OSORIO MÁRQUEZ, Ida Vitalia (apodo: Aida) (Constanza, Oficina salitrera, Iquique, Provincia de Tarapacá, Chile, 3/3/1903- Santiago, Chile, 22/1/1967).
Lavandera chilena de orientación socialista, luego comunista, fundadora del Centro Feminista Anticlerical “Belén de Sárraga” (Iquique) y del Cuadro Artístico “Arte y Revolución”; miembro de la Comisión Femenina del Partido Comunista y dirigente del Sindicato de Lavanderas y Tintores de Le Grand Chic.
Toda una vida de lucha puede ser la frase que mejor sintetiza la experiencia en esta tierra de la obrera Ida Vitalia Osorio Márquez.
Nació el 3 de marzo de 1903 en la oficina salitrera Constanza, región de Tarapacá. Hija de la lavandera Juana Márquez y del luchador obrero Ventura Osorio Contreras, quien había sido uno de los fundadores de la Mancomunal de Obreros de Iquique, la primera de su tipo y a cuyo reflejo luego se fundaran las mancomunales de Antofagasta, Copiapó, Coquimbo, Lota, Valdivia entre otras. (Ximena Cruzat y Eduardo Devés, El movimiento mancomunal en el norte salitrero: 1901-1907, Santiago, 1981, 3 vols.).
De esta unión nacieron Blanca Ester (1894), Oscar Segundo (1896), Amanda (1901-1991) y la ya señalada Ida. Según certificados de nacimiento de Blanca Ester y Oscar Segundo, Ventura declaraba tener por oficio calichero y ser de nacionalidad argentina. La pareja se encontraba entonces domiciliada en calle Bulnes 262, Iquique.
Según el historiador Iván Ljubetic Vargas, Ventura Osorio era un obrero pampino, gran amigo de Luis Emilio Recabarren, a quien había conocido en sus labores en la Mancomunal (Ljubetic Vargas, 2007).
Ya maduras estas relaciones germinadas en el seno de la sociabilidad obrera iquiqueña, no resulta extraño que la niña Ida comenzara a asistir a las actividades desarrolladas por Luis Emilio Recabarren en esta ciudad, especialmente luego de la fundación del Partido Obrero Socialista en 1912. Era entonces Ida una niña de apenas 9 años, inquieta y despierta, que asistía a la escuela primaria local.
Concluida la escuela primaria, entra a trabajar a una lavandería de Iquique —donde también trabajaba su madre—, y comenza a aprender el arte tipográfico en el periódico El Despertar de los Trabajadores. Según sus propios recuerdos, dados a conocer por su compañera de militancia, la periodista Ligeia Balladares (Temuco, 1927-México 2012):
“Yo trabajaba como planchadora, pero después de mi trabajo me iba a la imprenta de El Despertar de los Trabajadores a mirar para aprender, y un compañero que me enseñaba me hizo un día un ‘chibalete’ bajito para que aprendiera mejor. Me dio susto ¿no se iría a enojar el compañero Recabarren de verme allí? Pero el compañero que me enseñaba me tranquilizó, ya verás que no se enoja. Efectivamente, al poco rato entró Recabarren al taller y me preguntó: ¿y tú qué haces aquí, Negrita? Estoy aprendiendo, compañero, le respondí. Entonces Recabarren me miró hondamente, se inclinó y cogiendo mi rostro, me dio un beso en la frente”.
El Siglo, 23 de enero de 1967.
En esta actividad conoció más cercanamente a Luis Emilio Recabarren, quien la estimuló a aprender todo lo relativo al trabajo de imprenta, a la vez que inicia más formalmente su militancia, siendo las actividades culturales su puerta de entrada. Así se especializó en la recitación de poemas revolucionarios. Y ellos, al poco tiempo, le llevaron al teatro obrero, participando en el Cuadro Artístico “Arte y Revolución”, junto a Teresa Flores (1890-1952), Juana A. De Guzmán, Luisa de Zabala, María Castro, Ilia Gaete, Adela de Lafertte, Margarita Zamora, Rosario Vargas y Rebeca Barnes Vargas (1897-1915).
