VARGAS VILA, José María de la Concepción Apolinar (seudónimo: José María Vargas Vila, apodo: “El Divino”) (Bogotá, Colombia, 23/6/1860 – Barcelona, España, 25/5/1933).
Escritor, intelectual, periodista, liberal radical, anticlerical y docente colombiano.
También conocido como “El Divino”, Vargas Vila no obtuvo ningún grado académico y sus estudios se redujeron a una educación elemental. Hijo del general José María Vargas Vila, quien alcanzó el grado de general del Estado mayor del Director Supremo de guerra y de Elvira Bonilla Matiz. “El Divino” fue el cuarto de cinco hijos de este matrimonio. Sus abuelos paternos fueron los señores Francisco Vargas y Antonia Vila; maternos los señores Fernando Bonilla y Rosalía Matiz. Sus cuatro hermanos fueron Antonio, Ana Julia, Concepción (estas últimas monjas profesoras en un convento de Bogotá) y el menor, José Ignacio, poeta, reconocido como “El Humano”.
El día del nacimiento de Vargas Vila su padre no estuvo presente y lo conocería un año después, pues se había enrolado en las filas del General Melo (contra el presidente general José María Obando) y después en las de Tomás Cipriano de Mosquera, donde tuvo que comandar un batallón en la toma de Bogotá el 18 de junio de 1861.
Su padre alcanzó el grado de general y fue un militar de alto prestigio. Sin embargo, cuando Vargas Vila tenía 4 años, en 1864, su padre muere en Funza y deja a su familia en una difícil situación. Allí su madre dificilmente sobrevive en una pensión de viuda militar que le fue asignada, pero se trasladó a Bogotá debido a la pobreza en la que se encontraba. En la capital todos sus hijos adoptaron el apellido de Vargas Vila.
La infancia del escritor estuvo marcada por la presencia constante de dos elementos amenazadores: el primero fue la política, y el segundo, derivado del anterior, la amenazante presencia de la pobreza. En Bogotá, José María cursa sus estudios primarios y secundarios en distintos colegios de la capital pero no logra iniciar sus estudios universitarios. Vargas Vila creció en un ambiente revolucionario con hombres de la talla de Murillo Toro, Rojas Garrido, Diógenes Arrieta, César Conto, Juan de Dios Uribe, Rafael Uribe y Antonio José Restrepo.
Las humillaciones y las privaciones que soportó Vargas Vila en un medio ambiente clasista hicieron de él un rebelde, y como el dinero no le alcanzaba para darse los lujos académicos de la aristocracia bogotana, decidió seguir los pasos de su padre. A los dieciséis años abandona Bogotá y se enrola en las fuerzas armadas comandadas por los generales Sergio Camargo y Santos Acosta, encargados de desmantelar la rebelión del Cauca y Antioquia en 1876, creada por fuerzas conservadoras en contra las fuerzas del presidente Aquileo Parra. Desde su adolescencia Vargas Vila mostró su rebeldía y, al igual que su padre, se mostraba fiel al ideario “liberal radical”, tradición política surgida a mediados del siglo XIX en Colombia. En la batalla de “La Garrapata” salen vencedores y una vez reestrablecida la paz, Vargas Vila regresa a Bogotá con un modesto grado militar.
En 1880 se traslada a Ibagué (departamento Tolima) para trabajar como maestro de escuela, profesión que ejerce también en Anolaima y Guasca (municipios de Cundinamarca). Al regresar a Bogotá conoce y se hace amigo del poeta José Asunción Silva (precursor del Modernismo) y en 1881 entra como profesor al Liceo de la Infancia, en donde, tras un altercado con el presbítero Tomás Escobar, a quien se le imputaba el delito de sodomía con los alumnos del plantel, fue expulsado. Esta sería la primera pelea que enfrentó en defensa de sus ideales políticos y en contra del clero. La Iglesia, por entonces, manejaba a la población y la mantenía sumida en la ignorancia, pues la mayoría estaba conformada por indios y mendigos que se aglutinaban en la plaza los días de mercado. Consuelo Triviño cuenta sobre esta época que “La ignorancia y la miseria de las clases bajas contrastaban con las élites cultas y refinadas que hablaban en verso y vivían a la usanza europea”. Después de su expulsión y tras defender radicalmente sus ideales políticos en contra de la iglesia, Vargas Vila viaja a Villa de Leyva (Boyacá) como maestro de escuela y tras una breve estancia en Tunja (Boyacá), lo sorprende la revolución de 1885, la cual da origen al periodo conocido como “La regeneración conservadora” liderada por el entonces presidente Rafael Nuñez.
