COLLAZO, María (Montevideo, Uruguay, 6/3/1884- Montevideo, Uruguay, 22/3/1942).
Oradora, periodista y sindicalista uruguaya de orientación anarquista.
Militante anarquista, nacida en Montevideo el 6 de marzo de 1884 en el seno de una familia de inmigrantes gallegos católicos, propietarios de un almacén en la calle Bequeló, en el barrio de La Aguada (Montevideo). María fue la quinta de nueve hermanos (Luis, Manuel, Soledad, José, Teresa, Jesús, Fernando, Julio).
Se educó en colegio de monjas, pero la vinculación que su hermano mayor Luis Collazo había iniciado en Buenos Aires con el movimiento anarquista probablemente motivó la temprana integración de María a las actividades del Centro Internacional de Estudios Sociales (CIES, 1898-1928) de Montevideo y el subsecuente alejamiento del núcleo familiar, discrepante con esa opción.
Casada en 1902 con un obrero cigarrero (Pedreira), con quien tuvo cuatro hijos. El matrimonio se radicó en Buenos Aires, frecuentando los ámbitos libertarios. En unión de Juana Rouco Buela ►, Teresa Caporaletti ► y Virginia Bolten , participó en 1907 de la fundación del primer Centro Femenino Anarquista de Buenos Aires, que funcionaba en la Sociedad de Resistencia de Conductores de Carros.
María Collazo y sus compañeras del Centro actuaron intensamente en la huelga de inquilinos que tuvo lugar en Buenos Aires ese mismo año. En el marco de la prolongada huelga (3 meses), en octubre de 1907 fue asesinado por la policía un joven de 17 años, Miguel Pepe ►. María Collazo y Juana Rouco Buela fueron dos de las oradoras del multitudinario funeral, del que la revista porteña Caras y Caretas hizo una minuciosa cobertura periodística. El féretro fue conducido a pulso por ocho mujeres, seguidas por unas ochocientas o mil mujeres jóvenes de entre 15 a 20 años, todas moradoras de los conventillos en huelga. En la parte de atrás del cortejo (unas 2000 personas), venían las mujeres mayores y los obreros. Los oradores (María Collazo, Juan Rouco Buela, Tito Livio Foppa ► y José de Maturana ► tomaron la palabra en la Plaza San Martín («La huelga de los conventillos. El entierro de Miguel Pepe», en: Caras y Caretas nº 474, Buenos Aires, 11/9/1907).
Según el diario porteño La Protesta, Collazo tomó la palabra en una fiesta que tuvo lugar en un conventillo de la calle Estados Unidos 768 para celebrar el hecho de que los propietarios accedían finalmente al petitorio de los inquilinos:
María Collazo hizo uso de la palabra explicando de manera clara, pero elocuente, el objeto que perseguía el proletariado todo al luchar diariamente, con la decisión por nosotros hasta ahora conocida; evidentemente esta compañera hace obra buena y fructífera. Sinceramente manifestamos nuestro regocijo al observar en el campo de combate una mujer inteligente y entusiasta a la par.
A. Casares, «Celebración de un triunfo», en: La Protesta nº 1187, Buenos Aires, 12/11/1907, p. 2.
En noviembre de 1909 gobierno argentino le aplicó la Ley de Residencia, deportándola a Montevideo. En la capital uruguaya participó de las protestas por la condena a muerte y posterior ejecución del pedagogo anarquista español Francisco Ferrer Guardia.
A fines de 1909 pasó a integrar el cuerpo de redacción del quincenario anarquista La Nueva Senda (1909-1910) y actuó como oradora en mítines sindicales y en la movilización de repudio al ajusticiamiento de Francisco Ferrer.
Por entonces, el periodista Juan José de Soiza Reilly esbozó su retrato con trazos admirativos:
“A María Collazo la escuché una vez en la tribuna popular. De creencias arraigadas, es una Luisa Michel que predice la ciudad futura. Su anarquismo se basa en la doctrina de Cristo. ¿Matar? No… Tiene un noble corazón incapaz de matar una mosca. Adora a sus tres hijos, a quienes sostiene, en Montevideo, con su trabajo. Es anarquista porque desea que la miseria y el dolor no agoten al obrero. Es uruguaya. Pide para los trabajadores un poquito de sol. Pan fresco. Descanso.”
Juan José de Soiza Reilly, Cien hombres célebres: confesiones literarias, Montevideo, Vicente Matera, 1920, p. 172.
Transitoriamente en la capital argentina, participó en marzo de 1910 en una manifestación de repudio por el encausamiento de numerosos militantes sociales a raíz del atentado mortal del anarquista Simón Radowitzky contra el coronel Ramón L. Falcón, destacándose en la parte oratoria (“la siempre entusiasta e incansable luchadora […] con su palabra fácil y convincente”).
De nuevo en Montevideo, tomó parte activa en la conmemoración de la Revolución Catalana del año anterior, anatematizando en su oratoria la obra del gobierno y el clero español, y reivindicando a los revolucionarios que prefirieron morir en su patria luchando por la libertad, a sacrificarse en África por los intereses de los accionistas de las minas del Riff.
Viuda desde 1909, en 1912 inició una unión libre con el obrero carpintero Navarlaz, con quien tuvo su quinto hijo. Tuvo cinco hijos en total, a los que impuso nombres en la tradición onomástica libertaria: Aurora, Espartaco, Themis, Venus y Hebe Leda.
En 1915, con el apoyo de Antonio Marzovillo, fundó en Montevideo el periódico La Batalla. Periódico de ideas y de críticas (que dirigió hasta 1924), alineándolo dos años más tarde en el apoyo a la Revolución bolchevique y a los principios de la Tercera Internacional (comunista), lo que provocó su ruptura con los militantes de la FORU (Federación Obrera de la Región Uruguaya). En 1923 participó, junto a su yerno Roberto Cotelo ► (casado con Aurora Pedreira), de la fundación de la Unión Sindical Uruguaya (USU).
Durante la guerra civil española (1936-1939) colaboró con las organizaciones de solidaridad con el gobierno republicano.
Falleció en Montevideo el 22 de marzo de 1942.
Cómo citar esta entrada: Zubillaga, Carlos (2023), “Collazo, María”, en Diccionario biográfico de las izquierdas latinoamericanas. Disponible en https://diccionario.cedinci.org.
Primera edición de la entrada: Carlos Zubillaga, Perfiles en sombra. Aportes a un diccionario biográfico de los orígenes del movimiento sindical en Uruguay (1870-1910), Montevideo, Librería de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación, 2008.