LUKSIC, Luis (Potosí, Bolivia, 20/02/1911 – Caracas, Venezuela, 16/09/1988).
Poeta, pintor, ilustrador, titiritero, miembro del Partido de Izquierda Revolucionaria y del Partido Comunista de Bolivia, maestro.
Su madre, Antonia Luksic, era una migrante yugoslava que le dio a Luis su apellido. Como el mismo Luksic relata, su padre, llamado Isidoro Betancourt, no lo reconoció al nacer y lo conoció recién cuando este tenía 86 años. A principios de la década del cuarenta estuvo casado con la escritora potosina Paz Nery Nava, con quien tuvo un hijo, Carlos. Tuvo otros hijos posteriormente. Tuvo una extensa relación amorosa con la activista comunista venezolana Gladys Guevara, con quien llegó a Bolivia a inicios de los años cincuenta. Estudió medicina durante un tiempo en Santiago de Chile en la década de los veinte. Vuelve a Bolivia hacia 1933. En la década de los cuarenta escribió artículos literarios en la prensa paceña. Durante este periodo ilustró varios libros de poesía y literatura boliviana, práctica que mantendrá durante las siguientes décadas tanto en Bolivia como en Venezuela. En este periodo también se dedicó a ilustrar portadas de discos de vinilo para la casa discográfica boliviana llamada Sello Méndez.
En 1944 es acusado de ser parte de un complot comunista contra el gobierno nacionalista de Bolivia y es apresado en el cuartel Calama desde donde lo enviaron a la prisión de la isla de Coati, en el lago Titikaka. En 1948, sin embargo, es nombrado director de la Academia Nacional de Bellas Artes de La Paz, cargo que no ocupó durante mucho tiempo dado que por presiones políticas debe huir del país a fines de esa década. Su actividad política como miembro del Partido de Izquierda Revolucionaria y del Partido Comunista Boliviano será recordada por José Antonio Arze, uno de los referentes más importantes del marxismo del país. En el exilio, Luksic vivió en París y Londres. En París participó del II Congreso Mundial de La Paz organizado por Pablo Picasso. Hay certeza de que tuvo una exposición individual en París en 1949 y de que participó con una litografía (“Mujeres indias”) en la “Exposition Hispano-Américaine” organizada también por Picasso en 1951.
Hacia 1950 se instala en Venezuela. A lo largo de toda esa década Luksic realizó varias exposiciones de sus ilustraciones en ese país, fue nombrado director de la Escuela de Arte Armando Reverón de Barcelona (Estado Anzoátegui) y fue profesor de escenografía de la Escuela de Teatro del Estado Carabobo. Durante la dictadura de Marco Pérez Jiménez en Venezuela, Luksic viaja a Bolivia donde también se encontraba su amigo y compañero de militancia venezolano Aquiles Nazoa. En los sesenta aparece en la televisión venezolana en “La imaginación es una loca que anda por los tejados”, programa conducido por Nazoa. En 1967 participa del que probablemente sea el experimento artístico venezolano más ambicioso de la época, “Imagen de Caracas”. Un espectáculo audiovisual-multimedia financiado por el Estado venezolano y dirigido por el artista plástico Jacobo Borges. Para “Imagen de Caracas” se creó una edificación de acero y aluminio llamada “Dispositivo-Ciudad” en cuyo interior el espectador podía “desplazarse a través de andamios sostenidos por tubos a ocho metros de altura o caminar a nivel del suelo mientras a su alrededor interactuaban actores, cámaras de video, motocicletas, policías a caballo, bandas musicales, números de circo, intervenciones sonoras y lecturas de los escritores Adriano González León y Salvador Garmendia, con la intención de reproducir el efecto de la calle, de la ciudad y su agitación”. Los artistas involucrados en la experiencia escribieron el manifiesto Hacia un nuevo espacio firmado, entre varios otros artistas, por Luksic. En 1970 protagoniza el largometraje Juego al general del cineasta venezolano Jesús Enrique Guédez y, en 1982, Óscar Lucien realiza un documental sobre él llamado Retrato del poeta desnudo.
