SALAMANCA, Renée Rufino (Saturnino María Laspiurz, Pcia. de Córdoba, Argentina, 9/7/1940 – detenido-desaparecido en la ciudad de Córdoba, Argentina, 24/3/1976).
Obrero metalúrgico (tornero), secretario general de la seccional Córdoba del SMATA y militante del Partido Comunista Revolucionario (PCR).
Su padre fue un peón de campo que terminó trabajando en una estación de servicio en la localidad cordobesa de Carcarañá. Luego de su fallecimiento en 1943, su esposa y dos hijos continuaron residiendo en la zona de Las Varillas y Sacanta. René Salamanca concluye allí su escuela primaria y cursa parte del primer año de la secundaria. Un tiempo después ingresa en la Escuela de Artes y Oficios de la localidad de San Francisco. A los 17 años, ya en la ciudad de Córdoba, es uno de los tantos jóvenes obreros que buscan trabajo en las fábricas automotrices radicadas en la Provincia durante la década del ‘50. Pasa fugazmente por la Escuela Técnica y entra a trabajar en un taller de Alto Alberdi. Trabaja luego cerca de un año en la firma Stabio, de donde lo despiden por iniciar protestas y sostener demandas colectivas.
Se casa a los 18 años con Olga Cortés, “Chola”, con quien tuvo un hijo (José María) y una hija (Paola), y simultáneamente consigue trabajo en la fundición Mira S.A. En un contexto de crecientes dificultades económicas de la empresa, interviene en forma activa en una huelga que resultó estar combinada desde el sindicato con los dueños de la fundición. Esa huelga radicaliza sus ideas acerca de la patronal, el sindicato y la relación de ambos con los trabajadores. Trabaja a continuación como albañil y en pequeños talleres de los que se retira sucesivamente porque ninguno paga lo establecido por el convenio metalúrgico, ni en los tiempos debidos, ante la total pasividad del gremio. Comienza a trabajar en un establecimiento fundado por antiguos compañeros de la fundición, que se han instalado por su cuenta. Se desempeña allí como tornero matricero desde 1963 hasta noviembre de 1969, fecha en que comienza a trabajar en IKA-Renault. Entretanto, en 1964 comienza a involucrarse en la Unión Obrera Metalúrgica (UOM), donde los sectores críticos de la dirección burocrática buscan polarizarse alrededor de Calderón, el secretario adjunto de Alejo Simó, el entonces dirigente de la UOM Cordobesa. Sus compañeros lo eligen delegado de fábrica, aunque la patronal desconoce la elección. Simultáneamente, en las elecciones del sindicato, Simó impugna la lista de Calderón, decidiendo la expulsión de éste y de sus colaboradores, lo que afecta también a Salamanca. En este período establece contacto con un grupo trotskista y emprende las primeras lecturas de formación política. Dijo al respecto: “Ya veía la contradicción clase obrera-burguesía, y empecé a visualizar un montón de cosas. Pero eso [dicho grupo] era lo mismo que una fábrica: te explicaban la línea y tenías que llevarla. Nos abrimos. Con gente de Dinfia y de los metalúrgicos formamos la agrupación Felipe Vallese, que era una corriente peronista de izquierda.” Al mismo tiempo, Salamanca busca crecer en metalúrgicos, recorriendo los diversos talleres y tomando contacto con la realidad de los trabajadores. A mediados de 1967 entabla, con algunos de sus compañeros, discusiones con un sector escindido del Partido Comunista, con la idea de crear una corriente propia, independiente de todo partido político. Las jornadas del 29 y 30 de mayo de 1969 producen un impacto profundo en Salamanca. En sus palabras: “El Cordobazo me hace dar cuenta que yo, donde estoy —una pequeña fábrica metalúrgica— no sirvo para nada. Me impresiona la incidencia de las columnas, de las grandes masas. En esos meses rompo con los diez años de porquería que traía detrás y me decido a hacer una verdadera militancia política sindical. Adhiero a la ideología del proletariado: el marxismo-leninismo”.
En esta coyuntura se afilia al recién creado Partido Revolucionario Comunista (PCR), de orientación maoísta, del cual seguirá siendo miembro hasta su muerte. El 10 de noviembre de 1969, cuando recibe una suspensión en la empresa en la que trabajaba por llegar tarde, decide aprovechar el día para presentar una solicitud de trabajo en una planta de Fiat. Luego de hacerlo, y como aún le queda un poco de tiempo, se dirige a IKA-Renault, donde el procedimiento se repite, aunque esta vez le ofrecen el ingreso inmediato. Comienza a trabajar como supernumerario en la matricería de forja, en la planta Santa Isabel, que representa la mayor concentración obrera del complejo. Permanece en esa condición tres meses, hasta que lo efectivizan a partir del 1° de marzo de 1970. Su militancia en la Agrupación 1° de Mayo se intensifica.
Asiste a los grandes acontecimientos de ese año en el SMATA Córdoba: la ocupación de la planta de matrices Perdriel en defensa de dos delegados afiliados a la línea de Elpidio Torres, el 12 de mayo, y la ocupación de todas las plantas el día 2 de junio, decretada desde el gremio por Torres. El movimiento de tomas de fábrica y la huelga, que se extendió durante un mes, es luego negociada por Torres, dejando un saldo de 600 despedidos, en su mayoría opositores. Como consecuencia, Torres enfrenta un rechazo generalizado por parte de los trabajadores, debiendo renunciar a la secretaría de la Regional Córdoba de la CGT y en febrero de 1971 a su puesto en el sindicato de los mecánicos (SMATA). En este contexto nace el Movimiento de Recuperación Sindical (MRS), de orientación “clasista” o combativa, dentro del cual Salamanca ocupará un lugar destacado. Su trayectoria en la actividad gremial en SMATA es de una extraordinaria aceleración.