Según la citada Ligeia Balladares, “Ida Osorio participó desde muchachita en los conjuntos artísticos y teatrales que Recabarren organizara en el norte. De la reunión obrera, del mitin combativo en que nacía la llama revolucionaria, Ida, junto a otros jóvenes y muchachas trabajadoras, partían al ensayo, el aprendizaje de la canción o el poema que transmitían también el vigor de la lucha.” (El Siglo, 23 de enero 1967).
Con los años, su dilatada participación en el teatro obrero fue reconocida en el libro de Orlando Rodríguez, Teatro Chileno (su dimensión social), que publicó en la Colección “Nosotros los chilenos” la editorial Quimantú en 1973, poco antes expropiada por el gobierno de la Unidad Popular a fin de consolidar la identidad socislista entre los trabajadores.
Pero volvamos a sus primeros años. En 1913, conoció a la destacada conferencista española, de ideas anticlericales y socialistas Belén de Sárraga (1874-1951), quien se encontraba de paso por Iquique, invitada por Recabarren. Bajo su influencia se fundó en Centro Femenino Anticlerical “Belén de Sárraga” en Iquique, liderado por la misma Teresa Flores. Siendo aún niña, Ida se plegó a sus actividades, recibiendo desde temprana edad todas estas enseñanzas y valores que la acompañaron a lo largo de su vida.
A partir de entonces Ida Osorio colaboró en diversas instancias en distintas imprentas impulsadas por Recabarren en Iquique y luego en Santiago. En la primera ciudad conoció al tipógrafo y militante del POS, Galvarino Gil Araya (1895? – Santiago, 1926), cuyas cualidades le permitieron destacarse como regente del periódico El Despertar de los Trabajadores. Producto de esta misma abnegación depositada en su militancia, Galvarino Gil fue nombrado en 1923 regente del periódico La Defensa Obrera de Tocopilla, debiendo la pareja trasladarse ese año a dicha ciudad. No pasaría mucho tiempo para que Recabarren solicitara su colaboración en Santiago, en la imprenta de La Federación Obrera. Como destacado militante de la Federación Obrera de Chile y de la Federación de Obreros de Imprenta, Gil fue designado además miembro del Comité Ejecutivo del Partido Comunista, llegando a convertirse en su Secretario General en 1925. Ocupaba ese cargo cuando fue atacado por la tuberculosis, falleciendo el 25 de junio de 1926. Para ese entonces ya había logrado construir una familia junto a Ida Osorio, dejando un niño de apenas 8 años, llamado Leonel Gil Osorio (1918-1934), del cual se tuvo que hacer cargo sola la valiente Ida, ya instalada en la capital. (Justicia, Santiago, 24 de junio de 1926; 27 de junio de 1926).
Pero pertenecía a una familia grande, la de la militancia comunista. Y fueron sus compañeros quienes la apoyaron en cada instancia. Por ese entonces, junto a Elías Lafertte Gaviño (1886-1961), habían logrado organizar el Cuadro Artístico “Arte y Revolución” en Santiago, y pronto se trasladaron a diversas localidades campesinas de la región sembrando ideales. El dirigente del magisterio César Godoy Urrutia (1901-1985) señalaba años después a Ida Osorio como “la primera dama de la escena obrera” (El Siglo, Santiago, 1º de mayo de 1973).
Fue en estas actividades artístico-militantes donde conoció a su segunda y definitiva pareja: el anarcosindicalista Juan Vargas Puebla (La Serena, 1908-México 1992), miembro de la Industrial Workers of the World (IWW).
