REARTE, Gustavo (Buenos Aires, Argentina, 25/7/1932 – Buenos Aires, Argentina, 1/7/1973).
Dirigente gremial de Jaboneros y Perfumistas desde la Resistencia Peronista, fundador de la primera Juventud Peronista y del MRP, figura fundamental del peronismo revolucionario.
Su madre era italiana y su padre, criollo, había sido capataz de una estancia. Nació en el barrio porteño de San Telmo, donde se crió con sus hermanos Miguel y Alberto. Ya de adolescente conoce a quien sería su esposa, Amelia Slikas, mientras trabaja en la empresa de electrodómesticos Siam-Di Tella.
Es aficionado al boxeo y también incursiona por un año en la Escuela de Suboficiales de Aeronáutica. Con escaso nivel de instrucción formal, aunque muy lector, recibe a través de su padre cierto contacto con las ideas nacionalistas.
Desde joven elige ejercitar la práctica gremial: a los 20 años es elegido como delegado metalúrgico y a los 25, cuando trabajaba en la fábrica de Jabón Federal, es votado para dirigir el Sindicato de Jaboneros y Perfumistas de Capital Federal y Gran Buenos Aires, dejando su sello en el barrio de La Matanza por su militancia en el lugar. Corría 1957 y resurgía el activismo peronista en los gremios que se iban recuperando de la intervención por el gobierno de facto del Gral. Pedro E. Aramburu (1955-1958). Rearte participa activamente en los distintos nucleamientos sindicales que se crean durante el período de la Resistencia para consolidar ese proceso, como la Comisión Intersindical, el Movimiento Obrero Unificado y las 62 Organizaciones Peronistas. Había conocido a Juan D. Perón en 1953 cuando fue enviado a la quinta presidencial de Olivos como operario de una empresa de aire acondicionado para reparar un equipo. Desde entonces tuvo un trato personal con el entonces Presidente que se prolongaría en el tiempo. Gracias a ello había podido acceder a un crédito hipotecario para comprar la casa propia. Durante los últimos años de la década de 1950 y comienzos de la siguiente, Rearte y otros jóvenes entre los que se hallan su hermano Alberto, Envar “Cacho” El Kadri, Felipe Vallese, Jorge Rulli y Tito Bevilacqua, protagonizan enfrentamientos con los denominados “Comandos Civiles de la Revolución Libertadora” y se organizan para realizar actos de sabotaje, haciendo estallar los llamados “caños” que pasarían a formar parte de la historia mítica de ese período. Esta primera Juventud Peronista (JP) nacía en contacto con los militantes sindicales y las luchas del movimiento obrero de entonces, como la ocupación del Frigorífico Lisandro de la Torre encabezada por Sebastián Borro, al igual que con otros dirigentes que se destacaban como el farmacéutico Jorge Di Pasquale, el textil Andrés Framini y otros de más antigua trayectoria, como Julio Troxler. Rearte, autodidacta, se destaca por su formación política, dictando charlas en el Instituto “Juan Manuel de Rosas”. La organización de grupos de apoyo para el intento de foco guerrillero de Uturuncos en Santiago del Estero y Tucumán, a fines de 1959, que fuera rápidamente desbaratado, así como la vinculación con la fracasada intentona de golpe militar por el Gral. Iñíguez en noviembre de 1960 son algunos de los ensayos tendientes al retorno del peronismo al poder en los que interviene junto a sus compañeros.
En el mismo año de 1960 Rearte había ideado la toma de armas de un puesto de guardia de la zona bajo jurisdicción de la Aeronáutica en Ezeiza, llevando a cabo la acción junto a Felipe Vallese, Rulli y Cacho El Kadri, con el nombre de “guerrilleros del Ejército de Liberación Nacional” en lucha por el retorno de Perón. El grupo de la JP buscaba propagandizar el voto en blanco en las siguientes elecciones legislativas. Rearte, como dirigente de la Mesa Ejecutiva de la JP de Capital y Gran Buenos Aires (que edita el boletín Trinchera de la Juventud Peronista) viaja a Montevideo, Uruguay, para establecer contacto con dirigentes en el exilio como John W. Cooke e integrarse así en la red de mensajes y comunicaciones irradiada por el Gral. Perón.
