TRISTÁN LAISNAY, Flora Celeste Teresa María (París, Francia, 7/04/1803 – Burdeos, Francia, 14/11/1844; de ascendencia peruana).
Escritora, socialista, pionera en la defensa de los derechos de las mujeres y de los trabajadores en el siglo XIX.
Nació el 7 de abril de 1803 en París, hija de Mariano de Tristán y Moscoso, coronel peruano al servicio de la corona española, y de la francesa Anne-Pierre Laisnay (o Laisney, o incluso Lesnais, según las diversas fuentes). Sus padres se casan en un matrimonio religioso oficiado por un sacerdote francés, pero sin legitimidad legal. Fue bautizada como Flora Célestine Thérèse Henriette de Moscoso.
En 1808, cuando Napoleón invade España y tiene lugar la insurrección contra la ocupación francesa, hacía un año que el padre de Flora había muerto. El rey de España abdica ante Napoleón. Continúa la guerra, se emite un decreto imperial de incautación de los bienes de los españoles residentes en Francia y la madre pierde la propiedad de Vauginard. No se recuperarán de este golpe, de modo que Anne-Pierre y la pequeña Flora quedarán solas, sumidas en la pobreza.
A los diecisiete años Flora ingresa a trabajar como iluminadora (colorista) en el taller de André Chazal, con quien se verá obligada a contraer matrimonio en 1821. Entre 1826 y 1828 trabaja como doncella de una familia inglesa, viajando por Inglaterra e Italia. En 1828, luego de una historia de violencia familiar, se separa y se hace cargo de sus hijos Aline, Ernest y André. En 1832 decide viajar al Perú en busca de sus orígenes familiares y deja encargados a sus hijos. A su regreso del Perú, publicará sus libros y entrará en la vida política y cultural parisina. El fin de la relación familiar con su marido se dará luego de un intento de asesinato —que hoy sería caratulado como tentativa de feminicidio—, el 10 de septiembre de 1838. Chazal le dispara a quemarropa y una bala se instala debajo de su pecho. Finalmente logra el divorcio de Chazal, quien será condenado a veinte años de trabajo forzado, conmutados por prisión en 1839.
Finalmente, con la derrota de Napoleón Bonaparte en Waterloo, se produce la restauración de Luis XVIII. Las guerras y los conflictos han provocado un millón y medio de muertes en Francia. Es la época de la Restauración. Durante el reinado de Luis Felipe (1830-1848), Flora escribe sus obras, libra sus luchas y vive sus utopías. El Código de Napoleón había logrado que los clubes de mujeres se cerraran, que las escuelas para mujeres fuesen abolidas y que se institucionalizara la ideología del Emilio de Rousseau. El Código señalaba que el domicilio de la mujer es el que señala el marido (artículo 108), que este protegerá a su mujer y ella le deberá obediencia (artículo 203), el marido administrará todas las propiedades de la mujer (artículo 1428), entre otros. Con esto, la mujer casada no tiene derechos civiles ni políticos. EL Código Civil de 1804 fue un monumento a la inequidad, según la escritora George Sand, y para peor la Restauración abolió el divorcio. La Revolución Francesa ya había excluido a las mujeres de la política, comenzando por su derecho al voto. La Declaración de los Derechos de la mujer y la Ciudadana, de Olympe de Gouges (1791), no fue la única afirmación feminista de la revolución, como destaca la historiadora francesa Michelle Perrot, quien a propósito de la política como centro de la decisión y el corazón del poder señala que la Revolución Francesa es una continuación del Antiguo Régimen, que renueva la ley sálica y ofrece razones, todas romanas, para la exclusión política de las mujeres (Perrot, 2008, p. 195).
Flora vivirá entre dos importantes revoluciones en Francia: la de 1830 y la de 1848, que no alcanzará a ver, pero en la que participarán figuras de su generación como Jeanne Deroin. El matrimonio de sus padres no tendrá validez legal y por ello no accederá a la herencia familiar; sin embargo, es acogida por la familia Tristán en el Perú así como, posteriormente, su hija Alina con su nieto, el pintor Paul Gauguin, de 1850 a 1854. Flora morirá en Burdeos en 1844 a los 41 años de fiebre tifoidea.
