TRONCOSO RIVERA, María Micaela (apodo: Mica; seudónimo: Carmela Troncoso de Cornejo)(Carampangue, Provincia de Arauco, Región del Bio Bio, Chile, 2/11/1896 – Chillán, Región de Ñuble, Chile, 7/04/1990).
Militante del Partido Comunista de Chile, gran oradora y organizadora obrera; fundadora y secretaria general del Consejo Femenino Nº 1 de Puchoco Schwager; Miembro del Consejo Provincial de la FOCH en Concepción; primera mujer en integrE el Comité Central del Partido Comunista; una de las fundadoras del Movimiento Pro Emancipación de la Mujer en Chile (MEMCH), representante del Comité local de Temuco.
Nació un 2 de septiembre de 1896 en la circunscripción de Carampangue, Provincia de Arauco. Sus padres fueron Cándido Troncoso y Leonarda Rivera, campesinos de la zona de Los Álamos. Padres además de Blanca Ercira (nacida el 16 de agosto de 1897) y Juan Bautista (nacido el 11 de septiembre de 1898).
Según el testimonio del luchador José Vega Díaz (1902-1994), por influencia directa de Luis Emilio Recabarren Micaela comenzó a participar a los 19 años en las huestes socialistas en la zona carbonífera de Valdivia, más específicamente en la localidad de Máfil. Era entonces una de las tantas jóvenes campesinas que por circunstancias de trabajo se encontraba viviendo cercana a las minas de carbón. Según un artículo de reconocimiento a su labor escrito en 1923, Micaela era “hija del analfabetismo que imperaba entre la clase obrera chilena”, sin embargo, por influencia de sus nuevos compañeros y sobre todo por su propia voluntad “mediante el estudio perseverante” forjado en los salones obreros, fue aprendiendo sus primeras letras; y al fragor de la convulsión social fue ella misma pronto “parando las actividades sindicales e ideológicas, contándose hoy entre una de las primeras oradoras en la zona sur de Chile” (Jornada Comunista, Valdivia, 19 de abril de 1923).
En Puchoco Schwager, se hizo compañera cercana del dirigente minero Carlos Barrientos Cárdenas (1893-1921), asesinado de un balazo en la sien en el salón de su sindicato en octubre de 1921, cuando se preparaba un próximo movimiento huelguístico. En días previos, el Consejo N° 2 de esa localidad había sido allanado por carabineros quienes se robaron todos sus libros y documentos, los que fueron a parar a las oficinas de las Compañías. Barrientos Cárdenas era verdadero baluarte de las luchas en las minas, motivo por el cual su muerte impactó de forma especial a los mineros, realizando varios actos en su homenaje.
En Micaela este asesinato repercutió de forma particular. De manera violenta parecía advertir las estrategias con las que las compañías carboníferas pretendían amedrentar al movimiento obrero. Sin embargo, lejos de renunciar a sus aspiraciones, se comprometió de lleno con la causa del luchador caído e hizo suya la bandera jamás arreada de Delfina González (1890-1922) como histórica luchadora en la zona minera. En consecuencia con estos valores, recorrió la “zona negra”, organizando la lucha de los trabajadores por su emancipación y contra las arbitrariedades de las compañías. En el año 1922 le vemos en la gran huelga minera de Lebu, tomando parte importante en el movimiento, uno de las más intensos de ese año. Ya por entonces se encontraba instalada hacía más de un año en Puchoco Schwager, Coronel, donde había fundado el Consejo Femenino N° 1 de esa localidad.
Asumió magna tarea en la zona como representante del Partido Comunista, Secretaria General del Centro Cultural “Carlos Barrientos” y del Consejo Femenino. A todos estos cargos se sumaban sus aportes como colaboradora permanente de los periódicos obreros La Región Minera y Jornada Comunista, este último de la ciudad de Valdivia, del cual era corresponsal.
Como comprometida y entusiasta militante no esquivaba ninguna labor que significara algún beneficio para su clase explotada. Vendía cada fin de semana periódicos y folletos a la salida de las minas y lugares de pago; reunía a mujeres y preparaban actividades culturales; actuaba en los cuadros filodramáticos formados por los obreros y obreras; asistía a los torneos de fútbol de la región minera tratando de canalizarlos por la senda de la lucha social.
Sus discursos se escuchaban en cada ocasión que alguna actividad o protesta pública lo ameritaba. Refiriéndose a una de estas presentaciones a fines de 1923 en Puchoco, diría el redactor del diario La Región Minera: “el discurso más simpático, sencillo y elocuente fue el de la activa y brava Secretaria General del Consejo Femenino de Schwager, compañera Micaela Troncoso. Durante una hora habló la compañera a la abigarrada multitud. Un silencio y respeto emocionante de los compañeros fue el homenaje que se rindió a las palabras entusiastas de fe, coraje y entusiasmo para el porvenir de esta joven dirigente obrera. Muchos viejos mineros que conocieron las abnegadas y generosas actividades de Delfina González en la huelga grande del año 20’ comparaban la rara similitud y energía de Micaela Troncoso con la querida y recordada luchadora ya fallecida” (Jornada Comunista, Valdivia, 23 de diciembre de 1923).