Según destaca su descendiente, Iván Ljuvetic Vargas, “durante el primer año viven juntos, se produce entre ellos una interesante, fraterna y apasionada discusión. Muy rica en contenidos”. Mientras juan defiende acaloradamente los postulados anarcosindicalistas, Ida sustenta las posiciones adquiridas junto a Recabarren y Galvarino Gil. Pasan los años y poco después de concluida la dictadura de Ibáñez en 1931, y seguramente ante la debacle que esta tiranía causara a las organizaciones ácratas, sumado a la decisión de Vargas Puebla de participar en la formación de un Sindicato Profesional de Estucadores (reconocido por el régimen ibañista), incidieron en el paso de éste a las filas comunistas, organización de la cual, por lo demás, nunca había estado alejado, sino en permanente interacción en el marco de la sociabilidad obrera capitalina (Ljubetic, 2007, pp. 21-22; Jorge Rojas Flores, 1993).
Para los años ‘30, Ida se había convertido en destacada dirigente del Sindicato de Lavandería y Tintorería Le Grand Chic, y a partir de ésta, desarrollaba un destacado papel en la militancia comunista capitalina.
En 1934 nació el primer hijo de esta unión, llamado Juan Floreal, fallecido al año y medio de vida de una repentina afección al corazón. Coincidentemente, los registros oficiales datan la muerte ese mismo año del primer hijo de Ida con Galvarino Gil, Leonel. Quizás por ello, cuando nació el segundo hijo de la unión con Vargas Puebla, lo nombraron como Juan Leonel (n. 1936). Al poco tiempo nació Luz de Alborada.
Este último año, por decisión del Partido Comunista, la pareja se traslada al puerto de Valparaíso, donde Juan Vargas continuó desempeñándose como estucador, formando parte de la sindical Unión de Estucadores en Resistencia (URE). Al poco tiempo Vargas fue fundador de la Federación Nacional de la Construccióny luego de la central sindical, la, Confederación de Trabajadores de Chile (CTCH), apoyando en nombre del PC las campañas del Frente Popular.
Ida Osorio no permaneció indiferente a estas campañas, destacándose en la activa propaganda del Frente Popular, a la vez que participaba activamente con sus compañeras comunistas en el Movimiento Pro Emancipación de la Mujer en Chile (MEMCH). En 1936, ante el estallido de la Guerra Civil Española, participa de una serie de actos a beneficio de los niños de España.
En 1938 ambos participan en el Xº Congreso del Partido Comunista de Chile, siendo Ida elegida como uno de los doce miembros del Presidium (Ljubetic, 2007, p. 35). Para entonces Vargas Puebla era regidor de Valparaíso, cargo que dejaría en 1941 cuando es nombrado Secretario de la Comisión Nacional Sindical del Partido Comunista. La familia regresa entonces a Santiago. A los pocos meses, mientras Vargas Puebla realiza una serie de conferencias relacionadas con el ataque sufrido por la URSS a manos de las tropas hitlerianas, Ida se destacaba en la directiva del Sindicato de Lavanderas y Tintorería, desarrollando varias actividades a beneficio del país socialista. Así, “los dirigentes tintoreros de Le Grand Chic que visitaron ayer El Siglo: Homero Martínez, Ercilia Poblete, Ida Osorio y Adolfo Herrera, trajeron dinero reunido para el cargamento chileno que irá a la URSS” (El Siglo, 16 de octubre de 1941).
Las actividades de Ida continuaron impertérritas en apoyo a la causa antifascista, actuando en la Célula San Pablo del Partido Comunista de la capital, organizando diversas actividades culturales. Así se informaba en El Siglo: “la compañera Ida Osorio, esposa del dirigente nacional del PC, compañero Juan Vargas Puebla, ha entregado al Comité Ejecutivo de la Unión para la Victoria, la cantidad de 565 pesos para el Ejército Rojo. Este dinero es producto de la once, festival de arte y baile social organizado por la Célula San Pablo del Partido Comunista” (El Siglo, 28 de mayo de 1944).
