URIBE DURÁN DE ACOSTA, Ofelia (Oiba, Santander, Colombia 22/12/1900 – Bogotá, Colombia 4/8/1988).
Maestra, escritora y feminista sufragista precursora de los derechos políticos de las mujeres.
Hija de Juan Bautista Uribe y Josefa Durán Gómez, ambos maestros de orientación liberal. Era la mayor de cinco hermanos: Tomás, Leonardo, Abelardo y Juan. Su infancia la paso en el Socorro (Santander, Colombia) entre la casa en el pueblo y las tierras de su familia en el campo, ambiente que le permitió participar en actividades con sus hermanos, consideradas inapropiadas para las mujeres—trepar árboles, montar caballos, tiro al blanco—así como leer libros escondidos por sus hermanos, ya que a ella solo le permitían leer vidas de santos o libros de cocina. Aunque tenía una cierta libertad por su entorno, aún se esperaba de ella, lo que se esperaba de toda mujer: obediencia, silencio e ignorancia. Más allá de estos condicionamientos, hizo tempranas lecturas sobre la lucha de las primeras sufragistas y mujeres involucradas en el proceso independentista.
Estudió primaria en una escuela pública del Socorro. Una vez concluidos sus estudios fue a la Escuela Normal de San Gil (Santander, Colombia) y se graduó como Institutora en 1917. En ese momento, ese era el mayor grado de educación al que una mujer podía aspirar y que la preparaba para la enseñanza. De aquí, la profesada cercanía que durante toda su vida mantuvo con el gremio de profesores y la razón por la cual la educación siempre fue uno de sus frentes de lucha. Al graduarse, se fue a trabajar en el colegio de la viuda Abigail Uribe de Uribe en Simacota (Santander, Colombia) por un año. A su término, regresó a San Gil para fundar un colegio con su madre, el cual no prosperó porque el gobierno conservador no subsidiaba familias liberales. A causa de lo anterior, se trasladaron a Chiquinquirá en 1924 y posteriormente a Miraflores (ambos municipios del departamento de Boyacá, Colombia) donde permaneció desde 1926 hasta 1931. Allí conoció a su esposo Guillermo Acosta Acosta, abogado liberal—descendiente de un importante político y militar boyacense, Manuel María de los Santos Acosta. Su esposo fue una figura fundamental en su formación política, en tanto apoyaba sus actividades y estimulaba su aprendizaje.
Ofelia administró el almacén de la familia de su esposo hasta 1931, cuando se trasladó a San Gil por el nombramiento de Guillermo Acosta como Juez Superior. Tal experiencia fue indispensable en su lucha política y en la formación de sus ideales; a través de la colaboración prestada a su esposo, en la organización de los casos y las lecturas constantes sobre la legislación, aprendió no solo el funcionamiento de la política, sino que se hizo a la visión de que el cambio social residía en el cambio de las leyes.
La celebración en Bogotá del IV Congreso Interamericano Femenino (diciembre de 1930), marcó el cauce definitivo de su lucha, evento convocado por la Liga Internacional de Mujeres Ibéricas e Hispanoamericanas, representada en Colombia por la escritora Georgina Fletcher. Ofelia asistió al evento como delegada por el departamento de Boyacá para llevar el estudio sobre la mujer en el régimen del matrimonio, llamado “Contribución al estudio de la Reforma Olaya Restrepo sobre las capitulaciones matrimoniales”. Realizó una solicitud, junto a otras mujeres, cercanas familiarmente al presidente Enrique Olaya Herrera (1930-1934) para reformar el régimen vigente del matrimonio. Este grupo de mujeres que presionaban por los derechos femeninos estaba liderado por Clotilde García Borrero. Aunque la petición llevada al Congreso no fue sancionada como ley, si fue la semilla para comisionar un abogado que la reformuló en un nuevo proyecto que derivó en la Ley 28 de 1932, la cual concedió a las mujeres colombianas plena capacidad civil.
