LAUZET, Luis (Salviac, Francia, 30/4/1886 – Buenos Aires, Argentina, 21/9/1956).
Tipógrafo y linotipista sindicalista revolucionario, secretario de la Federación Gráfica Bonaerense y de la Federación Gremial Argentina de Gráficos, miembro del Consejo Federal de la FORA del IX Congreso, editor de La Organización Obrera, delegado argentino ante la OIT.
Nació en el pequeño pueblo de Salviac, en la región de Mediodía-Pirineros, al sur de Francia. Hijo de los franceses Guillaume y de Françoise Lauzet, arribó con sus padres, su hermano mayor Fermin y su hermano menor Paul al puerto de Buenos Aires el 26 de diciembre de 1889 en el barco “Concordia”, cuando tenía apenas tres años. Sus padres, que buscaron huir de una crisis económica que entonces afectaba a la región, declararon en la oficina de migraciones ser agricultores.
Después de cursar los primeros años de la escuela primaria, se inició a la edad de 12 años como aprendiz de obrero minervista (en relación a la impresora llamada «minerva», una máquina tipográfica de pequeñas dimensiones, muy usual entre fines del siglo XIX y mediados del siglo XX). Poco después, siempre dentro de los oficios gráficos, aprendió la rama de la composición mecánica como tipógrafo y más tarde como linotipista.
Se integró a la Federación Argentina de Artes Gráficas (FAAG), militando al lado del viejo tipógrafo anarquista Luigi Magrassi. Lauzet está al frente de la Federación durante la huelga gráfica de 1904 por la cual el gremio conquistaba la jornada laboral de 8 horas. También tiene un lugar destacado en la nueva huelga gráfica de 1905 por aumentos salariales y otras mejoras laborales. Esta huelga coincidió con el levantamiento cívico-militar impulsado por la Unión Cívica Radical, al que siguió el establecimiento del estado de sitio y una fuerte represión desatada sobre el movimiento obrero. Dado que desde noviembre de 1902 regía la llamada Ley de Residencia, muchos militantes de origen migratorio fueron deportados. Lauzet fue detenido y embarcado con otros militantes en el buque “Santa Cruz” de la Armada Nacional rumbo a Montevideo.
En la capital uruguaya se encontró con su compañero de la Fedración Luis Coch y con los obreros gráficos Luis Bernard y Pedro González Porcel, animadores de la Unión Gráfica. Los lazos de solidaridad y fraternidad tejidos durante los meses de deportación favorecieron el diálogo entre los dos gremios gráficos, de modo que los dirigentes de una y otra parte acordaron trabajar por la unidad apenas las circunstancias lo permitieran.
En enero de 1906, apenas levantado el estado de sitio, retornaron los exiliados a Buenos Aires y sometieron la propuesta de unidad a sus respectivas organizaciones. Constituyeron entonces un Comité Mixto con el proyecto de anunciar junto a la unidad gremial un plan de reivindicaciones para recuperar el salario y la jornada de 8 horas. En septiembre de 1906 Lauzet fue uno de los protagonistas de la que se llamó la Gran huelga gráfica, que terminó 57 días después con la realización del primer convenio colectivo del gremio y la creación de una “Comisión mixta”, conformada por los obreros y la patronal, para controlar el cumplimiento del convenio. Los dos gremios gráficos finalmente se unifican en 1907 en lo que será la Federación Gráfica Bonaerense (FGB). Lauzet integra su primera Comisión Directiva y años después la secretaría general. Fue uno de los redactores del órgano de la Federación, El Obrero Gráfico (1907-1976).
Por esos años Lauzet había abrazado con entusiasmo la doctrina del sindicalismo revolucionario tomada sobre todo de sus fuentes francesas (George Sorel, Hubert Lagardelle), acompañando a la corriente sindicalista del Partido Socialista —Gabriela Laperrière de Coni, Bartolomé Bosio, Emilio Troise, Aquiles S. Lorenzo, Julio Árraga y otros— opuesta a la acción político-parlamentaria y partidaria de la huelga general revolucionaria propiciada desde sindicatos políticamente independientes. Esta corriente se escinde del Partido Socialista tras el VII Congreso partidario reunido en Junín entre el 12 y el 15 de abril de 1906. Habían lanzado primero el periódico La acción socialista (Buenos Aires, 1905-1910), luego La acción obrera. Diario sindicalista de la mañana (Buenos Aires, 1910-1915) y finalmente La Batalla Sindicalista (Buenos Aires, 1920-1923), en los que colabora Lauzet.
Entre el jueves 28 de marzo y el lunes 1º de abril de 1907 participa como delegado por la FGB del frustrado Congreso de Unidad entre la Unión General del Trabajo (UGT, sindicalistas y socialistas) y la Federación Obrera Regional Argentina (FORA anarquista) que tuvo lugar en el salón de la Sociedad «Verdi» del barrio porteño de La Boca, llevando como sus compañeros sindicalistas revolucionarios una posición “unionista”.