De regreso en Buenos Aires, es detenido un 16 de junio de 1961 tras ser baleado por la espalda por la policía, resultando gravemente herido. Permanece como “preso Conintes” primero en la enfermería del penal de Devoto, después en la cárcel de Caseros, hasta la amnistía de julio de 1963 dictada poco antes de las elecciones que llevaron al Dr. Arturo Illia a la Presidencia de la Nación. Durante los años de prisión lee y discute con avidez diversos materiales de formación política e ideológica, desde Trotsky hasta Primo de Rivera, así como los relatos de Menajem Beguin sobre la resistencia judía a la ocupación británica, libro de cabecera para los interesados en las formas de la guerrilla urbana. Luego sería un asiduo lector de obras marxistas.
Al salir de la cárcel, al tiempo que desde la JP apoya los planes de lucha con ocupaciones de fábricas de la CGT, interviene en las disputas internas que se dan en un movimiento peronista que se ha complejizado con el aumento del peso político de los sindicatos, lo que se expresa en la creciente hegemonía del líder de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) y las 62 Organizaciones, Augusto T. Vandor, y los embates de Perón para reducir ese margen de poder autónomo. En el contexto de reorganización de la JP tras la liberación de los presos Conintes bajo el gobierno del Dr. A. Illia, se separa del sector orientado por El Kadri para crear la Juventud Revolucionaria Peronista (JRP), convocado por el entonces delegado de Perón, Héctor Villalón, a participar de la puesta en marcha de un supuesto plan insurreccional que culminaría en el “Operativo Retorno” previsto para fines de 1964 pero que en lo inmediato suponía una reorganización del movimiento para contrarrestar la creciente influencia de Vandor.
Entre marchas y contramarchas, la línea “rebelde” adquiere un nuevo impulso por parte de Perón cuando en las elecciones internas del PJ de mediados de 1964, el vandorismo se alza con la dirección de los órganos de conducción del movimiento. Se lanza entonces públicamente el Movimiento Revolucionario Peronista (MRP), donde confluyen sectores sindicales “duros”, diversos grupos de la JP, como la JRP de Rearte y la JP de Salta y La Plata, gremios pequeños del interior y algunos políticos como Villalón y Mario Valotta. Rearte representa al sector más radicalizado del MRP cuyas ideas se plasman en el periódico Compañero dirigido por Valotta y luego en la publicación de la JRP, En Lucha, que dirigió Eduardo Gurrucharri.
En el Programa del MRP presentado el 5 de agosto de 1964 y del que fuera principal redactor, Rearte convocaba a responder con la violencia popular organizada a un régimen que “ha cerrado todos los caminos al pueblo, apoyado en la violencia y en la represión”, y a adoptar “la lucha armada como el método supremo de acción política”. Instaba allí a la construcción de una organización revolucionaria peronista que desprendiéndose de los sectores “burgueses” y de la “burocracia” del movimiento, uniendo a Perón con las bases a través de una estructura y dirección centralizada revolucionaria, encarara la “lucha armada contra los sectores privilegiados nacionales e imperialistas como forma de acción política” poniendo de pie un “ejército del pueblo” al lado de las “milicias obreras”. La Declaración de Principios del MRP incorporaba de modo incipiente elementos ideológicos que ciertas vertientes del peronismo alternativo desarrollarían en años posteriores, como la asimilación de concepciones marxistas, la prioridad de lucha armada como forma de acción política y el postulado de una organización autónoma de los grupos revolucionarios del movimiento. Más allá de su incidencia política inmediata, esta plataforma ha sido considerada como un antecedente ideológico importante de la orientación que más tarde adoptarían FAP y PB.
Mientras el MRP es rápidamente desautorizado por Perón, al interior del campo sindical peronista la “línea dura” que integra Rearte va quedando reducida a un espacio minoritario, distribuido en unos pocos sindicatos menores desde los que se pretende enfrentar la política integracionista que sostiene el vandorismo. Cuando coordina la agrupación “22 de Agosto”, organiza un acto en homenaje a la desparición de Vallese. Hacia fines de 1965 el MRP tiene un breve resurgimiento al impulsar en alianza con los sectores de derecha del movimiento obrero encabezados por José Alonso la corriente de las “62 Organizaciones De Pie Junto a Perón”, otro intento de quebrar el poder de Vandor en el ámbito sindical. Sin embargo, entre los “duros”, Rearte representa a una minoría que evoluciona hacia el peronismo revolucionario, con posiciones cercanas aunque no idénticas a las de John W. Cooke.