Fue invitada a varios debates sobre este proyecto en el Congreso para hacer presión, a los que viajaba a lomo de mula desde Santander hasta Bogotá. El nacimiento de sus dos hijas, Emilia (1927) y Flor (1932) motivó su lucha por los derechos de las mujeres, puesto que no quería que sus hijas se les negaran las mismas cosas, sufrieran la misma discriminación. Su lucha prosiguió en conferencias por radio en Ibagué, Socorro y Cúcuta; al estar clasificada como “feminista”, la prensa se negaba a publicarla. En 1936 se reubicó en Tunja con su familia, donde tuvo su década más activa políticamente y en la cual sus ideales políticos se consolidaron. Creó un “centro de propaganda feminista” junto con la tunjana Inés Gómez de Rojas. Desarrollaron un programa radial de una hora llamado “La hora feminista” y se transmitía semanalmente por espacio de una hora en la emisora Radio Boyacá. Estaba dedicado al tema de la consecución de los derechos políticos y la necesidad de atender los problemas nacionales. El programa enfrentó mucha oposición, desde peticiones para prohibir su transmisión, hasta un programa contrapuesto, que ensalzaba los valores “femeninos”.
Con las redes formadas entre mujeres de Bogotá y Tunja se doblaron los esfuerzos para conseguir el voto, dado el clima político liberal, con el segundo periodo presidencial de Alfonso López Pumarejo (1942-1945). Para tales fines fundó—junto con Inés Gómez de Rojas, Carmen Medina de Luque, Eloisa Mariño de Machado, Elvira Sarmiento de Quiñones, Aida de Hoyos, Marina de Pinzón Saavedra, Mercedes Arenas de Lara, Alicia Solano Sanabria y Leonor Barreta Rubio—la publicación mensual Agitación Femenina (1944-1946) de la que también participó la activista por los derechos de las mujeres Lucila Rubio de Laverde. Esta publicación buscaba dar voz propia a las mujeres, hacerle contrapeso a quienes las llamaban las “horrendas viejas feministas” y que propugnaba por la conquista de derechos políticos y el voto.
Esta fue la primera publicación propiamente feminista de Colombia, se produjo desde la ciudad de Tunja, pero tuvo un impacto en los grupos de Bogotá.
Era editada en la Imprenta Departamental y está inserta en una red de revistas sufragistas entre las que se cuentan: Mireya (plataforma de la línea sufragista conservadora), Letras y Encajes y Aurora. Además, Agitación Femenina era plataforma para cartas e intervenciones a favor del voto femenino por parte de mujeres de sectores populares vinculados al liberalismo y al gaitanismo, entre las que se cuenta Mercedes Abadía. Asimismo, como Ofelia era simpatizante del ala “gaitanista” del liberalismo, se aseguraba de recibir a Jorge Eliecer Gaitán en Tunja, organizarle manifestaciones y hacer recolección de fondos.
En 1947 se instaló en Bogotá, pero los años siguientes, son unos de estancamiento en la lucha de mujeres: el gobierno que volvió a ser de orientación conservadora, desechó rápidamente el proyecto del voto, además del difícil momento del país debido al recrudecimiento de la violencia posterior al “Bogotazo” (1948) y la sucesiva dictadura militar de Gustavo Rojas Pinilla (1953-1957). La consecución de los derechos políticos de las mujeres en 1954 y reafirmados en 1957, infundió nuevos ánimos de lucha a Ofelia Uribe, una nueva lucha feminista para obtener el lugar primordial de las mujeres en lo público. Expresaba confianza en las posibilidades que la política ofrecía, como su injerencia en la vida cotidiana requería que las mujeres reclamaran allí un lugar central, con objetivos claros y planes propios. Por ello, desconfiaba de las organizaciones apolíticas como la Unión de Ciudadanas de Colombia (UCC) y organizaciones filantrópicas, por su capacidad de entretener a las mujeres con asuntos irrelevantes y oscurecer su militancia política. Publicó en 1955 el semanario Verdad, cerrado en agosto de ese mismo año, por encontrarse con una violenta oposición, reticencia a distribuirlo y amenazas de allanamiento por el gobierno de facto, cuando reportó las protestas alrededor del cierre del periódico El Tiempo. También colaboró con el semanario La Calle, órgano del MRL.