En 1945 el PCCh nombra como candidato a diputado a Juan Vargas Puebla, resultando elegido por la 6ª Agrupación Departamental de Valparaíso y Quillota, para el período 1945-1949. En el año 1946, Ida acompaña a su esposo diputado en una gira por México, siendo la única vez que ésta acompañara a Vargas Puebla a uno de sus viajes. El objetivo de la gira es asistir al cambio de mando presidencial en ese país. Como muestra de la fraternidad y el cariño hacia Chile, se realiza una comida en honor de Ida. En una tarjeta de invitación se podía leer: “Cena en homenaje a la distinguida señora Ida Osorio de Vargas Puebla, esposa del diputado chileno Sr. Juan Vargas Puebla, enviados especiales desde Chile a la transmisión del mando presidencial, que se efectuará el viernes 6 del presente, a las 20 horas en el Restaurant “La Concordia”, Av. Juárez nº 10, México, D.F., Diciembre de 1946” (Ljubetic, 2007, p. 81).
A su regreso a Chile se encontraron con serios problemas. Bajo el gobierno del radical González Videla se sanciona la llamada Ley Maldita, que deja a los comunistas fuera de la legalidad. Vargas Puebla es relegado (deportado) a Belén (cercano a Pisagua, Región de Tarapacá), luego a Taltal y finalmente a Isla Melinka, en sur austral de Chile. Durante estos meses infaustos, Ida Osorio junto a sus dos hijos encabezaron la solidaridad con los relegados. Señalaba un aviso que, “un grupo de hijos de detenidos y relegados, encabezados por un hijo del ex parlamentario Vargas Puebla, se entrevistaron con el diputado Jorge Meléndez, a fin de que se prepare una entrevista con el Ministro del Interior, durante la cual pedirán la libertad de sus padres” (Democracia, Santiago, 21 de enero de 1950; Ljubetic, 2007, p. 102). La presión social a través de protestas y huelgas, finalmente lograron conquistar la libertad a estos luchadores, luego de 6 meses de relegación (deportación).
A comienzos de la década de 1950, tanto Ida como Juan se sumaron a la campaña del Frente del Pueblo, una coalición de partidos políticos de izquierda vigente entre 1951 y 1956, que surgió con el objetivo de respaldar la candidatura presidencial de Salvador Allende Gossens (1908-1973) el año 1952. De la base de este Frente se formó luego, 1956, el Frente de Acción Popular (FRAP), que llevó también a Salvador Allende a la candidatura a la presidencia.
Pero en 1952, a pesar del empeño puesto por los partidos de izquierda, resultó elegido Carlos Ibáñez del Campo, de funesto pasado en su mandato anterior, entre 1927 y 1931, cuando encarcelara a cientos de militantes de izquierda. Aunque en menor intensidad, la historia volvió a repetirse.
Ante la creciente agitación social impulsada por la recientemente organizada Central Única de Trabajadores (CUT) producto de la carestía de la vida, en 1954, el siempre dictador aplica la Ley de Defensa de la Democracia contra varios elementos obreros. Ya en mayo de 1954 fue encarcelado el líder la CUT, Clotario Blest Riffo (1899-1990), seguido en el transcurso de los meses por otros tantos luchadores. En octubre, llegó el turno de los consejeros de esta entidad sindical, el socialista Baudilio Casanova Valenzuela (1902-¿?) y el militante comunista Juan Vargas Puebla. El viernes 22 de ese mes, fue allanado el hogar que compartía con Ida y Juan Leonel, que se ubicaba en Gaspar Orense 970, comuna de Quinta Normal, Santiago. A las 11 de la mañana visita Ida Osorio el local de la CUT, denunciando el allanamiento de su hogar y la detención de su esposo. Vargas fue llevado sucesivamente a Calera, Copiapó e Iquique y finalmente a Putre, donde debió permanecer detenido hasta mediados de enero de 1955.
