REYES, Emma. (Apodo; “»mamá grande») (Bogotá, Colombia, 1919 – Burdeos, Francia, 2003. Sin más datos de nacimiento y fallecimiento).
Pintora. Una de sus tendencias artísticas fue el indigenismo.
La pintora Emma Reyes, tras una etapa de infancia y juventud transcurrida en Bogotá y en pequeñas poblaciones del centro de Colombia: Fusagasugá (Sumapaz, Cundinamarca) y Guateque (Boyacá), descubrió su vocación por la pintura en Argentina, en donde ganó una beca para estudiar en Francia. A partir de ese momento, se desempeñó como pintora, curadora e ilustradora en diferentes países de Europa y América, en los cuales trabajó de la mano de militantes y pintores como Lola Álvarez Bravo y Diego Rivera.
Sobre su familia y sus años de formación inicial se conoce solamente lo que ella misma contó a lo largo de su vida a través de diferentes testimonios. Se sabe entonces que Reyes estuvo interna en una institución a cargo de religiosas en el centro de Bogotá denominado el Taller de María Auxiliadora, en la cual su única instrucción fue en oficios y manualidades. Tuvo una hermana mayor (Helena) y ambas fueron huérfanas. Aprendió a leer y a escribir siendo mayor de edad. Emma sufría estrabismo que fue curado por las monjas a través de unos anteojos rústicos: “dos cuadros de cartón negro bastante fuerte amarrados con alambres, en el puro centro de cada cartón había un único hueco hecho con una aguja. Si quería ver, tenía que mirar por el hueco. Si no, no veía nada. Maravilloso remedio”, dice Reyes en su relato autobiográfico.
Tras escapar de aquel internado, Reyes se dedicó a trabajar en oficios varios. Años más tarde emprendió un viaje por tierra que la llevó a vivir en Paraguay, en donde tuvo un hijo que allí mismo falleció. Posteriormente se trasladó a la ciudad de Buenos Aires, en la cual, descubrió su vocación por la pintura; allí trabajó en pintura mural con Antonio Berni hacia 1944 según se indica en el folleto del Salón Cultural Avianca.
En el año 1947, durante su estancia en Buenos Aires, ganó una beca para estudiar pintura en París, en la academia de André Lothe (concurso Roncoroni). Ese fue el comienzo oficial de su carrera como pintora. Su marido fue el médico Jean Perromat. Su primera exposición fue en 1949 en la Galería Kleber, donde presentó 54 de sus obras.
Entre 1950 y 1952, Reyes trabajó con la Sección Cultural de la Unesco, ilustrando los libros de alfabetización “Biblioteca Popular de América Latina”, para lo cual se instaló durante dos años en Washington D.C. Posteriormente vivió en México, en el Distrito Federal, ciudad a la cual llegó para ser delegada en el Primer Congreso Panamericano de la Unesco en 1951.
Durante los siguientes dos años, la artista permaneció en México, en donde participó en una exposición colectiva de los pintores mexicanos Rufino Tamayo, Diego Rivera y David Alfaro Siqueiros que se llevó a cabo en la ciudad de Zacatecas. En México también trabajó en la galería de la fotógrafa Lola Álvarez Bravo y como asistente en el estudio de Diego Rivera. Adicionalmente presentó una exposición personal en la Galería de Arte Contemporáneo y colaboró en el montaje de la célebre exposición final de la artista mexicana Frida Kahlo.
Reyes regresó a Europa en 1954, vivió y trabajó en Italia, realizó una estancia en Israel, y en 1960 volvió a París para instalarse permanentemente, con visitas y exposiciones esporádicas en Colombia.
Ella era un eslabón para jóvenes artistas colombianos que desde mediados de la década de 1960 hasta fines de 1980 desembarcaban en el país galo para formarse como artistas. De ahí su apodo como “mamá grande”, tal como lo indica el portal dedicado a ella.
La pintura de Emma Reyes, atravesó por varias etapas, desde el interés por el indigenismo latinoamericano, hasta la abstracción y la composición geométrica, entre otros temas. En el 2015 se realizó la primera exposición de la artista en Colombia desde 1993, en la galería Casa Cano de la ciudad de Bogotá. En 1958 Reyes describió su pintura de la siguiente manera:
“el motivo de mi paleta es el ser humano. El paisaje se encuentra dentro del ser humano. Y por eso el hombre tiene el color del paisaje, el paisaje de mi país, el colorido fuerte del trópico. El hombre lleva impreso en su rostro ese color local; pero junto con este, también los colores y angustias del hombre universal, que es no solamente el indígena de las tierras del Nuevo Continente, sino también el hombre cansado, solitario y sin esperanza que vive en el ambiente de la técnica y el refinamiento de nuestro siglo”.