Cada cierto tiempo realizaba visitas a la ciudad de Valdivia, las que terminaban convirtiéndose en verdaderas giras por los pueblos de la zona. Así, por ejemplo, hacia abril de 1923 se informaba que “en el tren de las doce llegó anteayer nuestra querida compañera Micaela Troncoso, miembro del Partido Comunista de Schwager y Secretaria General del Centro Femenino. Viene de Quitrantúe donde estuvo un tiempo enferma. Hoy pasa a Valdivia un tanto convaleciente de su enfermedad contraída en las duras luchas de la región carbonífera a objeto de visitar la organización y hacer algunas conferencias”. En la oportunidad, se le reconocía a “la compañera Mica”, como cariñosamente la llamaban en las minas, como “una de las más intransigentes revolucionarias y valiente oradora”. Por ello señalaban, “las mujeres de Valdivia tienen ahora una ocasión de oír a una mujer desprejuiciada y restada de todas las religiones sin más religión que el evangelio del socialismo” (Jornada Comunista, Valdivia, 19 de abril de 1923).
Micaela participó en todos los grandes movimientos obreros de la época. Dirigente del movimiento contra la carestía de los alimentos en la región minera; directora de la Liga de Arrendatarios de Concepción y Talcahuano hacia 1925-1926; representante por el Consejo Femenino en los distintos Congresos del Partido; incansable luchadora en cada movimiento de reivindicación social.
Pero la salud no siempre la acompañaba. Por marzo de 1926, un diario obrero daba a conocer que, debido a un problema de salud, Micaela se encontraba hospitalizada en el Hospital de Concepción:
“Para todos los revolucionarios de Chile el nombre de Micaela Troncoso es conocido. Donde haya un compañero organizado se oirá este nombre, especialmente en la región carbonera donde tuvo este compañero una labor preponderante.
(El Esfuerzo, Puerto Natales, 6 de marzo de 1926).
¡Desgracia la de nosotros nunca estaremos tranquilos!
Mientras gozamos un poco tiempo de regular salud, nos molestan y torturan la clase capitalista.
Cuando estos nos dan tregua mediante nuestra fuerza organizada, vienen las enfermedades.
Desde estas columnas saludamos a nuestra valiente hermana de lucha”.
Durante los años 30’, como representante del Partido Comunista —junto a Isabel Díaz Albornoz (1876-1963), María Ramírez, Eulogia Román-—, participó activamente en la Federación de Mujeres y luego en el bullente Movimiento Pro Emancipación de la Mujer en Chile (MEMCH), destacándose en sus diversas actividades y congresos. Según el histórico Luis Corvalán Lépez (1916-2010), “A cargo del trabajo femenino del
Partido hubo excelentes compañeras, como Micaela Troncoso y Amelia Guerrero —tías de Sergio Troncoso, dirigente de la construcción, la primera, y de Manuel Guerrero Ceballos (1948-1985), profesor degollado junto a José Manuel Parada y Santiago Nattino, la segunda— y luego otra mujer excepcional, Julieta Campusano (1918-1991) (Luis Corvalán Lépez, De lo vivido y lo peleado. Memorias, Santiago, LOM, 1997, p. 87).
Fue a través de Micaela Troncoso que se conformó el primer Comité Provincial del MEMCH en la ciudad de Temuco, al que se afiliaron mayormente obreras ferrocarrileras. A partir de esta primera instancia, emergieron luego los Centros Femeninos Ferroviarios en distintas ciudades del sur —San Rosendo, Valdivia, Corral y Puerto Montt— que entablaron una amplia relación epistolar con el Comité Central del MEMCH. En toda esta labor, fue Micaela Troncoso un pilar fundamental. Utilizaba por entonces el seudónimo de Carmela de Cornejo para enviar sus reportes y cartas al CEM del MEMCH.
Por aquella época el periódico del MEMCH le reconocía sus amplias capacidades y aportes a la causa de liberación femenina y obrera:
“Es obrera ferroviaria; de las que en febrero de este año escribieron una página heroica en la historia del movimiento proletario chileno.
(La Mujer Nueva nº 11, Santiago, noviembre de 1936).
“Llegó a nuestro local modestamente, confundida entre las asistentes a una asamblea extraordinariamente numerosa. Pero habló Y sus palabras fueron una revelación. Revelación para todo lo que hay de inteligencia natural, de intuición extraordinaria en la mujer obrera chilena.
“Con sencillez, pero al mismo tiempo con elocuencia, trazó a grandes rasgos el origen de los Centro Ferroviarios Femeninos de la red sur, lo que han realizado y lo que esperan realizar. Señaló las relaciones fraternales que estos centros deberán tener con cada uno de los Comités locales del MEMCH, demostrando una comprensión exacta de nuestras finalidades.