Además de su trilogía literaria: Peregrinaciones de una paria (1838), Paseos en Londres (1839) y Mephis (1838), escribe la Unión Obrera, su obra cumbre, aunque la más reconocida y estudiada terminó siendo la primera. Publica también La emancipación de la mujer o testamento de una paria, entre otras obras.
Flora Tristán llega al Perú en 1833, ocho años después de la salida de Simón Bolívar, amigo de su padre y de su madre. Publicará la correspondencia entre su madre y el Libertador como prueba del vínculo.
Es difícil explicarnos este personaje sin sus viajes, su encuentro con las Américas y el Perú o sus viajes a Londres como testigo de la Revolución Industrial. Desarrolla su espíritu internacionalista en cada uno de sus viajes. Pasa de ser testigo de una reciente nación independizada al nacimiento de la clase obrera en Francia. Precisamente en su último viaje es donde redescubre a la clase trabajadora, y en cada ciudad hace una descripción acerca de cómo está organizada.
A través de sus escritos se puede ir viendo su proceso de transformación. En cada viaje aprende y va ampliando su conocimiento del mundo. Los viajes tienen un gran impacto en su sensibilidad y su desarrollo: es lo que le permite ver el mundo de la época en casi todas sus dimensiones. Puede afirmarse que, sin su condición de viajera, difícilmente hubiera adquirido la dimensión de precursora que tiene. De alguna manera redescubre a la pionera Mary Wollstonecraft, que estaba olvidaba en Inglaterra y de la que poco se conocía en Francia.
Flora Tristán se desarrolla cuando ya algunos ilustrados se declaran a favor de la emancipación de la mujer: Poulin de la Barre, Taylor, Condorcet, D’Alembert, Diderot. La lógica racional de la Ilustración que se pretende universalista deja de lado a las mujeres, a quienes reconoce su humanidad, pero no las considera seres autónomos: se duda de su racionalidad y se las trata como a un estamento inferior.
Denys Cuche sostiene que no es en el Perú que Flora Tristán descubriera el esclavismo, sino que llega con ideas abolicionistas sacadas de sus lecturas y de su vínculo con los círculos parisinos revolucionarios y sus viajes a Londres, país donde el combate por el abolicionismo era pionero. Su indignación frente a la esclavitud en su viaje al Perú, tanto en Cabo Verde como en su visita al ingenio Lavalle en Chorrillos, Lima, está expresada en su libro Peregrinaciones.
Sin embargo, será también el viaje de su propia vida: su condición de ilegítima, la experiencia de un matrimonio infeliz, la decisión de abandonar a un marido violento, abrirse paso en una época donde las mujeres no escapaban de la vida privada, hacerse un espacio en la vida parisina e intentar forma parte de los círculos obreros y socialistas. De ahí sacará las grandes lecciones para la vida de las mujeres y para sus propuestas en favor de las mujeres extranjeras, del divorcio, de la educación de las mujeres y, sobre todo, del trabajo, para poder ser libres. Su vida y obra están unidas, por ello es importante conocerla a través de sus escritos.
Peregrinaciones de una paria (1838) es un relato del viaje que Flora Tristán realiza al Perú entre el 7 de abril de 1833 y el 15 de julio de 1834. Su permanencia en Arequipa por siete meses y su paso por Lima, que duró dos meses, bastaron para que esta escritora pudiera dejar un libro sobre uno de los momentos decisivos de la historia peruana: los primeros años de la república. El libro, publicado en París, obtuvo éxito: ese mismo año se imprimió una segunda edición. Jean Balean, estudioso de su obra, señala:
El éxito del libro se confirma por los numerosos artículos críticos que por entonces se publicaron. En ellos se alabaron tanto el movimiento como el interés de los relatos y las descripciones. Supieron agradecer a la autora los datos e indicaciones nuevas y vivas sobre un país poco conocido como era el Perú en Francia
(Baelean, 1973, p. 84).