Allí, José María se enrola en las fuerzas del general Daniel Hernández para hacerle frente al “tirano” en los departamentos de Santander y Boyacá. Sería justamente contra Rafael Nuñez contra quien Vargas Vila escribiría sus más encarnizados panfletos. La «regeneración» de Nuñez amenazaba a los liberales radicales, pero las medidas no se restringían a la palabra, también existía la represión armada. Tras la derrota, Vargas Vila se refugia en los Llanos Orientales donde recibe protección en la hacienda de su pariente, el general Gabriel Vargas Santos de quien también, además de su padre, heredó la simpatía por el Partido Radical.
Las medidas políticas de Nuñez marginaron de la vida política a los radicales, quienes huyeron del país. Allí escribe su primera requisitoria panfletaria titulada “Pinceladas sobre la última revolución en Colombia. Siluetas Bélicas”. Tras la escritura de este panfleto, los regeneradores y adversarios de su doctrina política ponen precio a su cabeza y es vejado por sus enemigos, odiado y escarnecido por ellos. En 1877 viajó a Maracaibo y luego a Caracas donde trabaja como director de la revista Eco Andino (1877), fundada por él.
En esa época inició su interminable exilio pues no volvió a Colombia sino hasta el año 1924 cuando el barco en el que llevaba una gira por Latinoamérica hizo una parada en Barranquilla. Al año siguiente de residir en Venezuela se reúne con sus amigos Diógenes Arrieta y Juan de Dios Uribe, conocido como “El Indio”, y funda una nueva revista debido al fracaso de la anterior. La revista fue llamada Los Refractarios (1878) y desde allí lanzaron ataques al presidente de Venezuela Andueza Palacio, llamado por Vargas Vila “escoria del despotismo”. También denunciaron los atropellos de Rafael Nuñez contra los radicales en Colombia. En 1893 muere Diógenes Arrieta y en el sepelio el escritor colombiano pronunció la oración fúnebre considerada una de las piezas claves de Vargas Vila, quien por entonces fue creando en torno suyo una aureola de perseguido político que de algún modo contribuyó a su exitosa carrera como escritor.
Varias cosas molestaban a Vargas Vila del gobierno de Nuñez, entre otras, la instauración de un centralismo político y administrativo, el fortalecimiento del ejército, el establecimiento de la pena de muerte y el hecho de que a través del «concordato» se dejara la educación en manos de la Iglesia. Vargas Vila jamás aceptó la política de Nuñez, como tampoco entendió sus intentos de modernización del Estado. Él solo veía en ello la pérdida de su libertad de expresión y de pensamiento. Fue obligado a marcharse de Venezuela tras los efervescentes artículos en contra del presidente Andueza, quien ordenó que le pusieran prisionero junto a Uribe. Así, Vargas Vila, Uribe y el poeta venezolano Eduardo Talero se exilian en Nueva York.
Tras el exilio de Venezuela, en 1887 se editó por primera vez Aura o las violetas en una imprenta de Maracaibo. La madre del autor acababa de morir y éste les dedico a sus hermanas aquella novela de juventud con la que inició su carrera como novelista. En New York trabaja en la redacción del periódico El Progreso del que era director Ramón Verea, donde continúa sus ataques contra las tiranías en Colombia y en Venezuela.
En este periódico Vargas Vila quiere fundar una sección que se ocupe solamente de literatura pero entra en conflicto con el propietario y se retira. Funda entonces con la colaboración de César Zumeta otra revista titulada Hispanoamérica, en donde publica los cuentos que, tiempo después, integrarían el volumen de Copos de Espuma (1902). Después se aventuró con la publicación de La Revista que no alcanzaría el segundo número. También publicó Los Providenciales, una serie de estampas sobre la jungla dictatorial americana que más tarde serían Los divinos y los humanos.