“Por su personalidad vigorosa, por su facilidad de palabra, por su claridad para enfocar los problemas, fue elegida para usar la palabra en una concentración Pro Abaratamiento de las Subsistencias en el Teatro Politeama. Y por cierto que no nos defraudó. Fue sin lugar a dudas la oradora que más emocionó al auditorio. Al final de su discurso fue largamente aplaudida y mereció un abrazo de todas las señoras del comité”.
En aquellos años, Micaela desarrolló un trabajo directo entre los oprimidos, organizando intensas campañas contra el alcohol y en favor de la cultura obrera. Por otra parte, organizó arduas jornadas solidarias a favor de los niños de la Guerra Civil Española, destacándose además en las instancias locales de lucha contra el fascismo. En 1938, en el marco de una de estas campañas en Temuco, arengó a las mujeres sobre la importancia de la campaña, señalando: “nuestras mujeres todavía no alcanzan a comprender que la lucha pro ayuda a España significa la lucha contra el fascismo internacionalmente, por mi parte estoy dispuesta a seguir golpeando la conciencia de mis compañeras”. Poco después, establecida en la ciudad de Los Ángeles, hizo idéntica labor (Corinne Antezana-Perned, “El MEMCH en provincia. Movilización femenina y sus obstáculos, 1935-1942”, p. 317).
En el Epistolario Emancipador del MEMCH se pueden leer sus tantas cartas que delatan dicha labor durante estos años. En el periódico La Mujer Nueva (febrero de 1941) podemos enterarnos de su destacada participación en el 2º Congreso del MEMCH desarrollado en Santiago entre los días 27 de octubre y 3 de noviembre de 1940. Micaela ocupó en dicha instancia un cargo en la directiva junto a otras connotadas liderezas como Elena Caffarena (1903-2003), Amelia Guerrero y María Ramírez (Ema Gómez).
Por ese entonces, como mujer comunista que había trabajado directamente con organizaciones de clase en la zona minera y en Temuco, hacía sentir sus diferencias con algunas mujeres del MEMCH, tomando la defensa de la clase y de su partido. Cuando poco antes de este Congreso, el Secretario General del Partido Comunista —Carlos Contreras Labarca—, declaró que el MEMCH era una “organización comunista”, Micaela —como miembro del Comité Central de dicho partido, siendo la primera mujer que ocupara dicho cargo—, apoyó dicha noción, calificándola de “magnífica”. En su artículo calificaba al MEMCH como una organización con “grandes debilidades” y en retroceso, instándola a “abandonar un falso apoliticismo” y a abocarse a la tarea de organizar a las mujeres en barrios y sindicatos. Su artículo, aparecido en el periódico El Siglo, sacó chispas, y generó la natural respuesta de Elena Caffarena, quien señaló que el mismo estaba escrito en un “tono petulante” y revelaba el modus operandi de las comunistas, quienes siempre habían discutido sus puntos de vista en el interior del Comité Ejecutivo del MEMCH y no a través de la prensa. Según Caffarena, Micaela Troncoso quería convertir al MEMCH en una organización exclusivamente de mujeres obreras. Dichas disputas se expresaron abiertamente en el 2º Congreso ya señalado y terminaron con la renuncia de Caffarena de su cargo de secretaria general del MEMCH.
Micaela se convirtió en un verdadero pilar del Partido Comunista en la zona sur del país, al punto de pasar a convertirse en una luchadora ejemplar y luego legendaria. Cuesta entender por ello, la invisibilidad en la que se le ha mantenido por tanto tiempo, partiendo por el casi nulo reconocimiento de sus propios pares comunistas, quienes al parecer no se percataron de su muerte. Nunca se le rindió homenaje y escasamente hoy en día se conocen sus hazañas en el movimiento social. Lo poco que se sabe de ella se debe a José Vega Díaz, quien reconoció su labor por el año 1962, cuando ella —según Vega—, también tenía 61, y continuaba “imperturbable” la ruta trazada hacía años en su adolescencia (José Vega Díaz, Años de lucha. epopeyas y héroes del pueblo, Santiago, Impresora Horizonte, 1962).
Según recuerdos de su sobrino —el ya nombrado Sergio Troncoso, “por los años 62 al 65, yo la visitaba frecuentemente en su casa de calle Serrano 43, frente a la ex cárcel de Concepción. En ese tiempo yo hacía el Servicio Militar en la Armada de Chile, en la Isla Quiriquina. No recuerdo bien si este cargo lo desempeño por un par de años desde 1931…” (Recuerdos de Sergio Troncoso, conversación con Matías Villa Juica, 25 de noviembre 2020).
Para entonces ya se encontraba casada desde hacía años con Pedro Cornejo, con quien logró dejar descendientes en Panguipulli y Chillán. Sus últimos días los pasó en esta última ciudad, donde murió un 7 de abril de 1990 a las 19:45 horas, de un paro cardio-respiratorio. Tenía entonces 94 años. Sus restos fueron enterrados en el Cementerio de Concepción.
Cómo citar esta entrada: Lagos Mieres, Manuel Andrés (2020), “Troncoso, Micaela”, en Diccionario biográfico de las izquierdas latinoamericanas. Disponible en https://diccionario.cedinci.org