció en Buenos Aires en 1947, a la edad de 65 años.