Regresa a Venezuela como secretario privado del presidente Joaquín Crespo en 1893 y permanece hasta fines del año siguiente cuando, caído Crespo, se aísla nuevamente en la urbe norteamericana. Por esa época Rafael Nuñez nombra a Rubén Darío cónsul general de Colombia en Buenos Aires. Tal nombramiento indigna profundamente a Vargas Vila, que llamará al escritor nicaraguense “el tirano poeta”.
En 1898 ejerció como ministro plenipotenciario de la república del Ecuador en Roma. De allí viajó a Paris donde entabló amistad con Rufino Blanco Fombona, Enrique Gómez Carrillo y Cesar Zumeta, con quienes comparte momentos de bohemia que son recordados en sus memorias. Viajó por Grecia, y de regreso, en las costas de Sicilia, el barco en el que venía sufrió un serio accidente. Tal accidente produjo una leyenda de su muerte sobre la cual Ruben Darío escribe desde Buenos Aires una sentida página en memoria de su vida, la cual estremece a Vargas Vila quien agradeció esta falsa muerte puesto que tal hecho le permitiría reconciliarse con Ruben Darío. Efectivamente, cuando en 1900 Darío llega a París, se inicia entre los dos escritores una perenne amistad que los uniría por el resto de sus vidas. El libro Ruben Darío, de “El Divino” narra el encuentro con el poeta nicaragüense. Concluida su misión de representante diplomático en Roma hacia 1902, Vargas Vila se radica nuevamente en Nueva York y decide alejarse de su labor como periodista para dedicarse a la literatura. Entre 1900 y 1903 escribió Rosas de la tarde, Ibis, Alba Roja y Los Parias, narraciones con las que alcanzó una popularidad inmediata en todo el continente latinoamericano. También en 1900 publica en Estados Unidos Ante los bárbaros, donde ataca abiertamente la política de intervención estadounidense en Sudamérica. En esta obra atacó asimismo a las dictaduras latinoamericanas y al imperialismo norteamericano, que para el escritor colombiano sería el culpable de la desgracia de estos pueblos.
En 1904 funda en Nueva York la revista Némesis, escrita por él y sobre él, sin embargo debido a estos panfletos escritos principalmente contra Estados Unidos, debe abandonar Nueva York. Debilitada su salud, viaja a Paris nuevamente y luego a Venecia a recuperarse de una neurosis luego de un parte médico que le exigía un reposo prolongado, reposo que no cumpliría pues en 1905 ejerce de nuevo las funciones diplomáticas, ahora como Cónsul General de Nicaragua en Madrid. Surge, entonces, un conflicto de fronteras entre Nicaragua y Honduras en el que Vargas Vila, Rubén Darío y Crisanto Medina conforman la comisión que se presentará ante el rey de España, que había sido nombrado árbitro del diferendo. En Madrid la llegada de Rubén Darío generó un encuentro literario de gran envergadura.
La Unión Ibero-Americana organizó en el Ateneo de Madrid una sesión con los escritores que aumentó su popularidad e incrementó considerablemente la edición y publicación de sus obras. Más tarde Vargas Vila también formará parte de la celebración del Tercer Centenario del Quijote. Hacia 1909 fija su residencia en la capital española y trabaja sin cesar a pesar de sus quebrantos de salud. Al año siguiente se marcha a Roma y por 1912 aparece nuevamente en Barcelona, desde donde viaja constantemente a Francia y por el interior de España. Ya hacia 1913 había renunciado a sus representaciones diplomáticas, entregándose por completo a la edición de sus libros, que se publicaban en Paris, Madrid y Barcelona. En esta última ciudad la editorial Sopena emprende la publicación de sus obras completas, lo cual le produjo serios rendimientos pues su popularidad era incalculable y las ediciones se multiplicaban para cada título.
Repuesto de uno de sus constantes quebrantos de salud, emprende una gira por Latinoamérica hacia 1922. En Rio de Janeiro es recibido con vítores por los estudiantes enardecidos de entusiasmo. En Argentina sintió el silencio de la prensa puesto que el periódico más importante de Buenos Aires, La Nación, ni siquiera reseñó su visita. Como respuesta a este hecho Vargas Vila se ensañó no sólo contra el periódico sino también contra el país, críticas que se encuentran en su Odisea Romántica. Luego visita Montevideo y México, en donde es huésped de su amigo el presidente Álvaro Obregón.