A fines de 1970 hace su primera aparición pública, postulándose como delegado titular de la sección de matricería de forja, ganando las elecciones al candidato “torrista”, aunque no le permiten asumir, alegando que no tiene la antigüedad necesaria en la fábrica establecida por el Estatuto. En diciembre de 1971, en las elecciones para subdelegado, Salamanca se impone nuevamente y comienza a concurrir asiduamente a la sede de SMATA. Siendo ya una de las cabezas más visibles del MRS, dirige la elaboración de un programa de reivindicaciones antiburocráticas, antipatronales y antidictatoriales, otorgando especial importancia a la difusión de información y al contacto con los afiliados. En las elecciones del 23 de abril de 1972 la lista Marrón, que lleva a Salamanca como candidato a Secretario General en SMATA Córdoba, obtiene una sorprendente victoria, por alrededor de 300 votos, que lo coloca al frente de la asociación gremial más importante de la provincia. En un contexto de tensiones en el seno de la comisión directiva, Salamanca decide la aplicación del programa de la lista Marrón, promoviendo un sistema de consulta permanente con las masas a partir de asambleas y cuerpos de delegados.
En las paritarias realizadas entre 1972 y 1973, el SMATA Córdoba dirigido por Salamanca es el único gremio que discute el anteproyecto de convenio en asamblea. Como resultado de las negociaciones se obtienen considerables incrementos salariales, mejoras en salubridad, categorización y la recuperación del sábado inglés, lo que genera una gran aprobación obrera hacia Salamanca y su lista. En 1973 se concreta un plebiscito en las fábricas Concord y Materfer de Fiat, en el que se impone de manera contundente la preferencia de afiliación a SMATA por sobre la UOM, aunque los resultados no son considerados válidos por el Ministerio de Trabajo, que considera a las fábricas afiliadas a la UOM. A pesar de ello, Salamanca autoriza al cuerpo de delegados de Fiat a incorporarse al cuerpo de delegados de SMATA Córdoba, comenzando a sesionar el 24 de julio de 1973, lo que provoca un enfrentamiento con el gobierno y con la dirigencia sindical burocrática de los gremios automotriz y metalúrgico.
En las elecciones del 2 de noviembre de 1973 la lista Marrón obtiene más de la mitad de los votos de los delegados, pero ese año se cierra de manera trágica: el 10 de diciembre un trabajador y activista de la empresa Fiat Concord aparece ahogado, y dos días más tarde, el automóvil en el que se desplazaba usualmente Salamanca es destrozado por una bomba. En febrero de 1974, ante el golpe de Estado del Cnel. Navarro que desplaza al gobierno constitucional de la Provincia a cargo de Ricardo Obregón Cano y Atilio López, Salamanca propone una postura antigolpista y anti-imperialista unificada. Durante los primeros meses de 1974 encabeza reuniones con el objetivo de consolidar una lista nacional de oposición en el SMATA, unificada con la lista Celeste de la Juventud Trabajadora Peronista (JTP), aunque finalmente, debido a desinteligencias con la JTP, la lista no pudo presentarse. En las elecciones de 1974 la lista Marrón obtiene nuevamente más de la mitad de los votos, aunque la violencia contra los trabajadores continúa incrementándose.
El 9 de octubre el edificio del sindicato de Luz y Fuerza encabezado por Agustín Tosco, adonde tenía sus oficinas la dirigencia de SMATA Córdoba debido a que su propia sede era retenida por la anterior dirección sindical, es atacado violentamente por las fuerzas de seguridad. Se producen numerosas detenciones, en las que se aplican golpes y hasta torturas, y los líderes que no habían podido ser apresados, entre los que se contaba Salamanca, reciben pedidos de captura. Al tiempo que Salamanca y el resto de los dirigentes aún libres pasan a actuar clandestinamente, los trabajadores responden con nuevos paros por turno, abandonos de plantas y asambleas de empresa, pero la represión continúa y se desencadenan nuevas detenciones de trabajadores y dirigentes clasistas. El congreso nacional de SMATA dirigido por su Secretario General, José Rodríguez, ratifica las expulsiones y detenciones y acalla a los delegados cordobeses.
El año 1975 se inicia con el SMATA Córdoba intervenido y prácticamente descabezado, aunque Salamanca sigue ejerciendo influencia a través de cartas abiertas y de entrevistas con dirigentes de su corriente, que de hecho dirigen las comisiones internas. Los delegados cordobeses exigen en Buenos Aires la libertad de los detenidos y el levantamiento de la orden de captura que pesa sobre Salamanca y los demás dirigentes, así como el derecho a negociar los convenios, pero los interventores rechazan frontalmente estas reivindicaciones. La represión continúa en aumento durante los meses finales de 1975 y el comienzo de 1976, y los secuestros de trabajadores y dirigentes se repiten. El mismo día del golpe militar, el 24 de marzo de 1976, Renée Salamanca es secuestrado por fuerzas de seguridad en la ciudad de Córdoba. Fue visto pocos días más tarde en el centro clandestino de detención La Perla, en Córdoba, aunque no hay referencias ciertas de su suerte final y continúa desaparecido hasta la fecha. Es considerado uno de los dirigentes más lúcidos y coherentes del sindicalismo combativo de las décadas del ’60 y ’70.
Cómo citar esta entrada: Basualdo, Victoria (2025), “Salamanca, Renée”, en Diccionario biográfico de las izquierdas latinoamericanas. Disponible en https://diccionario.cedinci.org.