RAMICONE, Luis (seudónimo: Ramiconi) (Buenos Aires, Argentina, 17/1/1901 – Buenos Aires, Argentina, 27/8/1977)
Dirigente gráfico y diputado nacional por el socialismo argentino.
Nació en el seno de una familia obrera numerosa en la ciudad de Buenos Aires, el 17 de enero de 1901. Hijo de un peón de albañil, tuvo 13 hermanos y empezó a trabajar a los nueve años de edad. Logró completar el cursado de la escuela primaria mientras hacía sus primeras armas como aprendiz de tipógrafo en una imprenta y comenzó por ese entonces a militar en el movimiento anarquista, referenciándose en figuras como la de Rodolfo González Pacheco.
Tras pasar por distintos talleres tipográficos, empezó a militar en la Federación Gráfica Bonaerense (FGB), donde confluían anarquistas, sindicalistas y socialistas; fue elegido como delegado por sus compañeros por primera vez a los 17 años. Tras iniciar su militancia gremial le tocó participar en la oleada huelguística que estalló hacia 1919 en el gremio gráfico en particular, y de la radicalización política que se registraba por entonces al calor de la Revolución Rusa. Algo después se sumó a las filas de la Agrupación Gráfica Socialista, mayoritaria en el gremio, y empezó a militar en el socialismo de la mano del dirigente gráfico Juan Erneta.
Más adelante, pasó a trabajar en el taller de La Vanguardia. Por ese entonces, el Partido Socialista (PS) se organizaba no sólo en base a centros territoriales, sino que también contaba con agrupaciones de oficios en el movimiento obrero; la Gráfica figuraba entre las más radicalizadas. Sus actividades laborales y militantes le aportaron un marco propicio para desarrollar su formación como autodidacta, a partir de ellas pudo nutrirse en lo doctrinario y literario; incluso, la presencia en los talleres de muchos compañeros judíos que hablaban el ídish lo alentaron a aprender algunos rudimentos de ese idioma.
Con respecto a su vida familiar, a los 25 años tuvo con su mujer Rosario Marotta a su primera hija, Amanda, y poco después a su segunda, Nelly, quien desarrolló una reconocida carrera en el campo de la danza folclórica. A sus hijas dedicará en los 50s sus primeros libros de versos, con ellas también compartirá vacaciones familiares en la ciudad balnearia de Mar del Plata y reuniones en su casa del barrio porteño de Almagro.
Desde finales de los años 20 y hasta mediados de los 30, Ramicone fue miembro de la Comisión Administrativa de la FGB junto con Salvador Gómez, Miguel Briuolo, René Stordeur, Martín Casaretto, Modesto Fernández y Juan Erneta, entre otros, llegando a ser nombrado en distintas oportunidades Secretario Adjunto y Secretario General.
Dirigió a su vez El Obrero Gráfico (1907-1976), el órgano de prensa del sindicato. A principios de los 30s integró junto con Luis Amodio, Juan Armendares, Isidoro Ayala, Juan Brennan, Martín Casaretto, Manuel Castiñeiras, Juan Cresta, Salvador Gómez, Francisco Pérez Leirós y Miguel Navas la Comisión de Información Gremial que, en frecuente tensión con la dirección partidaria, impulsaba y coordinaba la acción socialista en los gremios.
Bajo la dictadura de José Félix Uriburu y los primeros años del gobierno de Justo, la FGB, encabezada entre 1932 y 1933 por Ramicone, figuró entre los gremios que reclamaron con mayor energía el cese de la represión y el desmantelamiento de las bandas fascistas. Impulsor de la unidad obrera, participó activamente desde un primer momento de las actividades organizadas por la Confederación General del Trabajo (CGT) que se fundó en 1930 a partir de la fusión de la Confederación Obrera Argentina (COA) socialista y la Unión Sindical Argentina (USA) sindicalista, las principales centrales obreras del momento. Fue uno de los oradores del primer acto público de la CGT celebrado en 1931 bajo la dictadura de Uriburu, en el que hablaron además de él Luis Cerutti, secretario general de la organización, y José Negri, ex secretario general de la COA y miembro de la mesa directiva.
