OYAZBEHERE, Pedro

Sacerdote católico, nacido en Montevideo en 1861. A los veintinueve años se ordenó como presbítero, pasando a desempeñar la secretaría del Obispo Soler y posteriormente los curatos de los barrios montevideanos El Cerro, Durazno y Canelones. 

Tempranamente preocupado por la situación de los asalariados, combatió la orientación que los sectores conservadores del laicado católico habían impreso al diario El Bien, advirtiendo en tono admonitorio sobre las limitaciones de su prédica:

[El Bien] tendrá […] largas columnas para describir la voluptuosidad de una «batalla de flores», de ese acto mundanal en que se derrocha lo que más reprobábamos: «el lujo, la vanidad, el sensualismo refinado». De memoria podréis aprender, ¡tanto se repiten! en sus idolátricos elogios, los donaires de las estatuas de carne que en el llamado «Club Católico», o en los conciertos sacros y profanos, se exponen a la adoración de los sentidos. Pero si amparados en el hermoso lema que tan mal le acomoda: «nuestra victoria es nuestra fe», pretendéis publicar una protesta, […] ¡oh! La prudencia se lo impide […].

Expansiones, Montevideo, 1898.

En el Segundo Congreso de los Círculos Católicos de Obreros, celebrado en 1902, propuso superar la concepción corporativista y encarar “entre la juventud obrera […] la lucha social”. Impulsó los trabajos que desde 1903 llevó a cabo el grupo obrerista del laicado, que culminarían en diciembre de 1904 con la creación de la Unión Democrática Cristiana (UDC), de la que pasó a ser asesor. En 1906 fue nombrado Capellán del Asilo Maternal n° 2 de Montevideo. Al mismo tiempo colaboró con El Demócrata, publicando numerosos artículos de doctrina social, y participó en las actividades formativas de los Círculos de Estudios Sociales.

Polemista de recio temple, fueron famosas sus confrontaciones con los anarquistas, en quienes halló a la vez que tenaces oposiciones, franco reconocimiento a su honestidad intelectual. 

En 1908 pasó a compartir con Joaquín Secco Ylla y Enrique Ayala la redacción de El Bien, asumiendo la responsabilidad editorial por tumos (lo que dio por resultado que el diario oscilara entre una opinión conservadora, fruto de la influencia de Secco Ylla y de Ayala, y otra progresista, consecuencia de la expresión por Oyazbehere del ideario demócrata-cristiano). En uso de uno de sus “turnos” formuló un inequívoco cuestionamiento de la incolumidad del derecho de propiedad, afirmando que ningún texto podía fundar la oposición del catolicismo a la socialización (cooperativización autogestionaria) de los medios de producción. 

En la Semana Social de 1912, organizada por la Unión Social del Uruguay, Oyazbehere tuvo a su cargo la IX Lección, que versó sobre el salario; en su curso citó a Marx y a José Batlle y Ordóñez, expresando el acuerdo con observaciones de ambos en tomo a la injusticia del régimen del salario en la organización capitalista. Afirmó entonces que “en el contrato del salario, la libertad del obrero va asociada al hambre, y la del patrono, al capital”. 

Alejado por largos años de toda participación activa en el movimiento que contribuyera a crear, debido a una enfermedad que lo fue inhabilitando progresivamente, falleció en Montevideo en 1928.