Jorge Basadre, historiador peruano, señala que Alphonse Constant —quien publica la obra en francés— consigna que ejemplares del libro fueron quemados en 1845 en Arequipa, y posteriormente en Lima, debido a la crítica que realiza sobre los primeros años del militarismo en el Perú, luego de la independencia de España. En el prólogo que dedica a la segunda traducción del libro resalta lo siguiente acerca de su consideración como parte de la literatura del Perú republicano:
Su libro de recuerdos, aunque escrito en otro idioma y para otras gentes, y aunque la autora formará parte después entre los más avanzados agitadores franceses y un monumento la recuerda, como ya se ha dicho, en el cementerio de Burdeos, sus infortunios y sus prédicas, pertenece también a nuestra literatura, aunque fuera tan solo porque en muy pocas páginas revive, como en éstas, lo que había de turbulento y de monótono en esa nueva vida medieval
(Basadre, 1948, p. XI).
Basadre señala que, cuando algunos soñadores quieran embellecer aquella época, este libro servirá para la necesaria tarea de desilusionarlos. Peregrinaciones muestra el peor lado de nuestras grises revoluciones; está pintado allí con rudeza no igualada:
el afán incontenible del lucro personal, disfrazado por retóricas declamaciones, la incapacidad para la disciplina previa, la desolada paralización de la vida urbana, la confusión en los combates, el terror del pueblo mientras se libran y su servilismo cuando se han decidido, las recíprocas sorpresas que se dan los contendores, siempre desprevenidos, en que a veces los de la misma bandería luchan entre sí.
(Basadre, 1948)
En el caso de Peregrinaciones, la autora logra transmitir a sus lectores una mirada sobre un momento de la historia peruana. El mérito consiste en su aporte a una visión contradictoria que vivía el Perú y que ella logra transmitir en un extenso relato que da cuenta de las tensiones y contradicciones en la formación de una república que comenzaba y que era un proyecto que no incluía a sectores sociales fundamentales, como las mujeres, negros y negras en esclavitud. Su mirada centrada en la costa le impide tener una visión aguda de la población indígena de ese momento. Su crítica a la iglesia, al poder, al militarismo que marcaba la época nos da una percepción distinta y nos permite acercarnos a la vida cotidiana de los diversos actores sociales que conoce. Introduce personajes femeninos nuevos: las rabonas ―última escala de un sector social femenino indígena invisibilizado―, las esclavas negras, las tapadas limeñas y la figura de Francisca Gamarra. El personaje de la monja Dominga Gutiérrez es la cara de la iglesia y el camino que les queda a las mujeres que optan por una salida fuera del control patriarcal del matrimonio.
Algunos de los personajes que introduce a la literatura peruana es el de las rabonas (mujeres que acompañaban a los soldados en marchas y campañas), a quienes designa como vivanderas. Describe sus actividades en las batallas: al llegar al lugar asignado, escogen el sitio para acampar, descargan las mulas, arman las tiendas, amamantan y acuestan a los niños y niñas, encienden los fuegos, cocinan, buscan provisiones, y a la buena o a la mala van armadas. Para ella, forman una tropa a la que denomina “la vanguardia femenina del ejército”. Destaca que: “[…] estas mujeres proveen a las necesidades del soldado, lavan y componen sus vestidos, pero no reciben paga y no tienen salario, sino la facultad de robar impunemente. Son de raza india, hablan esa lengua y no saben una palabra de español” (Tristán, 1948, p. 366). Señala que no son casadas, no pertenecen a nadie y son de quien ellas quieren ser.
Además de colocarlas en la historiografía peruana, sin duda expresan otra cara del militarismo y la presencia de las mujeres indígenas en el Perú. Salvo las soldaderas de la revolución mexicana, su descripción de las rabonas complejiza la visión del papel de las mujeres en los ejércitos de la época.
Describe la vestimenta femenina que encuentra en Lima y hace una descripción muy minuciosa de la saya y el manto y de las costumbres femeninas en Lima. Se da cuenta de que la vestimenta las ayuda a desplazarse por la ciudad sin ser vistas y se muestra sorprendida, porque “las señoras van solas al teatro, a las corridas de toros, a las asambleas públicas, a los bailes, a los paseos, a las iglesias, a las visitas y son bien fiestas en todas partes” (Tristán, 1948, p. 496).
