SERRANO GONZÁLEZ, Carmen (Punta Arenas, Provincia de Magallanes, Región de Magallanes, de la Antártida Chilena y de la Patagonia Austral, Chile, 16/07/1898 – Comuna de Puente Alto, Santiago de Chile, Chile, 1/11/1981).
Militante socialista, oradora y actriz obrera, integrante del cuadro artístico Carlos Marx (Viña del Mar, 1915) y El Arte (Santiago, 1915-1919), agitadora de la zona del carbón (1920).
Carmen Serrano González nació un 16 julio del año 1898 en la austral ciudad de Punta Arenas; hija de Pedro Segundo Serrano y de la costurera Andrea González, ambos trasladados posteriormente al pueblo de San Felipe, Provincia de Aconcagua, de donde eran originarios. De esta localidad, y cuando Carmen era aún una criatura, la familia se mudó a Viña del Mar, específicamente a calle Monterrey; allí, al final del camino, cerca de la quebrada, creció Carmen Serrano y aprendió sus primeras letras. De la unión de Pedro y Andrea, casados en San Felipe el 19 abril de 1887, nacieron varios hijos: Juana Serrano (1888); Pedro Segundo (1891); Dorila (muerta poco después de nacer), Ana Rosa y finalmente Carmela Serrano.
Físicamente se le describe morena, de “mirada inteligente y vivaz”, “frondosa cabellera cortada de melena” que en cierto modo le daba un aspecto “de valiente niña”, mixturado con un aire de “muchachuela de liceo”, todo ello complementado “por el típico traje de marinero que vestía”.
Por su parte, su hija Genoveva la recuerda como “una mujer de gran carácter, costaba dejarla callada, era extrovertida y alegre” (Entrevista con Iris Genoveva Bravo Serrano, marzo 2020). Corroboran esa imagen los testimonios de sus contemporáneos, que le describen como una mujer dotada de una “locuacidad y franqueza poco común en las de su sexo”, todo lo cual la hacía una mujer “deliciosamente simpática”, atractiva; “¡cuando en Chile haya una treintena de mujeres como la Serrano, diría el redactor del periódico Última Hora, los hombres deberán ceder avergonzados su sitio por cobardes e inútiles!” (Última Hora, Santiago, 4 noviembre 1920).
Se formó desde temprana edad una identidad de pertenencia a una clase oprimida. Según la prensa de la épica, siendo sus padres obreros, víctimas de la explotación e indolencia de los poderosos, Carmen “supo desde pequeña que el trabajo era mal retribuido, que el patrón era tirano y que la falta de alimento en el pueblo productor, era la más grande herejía” (Sucesos, Valparaíso, 14 de enero de 1926).
Se trataba de una familia obrera medianamente educada. Su padre, Pedro Segundo Serrano era simpatizante del Partido Demócrata (PD) y muy probablemente algunos de sus hermanos también tuvieron militancia política. Ello en buena medida explica el temprano vínculo de Carmen con el mundo de la sociabilidad obrera y de la lucha social.
Se formó al alero de la agrupación socialista de Viña del Mar-Valparaíso impulsada desde 1913 por Luis E. Recabarren y Teresa Flores. Se trataba de un núcleo pequeño en una ciudad en la que predominaba el anarquismo. Si bien durante las dos primeras décadas del siglo XX los socialista no fueron hegemónicos, realizaron importante labor organizativa, contribuyendo a la formación de sociedades de resistencia, centros de estudios sociales, cuadros artísticos y publicaciones de prensa obrera. Desde un comienzo, el trabajo de las mujeres socialistas fue fundamental, organizando conferencias en las afueras de las fábricas, destacando en la tribuna figuras como Teresa Flores (1890-1952), Ana Gutiérrez, Esther Villablanca y Tránsito Meneses de Castro. Por esta vía hacia 1915 organizaron la Unión de Elaboradores de Tabacos de Ambos Sexos, con carácter de sociedad de resistencia, posteriormente un centro de estudios llamado “Amor por el Arte” y un grupo teatral. Importante cometido comenzaría a realizar entonces la activista tabacalera Laura Urbina, quien no sólo se constituyó como una de las líderes de su organización, sino en una vibrante oradora, ya bien identificada en los informes policiales. De este modo, las actividades culturales promovidas por los socialistas en estos años fue bastante dinámica y de muy buenos resultados, captando buena adhesión femenina.
Con el tiempo los socialistas lograron reunir buen núcleo de interesantes luchadoras en la zona, destacándose nombres como los de Julia Carvajal, Blanca Flores (hija de Carlos Flores Ugarte), Demófila Leiva (hija del luchador socialista Manuel Leiva), Ana Restelli, Celinda Moreno, Arinda Moreno, Julia Mansilla, Victoria Sánchez, Celinda Valenzuela, Laura Urbina, entre otras varias (Feminismo Obrero en Chile, op. cit., p. 187).