No pasaría mucho, y una nueva ola represiva de parte de Ibáñez afectó nuevamente al compañero de Ida Osorio. En momentos en que se convocaba un nuevo Paro Nacional para el 9 de enero de 1956, el gobierno mandó encarcelar a Clotario Blest Riffo y posteriormente a Vargas Puebla y el anarcosindicalista Ernesto Miranda Rivas (1911-1978). El periódico El Siglo entrevista entonces a Ida Osorio, titulando “Entereza ejemplar de las esposas de los detenidos”, poniéndola como un “un ejemplo de lucha”:
“En un pequeño taller de lavandería que tiene en Gaspar Orense 970, comuna de Quinta Normal, visitamos en la tarde de ayer a la señora Ida Osorio de Vargas, esposa del tesorero nacional de la CUT.
Se muestra serena, sin ocultar su gran preocupación. Como adivinándonos nos dice: “28 años junto a Juanito me han enseñado a sobrellevar estas alternativas de la lucha. Lo que ahora me preocupa es que no está muy bien de salud. Ya ve Ud que hace algunos meses estuvo al borde de la muerte gracias a una fiebre ondulante que contrajo durante su última relegación en la desolada localidad de Putre, Arica”.
Consultada sobre cómo se había enterado ella de la detención de Vargas, diría:
“Yo solo me informé de la detención por El Siglo esta mañana. Él me dijo que tenía una reunión muy larga y bastante que hacer, por lo que era probable que no llegara. Por eso no me inquieté. Una vez enterada de la noticia, no supe cómo me arreglé, alisté una maleta, puse en ella las cosas más indispensables y un abrigo y un chal, y me fui a Investigaciones. Allí me hicieron esperar largo rato. Tendieron cordones para dejar pasar solo a una persona. La revisaban y ponían muchas trabas. Total que no pude hablar con él. La maleta me la devolvieron, solo me recibieron el abrigo y el chal. Entendí que estaba incomunicado, regresé a la casa para regresar con el almuerzo.”
Al regresar, había una cola muy larga de familiares de los dirigentes detenidos. Algunas estaban muy afligidas y otras llevaba un paquetito muy pequeño, “quizás no tendrían para más con esta tremenda crisis” habría comentado Ida.
En la ocasión, añade que como a las 14 hs suspendieron las visitas y vio salir desde el cuartel de investigaciones, una gran cantidad de dirigentes, los cuales fueron introducidos en un furgón de carabineros. Entre los que vió salir, estaban César Godoy Urrutia (1901-1985), Elías Mallea (dirigente de los metalúrgicos), Volodia Valentín Teitelboim Volosky (Chillán, 17 de marzo de 1916 – Santiago, 31 de enero de 2008), José Díaz Uturrieta (1906-1987), Américo Zorrilla Rojas (1910-1992) y varios otros.
“Nos hicieron señas con las manos, despidiéndose de las que estábamos en la cola. La señora del compañero Díaz, desesperada, tomó un auto para darle alcance al furgón y poder darle entrega a su compañero del paquete con lo más indispensable, pero no logró su objetivo. Ya quisieran los que desatan estas persecuciones que nosotras nos doblegáramos y fuéramos a lloriquear. Lo que corresponde es mantenernos serenas y firmes para ayudar así a nuestros compañeros”.
El Siglo, 7 de enero de 1956.
Después de 80 días de prisión, salieron en libertad varios dirigentes detenidos, entre ellos, Ernesto Miranda Rivas y Armando Aguirre. Nuevamente Ida Osorio encabezaba la agrupación de familiares de presos, que llecvaba a cabo actos solidarios, colectas, mítines públicos y pedidos de entrevista con personalidades políticas a fin de ejercer la diplomacia requerida en estos casos. Solo después del 1º de mayo de 1956, tras 119 días tras las rejas, salieron libres Clotario Blest Riffo y Vargas Puebla, junto a otros 4 dirigentes de la misma central sindical (Manuel Collado, Baudillo Casanova, Julio Alegría e Isidoro Godoy Bravo, este último dirigente de los panificadores) (El Siglo, 4 de mayo de 1956).
Pero así como la agitación social no cesaba, tampoco lo hacía la represión. Siguió el proceso contra los dirigentes de la CUT (Blest Riffo, Vargas Puebla, Casanova, Ernesto Miranda y Armando Aguirre), y en octubre de ese año, fueron condenados a 3 años de relegación.