En Luksic la literatura no puede ser pensada sin su vínculo con otras experiencias sensoriales. En ese sentido su labor como titiritero, ilustrador, muralista o cuentacuentos debe entenderse bajo la luz de su temprana militancia vanguardista y su interés en la literatura como una experiencia que trasciende el libro impreso. Hay muchas líneas que recorren la obra de Luksic, desde sus inicios vanguardistas hasta sus últimos escritos. La búsqueda de una belleza popular que no sea condescendiente con lo que él llamaba “pueblo” fue el hilo conductor de todo su trabajo. También hubo en él un interés particular en la dimensión vivencial y psicológica del ego. Sus poemas tienden a centrarse en su propio ego, que a menudo se presenta como contradictorio, aunque precisamente establece una crítica a los modelos duales que lo considerarían contradictorio. Una línea que se deriva de la anterior es la que se instituye como un elogio de lo natural, entendido no como antónimo de lo artificial, sino como sinónimo de lo contradictorio, de lo orgánico. De ahí su culto a la naturalidad del cuerpo y los placeres corporales. De ahí también se deriva la influencia que jugó el materialismo dialéctico en su visión de la realidad y el arte.
Entre los muchísimos artistas y escritores con los que Luksic tuvo alguna relación se puede incluir a Pablo Picasso, Pablo de Rokha, Aquiles Nazoa, Jacobo Borges, Manuel Fuentes Lira, y, entre los bolivianos, a Néstor Taboada Terán, Antonio Arze, Gil Imaná, Lorgio Vaca, Fausto Aoiz y Zoilo Linares. También es importante señalar la escuela que dejó entre generaciones más jóvenes, es el caso de la poeta boliviana-venezolana Rita Valdivia, alumna suya, quien murió durante la guerrilla guevarista en Bolivia y la poeta paceña Margot Silva Sanginés, militante comunista activa hasta la década del setenta. En 1926 Pablo de Rokha se refería a Luksic como “el singular escritor boliviano-santiaguino, de una gran alcurnia poética” y Aquiles Nazoa dijo de su obra:
“La cólera de los ardorosos vengadores del pueblo y las maneras más trémulas y humildes de ejercer el amor; la finesa de un niño y la fuerza de un gigante, se convulsionan en todo lo que hace Luis Luksic, lo mismo en sus grandes poemas murales que en las efusiones deslumbradoras de su pintura. Pocas veces se da, como en su arte, esa conjunción de gozo visual que nos sugieren en sus cuadros realizaciones de vitralista (más que pintor) y voluntad de expresar el mundo en términos de la más comprensiva claridad realista”.
Néstor Taboada Terán recordaba de él:
“Todas las noches esperábamos a los directivos del PIR cantando: ‘Somos la joven guardia que va forjando el porvenir’ y La Internacional: ‘el día que el triunfo alcancemos ni esclavos ni hambrientos habrán, la tierra será el paraíso de toda la humanidad’, que nos había enseñado mucho tiempo atrás el poeta y pintor Luis Luksic”.
Obra
Bibliográfica
- Cantos de la ciudad y el mundo. Poemas 1932-1947, La Paz, Imprenta Amauta, 1948
- 4 poemas-8 dibujos, La Paz-Caracas, Talleres L.G., 1953
- El maravilloso mundo de los títeres, Caracas, Taller de Impresos del Ministerio de Trabajo, 1963
- Elogios a este paraíso terrenal en el que vivimos, Mérida, Municipalidad de Mérida, 1980
- Un día el hombre hará correr un ferrocarril sobre un rayo de luz, Caracas, Tinta, Papel y Vida, 1985
- Hamlet y El maravilloso mundo de los títeres, Caracas, Fundación para la Cultura y las Artes, 2008
Cómo citar esta entrada: Bello, Giovanni (2022), “Luksic, Luis”, en Diccionario biográfico de las izquierdas latinoamericanas. Disponible en https://diccionario.cedinci.org.