Durante la invasión de EE. UU. a la República Dominicana, Rearte viaja a la isla a manifestar la solidaridad del peronismo con la lucha de Caamaño Deno tras participar de campañas contra el envío de tropas desde Argentina. En una actitud excepcional dentro de un peronismo que se mantiene expectante, llama inmediatamente a la resistencia popular contra la dictadura del Gral. Juan Carlos Onganía instaurada en junio de 1966. Sin embargo, en el intenso debate que se desarrolla entre los distintos grupos peronistas acerca de la lucha armada y uno de cuyos resultados sería la formación de las FAP en 1967, Rearte —aun considerando que en esa coyuntura no había otra salida— mantiene una posición admonitoria respecto del peligro que consideraba suponía crear un aparato político militar que disociara a los cuadros militantes del trabajo político y organizativo entre las bases. Esta posición explicaría también la ruptura del MRP cuando un sector se aleja en 1966 aduciendo falta de apoyo real a la estrategia armada, habiendo contado aquèl entre sus tareas originarias la organización de “fuerzas armadas peronistas”.
Por su parte, Rearte colabora con Bernardo Alberte cuando éste es delegado de Perón, y coincide con él en Puerta de Hierro durante las escalas de sus viajes a Cuba. Allí integra los grupos de formación política y militar que Cooke organiza para los militantes peronistas. Varias veces es emisario de la renovada invitación de Fidel Castro para que el General exiliado en Madrid visite la isla. Participa de la delegación argentina a la Conferencia de la Organización Latinoamericana de Solidaridad (OLAS) en 1967. Había prometido apoyo a la guerrilla boliviana de Ernesto Che Guevara, llegando a entrevistarse con éste.
Está vinculado a la Comisión de Familiares de Detenidos (COFADE), organismo peronista de solidaridad con los presos políticos, a través de su íntima amiga y militante de esa entidad “La Tía” Margarita Contursi. Cuando el Mayor Alberte renuncia a su función de delegado, organiza junto a éste, Di Pasquale y otros grupos el Primer Congreso del “Peronismo Revolucionario”, que tuvo lugar clandestinamente en agosto de 1968 en la sede del Sindicato de Farmacia de Buenos Aires. Se intentaba allí estructurar la unidad de la tendencia de izquierda del peronismo a partir de la reunión de militantes gremiales, estudiantiles, barriales y de los incipientes grupos guerrilleros que debatieran la oportunidad para emprender la lucha armada. Anticipando la orientación que lo caracterizaría desde entonces, en el documento de convocatoria Rearte había advertido contra “toda ilusión idealista de contar con las masas como acto reflejo por la sola presencia de un grupo armado”. El plenario contó entre sus resoluciones la lucha frontal contra la dictadura de Onganía y el apoyo a toda forma de lucha que emergiera del movimiento popular. El periódico Con Todo (1968-1969), en el que colabora Gustavo bajo la dirección de Alberte, expresaría tales perspectivas.
En el siguiente congreso de enero de 1969 realizado en Córdoba y bautizado “Taco Ralo” en reivindicación de los guerrilleros de las FAP recientemente atrapados en el monte tucumano, Rearte toma a su cargo la defensa de la posición de la “Tendencia Revolucionaria” presentada por Bernardo Alberte. En su alocución, sostuvo que la lucha armada como medio de la toma revolucionaria del poder sólo podría resultar exitosa si resultaba el corolario del fortalecimiento previo de las organizaciones obreras militantes, posición que polemizaba tanto con quienes proponían su inicio inmediato, como Sabino Navarro, como con sectores de la CGT de los Argentinos que consideraban “foquista” el documento de la Tendencia. Rearte se retira con la JRP del Congreso ante un falso alerta de una redada policial.
El 3 de mayo de 1969 es detenido en Tucumán bajo la acusación de “conspiración para la rebelión”, siendo liberado por falta de pruebas a fin de ese mismo año en que estalló el Cordobazo. La policía lo detiene o lo persigue alternativamente por portación de apellido cuando son asesinados los dirigentes gremiales Augusto Vandor y José Alonso. A pocos días del secuestro del Gral. Pedro Eugenio Aramburu por Montoneros, el 2 de junio de 1970 es también detenido e interrogado. Cuando un nuevo tipo de organización político-militar comienza a cobrar auge, lo que lleva a que militantes de su propia corriente pasen a Montoneros o a las FAP, Rearte forma con otros compañeros el Movimiento Revolucionario “17 de Octubre” (MR 17), apostando a un tipo de militancia que si bien incluía “operativos” armados para obtener dinero, renegaba de la clandestinización y otras prácticas correlativas a la militarización de la política. En el MR 17 la identificación con el peronismo se haría más tenue y, tiempo después, Rearte adheriría en términos ideológicos a la “Alternativa Independiente” de las FAP. En efecto, si bien defendía públicamente la legitimidad de la lucha armada, no encarnó personalmente esa opción.