Formó parte — junto a los delegados Salvador Lotito (sindicalista) y Juan Bianchi (anarquista)— del Comité de Huelga que tuvo a su cargo la organización de la huelga general de mayo de 1909 que llevaron a cabo los socialistas de la UGT con los anarquistas y los sindicalistas de la FORA tras la represión policial desatada sobre los manifestantes el 1º de Mayo anterior. Le cupo al Comité que integró Lauzet redactar el manifiesto de levantamiento de la huelga (Jacinto Oddone, 1934, t. II, p. 71). El 13 de mayo, días después de concluida la huelga, aparece en las páginas de La Protesta un artículo del anarquista Manuel Magdaleno cuestionando el levantamiento. El artículo fue respondido el día 15 por Lauzet defendiendo la medida que por otra parte había sido previamente consensuada en asamblea (“Contestando inexactitudes”, en: La Protesta nº 1645, Buenos Aires, 15/5/1909, p. 1).
La represión y estado de sitio que le siguieron a la muerte del Jefe de Policía Ramón L. Falcón (14/11/1909) sirvió de pretexto al gobierno argentino presidido por José Figueroa Alcorta para llevar a cabo una persecución contra el movimiento obrero. Es así que siete años después de promulgarse la Ley de Residencia (noviembre de 1902) que autorizaba al poder ejecutivo a expulsar del territorio argentino a los extranjeros que perturbaran el “orden social”, el nombre de Lauzet aparece nuevamente en los listados de activistas a quienes el gobierno argentino buscaba aplicar la pena de deportación. Era señalado en el decreto del 24/11/1909 de “peligroso para el orden público” por “su conducta habitual” según nota elevada por la Jefatura de Policía de la Capital.
Según el testimonio de su compañero del gremio René Stordeur, en el contexto de la crisis económica y laboral propia de los años de la Primera Guerra Mudial, Lauzet migró a Santiago del Estero incursionando sin éxito en una empresa producción agrícola. Retornó al poco tiempo a la ciudad de Buenos Aires y al gremio gráfico. Durante su ausencia los sindicalistas habían hegemonizado la FORA a partir de su IX Congreso de abril de 1915. En diciembre de 1918 Lauzet participa como delegado por la FGB del X Congreso de la FORA realizado en Buenos Aires, siendo elegido miembro del Consejo Federal.
Fue el segundo candidato más votado (89 votos), después de otro dirigente sindicalista del gremio gráfico: Sebastián Marotta (linotipista, 100 votos). Los otros dirigentes electos fueron: Luis H. Culino (mecánico ferroviario), Bartolomé Senra Pacheco (tipógrafo), Mariano Tadich (marítimo), José F. Penelón (tipógrafo), Francisco Docal (postal), Eduado Pereyra (foguista marítimo), Esteban D. Semería (telegrafista ferroviario), Carlos Poggi (maquinista en calzado), J. Balestrini (ferroviario), Pedro Vengut (mozo de a bordo), Adán Ibáñez (ebanista), Manuel González Maseda (encuaderndador) y Juan Pallas (linotipista). Durante este período (1918-1921), Lauzet fue editor responsable de La Organización Obrera, el órgano de la FORA.
Lauzet tendrá una acción destacada durante los sucesos de la llamada Semana trágica. En el contexto de la represión desatada en enero de 1919 sobre los trabajadores en huelga de la fábrica metalúrgica Vasena, una delegación de la FORA-IX concurrió al despacho del Ministro del Interior Elpidio González solicitándole la disolución de la bandas parapoliciales, recibiendo una respuesta afirmativa. Asimismo, los integrantes del Consejo Federal (Sebastián Marotta, Manuel González Maseda, Luis Lauzet y Juan Cuomo), en compañía de miembros de las federaciones de ferroviarios (Francisco Rosanova y Vicente Todaro) y de construcciones navales (Francisco J. García), conversaron con el Jefe de Policía Dellepiane. Luego, los dirigentes de la FORA-IX, juntamente con representantes de la Federación de ferroviarios y los marítimos mantuvieron el día 15 de enero una audiencia con el presidente radical Hipólito Yrigoyen, a quien hicieron “una exposición sobre los procedimientos abusivos puestos en práctica en los últimos días, y especialmente con los obreros de nacionalidad rusa”, solicitando la libertad de los detenidos (La Nación, 14/1/1919; 15/1/1919; 16/1/1919; Marotta, 1960, t. II, p. 246).