La adolescente Carmen Serrano se destacó primero en el Cuadro Dramático “Carlos Marx” de Viña del Mar y en el Centro de Estudios Sociales “Arte y Revolución”. Su debut en el movimiento obrero data de ese año, cuando con apenas 15 años participó activamente en la llamada Huelga del Mono en Valparaíso, para posteriormente se destacarse en la huelga de los obreros de Caleta Abarca (1914). Tras estos movimientos, Carmen pasó de ser prácticamente una desconocida en el mundo de la lucha obrera a asumir cierto liderazgo en un Comité de mujeres en apoyo a los huelguistas. Según sus propios recuerdos, cuando “los compañeros estaban desfallecidos con el boicot patronal, cuando ya iban a abandonar la lucha, me los pesqué y les demostré que no debían cejar”. Fue entonces cuando su espíritu voluntarioso de niña se hizo más presente que nunca y logró reunir “otras mujeres entusiastas y fuimos por todo Valparaíso a pedir dinero a todo el mundo. Resultado, que la huelga se ganó y que los ‘burgueses’ tuvieron que aflojar la pepa” (Sucesos, Valparaíso, 14 de enero de 1926).
Dicho Comité fue la célula básica para la posterior formación de los Centros “El Despertar de la Mujer”, presentes en Valparaíso y Viña del Mar. Estos Centros nacieron en el marco de esta Huelga General de 1913 y tuvieron un importante cometido en protestas posteriores, sobre todo a raíz del encarecimiento de la vida, las alzas en los tranvías, las Ligas de Arrendatarios, las ollas comunes y diversas instancias huelguísticas. Su relación con la anárquica Federación Obrera de la Región Chilena (FORCH) fue estrecha, participando en su fundación los principales líderes de esta central sindical: Juan Onofre Chamorro (1885-1941), Modesto Oyarzún Marín (1885-¿?) y Pedro Ortúzar González (1887-1944).
Trasladada a Santiago en el año 1915, Carmen Serrano se integró a la Casa del Pueblo, donde conoció a las principales figuras del movimiento obrero local: sus directores, el zapatero ácrata Augusto Pinto Barrera (1882-1960) y el poeta Francisco Pezoa Astudillo (1882-1944); socialistas como Carlos A. Sepúlveda, el español Casimiro Barrios Fernández (1890-1931); escritores, como los futuros premios nacionales de literatura y arte José Santos González Vera (1897-1970), Manuel Rojas Sepúlveda (1896-1973) y el dramaturgo Antonio Acevedo Hernández (1886-1962); el poeta José Domingo Gómez Rojas (1896-1920); luchadoras como Esther Valdés de Díaz, fundadora de la Asociación de Costureras “Protección, Ahorro y Defensa”, la aparadora Clotilde de la Barra, la ácrata Isabel Morales, las hermanas Carmen Silva y Aída Silva (hijas del viejo luchador anarquista Manuel Antonio Silva) y destacadas actrices obreras.
De esa época datan los recuerdos de Acevedo Hernández, con quien inició una profunda amistad:
“Una noche encontré una mujer que declamaba unos versos revolucionarios con extraña fuerza. Manifesté deseos de conocerla, y alguien, no sé quién, me la presentó.
(Sucesos, Valparaíso, 14 de enero de 1926).
-Carmen Serrano, la compañera Carmen Serrano.
Estreché su mano varonil y me di cuenta que no era un tipo de mujer corriente el que se me había presentado”.
Sin mayor “cultura literaria”, recuerda el dramaturgo, Carmen hacía vibrar al auditorio recitando los versos de Víctor Domingo Silva. Éste se llevó la mejor impresión de esta mujer, al punto de ofrecerle papeles destacados en algunas de sus obras. A instancias del dramaturgo, se integró al conocido Cuadro Artístico “El Arte”.
Sus habilidades como oradora la llevaron a participar entre 1918 y 1919 de las grandes manifestaciones de la Asamblea Obrera de la Alimentación Nacional (AOAN). Hacia noviembre de 1919 se destacó en la huelga de los mineros de El Teniente, siendo expulsada de aquella provincia acusada por el Intendente de ser “agitadora peruana”.