Alertaría, en cambio, que la posibilidad de una salida política de la dictadura del Gral. Alejandro A. Lanusse (1917-1973) podía devenir en una trampa mortal para el peronismo revolucionario si encontraba aislados de las masas y sin una estrategia común a los sectores revolucionarios dispersos, y si no se producía un cambio ideológico en el conjunto del peronismo. Por ello postulaba la unidad político-organizativa del peronismo revolucionario con las “bases”. El trabajo con grupos políticos afines abarcó, entre otros, a sectores de FAP, el FRP de Armando Jaime, Montoneros columna Sabino Navarro.
Cuando la salida electoral de la dictadura era inminente, y tras haber denunciado ante Perón el “acuerdismo” de Paladino con los militares, Rearte rechaza en Madrid la propuesta del líder del peronismo de participar de un Triunvirato de “Trasvasamiento Generacional”, dado lo que considera una imposible convivencia con la derecha del Movimiento y convencido de la necesidad de no ceder en el reclamo de un retorno incondicional de Perón, ante la opción de negociar otras candidaturas. En tal coyuntura Rearte ve avecinarse una guerra entre los distintos bandos del peronismo y si nunca llega a romper abiertamente con Perón a pesar de las cada vez más evidentes diferencias, se opone a la candidatura de Héctor J. Cámpora a la Presidencia de la Nación, sancionada a propuesta de aquél por el Congreso del Partido Justicialista del 15 de diciembre de 1972. Representa así una posición minoritaria en la izquierda peronista al exigir mayores definiciones e insistir en que Perón encabezara la fórmula presidencial. Llegó a promover sin éxito el binomio Juan Perón – Agustín Tosco. Su intervención en el Congreso del PJ logró, sin embargo, que la liberación incondicional de los presos políticos se incluya en el programa del FREJULI.
Las elecciones de marzo de 1973 que consagraron a Cámpora como Jefe de Estado lo encuentran enfermo de leucemia, cáncer que avanza repentinamente hasta provocar su muerte el 1º de julio cuando tenía tan sólo 41 años. Sus restos fueron velados en la sede de la Federación Gráfica Bonaerense, donde una muchedumbre se despidió de él (incluido el presidente Cámpora). En el cementerio de la Chacarita hablaron en su homenaje el Mayor Alberte, Eduardo Gurucharri por el MR 17, Carlos Caride en nombre de las FAP, y otros dirigentes como Raimundo Ongaro y el cónsul cubano en el país. Sus dos hijos, Gustavito y María Eva, y su esposa Amelia se despedían a su vez del padre y del compañero.
La marginalidad política del grupo orientado por Rearte en el nuevo contexto de comienzos de la década del ‘70 y su crecientemente admonitorio compromiso con la lucha armada como vía revolucionaria para la toma del poder, pueden explicarse por las tensiones con que se dirimía una postura que, como la de Rearte, cabalgaba entre momentos diversos de la historia del peronismo (y del país) y que sólo el tejido de la tradición presentaba como un continuum ininterrumpido. Su convicción en la potencialidad revolucionaria del peronismo se fundamentaba en la experiencia de lucha de la Resistencia, donde primó la organización militante de las bases obreras para defender sus conquistas políticas y sociales y luchar por sus objetivos de emancipación. Cierta exterioridad orgánica respecto del movimiento obrero y de masas de las organizaciones armadas que hegemonizaron el campo de la izquierda peronista tras el cambio de década, no dejaba de representar un escollo para el arraigo popular de tal proyecto revolucionario, que el aceleramiento de la salida electoral de la dictadura de Lanusse —tal como temía Rearte— inhibía de saldar de modo sólido y a largo plazo. En esta perspectiva, el militarismo sólo sería corolario de un problema bien anterior y estructural que Rearte parece haber identificado de un modo excepcionalmente agudo para su entorno y contexto político de pertenencia.
Cómo citar esta entrada: Ehrlich, Laura (2025), “Rearte, Gustavo”, en Diccionario biográfico de las izquierdas latinoamericanas. Disponible en https://diccionario.cedinci.org.