Al finalizar la dictadura e implantarse el Frente Nacional (1958-1974), Ofelia Uribe se incorporó al Movimiento Revolucionario Liberal (MLR), una vertiente disidente del Partido Liberal en la que se hacía eco de sus propias ideas sobre la lucha de las mujeres y la justicia social. Por medio de este, ocupó el cargo de Suplente por dos meses en la Cámara de Representantes en 1961. Sin embargo, su paso por la maquinaria política oficial, la decepcionó profundamente y creía que nunca la dejarían volver a entrar al Congreso, porque no les servía una mujer con ideas propias. Denunciaba el clientelismo, el afán de las oligarquías para perpetuarse en el poder, el despilfarro de dinero que no prestaba atención a lo fundamental: la educación, la salud, la vivienda. Según Ofelia Uribe, la política no era el ejercicio para garantizar el bien común, sino una red de intereses y pugnas personales, que a su vez alimentaban la violencia partidista. Le preocupaba la indiferencia de las mujeres hacia su inclusión en la política y como esa inclusión precaria a unas cuantas mujeres, las convertía en comisiones de aplauso de los poderosos, para mendigar cargos; aún estaban las mujeres presas de la idea de que su labor es agradar, sin tener objetivos claros de combate, trazando soluciones parciales a los problemas sociales inmediatos. Debían en cambio, intervenir directamente en la política, como un frente unificado, con programas propios y planes concretos para atacar las necesidades sociales más acuciantes. A fin de poner en práctica estas ideas, en 1965, intentó formar un grupo de presión que llevara mujeres al Congreso, por lo que planeó una gira por el país para ganar apoyo popular, pero que fue desarmado por los directores del Partido Liberal, ofreciendo posiciones a algunas mujeres dentro del naciente grupo de presión para que lo desacreditaran. Hizo giras a los lugares más remotos del Atlántico, Boyacá, Huila, Caquetá, Bolívar y Tuluá, donde experimentó de primera mano los problemas que para ella requerían solución inmediata: la pobreza, el desamparo a la niñez y de las mujeres, la prostitución y el desempleo.
La militancia en el MRL le permitió viajar en 1960 a países socialistas—URSS, Corea, China, Berlín del Este y Checoslovaquia—donde observó tristemente que aun cuando las mujeres tenían más igualdad, seguían en una posición subalterna. Aunque admiraba su modelo de planeación estatal, que podría aplicarse a Colombia, para eliminar la corrupción. Estos viajes redefinieron sus concepciones sobre las reformas para mejorar el país e influyó en la escritura de su libro, Una Voz Insurgente (1963). Tal libro, buscaba orientar a las mujeres en su lucha en el nuevo panorama de ser ciudadanas, orientar su potencial transformador y enfatizar lo indispensable de su intervención conjunta en la realidad del país. Esta lucha conjunta de las mujeres debía atacar problemas específicos, la raíz de los males colombianos: la violencia, los desplazados, la niñez abandonada, la falta de educación. Sin orientación, sin objetivos comunes, no importaba cuántas mujeres nombraran para cargos políticos, en tanto su lucha no tenía resultados, ni contenido político alguno.
El peso de las desilusiones políticas, el estatismo social, la pasividad de las mujeres y la muerte de su esposo en 1965, la alejaron cada vez más de la militancia pública hacia la vida familiar. Murió después de una larga enfermedad cardíaca en Bogotá en 1988.
Obra
Bibliográfica
- “Contribución al estudio de la Reforma Olaya Restrepo sobre las capitulaciones matrimoniales”, Ponencia en el IV Congreso Interamericano Femenino, Bogotá, diciembre de 1930.
- Una voz insurgente. Editorial Guadalupe: Bogotá, 1963.
Hemerográfica
- “Adelante”, Agitación Femenina, n° 1 (octubre de 1944)
- “Con doña Josefina Villota”, Agitación Femenina, n° 8 (julio de 1945)
- “Tribuna Liberal Femenina”, Agitación Femenina, n° 17 (junio de 1946)
- “Fórmula de pacificación propuesta por VERDAD”, Verdad, n° 10 (mayo de 1955)
- “Notas editoriales”, Verdad, n° 15 (junio de 1955)
- “Contra el letargo del partido”, La Calle, n° 115 (enero de 1960)
- “La aurora de una nueva conciencia liberal”, La Calle, n° 116 (enero de 1960)
- “Los siete pecados capitales”, La Calle, n° 119 (febrero de 1960)
- “Proyecto de estructuración financiera del Liberalismo”, La Calle, n° 120 (febrero de 1960)
- “El partido de las mujeres”, La Calle, (mayo de 1960)
Cómo citar esta entrada: Gil, Karla (2021), “Uribe de Acosta, Ofelia”, en Diccionario biográfico de las izquierdas latinoamericanas. Disponible en https://diccionario.cedinci.org