También pasa, por supuesto, por Colombia después de casi cuarenta años de exilio. Allí se detiene en Barranquilla donde dicta varias conferencias, una de las cuales se titula “El Cesarismo y la civilización”. En esta ciudad colombiana le reconfortó ver que su palabra se mantenía viva entre los estudiantes liberales. Y pronunció estas palabras debido al entusiasmo que encontró en su tierra natal” “Mi corazón de Ulises libertario no podía desoír la voz de su Itaca natal. El perro tendido en el umbral de la puerta me ha reconocido”. En aquella conferencia lamenta no poder visitar la tumba de su madre y relata su despedida la noche de la fuga. Su arribo a Barranquilla lo aprovechó para reclamar sus derechos de autor en la filmación de “Aura o las violetas”, que corría entonces por el país en una película lamentablemente realizada sobre la base de un texto suyo. La gira termina en Cuba en 1925, donde permanece más de dos años a causa de una enfermedad que lo obligó a guardar cama largo tiempo.
Se repone una vez más de sus quebrantos de salud y de regreso a Europa se radica primero en Madrid y luego, definitivamente, en Barcelona, donde la suavidad del clima de la capital catalana es provechosa a su quebrantada salud. A pesar de encontrarse aislado en España, Vargas Vila sigue al tanto de los acontecimientos deLatinoamérica, como la pérdida del Canal de Panamá y la Doctrina Monroe, concretada en la expresión “América para los americanos”, que no dejaban de demostrar a sus ojos que su antiimperialismo radical mantenía vigencia y que era necesario cuestionar la directa incursión del imperio estadounidense en Sudamérica.
Vargas Vila envía un telegrama de apoyo al presidente de Colombia Enrique Olaya Herrera en lo referente al altercado ocurrido con el gobierno del Perú, y que ponía en peligro la soberanía de Colombia. Este sería su última intervención en los asuntos políticos del país.
El día 22 de mayo de 1933 muere en su apartamento de la calle Salmerón de Barcelona, después de una corta enfermedad. Fue enterrado en el cementerio de Las Corts. Sus restos fueron trasladados a Bogotá, Colombia, el 24 de mayo de 1981.
Obra
- Pasionarias, San Cristobal, Imprenta de El Torres, 1887
- La Regeneración en Colombia, Maracaibo, Ecos del Zulia, 1889
- Aura o las Violetas, Bogotá. Torres Amaya, 1892
- Los providenciales, New York, M.M. Hernández, 1892
- A la hora del crepúsculo, Barcelona. Editorial Maucci, s/f (Ensayos literarios)
- Alba Roja, Madrid, Estudios tipográficos de Ricardo Fe, 1902 (Novela)
- Los divinos y los humanos, París. Librería Americana, 1903
- El alma de los lirios, París, Librería de Vda. De Ch. Bouret 1904 (Trilogía)
- La Simiente, París, Librería de Vda. De Ch. Bouret, 1906
- El Camino del triunfo, París, Librería Américana, 1908
- Laureles rojos, París. Librería América, 1909
- Verbo de admonición y de combate, París Librería de Vda. De Ch. Bouret, 1909
- La República Romana, París-México, Librería de Vda. De Ch. Bouret, 1909
- La conquista de Bizancio, París-México, Librería de Vda. De Ch. Bouret 1910
- Huerto Agnóstico, Barcelona, Editorial Ramón Sopena, 1911
- Prosas Laudes, París-México, Librería de Vda. De Ch. Bouret, 1911
- El ritmo de la vida, París-México, Librería de Vda. De Ch. Bouret, 1911
- Las Rosas de la Tarde, París, Librería de Vda. De Ch. Bouret, 1911
- En las zarzas de Horeb, París-México, Librería de Vda. De Ch. Bouret 1913
- Ars-Verba, París-México, Librería de Vda. De Ch. Bouret 1913
- Los Césares de la decadencia, París. Librería Américana, 1913