En marzo, nuevamente la policía secreta irrumpe los hogares de los dirigentes sindicales, llevándose a los ya nombrados y varios otros. En casa de la familia Vargas-Osorio la noche del 30 de marzo se desarrollaba una fiesta a beneficio del periódico El Siglo cuando irrumpen violentamente los agentes de Ibáñez. Vargas Puebla había saltado la reja y se había escabullido por los techos vecinos, pero finalmente fue arrestado. Después de unos días detenido, fue relegado, mientras en Santiago se desarrollaba una verdadera batalla del ejército contra los manifestantes en decidida protesta por las alzas y medidas del gobierno. Las jornadas dejarían, según versión oficial, 19 muertos y 327 heridos. Desde luego fueron muchas más (La Nación, Santiago, 5 de abril de 1957; Pedro Milos, 2007).
El 5 de abril nuevamente el esposo de Ida Osorio fue relegado junto a Clotario Blest y Baudillo Casanova. Lo mismo ocurre con decenas de otros dirigentes de norte a sur de Chile. Vargas Puebla fue el dirigente que debió soportar más larga relegación, hasta octubre de ese año 1957.
A su regreso, Vargas Puebla y su esposa Ida Osorio se plegaron a la campaña del FRAP que postulaba a Salvador Allende a la presidencia. El 20 de abril de 1958 en Peñaflor, la pareja asiste a una actividad de entrega de carnés de militancia, ocasión en la cual Ida pronuncia un discurso referente al papel de la mujer en la campaña presidencial, recitandondo al final un poema que saca grandes aplausos (Ljubetic, 2007, p. 158).
Habría que esperar, sin embargo, hasta 1970 para que Allende resultara electo. Para ese entonces ya Ida Osorio había dicho su último adiós. Murió en la mañana del domingo 22 de enero de 1967. Recién enterados de la triste noticia, centenares de personalidades del movimiento social llegaron hasta su hogar, ubicado entonces en calle Santa Genoveva 1177 de la ciuda de Santiago.
El Siglo, en su edición del 24 de enero de 1967 y bajo el título de “Emocionantes funerales de Ida Osorio”, señalaba que, “bajo el ardiente sol de las 16.30 hrs, y ante los rostros entristecidos de viejos y nuevos cuadros del PC y del movimiento popular, fueron sepultados ayer los restos de Ida Osorio de Vargas. Mientras centenares de amigos entonaban La Internacional, el ataúd —cubierto por la bandera del Partido Comunista de Quinta Normal— fue colocado provisoriamente en el mausoleo de la familia de Alejandro Vera, viejo amigo de Vargas Puebla, que luego fue cubierto de decenas de coronas, entre ellas una del Comité Central del PC y otra del PS” (El Siglo, 24 de enero de 1967).
En sus funerales, una larga procesión de automóviles y vehículos mayores le acompañaron hasta el Cementerio General. Representando a la CUT, señala Alfonso Jaque que su deceso “nos ha dejado el dolor de ver partir una noble compañera”. En tanto que Samuel Riquelme Cruz (Carampangue, Provincia de Arauco, 1923-Santiago 2019) señaló a nombre del Comité Central del PC que Ida era “un símbolo de nuestro partido”. Julieta Campusano Chávez (Coquimbo, 31 de mayo de 1918 – Santiago, 11 de junio de 1991), senadora comunista por la Segunda Agrupación Provincial Atacama y Coquimbo entre 1965 y 1973, y a nombre de la Comisión Nacional Femenina del Partido, hizo ver que si la lucha había sido dura para los hombres, “lo ha sido mucho más para las mujeres”. Agregó que “la enseñanza de Recabarren marcó a Ida Osorio con un tinte indeleble. Era el despertar de la aurora. A su conciencia llegó la comprensión luminosa de que no había fatalidad en la vida: que la realidad brutal y lacerante de la vida de los trabajadores podía y debía ser cambiada. Se mantuvo siempre ligada a su clase, siendo su participación en los organismos de masas simplemente modelo. Incluso enferma no se restó al trabajo partidario y se preparaba para aportar todo su esfuerzo a la campaña de regidores” (El Siglo, 24 de enero de 1967).