Moshé Porat, “La pintora…”, 14.
Además de los textos publicados en la revista Aleph de Manizales, el único texto conocido de autoría de Reyes se titula Memoria por correspondencia. Se trata de una compilación de cartas dirigidas a Germán Arciniegas, publicado en el 2012. Son veintitrés cartas cruzadas con Arciniegas entre 1969 y 1997 que sólo fueron publicadas tras la muerte de la autora a petición suya. En ellas se retratan los primeros años de su vida en Colombia durante la década de 1920: su condición de orfandad, la marcada pobreza que vivió durante aquellos años y su experiencia en el Taller de María Auxiliadora.
A través de sus memorias, se puede acceder a un testimonio de primera mano sobre las condiciones de vida de las clases populares urbanas y rurales de las primeras décadas del siglo XX en Colombia. Las escenas que la autora narra permiten hacerse una idea sobre la situación de la vivienda, los servicios públicos en los barrios populares de Bogotá y el tipo de transporte que unía a la capital con los pueblos cercanos. Asimismo se deja ver un fenómeno característico de Bogotá durante el siglo XIX y principios del XX: el de la niñez abandonada y la ausencia de instituciones estatales que se encargaran de enfrentarlo, razón por la cual (como lo indica Reyes) las instituciones religiosas eran las que suplían esa carencia. En el prólogo, Germán Arciniegas señala que este testimonio refiere las vivencias de una mujer en América, es decir, la expresión de una persona en las condiciones más duras de ubicación social: mujer, niña, huérfana, y extremadamente pobre en las primeras décadas del siglo XX.
Obra
Bibliográfica
- Reyes, Emma. Memoria por correspondencia, Oaxaca: Almadia, 2014.
Hemerográfica
- “El sueño de las cabezas (fragmentos en manuscrito autógrafo)”, Aleph 91 (octubre/diciembre 1994) 61-63.
- “Sueños”; Aleph 100 (enero/marzo 1997) 253-255.
- “Patch-worr (fragmento -manuscrito autógrafo)”, Aleph 100 (enero/marzo 1997) 255-256.
- “Dibujo”, Aleph 104 (enero/marzo 1998) Carátula y 104.
- “Nueve días y nueve noches”, Aleph 109 (abril/junio 1999) 71-74.
- “Fragmento del relato ‘El cuerpo amarillo’ (manuscrito autógrafo)”, Aleph 110 (julio/septiembre 1999) 1, 34-39.
- “Pintura (color)”, Aleph 110 (julio/septiembre 1999) Carátula y 110.
- “Última noche en Buenos Aires y primera en París (manuscrito autógrafo –fragmento)”, Aleph 111 (octubre/diciembre 1999) 46-52, 53-55.
- “Atahualpa Yupanqui (manuscrito autógrafo –fragmento)”, Aleph 114 (julio/septiembre 2000) 71-76.
- “Dibujo”, Aleph 115 (octubre/diciembre 2000) Carátula y 115.
- “Evita (manuscrito autógrafo –fragmento)”, Aleph 115 (octubre/diciembre 2000) 203-207.
- “El viaje a Medellín (manuscrito autógrafo –fragmento)”, Aleph 117 (abril/junio 2001) 88-93.
- “Mi primer atelier en París (manuscrito autógrafo –fragmento)”, Aleph 112 (enero/marzo 2000) 83-89.
- “Manuscrito autógrafo”, Aleph 113 (abril/junio 2000) 1.
- “La primera y última exposición de Frida Kahlo”, Aleph 113 (abril/junio 2000) 97-102.
- “Rosa, Miqueta y Totó (manuscrito autógrafo –fragmento)”, Aleph 116 (enero/marzo 2001) 91-97.
- Aleph 196 (enero/marzo 2021). Pinturas en ilustraciones de carátula, interior de contracarátula y en páginas 49, 102 y 120.
Pictórica
Sobre su vasta obra pictórica puede consultarse en:
- Biblioteca Luís Ángel Arango, banrep cultural.
- Sitio web sobre la pintora, emma reyes.
Cómo citar esta entrada: Rey Hernández, Pilar (2021), “Reyes, Emma”, en Diccionario biográfico de las izquierdas latinoamericanas. Disponible en https://diccionario.cedinci.org