La relevancia que alcanzaba por entonces como dirigente obrero llevó a que fuera incluido en las listas de candidatos a diputados nacionales por el PS en las elecciones que se celebraron ese mismo año. La proscripción del principal candidato de la Unión Cívica Radical (UCR) en 1931 y los rasgos claramente fraudulentos de los comicios en buena parte de los distritos cimentaron la política abstencionista del radicalismo; asi, el PS obtuvo un caudal extraordinario de votos en la Capital Federal en las elecciones para integrar las Cámaras legislativas. En ese contexto, en 1934 Ramicone figuró entre los 12 candidatos socialistas que resultaron electos como mayoría en la Capital, y que aportaron a la conformación de un influyente bloque de 43 diputados. Aunque sin experiencia parlamentaria, el dirigente gráfico no se limitó a acompañar las iniciativas de las figuras partidarias más prominentes, sino que introdujo en la agenda legislativa el candente tema de la represión gubernamental.
En un contexto de exacerbación de los enfrentamientos ideológicos, la dirección socialista tendió a considerar al régimen que sucedió al de Uriburu un mal menor y optó en general por sostenerlo. Sin embargo, para 1934 la represión ilegal desatada por el gobierno alcanzaba niveles inusitados en las actuaciones de la recientemente creada Sección Especial para la Represión del Comunismo de la Policía de la Capital. Luis Ramicone acogió entonces las denuncias de Socorro Rojo Internacional (SRI), organización de ayuda humanitaria y jurídica asociada al comunismo, y logró interesar a distintos sectores de la oposición al gobierno e incluso de la alianza oficialista. Junto a Julio A. Noble, del Partido Demócrata Progresista (PDP) y Augusto Bunge, del Partido Socialista Independiente (PSI), además de Marcelino Buyán, del PS, visitó distintas dependencias donde eran retenidos ilegalmente y torturados militantes obreros y, a mediados de ese año, impulsó en la Cámara de Diputados, a la que acababa de incorporarse, un pedido de informes al ministro del Interior. El asunto derivó en una iniciativa parlamentaria por parte de Ramicone para crear una Comisión Investigadora sobre los procedimientos de las secciones Especial y de Orden Social de la Policía, protagonistas del accionar ilegal. La propuesta generó un amplio debate en la Cámara, a pesar de que la mayoría conservadora logró desechar el proyecto. Dentro del bloque socialista, sólo Juan Antonio Solari secundó a Ramicone en el debate, las principales figuras parlamentarias del PS se abstuvieron de intervenir.
Estos hechos, junto a su trayectoria de militante combativo fortalecieron tal vez su alineamiento con el ala izquierda del Partido, que se perfilaba con creciente vigor hacia mediados de los años 30 exigiendo a la dirección un cambio de táctica en pos de la adopción de posiciones revolucionarias, clasistas y antiimperialistas. Cuando en octubre de 1934 salió el primer número de la revista Izquierda (1934-1935), impulsada por este sector y dirigida entre otros por Carlos Sánchez Viamonte, la iniciativa de Ramicone en la Cámara de Diputados fue incluida entre sus notas.
Hacia esa época alcanzaba posiblemente el punto más alto de su carrera gremial y política: además de diputado nacional, fue elegido nuevamente en 1935 secretario general de la FGB, cargo en el que se desempeñó hasta 1936, fue secretario del Congreso Constituyente de la CGT que se celebró ese mismo año e integró luego el Comité Confederal de esa central. En consonancia con los planteos del ala izquierda del PS, impulsó desde las páginas de El Obrero Gráfico la campaña por la conformación de un Frente Popular junto con el Partido Comunista (PC) y todas las fuerzas democráticas contra el fascismo y la reacción. Asimismo, las frecuentes notas manifestando la simpatía ante distintos aspectos de la realidad soviética dan cuenta de ese posicionamiento.
Cuando las tensiones internas en el PS se tornaron insostenibles y fue creado el Partido Socialista Obrero (PSO) en 1937, nuestro dirigente gráfico figuró entre los miembros fundadores junto a figuras como Benito Marianetti y Joaquín Coca. En la misma línea, y como parte de las actividades relacionadas con la defensa de las libertades y los derechos civiles, colaboró en esa época con la Liga Argentina por los Derechos del Hombre (LADH), impulsada por el PC. El PSO tuvo corta vida, en seguida se vio envuelto en una fuerte crisis por el enfrentamiento entre sectores pro-comunistas y pro-trotskistas, entre otros; la voluntad de preservar la identidad socialista y las diversas disputas internas alentaron su reingreso al PS hacia 1939.