Al fragor de los himnos obreros y cubierto su ataúd con una bandera del Partido, sus restos fueron depositados provisoriamente en el mausoleo de la familia de Alejandro Vera, amigo de la familia. En septiembre del mismo año, fue traslada a una bóveda aparte.
El día 23 de enero había escrito su homenaje Ligeia Balladares en El Siglo, destacando sus virtudes y legado:
“Conversamos con ella varias veces en su hogar modesto. Estaba ya enferma, pero los años y las vicisitudes a las que la llevó su inclaudicable posición revolucionaria no habían mellado su espíritu. Tenía en señorío, la cordialidad y la picardía de la auténtica mujer de nuestro pueblo. Nortina, su trabajo en la pampa, primero junto a Recabarren y luego junto al que fue compañero de toda la vida Juan Vargas Puebla, templó su dulzura de mujer de mil penurias, luchando al lado de los trabajadores.
La última vez que estuvimos con ella fue con ocasión de conmemorarse los 90 años del nacimiento de Recabarren (año 1966). Los trabajadores de Santiago colmaron el [Teatro] Caupolicán para honrar la memoria del padre del movimiento obrero”.
En estas ocasiones, Ida habría señalado a sus compañeras y compañeros, sus inicios junto a Recabarren y cómo éstos la marcaron para toda la vida. Su experiencia de lucha, su absoluta entrega a la causa de los trabajadores y desde luego su constancia a lo largo de todos estos años. Así, fue esta fuerza transmitida y que arraigó en ella la que le dio valor para resistir cada golpe que daba la lucha social. “Cuando su compañero estaba relegado o encarcelado, Ida Osorio trabajó por sus hijos. Hizo pan, lavó ropa, cosió, bordó, muchas alboradas la sorprendieron inclinada sobre su trabajo. Sin dejar un solo instante de luchar, de participar en actividades partidarias” (El Siglo, 23 de enero de 1967).
Siempre según el testimonio de la periodista, sus dos hijos y sus 4 nietos la llenaron de orgullo y ternura. Su sentido de vida, bien pueden resumirse en estas palabras que nos dijo en esa entrevista: “ser honesta, ser responsable no sólo en las tareas del partido, sino hacia el hogar, al compañero, a los hijos. Estas son las lecciones que me dio la lucha y las palabras que escuché de labios de Recabarren cuando niña.”
Por último, destaca la modestia que siempre caracterizó a Ida Osorio, quien nunca aspiró a cargos preponderantes dentro de la dirigencia partidista. “Su gran alegría era trabajar para el partido, y a ello se daba”. En la entrevista citada, Ida lo habría sintetizado así: “Tuve el honor de conocer a Recabarren y trabajar con él. Me entregué a esta lucha en la que he recibido tantas satisfacciones que hasta los momentos más tristes han sido menos tristes. Una mujer comunista nunca puede sentirse sola en cualquier situación. He recibido tanto, he aprendido tanto que solo puedo decir a la vuelta de los años, gracias compañero Recabarren” (El Siglo, 23 de enero de 1967).
La experiencia de vida de Ida Osorio acompañó el largo proceso de formación de la clase obrera chilena iniciado a fines del siglo XIX con las primeras sociedades de resistencia y pasó por la constitución del POS en el año 1912 para concluir con la elección de Salvador Allende a la presidencia en año 1970. Ida participó activamente en todas estas etapas, desde los llamados “tiempos heroicos” del movimiento obrero hasta a aquellos signados por el control del Estado, con los cambios desde arriba, las grandes reformas y las concentraciones obreras.
Cómo citar esta entrada: Lagos Mieres, Manuel André (2021), “Osorio Márquez, Ida Vitalia”, en Diccionario biográfico de las izquierdas latinoamericanas. Disponible en https://diccionario.cedinci.org