Publica su única novela, Mephis, el 17 de noviembre de 1838. Tiene dos personajes centrales: Mariquita y Mephis, un activista proletario que quiere un cambio de la humanidad y recoge las propuestas de la autora. Poco conocida y traducida, Evelyn Bloch-Dano, escritora francesa, dice que esta novela le permite saldar simbólicamente cuentas con su pasado y refleja su mundo interior. Se publica unas semanas antes del juicio, en un momento de desarrollo de la prensa en Francia y cuando las novelas se publican como folletines no tienen mayor éxito.
Conoce Londres y escribe un libro a partir de cuatro viajes que realiza entre 1826 y 1839. El texto Paseos en Londres (1840) tiene diecinueve capítulos y cinco apuntes. En cada uno de sus relatos se detiene de manera especial en las mujeres. Se indigna de comprobar la superioridad de las mujeres autoras y la servidumbre en la que viven ahogadas por un sistema educativo fundado en falsos principios. Descubre la obra de Mary Wollstonecraft (madre de la escritora Mary Shelley, autora de la novela Frankenstein), destacada feminista, escritora y pionera en la defensa de los derechos de las mujeres. Dice que este último libro se agotó desde su aparición y encuentra que aún inspira horror entre la gente. En su libro, destaca que Mary Wollstonecraft publicaba en 1792 los mismos principios que Saint-Simon había difundido más tarde y que se propagaron con tanta rapidez después de la revolución de 1830. Considera que su crítica es admirable. Ella, dice, “hace resaltar en todas sus verdades que los males provienen de la organización actual de la familia, y la fuerza de su lógica deja a los contradictores sin réplica. Quiere, para los dos sexos, la equidad de derechos civiles y políticos, su igual admisión en los empleos, la ecuación profesional para todos y el divorcio a voluntad de las partes (Tristán, 1972, p. 189).
Para establecer la construcción de un discurso pionero en los derechos de las mujeres, es importante resaltar que Tristán conoce la obra y la importancia de Wollstonecraft; por eso, en este caso, su viaje a Londres es crucial para conocer su obra y su pensamiento feminista. En este libro retoma ideas fundamentales de la feminista inglesa que fue testigo presencial de la Revolución Francesa.
Escribe un texto fundacional para el internacionalismo de los trabajadores y trabajadoras como Unión Obrera (1843). Un adelanto de este libro es publicado por Víctor Considerant, el dirigente fourierista más importante de la época, en su periódico La Phalange (La Falange). El “Proletarios del mundo, ¡uníos!” con el que Karl Marx y Federico Engels cierran el Manifiesto comunista de 1848, es una referencia a Flora Tristán. Propone la unión general entre los obreros y obreras, sin distinción de oficios, con el objetivo de constituir la clase obrera, y construir establecimientos —que denomina palacios— para educar a los niños y niñas entre seis y dieciocho años y recibir a los obreros enfermos, heridos y ancianos. Parte de la idea de que, habiendo cinco millones de obreros y dos millones de obreras, con dos francos anuales podrían crear un fondo común para sacar adelante su plan de la unión universal de obreros y obreras.
La idea de la unión la recoge al leer los libros de tres obreros escritores: Agricol Perdiguier, Pierre Moreau y Jacques Gosset. Dedica un capítulo a las mujeres para instarlos a proclamar los derechos de la mujer en los mismos términos en que declararon los derechos del hombre y esboza una declaración para que las mujeres sean instruidas y no se dejen oprimir ni someter a la injusticia y la tiranía del hombre y para que los hombres respeten a las mujeres, sus madres, la libertad y la igualdad de la que disfrutan ellos (Tristán, 1843, p. 115).
Por último, durante su gira en Francia para formar la Unión Obrera, escribe un diario: El tour de Francia (1843-1844), que permaneció inédito hasta 1973. Fue publicado con notas de Jules L. Puech y prefacio de Michel Collinet. El manuscrito permaneció en poder de los descendientes de Eleónore Blanc, su seguidora y fiel amiga, a quien ella conoce durante su último viaje. La publicación de la versión castellana es del año 2006, por la UNMSM y Flora Tristán.
Organiza este libro de viajes con un plan, definiendo un capítulo por ciudad: “Cada ciudad será un capítulo. Luego una alocución a los obreros, a los vanidosos y a los inteligentes. Después, un llamado a los jóvenes burgueses. La idea del periódico. Trazo allí la marcha que conviene seguir. Allí será puesto el plan. Indicaré la manera de propagar, de profesar las ideas de la Unión Obrera” (Tristán, 2006, p. 410).
