CROSA, Enrique

Periodista, narrador, dramaturgo y poeta nacido en Montevideo el 2 de mayo de 1880, hijo de los inmigrantes italianos Mauricio Crosa y María Zunino.

En sus inicios como publicista abordó diversos temas relacionados con el mundo del trabajo. En 1901 colaboró con el periódico protestante El Atalaya (Montevideo), donde publicó tres cartas al director sobre cuestiones obreras, en particular referencia a las condiciones de trabajo de la mujer. El mismo año participó del cuerpo de redacción del cotidiano anarquista El Trabajo, y ejerció la secretaría del Centro Liberal.

Vinculado al Centro Internacional de Estudios Sociales (CIES), en 1902 colaboró con el semanario Vida Nueva -que dirigía Pascual Guaglianone-, en el que publicó narraciones de corte realista (“En la miseria”, “La devota”). También con el periódico Rebelión (en el que publicó el poema “Los mártires”). Y con el folleto «Pro-Zola» que recogió las intervenciones en el acto de homenaje celebrado el 18 de octubre en el que incluyó su poema “A Zola”

¡Zola! Tu nombre suena en las albricias / De un futuro de hermosas libertades. / Es breve como todas las justicias, / Es rudo como todas las verdades! / Tu nombre es como un sol, que resplandece / En una noche horrible de amarguras; / Por eso si te nombro me parece / Que un latigazo estalla en las alturas! […] 

«Pro-Zola. Número único», Montevideo, Centro Internacional de Estudios Sociales, 1902, p. 5.

Colaboró con la revista de arte Apolo (Montevideo, 1905-1909), que dirigió Manuel Pérez y Curis ►. 

En 1912 publicó la novela de cuño naturalista Gérmenes, aunque el texto aparece fechado en junio-setiembre de 1910. Producción literariamente defectuosa, narra las vicisitudes de una joven obrera de un taller de costura, hija de un guardatren, que resulta víctima de las prácticas sexistas imperantes; contiene descripciones rescatables de ambientes proletarios y un tono general de reivindicación de los menesterosos. Al dedicarla a Ángel C. Miranda, Crosa advirtió: 

«yo se que con su publicación hiero muchas susceptibilidades, pero eso, lejos de intimidarme me alienta, porque, seamos sinceros: es necesario aprovechar los días en que uno se siente joven, para decir ciertas cosas con valentía, sin timidez, con arrogancia”. 

Gérmenes, Montevideo, Imprenta y litografía «La Razón», 1902.

Además de colaborar con el periódico obrerista salteño El Trabajo, lo hizo en la redacción de los diarios montevideanos El Día, El Tiempo y La Razón, así como en las revistas Rojo y Blanco, La Alborada, La Semana, Selecta, y Bohemia, integrando el núcleo fundador de esta última, junto a Lasso de la Vega, Lasplaces y Ángel Falco, entre otros. En numerosas producciones periodísticas referidas a temas literarios y artísticos, así como en crónicas teatrales, utilizó los seudónimos “Don Melitón” y “Simón de Mantua”. 

En el campo de la narrativa produjo más tarde Cartas a un amigo y La historia de una …. Incursionó asimismo, con cierto éxito, en el campo teatral, estrenando y publicando en la década de 1920 diversas obras en Montevideo y Buenos Aires (“El drama de todos”, “La razón social”, “El sagrado delito”, “Le dernier cri”, “La eterna herida”, “La danza de los siete velos”, “Fémina”, “Casa decente”, “El que dirán”, “El último centauro”). 

Radicado durante la década de 1920 en la capital argentina, ejerció el periodismo y abordó varios emprendimientos escénicos, retomando en 1933 a Uruguay para acompañar la situación política instaurada tras el golpe encabezado por el presidente Gabriel Terra en mazo de ese año, a la que sirvió como miembro de la Asamblea Deliberante.