Llegado el año 1920, se destacó en la Gran Huelga del Carbón que tuvo lugar ese año. En este último movimiento —junto a su compañera Delfina González (1885-1922)— destacó como gran oradora y activista, siendo perseguida constantemente por la policía. Encontrándose los mineros aislados por la represión estatal, Carmen Serrano se disfrazaba de hombre y se internaba en las minas, llevando el mensaje de aliento y unión a los trabajadores. Sus hazañas la llevaron a levantarse como una de las grandes heroínas del carbón, recordada en la zona minera incluso en tiempos presentes. Encerrada tras las rejas de la cárcel de Coronel, los obreros hacían mítines en las afueras para su liberación.
Ese mismo año de 1920, iniciado el llamado “Proceso a los Subversivos” y llevado adelante en esta última ciudad por el Ministro José Astorquiza Líbano, Carmen Serrano fue blanco predilecto de la saña inquisidora. Así, a pesar de encontrarse en el sur del país, fue mandada apresar, retornándola a Santiago donde se le encerró en la Casa Correccional de Mujeres durante alrededor de 5 meses.
En entrevista a un diario de la capital hablaría Carmen de las causas de su prisión y las condiciones de ésta:
—Según he sabido ahora —nos dice—, fui acusada al señor Ministro, señor Astorquiza, de haber pronunciado un discurso subversivo en los balcones de la residencia del Presidente Electo, el día 28 de julio último. Casualmente, y para que Uds comprendan la injusticia, ese mismo día asistía yo en Concepción a un banquete que daban algunas sociedades obreras. Por este motivo no sabía lo que aquí ocurría, ni las medidas de represión que las autoridades estaban adoptando para ahogar las peticiones de justicia que hacía el pueblo, respecto a la calificación de la elección presidencial.
(Última Hora, Santiago, 4 de noviembre de 1920).
Yo no sabía que existía orden de prisión en mi contra, ni que había sido acusada del supuesto delito de subversión, delito que no sé en qué consiste.
El 20 de agosto me encontraba en Victoria, y allí fui detenida. Se me condujo a la prisión donde se me tuvo dos días incomunicada. No se me trasladaba a Santiago porque el Ministro que había decretado mi prisión no había enviado el dinero correspondiente para pasaje. Conocedores de esta realidad, los dirigentes obreros de esta localidad hicieron una suscripción y con el dinero que se reunió me trajeron a esta capital.
Llegué a la Casa Correccional, donde también se me tuvo incomunicada.
Poco después fui llevada a declarar ante el Ministro Astorquiza, quien me preguntó si pertenecía a la IWW [Industral Workers of the World], agregándome que mi nombre aparecía en parte de la correspondencia que se le había secuestrado a esa institución.
Por cierto que respondí negativamente. No tenía nada de raro que un nombre parecido al mío figurara en esa correspondencia, sin que por esto yo haya pertenecido a esa sociedad.
Después de hacérseme varias preguntas en el mismo sentido, se me devolvió nuevamente a la Casa Correccional”
Para inicios de noviembre de 1920 Carmen Serrano llevaba en la Correccional de Mujeres ya 70 días. Trasladada desde el sur a la capital, y previo a su llegada a la Correccional, se le tuvo en la Sección de Seguridad de Santiago “5 días incomunicada y privada de alimentos, recluida en un calabozo que era mojado 4 veces al día a consecuencia de lo cual contrajo un violento resfrío que degeneró en un principio de pulmonía que habría tenido consecuencias graves a no haber mediado la oportuna intervención del diputado demócrata señor M. J. O’ Ryan, que fue a visitarla a la sección y que horrorizado de tanto salvajismo, pidió al Ministro que se le cambiara de calabozo” (Última Hora, Santiago, 4 de noviembre de 1920).
Ya en libertad, ciertas diferencias con su pareja Leonardo Cifuentes, militante del Partido Obrero Socialista (POS, y luego del Partido Comunista, PCCh), la llevaron a alejarse de dicha colectividad. En la oportunidad se le acusó a Carmen de infidelidad, motivo por el cual sus propios compañeros la cuestionaron. Sus ideas de amor libre no tenían cabida en aquel partido.
Por el año 1922 participó activamente junto a la militante anarquista Soma Huerta del movimiento de arrendatarios en Valparaíso. Su figura se mantivo vigente en distintas instancias públicas hasta 1926, año en que se le pierde la huella. Según se desprende de la entrevista de Manuel Lagos Mieres con la hija (de 82 años, 2020), Carmen Serrano se habría alejado por entonces de toda instancia pública y política por motivos desconocidos aunque “siempre se reunía con camaradas, sindicalistas y escritores en su casa del barrio Yungay”.
Cómo citar esta entrada: Lagos Mieres, Manuel Andrés (2020), “Serrano, Carmen”, en Diccionario biográfico de las izquierdas latinoamericanas. Disponible en https://diccionario.cedinci.org