RAÑÓ, Manuel Lorenzo (Galicia, España, 1879 – Buenos Aires, Argentina, 27/8/1941).
Impresor y editor socialista, luego comunista, vinculado a Roberto Arlt, Elías Castelnuovo y demás escritores del Grupo de Boedo.
Era el propietario de los Talleres Gráficos Rañó, ubicados en Boedo 837/841, en el barrio de Almagro de la Ciudad de Buenos Aires, un predio en cuyo frente funcionaba la Librería del anarquista Francisco Munner.
Militante socialista desde su juventud, en 1899 aparece firmando artículos en La Vanguardia. En 1914 aparece en los boletines sociales como miembro de la sección 9a. del Partido Socialista y editando el periódico Las Cadenas.
En 1917 aparece entre los redactores del periódico del ala izquierda del Partido Socialista, La Internacional, junto a José F. Penelón. En 1918 está entre los fundadores del Partido Socialista Internacional (PSI), siendo elegido miembro suplente del Comité Ejecutivo por 215 votos. En 1919 es uno de los vocales del Comité Ejecutivo del Partido Socialista Internacional.
Edita con el sello de Editorial Marxista dos folletos. El primero fue “Constitución de la República Rusa Socialista Federativa de los Soviets” (Buenos Aires, Editorial Marxista, 1918), que logró hacer traducir e imprimir pocos meses después de que fuera aprobada en la propia Rusia soviética. Firmó el prólogo como M. Lorenzo Rañó, que tituló “Dos palabras”. Lanzó incluso una segunda edición. (ver imagen de tapa adjunta)
El segundo folleto fue: “La revolución socialista en Alemania. Programa del Grupo Spartacus” (Buenos Aires, Marxista, 1919). Aquí firmó una “Reseña sobre el Grupo Spartacus”, por M. Lorenzo Rañó. En este último escribe:
“la prensa burguesa, ávida de trastornar la mentalidad del pueblo con espeluznantes relatos de escenas horrorosas, pone en movimiento un ejército mercenario de la pluma para describir magistrales cuadros diabólicos que achacan a la acción de las masas obreras allí donde aparece el bolshevikismo”, cuando para los trabajadores “expresa la culminación de una esperanza acariciada siglos ha por los esclavos del salario”.
M. Lorenzo Rañó, “Reseña sobre el Grupo Spartacus”, en: “La revolución socialista en Alemania. Programa del Grupo Spartacus”, Buenos Aires, Marxista, 1919, p. 3.
En 1922 se asocia con el librero Francisco Munner para editar la colección de folletos seriados de orientación anarquista, Las Grandes Obras. Publicación del pensamiento universal (Buenos Aires, n° 1: 1922 – n° 96: 1924).
El 30 de enero de 1922 está entre los fundadores de la Cooperativa Editorial Claridad, Sociedad de Publicaciones, con el español Antonio Zamora como director, Francisco Tubio como Administrador y Vicente Bellusci como distribuidor. Desde entonces imprime en sus propias prensas la colección de folletos seriados “Los pensadores” y luego los primeros libros de Editorial Claridad.
En 1927 publica Cómo educa el Estado a tu hijo, una de las obras clásicas del pedagogo anarquista Julio R. Barcos.
Alejado de Zamora, que en 1927 instala su propia imprenta en otra locación, Rañó establece a comienzos de la década de 1930 estrechos vínculos con Elías Castelnuovo y Roberto Arlt.
En 1932 publicó la novela El amor brujo y la obra teatral Trescientos millones de Roberto Arlt, indicando sólo su apellido (Rañó) como sello editor. Enseguida crea el sello Victoria, con el que editó Aguafuertes porteñas (1933) de Roberto Arlt, Vidas proletarias (1934) de Elías Castelnuovo y novelas de Ilya Ehrenburg, Julián Álvaro Sol, Máxim Gorki y León Gomilievsky (El amor en libertad).
En 1925 publicó el primer libro de Nicolás Olivari, La amada infiel. En 1941 todavía publicaba un libro de Alberto Hidalgo, Edad del corazón (poemas).
Leónidas Barleta lo recordaba en estos términos:
Al fondo de esa misma propiedad, cruzando todo un patio donde las mujeres hacían las tareas cotidianas, se llegaba a la imprenta del gallego Lorenzo Rañó, otro personaje esencial para la difusión de estos jóvenes artistas en ciernes. El imprentero era un hombre alto, de rostro moreno, algo picado de viruela, de cabello ralo y bigote con las guías hacia arriba. Llevaba en la mano izquierda un componedor que apretaba contra el pecho. Y su mano libre, de nudillos gruesos, sacaba con velocidad los tipos de los compartimientos de la caja, sin mirar casi, mientras hablaba. Rañó los imprimía, los criticaba y se entusiasmaba cuando tenían buen éxito, pero casi nunca cobraba. Cuando alguien, compungido, iba a pedir más plazo para pagar, él mismo daba las razones por las que resultaba difícil cumplir a su deudor.
Añade Barletta:
Su pasión era la imprenta, su diversión favorita, discutir la política internacional, la inminencia de otra guerra. Al principio estas discusiones se entablaban con Bay, el tipógrafo, con don Francisco el catalán. Se debatían los problemas políticos del mundo, se comentaban las grandes obras. Poco a poco la reunión se hizo más importante con la inclusión de esos jóvenes escritores. Entonces las tertulias cobraban animación. Rañó mantenía su punto de vista, sin alterarse, pero cuando sus contendores levantaban la voz, de pronto aparecía don Francisco [Munner] y con un pie dentro de la pieza, sin saber de qué se hablaba, haciendo bailar sus ojitos, bruscamente irrumpía con una frase cortante, atronadora: ‘¡Literatos! ¡No sois más que literatos! ¡Para entender esto hay que vivir, no garrapatear versos!’. Y salía disparando antes de que se le pudiera responder.
Leónidas Barletta, “Rañó, impresor y mecenas de los literatos de Boedo”.
Todavía en 1969, muchos años después de su muerte, aparece mencionado por Jorge Luis Borges y Adolfo Bioy Casares como “el viejo impresor Rañó” en “Lo que falta no daña”, una de las Crónicas de Bustos Domecq.
Cómo citar esta entrada: Tarcus, Horacio (2023), “Rañó, Lorenzo”, en Diccionario biográfico de las izquierdas latinoamericanas. Disponible en https://diccionario.cedinci.org.