En disidencia con la línea de la dirección partidaria, que establecía una completa ruptura de relaciones con el Ejecutivo, formó parte de los socialistas que, encabezados por Dardo Cúneo, defendían la necesidad de interpelar directamente al gobierno. En ese contexto acompañó entre 1952 y 1953 presentaciones ante el Ministerio del Interior para solicitar la libertad de los presos políticos, de las que participaron Ernesto Janín, Bartolomé Fiorini, Julio González Iramain, Emerio Tenreiro y Jacobo Koffmann, por lo que fue sancionado. Sin embargo, tampoco siguió la línea de las diversas figuras que decidieron acortar distancias con el peronismo; sus posicionamientos pueden contrastarse en particular con los de Joaquín Coca, con el que compartió, hasta 1945, su trayectoria de dirigente gráfico y disidente izquierdista en el PSO.
La persecución de los dirigentes socialistas, la clausura en 1948 de los talleres de La Vanguardia donde él había trabajado largamente como gráfico y su destrucción hacia 1953 en el incendio de la Casa del Pueblo –la sede central socialista en Buenos Aires– perpetrado por seguidores del gobierno, incidió fuertemente en los posicionamientos que habría de adoptar a partir de entonces.
En esos momentos de reducción forzada de sus actividades políticas comenzó a ensayar la escritura de fábulas y sonetos, y en 1954 publicó Cartas pa´m´hija, un libro de poemas gauchescos con elementos autobiográficos, en el que recorre las temáticas de la explotación y las injusticias en el ámbito rural. Más allá del contenido, el propio hecho de lanzarse a escribir y poder publicar nos habla de una retribución de la militancia y de la particular labor que desempeñó como obrero gráfico, que contribuyeron a enriquecer su formación. Los versos en cuestión tienden a ubicarse en unos imprecisos años 30 dominados por el caudillismo y el fraude, lo que le permite fustigar indirectamente al peronismo condenando el personalismo y la demagogia; el tiempo escogido es el de un período de fuerte influencia del socialismo en la política nacional, donde el propio Ramicone jugaba un papel destacado en el movimiento obrero. Por otra parte, conviven en los relatos sugerencias radicalizadas, como la de la liberación de los campesinos en base a la unidad y la cooperación libre, con llamados a respetar por igual al capital y al trabajo, propias de la línea liberal impulsada con creciente vigor por la dirección del PS, que comenzaba a hacer suya aunque de manera particular.
En 1958 Luis Ramicone publicó Fábulas de la resistencia, que reunía, además de distintas fábulas en clave satírica escritas y puestas en circulación clandestinamente durante el gobierno peronista, una carta abierta de 1951 donde condenaba duramente al régimen, y otros versos de contenido político. En las fábulas de animales, donde aparecen burros parlamentarios, cerdos y loros demagogos, gusanos obsecuentes, una zorra caritativa y un zorro presidente, se denuncia sistemáticamente la corrupción, la falta de libertad y demás reclamos formulados por el conjunto de la oposición, que no dejó de alabar al libro y a su autor: los principales medios gráficos de la época, incluyendo a La Nación, La Razón, Noticias Gráficas y Clarín publicaron comentarios elogiosos. El hecho de que este segundo libro esté prologado por Américo Ghioldi, que la dedicatoria de uno de los poemas esté dirigida a Nicolás Repetto y otra al médico liberal-conservador Alejandro Dussaut, anuncian el alineamiento de Ramicone con el ala derecha del socialismo que conforma el Partido Socialista Democrático (PSD) ante la escisión de 1958. Encabezado por Repetto, Ghioldi y Juan Antonio Solari el PSD mantendrá posiciones profundamente antiperonistas y anticomunistas, a diferencia del menos duradero Partido Socialista Argentino (PSA), liderado por Alfredo Palacios y Alicia Moreau, con posiciones más izquierdistas, antiimperialistas y un antiperonismo menos drástico.
En el contexto de la guerra fría, el PSD tendió a abandonar la retórica obrera y socialista en pos de un discurso liberal antitotalitario; Ramicone acompañó ese desplazamiento sin dejar de hacer referencia a la cuestión gremial. Así, en 1963 la editorial Bases, asociada al PSD, publicó “La organización gremial obrera en la actualidad”, una serie de escritos en los que Ramicone abunda en los tópicos habituales del PSD. Sin embargo, al igual que en Gremialismo proletario argentino de Jacinto Oddone (1949), la clave del avance de Perón es la cooptación de dirigentes que sucumben por ingenuos o ambiciosos. Los dos apuntaron –acaso por su común paso por el gremialismo obrero– al accionar de militantes gremiales de la vieja guardia que conocieron de primera mano para intentar explicar un fenómeno que supusieron anormal y pasajero, y no tanto a unas masas que Ghioldi en particular había presentado como primitivas y carentes de inteligencia.