- La muerte del cóndor, Barcelona, Casa Editorial Maucci, 1914
- En las cimas, Barcelona, Casa Editorial Maucci, 1916 (Ensayos literarios)
- La demencia de Job, Madrid, Librería de Antonio Rubiños, 1916
- El minotauro, Madrid, librería de Antonio Rubiños, 1916
- Clépsidra roja, Barcelona, Casa Editorial Maucci, 1917
- Los discípulos de Emaús, Barcelona, Editorial Maucci, 1917 (Novela)
- Horario Reflexivo, Barcelona, Casa editorial Maucci, 1917
- Libre estética, Barcelona, Editorial Ramón Sopena, 1917
- Rosa Mística, Barcelona, Casa Editorial Maucci, 1917
- Salomé, Barcelona. Editorial Ramón Sopena, 1918
- Los estetas de Teópolis, Madrid Librería de Antonio Rubiños, 1918
- Copos de espuma, París-México, Librería de Vda. De Ch. Bouret 1918 (Cuentos)
- Juan Montalvo, sus mejores prosas. Madrid. Editora Hispanoamérica, 1919
- Los Parias, París, Librería América, 1919
- Vuelo de cisnes, Barcelona. Editorial Ramón Sopena, 1919
- Ibis, Barcelona. Editorial Ramón Sopena, 1920
- El imperio Romano, Barcelona, Editorial Ramón Sopena, 1920
- Cachorro de león, Barcelona. Editorial Ramón Sopena, 1920 (Novela)
- Gestos de Vida, Barcelona. Editorial Ramón Sopena, 1922 (Cuentos)
- Jardín Enfermo, París. Ed. Garnier, 1922 (Sonetos)
- Mis mejores cuentos, Madrid, Prensa Popular, 1922
- Rubén Darío, Barcelona, Editorial Ramón Sopena, 1922
- Sendero de almas, Barcelona, Editorial Ramón Sopena, 1922 (Novelas Cortas)
- Antes del último sueño, París, Librería de Vda. De Ch. Bouret 1924
- Ante los bárbaros, París-México, Librería de Vda. De Ch. Bouret 1924
- Archipiélago sonoro, París, Librería de Vda. De Ch. Bouret 1924
- Pretéritas, París, Librería de Vda. De Ch. Bouret, 1924
- De sus lises y de sus rosas, París-México, Librería de Vda. De Ch. Bouret 1925
- En el pórtico de oro de la gloria, La Habana, Librería Cervantes, 1927
- Los ojos de Astrea, Barcelona. Editorial Bauzá, 1927
- Dietario crepuscular, Madrid, Biblioteca Nueva, 1928
- La novena sinfonía, Madrid, Biblioteca Nueva, 1928
- Alas de Quimera, Barcelona. Editorial Bauzá, 1929 (Cuentos)
- Mi viaje por Argentina; Odisea Romántica, B.A, Biblioteca “Las grandes obras”, 1929
- De los viñedos de la eternidad, Barcelona, Editorial Ramón Sopena 1931
- El huerto del silencio, Barcelona, Editorial Ramón Sopena, 1935
- El Joyel mirovolante, Guayaquil, Editora Jouvin, 1937
- José Martí: Apostol libertador, París. Ed. Hispanoamérica, 1938
- Del rosal pensante, París-México, Librería de Vda. De Ch. Bouret 1941
- La tragedia de Cristo, Buenos Aires, Editorial Araújo, 1945
- Aura o las Violetas, Emma, Lo irreparable, Flor de Fango, Bogotá, Circulo de lectores, 1984
- El final de un sueño, La Habana, Editorial Cárdenas, s/f
- Flor de Fango. México, Talleress Medina Hnos., s/f
- Historias y Políticas, Barcelona. Editorial Ramón Sopena, s/f
- Hombres y crímenes del capitolio, Barcelona. Casa Editorial Maucci, s/f
- Belona Dea Orbis, Barcelona. Editorial Maucci, s/f
- María Magdalena. La Habana, Editorial Cárdenas, s/f
- Polen lírico. Barcelona, Editorial Ramón Sopena, s/f
- Sobre las viñas muertas, Barcelona, Casa Editorial Maucci, s/f
- Sombra de águilas, Barcelona, Editorial Ramón Sopena s/f. (Ensayos literarios)
- Tardes Serenas, Barcelona, Editorial Bauzá, s/f
- La ubre de la loba, Barcelona. Barcelona, Editorial Ramón Sopena s/f
- La voz de las horas, Barcelona, Casa Editorial Maucci, s/f.
Cómo citar esta entrada: Galvis Cristancho, Luz Emilse (2021), “Vargas Vila, José María”, en Diccionario biográfico de las izquierdas latinoamericanas. Disponible en https://diccionario.cedinci.org