Junto al ferroviario Francisco Rosanova, Lauzet estuvo entre los principales defensores de la participación del movimiento obrero en la OIT, exigiendo la vigencia y aplicación de los convenios votados en la Conferencia de Washington de 1919 ante el debate local de la legislación ferroviaria. Acompañando la reivindicación de la OIT, estos militantes defendían la adhesión a la Federación Sindical Internacional (FSI). Lauzet fue propuesto al Departamento Nacional de Trabajo como delegado a la VII Conferencia Internacional del Trabajo a realizarse en Ginebra en 1925 no por su propio gremio sino por la Federación Obrera Molinera. El Partido Socialista denunció a través de su órgano La Vanguardia que Lauzet no pertenecía a los molineros e invalidó la propuesta. Pero el gobierno radical, que presidía Marcelo T. de Alvear, confirmó de todos modos la participación de Lauzet, que partió a Ginebra en junio de ese año como “asesor técnico” de los delegados argentinos. Para peor, el gobierno argentino escogió como delegados a ciertos miembros de la Asociación Católica de Trabajadores, una entidad que tenía escasa o nula representación en el movimiento obrero. El diputado socialista Joaquín Coca impugnó en el Congreso el procedimiento de elección de los delegados por parte del gobierno. La acusación de viajar como “asesor de Marcelo T. de Alvear” le costó a Lauzet su lugar en la FGB.
En 1926 publicó el libro Una creación obrera (El Organismo Internacional del Trabajo). Su obra y su porvenir, una enfática defensa de la función que debía cumplir la OIT en el reconocimiento universal de los derechos conquistados por el movimiento obrero contemporáneo.
A su regreso de Ginebra trabajó como linotipista en el diario La Acción. Tiempo después llegó a ser nombrado “director delegado” de una importante empresa gráfica, la Compañía Impresora Argentina ubicada en la calle Alsina 2049. Finalmente fue designado corresponsal en la Argentina ante la OIT, cargo que desempeñó durante 15 años, de 1940 a 1954, en una oficina situada en la avenida Roque Sáenz Peña 615, 9º piso , Ciudad de Buenos Aires. En calidad de tal asistió en 1941 a la Conferencia Extraordinaria Especial realizada en la ciudad de Nueva York, viajando en el buque “Brasil” junto a Francisco Pérez Leirós y al secretario general de la CGT José Domenech. También participó de la Primera Conferencia Interamericana de Seguridad Social que tuvo lugar en Santiago de Chile, a mediados de 1942. Fue uno de los promotores de la Tercera Conferencia Regional Latinoamericana de la OIT realizada en México en 19467, y de la Cuarta Conferencia de Montevideo en 1949.
Tradujo del francés el volumen La primera y segunda Constitución soviética (1926), precedido de una “Breve noticia” y el folleto “El Petróleo” (1934) de Francis Delaisi. En 1932 publicó una nueva obra: Las reformas del estatuto monetario en Francia.
Torcuato S. Di Tella puso a Lauzet como un ejemplo de aquellos trabajadores que oscilaron “entre la condición obrera y la clase media, característica bastante común en un gremio altamente calificado, en el que las orientaciones ideológicas no eran incompatibles con intentos de tener un mejor nivel de vida para sí y su familia” (Di Tella, 2003, p. 154). Sin embargo, Lauzet vivió sus últimos años en la pobreza. Casado con Ana Coch, en agosto del año 1960, cuando Lauzet había fallecido (a los 71 años), el Congreso Nacional le otorgó a la viuda una pensión.
Cuando Lauzet murió, sus compañeros de la FGB le le rindieron un sentido homenaje en su órgano El Obrero Gráfico donde decían: “En el año 1924 se produce entre Lauzet y la dirección de esos momentos de la FGB una profunda discrepancia que lo obliga a retirarse de la organización que había contribuido a formar y por la cual luchó. Pero su retiro físico del sindicato no significa en modo alguno el abandono de sus viejos ideales”. Cuando en las décadas siguientes el gremio gráfico se expande a todo el territorio argentino, “Lauzet sigue con ojos de militante la gesta del gremio y percibe emocionado desde el mirador de su nueva gestión la grandeza moral del movimiento al que contribuyera con su acción y pensamiento en su período inicial”.
Obra
- “Prefacio” a: Bartolomé Bosio, El imperialismo capitalista y las guerras, Buenos Aires, 1917.
- Una creación obrera (El Organismo Internacional del Trabajo). Su obra y su porvenir, Buenos Aires, Editorial Jurídica, 1926.
- “Breve noticia” y traducción a: Partido Comunista de la Unión Soviética, La primera y segunda Constitución soviética, Buenos Aires, Editorial Jurídica, 1926.
- “Breve noticia” y traducción a: Los códigos soviéticos: Código de la familia y Código civil, Buenos Aires, Editorial Jurídica, 1926.
- Las reformas del estatuto monetario en Francia, Buenos Aires, Compañía Impresora Argentina, 1932.
- “Prefacio” y traducción a: Francis Delaisi, “El Petróleo”, La Plata, Fernández Hermanos, 1934.
Cómo citar esta entrada: Tarcus, Horacio (2024), “Lauzet, Luis”, en Diccionario biográfico de las izquierdas latinoamericanas. Disponible en https://diccionario.cedinci.org.