Por otra parte, Ramicone contrasta allí el estado de cosas (de)generado por el peronismo con un pasado idílico en el que primaba la unidad más allá de las diferencias políticas entre las corrientes que consideraba “naturales” del movimiento obrero –anarquistas, socialistas, sindicalistas y comunistas–. En tensión con lo anterior, condena en un texto contiguo a todas las tendencias por divisionistas exceptuando a la socialista, fustigando especialmente a los comunistas, que terminaban siendo igualados al fascismo y al peronismo. En la vereda de enfrente, el PSA impulsaba justamente por entonces, como uno de los ejes de la campaña electoral que llevó nuevamente a Alfredo Palacios al Senado Nacional en 1961, la defensa de la Revolución cubana y la condena del imperialismo norteamericano. En ese contexto, Ghioldi, que competía con Palacios por el mismo puesto, ya emparentaba al igual que los candidatos radicales y conservadores al régimen de Fidel Castro con el totalitarismo.
Ramicone integró la Junta Ejecutiva de la Federación de la Capital del PSD, hasta que tras el golpe de estado de 1966 se impuso la disolución de los partidos. Aprovechó entonces la inactividad política forzada para escribir y publicar un cuarto libro donde reivindica el ideario liberal contra el revisionismo, “Canto a los ideales de Mayo y Caseros”, de 1970. El alineamiento con la derecha partidaria lo acreditó para ser incluido en una “Semblanza de militantes socialistas”, junto a figuras como la de Nicolás Repetto o la del mismísimo Juan B. Justo. En este libro, escrito por José Rodríguez Tarditi y publicado por la editorial La Vanguardia del PSD en 1988, se omiten dirigentes de la talla de Alfredo Palacios, entre otros que mantuvieron una postura crítica hacia las derivas liberales, pronorteamericanas y luego abiertamente autoritarias del ghioldismo. Sin embargo, puede aventurarse que ese no es el recorte por el que se hubiera inclinado el dirigente gráfico. En 1971, cuando fue entrevistado para el Proyecto de Historia Oral de la Universidad Di Tella, Palacios se encuentraba entre las principales figuras del socialismo que evocaba; también destacaba al anarquista Rodolfo González Pacheco. Por otra parte, reivindicaba el principio de la lucha de clases, al PS como partido del proletariado y a la acción gremial antes que la intervención en el parlamento “burgués”, planteos propios de la izquierda partidaria y lejanos a los del PSD. Estas tensiones indican que, a pesar de haberse enrolado en la fracción liberal, persistían en Ramicone elementos de un pensamiento clasista, potenciados presumiblemente por la radicalización del contexto político a principios de los años 70.
Todo eso lo llevó a tomar finalmente distancia de la línea oficial del PSD poco después: cuando se reactivaron las actividades partidarias hacia finales de la “Revolución Argentina”, formó parte junto a dirigentes jóvenes como Emilio Corbiére de una tendencia que cuestionaba nuevamente por izquierda a la dirección del Partido. Ésta tenía como uno de sus principales núcleos a la sección 8va de Boedo, centro al que Luis Ramicone pertenecía desde hacía tiempo. Allí llegaron a organizarse actos de apoyo al dirigente socialista chileno Salvador Allende, entre otras actividades que desafiaban la perspectiva del Ejecutivo partidario. Los posicionamientos postreros de Ramicone permiten suponer su disidencia ante el apoyo brindado por parte de la dirección del PSD a la última dictadura militar. El terrorismo de estado, que combatió tempranamente como diputado, alcanzaba entonces niveles cuya magnitud apenas pudo vislumbrar.
Luis Ramicone falleció a los 76 años el 27 de agosto de 1977.
Obra
Bibliográfica
- Cartas pa’ m’hija, Buenos Aires, Borocaba, 1954.
- Fábulas de la resistencia. Buenos Aires, Bases, 1958.
- La organización gremial obrera en la actualidad, Buenos Aires, Bases, 1963.
- Canto a los ideales de Mayo y Caseros, Buenos Aires, Líbera, 1970.
Hemerográfica
- El Obrero Gráfico, (entre 1930 y 1936, artículos y entrevistas sobre cuestiones de organización gremial y lucha antifascista).
- “Prisiones y torturas”, entrevista sobre su pedido de informes en la Cámara de Diputados, Izquierda, n°1, octubre de 1934.
Cómo citar esta entrada: Benclowicz, José Daniel (2023), “Ramicone, Luis”, en Diccionario biográfico de las izquierdas latinoamericanas. Disponible en https://diccionario.cedinci.org.