LUNGARZO, José (seudónimos: Juan, Losada; apodo: El Flaco) (Pcia. de Buenos Aires, Argentina, 19/9/1923 – Avellaneda, Pcia. de Buenos Aires, Argentina, 28/1/2001).
Obrero metalúrgico de orientación trotskista posadista.
Nieto de un obrero hojalatero que inmigró de Italia logrando crear una empresa familiar de envases para la industria lechera. La crisis de 1930 afecta gravemente a la empresa, donde también trabaja su padre, lo que obliga a su familia a reinstalarse, a principios de la década de 1940, en la localidad bonaerense de Avellaneda.
Fallecido su padre, José Lungarzo ingresa como obrero metalúrgico en la fábrica Siam-Di Tella de Villa Castellino, barrio obrero de la localidad de Avellaneda. Previamente, había cursado sus estudios secundarios en la ciudad de La Plata, donde acompañaba las acciones del movimiento estudiantil socialista y antifascista.
Hacia 1942 se vincula al Sindicato Obrero de la Industria Metalúrgica (SOIM), entonces clandestino y hegemonizado por los comunistas. Es elegido delegado de su sección de la fábrica Siam-Di Tella. Es uno de los promotores de la huelga metalúrgica de 1942, que se extiende durante veinte días. En 1945, siendo “compañero de ruta” de los comunistas, resiste el ascenso del peronismo, pero sin embargo los obreros peronistas renuevan su mandato como delegado.
Con el ingreso a la fábrica Siam del militante trotskista Dante Minazzoli, toma distancia definitivamente del PC e ingresa al Grupo Cuarta Internacional (GCI), que lidera J. Posadas. Acompaña desde entonces la experiencia trotskista-posadista del GCI, luego transformado en Partido Obrero Revolucionario (POR), llegando a ser miembro de su comité central.
En las elecciones nacionales de febrero de 1958, Lungarzo aparece en las listas del Partido Obrero Revolucionarios como segundo candidato a diputado por la Provincia de Buenos Aires. Guillermo Almeyra lo recordaba medio siglo después como uno de los infaltables oradores en los actos que organizaba el POR posadista en diversas plazas o calles de barrios obreros.
“Recuerdo también la oratoria —muy buena, por otra parte— de ‘Juan’ Lungarzo. Habíamos quedado en que los discursos no debían durar más de quince o veinte minutos, para no cansar al público y para no dar tiempo a la llegada de la policía o a la organización de alguna provocación, y “Juan”, que tenía muy claro lo que quería decir pero no sabía sintetizar, había quedado conmigo, el orador “de fondo” que le sucedería en la tribuna, en que debía tirarle del saco cuando empezase a alargar su intervención o a repetirse. Pero invariablemente, llevado por la pasión, ignoraba sistemáticamente los discretos tirones hasta que había que ponerse delante y decirle brutalmente y bastante fuerte ‘¡cortá Juan, acabala!’”.
Expulsado de la fábrica Siam, en la década de 1960 cumple una serie de misiones políticas que le encomienda el Buró Latinoamericano de la Cuarta Internacional (BLA), controlado por la corriente posadista. En 1960, un año después de la revolución cubana, el BLA lo envió a apoyar el trabajo político del POR cubano, sección de ese país de la Cuarta Internacional. Un año antes Posadas había enviado a dos dirigentes uruguayos, Alberto Sendic (“Ortiz) y su compañera Olga Scarabino (“Miranda”), a tomar contacto con los viejos trotskistas cubanos que a lo largo de la década de 1940 y 1950 habían quedado desconectados de la Cuarta Internacional. Sendic residió en La Habana por poco tiempo pero Miranda logró restablecer los contactos y el POR cubano se refundó el 6 de febrero de 1960. José Medina, de Guantánamo, fue su primer secretario, luego sucedido por Idalberto Ferrera Acosta. Fueron algunos de sus miembros: Pablo Díaz González (que se había integrado al Movimiento 26 de Julio), Ricardo Ferrera ►, Floridia Fraga, Andrés Alfonso y el ingeniero Roberto Acosta.
Lungarzo llegó a La Habana en 1960 para colaborar en la organización partidaria, en la edición de su periódico Voz Proletaria (La Habana, 1960-1962, sucedido luego por un Boletín del mismo nombre, 1962-1965) y en los preparativos de la edición cubana de La revolución traicionada de Trotsky.
Tras él, el BLA envió a La Habana a Ángel Fanjul (1960) y a Adolfo Gilly (julio de 1962). Según el estudio de Gary Tennant, “Los militantes del POR fueron calumniados, censurados, separados de sus lugares de trabajo y, finalmente, arrestados y enviados a prisión. Los arrestos arbitrarios de personas comenzaron el 18 de agosto de 1962, con la detención de Idalberto Ferrera Acosta y Juan León Ferrera Ramírez, cuando repartían un volante en el Congreso de las Cooperativas de caña de azúcar. Más tarde, ese mismo mes, la policía prohibió un mitin en Guantánamo para conmemorar el 22º aniversario del asesinato de León Trotsky. Esto fue rápidamente seguido por el arresto del Secretario General del POR, Idalberto Ferrera Acosta, y el de José Lungarzo, un enviado de la sección argentina de la Cuarta Internacional posadista. Aunque fueron liberados a las 48 horas, el acoso continuó, y antes de fin de año fueron nuevamente arrestados José Lungarzo y miembros de Guantánamo. En marzo de 1963, los trotskistas soportaron una nueva serie de arrestos, que fueron denunciados como una forma de terrorismo burocrático (…). Las suspensiones en sus trabajos y los arrestos y amenazas continuaron durante 1964, culminando a comienzos de 1965 con el procesamiento de un grupo de militantes del POR de Guantánamo, argumentando que el POR estaba orientado por el imperialismo yanqui y que publicaban falsificaciones y difamaciones en su prensa”.
Según el testimonio de Ángel Fanjul sobre la detención de Lungarzo: “En prisión mantuvo, como siempre, una conducta ejemplar. Aunque rodeado de contrarrevolucionarios, tuvo la audacia de definir que estaba preso por luchar por la defensa y profundización de la Revolución Cubana y no contra ella. Allí, concitó el respeto y apoyo de guajiros cubanos, presos por ajustes burocráticos o por calumnias estalinistas. Tales guajiros lo rodearon constituyendo un muro humano de defensa contra los gusanos contrarrevolucionarios que podían atentar contra su vida. A pedido de los guajiros, estableció un sistema de cursos para enseñarles matemáticas”.
En diciembre de 1963 Lungarzo recuperó la libertad y fue expulsado de Cuba. El BLA le encomendó entonces un trabajo político en el seno del POR boliviano. De regreso en la Argentina, se desvinculó del posadismo a fines de la década de 1960 y formó parte de los grupos que siguieron a la diáspora posadista.
En la década de 1980 y 1990 formó parte de un pequeño núcleo de militantes que provenían de la experiencia posadista, el Bloque de Militantes Socialistas (BMS), con sede en Avellaneda. Dicho grupo se vinculó a la Central de Trabajadores de la Argentina (CTA) cuando esta central sindical se constituyó en 1997 en ruptura con la CGT, constituyendo en Avellaneda la llamada “Mesa de enlace”.
Cómo citar esta entrada: Tarcus, Horacio (2024), “Lungarzo, José”, en Diccionario biográfico de las izquierdas latinoamericanas. Disponible en https://diccionario.cedinci.org.