Empieza el manuscrito el 4 de febrero de 1843 en París, con sus preparativos para su último viaje —que inicia el 12 de abril de 1844— y lo termina el 14 de noviembre en Burdeos, cuando muere de tifoidea. En general, este último viaje que realiza en Francia es no solo un viaje de difusión de sus propuestas, sino un viaje organizativo. También es el momento en el que ella se confronta con los obreros y obreras. En este momento, parece ganada por sus ideas socialistas, asunto que le reclamará Simone de Beauvoir en El segundo sexo.
Dice la placa que acompaña sus restos en el Cimetière de la Chartreuse (Cementerio de Cartuja):
A la memoria de la señora Flora Tristán, autora de la Unión obrera, los trabajadores agradecidos.
Libertad, Igualdad, Fraternidad, Solidaridad.
Flora Celeste Teresa María Tristán Lainey es una de las figuras femeninas más emblemáticas y revolucionarias del siglo XIX. Fue escritora, visionaria, viajera, pionera en la defensa de los derechos de las mujeres, de los trabajadores y trabajadoras y de la lucha contra la esclavitud.
En el homenaje que el poeta surrealista, André Bretón, le hiciera a Flora en el número 3 de la revista Le Surréalisme, même (1957) al publicar siete cartas inéditas, afirmó que acaso no haya destino femenino que deje, en el firmamento del espíritu, una semilla tan larga y luminosa.
Es considerada precursora por una de las corrientes del feminismo contemporáneo.
Obra
- Nécessité de faire un bon accueil aux femmes étrangères, París, 1835.
- Peregrinaciones de una Paria ha gozado de un sinnúmero de ediciones a partir de la versión original francesa, que se llamó Pérégrinations d’une Paria (1833-1834) y se editó en París, Arthus Bertrand, 1838, en dos volúmenes. A continuación se referencian tres traducciones que fueron usadas en la producción de esta entrada: Santiago, Ercilla, 1941 (selección, prólogo y notas de Luis Alberto Sánchez, traducción de Emilia Romero. Biblioteca Amauta. Serie América); Lima, Antártica, 1946 (prólogo y notas de Jorge Basadre, traducción de Emilia Romero); Lima, UNMSM, 2003 (recoge la traducción de Emilia Romero, prólogo de Mario Vargas Llosa y Francesca Denegri). Existe también una traducción al portugués: Peregrinacoies de uma paria, Florianópolis, Mulheres, Edunisc, 2000 (traducción de María Nild Pessoa y Paula Berinson, introducción de Roland Forges).
- Méphis, París, Chez Ladvocat, libraire, 1838; reed.: París, Indigo & Côté-femmes éditions, 1996, 2 vols., préface de Pascale Hustache.
- Promenades dans Londres, Paris, H.L. Delloye, 1840, traducido como: Paseos en Londres, Lima, Biblioteca Nacional, 1972.
- Union ouvrière, Paris, chez Prévot et Rouanet, libraires, 1843, reeditado dos veces más, en París y en Lyon, en 1844. Traducido como: Feminismo y Utopía. Unión obrera, Barcelona, Fontamara, 1977; nueva edición: Unión obrera, Lima, Universidad Nacional Mayor de San Marcos, 2011.
- L’emmancipation de la femme, ou Le testament de la Paria, París, A. Constant, 1845, traducido como: La emancipación de la mujer o El testamento de la Paria, Lima, PTCM, 1972.
- Le tour de France. Etat actuel de la classe ouvrière sous l’aspect moral, intellectuel et matériel, París, Maspero, 1980, 2 vols. Traducido como: El tour de Francia, Lima, Flora Tristán / Fondo Editorial de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, 2007.
- Lettres. Réunies, présentées et annotées par Stéphane Michaud, París, Seuil, 1980.
- La Paria et son rêve, correspondencia establecida por Stéphane Michaud, Fontenay-aux-Roses, ENS Éditions, 1995.
Cómo citar esta entrada: Miloslavich Tupac, Diana (2021), “Tristán, Flora”, en Diccionario biográfico de las izquierdas latinoamericanas. Disponible en https://diccionario.cedinci.org