KANNER, Marcos (seudónimo: Sarambí) (Carlos Casares, Provincia de Buenos Aires, Argentina, 1899 – Oberá, Provincia de Misiones, Argentina, 1981).
Dirigente de los mensú (trabajadores de los yerbales) de orientación anarquista, luego comunista.
Es, después de Eusebio Mañasco , uno de los principales organizadores de los mensús, los obreros de los yerbatales de la Provincia de Misiones, del Paraguay y del Brasil, cuya opresión había sido denunciada por Rafael Barret en la prensa y por Juan B. Justo y Alfredo Palacios en la Cámara de Diputados.
Hijo de Perla y de Jacobo Kanner, una familia judía que migra a la Argentina a fines del siglo XIX a una colonia de la Provincia de Entre Ríos. Al poco tiempo se trasladan a la ciudad bonaerense de Carlos Casares, donde nace Marcos. Cuando muere su madre, la familia se traslada a Concepción del Uruguay, Provincia de Entre Ríos, donde su padre instala la librería comercial “Juan Bautista Alberdi”, a pocas cuadras del Colegio Nacional, donde Marcos realiza sus primeros estudios.
Por disidencias con la nueva familia que forma su padre, se emplea desde muy joven como obrero en el Frigorífico Santa Cándida. Fue echado al poco tiempo por participar en las demandas por la jornada de trabajo de 8 horas. Se traslada entonces a Rosario, donde se vincula al movimiento anarcosindicalista de la FORA del IXº Congreso (sindicalista), que conocía un desarrollo significativo en la capital de la Provincia de Santa Fe. Allí participa hacia 1916 de las tertulias de los anarquistas en el Café «Vieja Bastilla». Estrecha vínculos, entre otros, con el viejo excomunero Arturo Dupont, que lo inicia en el oficio de ebanista y le proporciona una serie de lecturas, como las obras de Piótr Kropotkin, Alberto Ghiraldo y Alejo Peyret, así como del periódico La Liberté, que había redactado en Buenos Aires el anarquista Pierre Quiroule. Recorre con Dupont los pueblos del sur de la Provincia de Santa Fe (Firmat, Casilda, etc.) donde el viejo anarquista había contribuido a fundar numerosos gremios.
Kanner se integra entonces a la Federación Obrera Marítima (FOM), adherida a la FORA del IX Congreso. En 1919 la filial rosarina de FOM envía a Kanner como delegado organizador a Misiones (que por entonces no era todavía provincia sino apenas “territorio nacional”). Una vez en la ciudad de Posadas entró en contacto con los gremios obreros existentes y contribuyó al desarrollo de la organización gremial en la región, incluso más allá de la Argentina. Es que la ciudad de Posadas está unida por el Río Paraná a la ciudad paraguaya de Encarnación. En ese espacio de tránsito conoce al paraguayo Tomás Jara, organizador de la Federación Obrera Regional del Paraguay (FORP), que lo conecta con Eusebio Mañasco, uno de los primeros organizadores de los mensús, los obreros de los yerbatales de la Provincia de Misiones, Paraguay y Brasil, que había encabezado las huelgas yerbateras de 1920 y 1921 en San Ignacio, Misiones. Mañasco es detenido en junio de 1921, de modo que Kanner toma de algún modo su relevo, trabajando en la creación de la Federación Obrera Local de San Ignacio (Misiones), que adherirá a la FORA-IX, estableciéndose en la ciudad de Posadas, desde donde se desplazaba periódicamente a ciudades misioneras como San Ignacio y Oberá, a Encarnación (Paraguay) y a Foz de Iguazú (Brasil).
En los años siguientes su actividad como delegado de la FORA-IX y luego de la Unión Sindical Argentina (USA) extiende su actividad organizadora por varias ciudades de la Provincia de Entre Ríos y de la Provincia de Santa Fe, especialmente Rosario y Beravebú. Aquí contribuyó a crear el Sindicato de Obreros Rurales Cosecheros del Maíz. Florindo Moretti recordaba la llegada de los oradores anarquistas a Casilda y otras localidades santafesinas: “A la zona llegaba Anderson Pacheco, el gran orador anarquista, artista de la tribuna, con su melena lacia. Y también apareció Marcos Kanner, un revolucionario anarquista, joven con quien nos respetábamos mutuamente. Llegaban para participar en los grandes mitines. Anderson Pacheco era un lírico, Marcos Kanner, en cambio, un ardoroso que regresaba de haberse embarcado con la Federación Obrera Marítima y de organizar al ́mensú, a los esclavos de los yerbatales misioneros y que traía su experiencia viva a las tribunas” (Lozza, 1985, p. 199). Moretti recordaba también que cuando daba conferencias sobre la situación en los montes, Kanner impresionaba a su auditorio al lanzar el sapucay, el grito largo y agudo propio de la tradición guaraní que emitían los hacheros del litoral argentino cuando derribaban el quebracho (p. 222).
Kanner también llegó como delegado gremial a la empresa británica La Forestal, que explotaba los bosques de quebracho en el Chaco Santafesino y cuyo Sindicato de Obreros y Anexos (adherido a la FORA del IXº Congreso) había encabezado una serie de huelgas durante el trienio 1919-1921.
En enero de 1927 llegan a Posadas dos delegados obreros: Antonio Morán de la Federación Obrera Marítima (FOM) y Kanner por la USA con el objetivo de reorganizar la Sociedad de Obreros Unidos de Posadas (ahora se denominará Federación de Obreros Unidos) y agitar la campaña por la libertad de Eusebio Mañasco así como las que se realizaban a favor de Nicola Sacco y Bartolomeo Vanzetti. Mañasco se encontraba en prisión desde 1921 cumpliendo una sentencia a cadena perpetua, condenado por la justicia como autor intelectual del asesinato del colono e inventor Allan Stevenson. Al igual que los dos anarquistas italianos detenidos en Estados Unidos, su causa era considerada una injusticia por los trabajadores. Varios de esos mitines se realizaron simultáneamente en Argentina y Paraguay coincidiendo con la conmemoración del 1° de Mayo. Kanner intervino activamente en los actos junto a sus camaradas paraguayos Tomás Jara y Cantalicio Aracuyú. Forzado por esta gran presión social, el 8 de julio de ese año el Presidente Alvear acabó por firmar el indulto a Mañasco. Por entonces Kanner colaboraba en el órgano de la USA, Bandera Proletaria (Buenos Aires, 1922-1930).
En el marco de esas luchas solidarias entre argentinos y paraguayos, el 20 de febrero de 1931 participó con un grupo de líderes anarquistas paraguayos de la toma de la ciudad paraguaya de Encarnación, Paraguay, un episodio que duró apenas 19 horas pero que pasó a la memoria anarquista como “el soviet de Encarnación” o “la primera comuna libertaria de América”. El alzamiento estuvo liderado por un grupo de unos 80 revolucionarios anarco-comunistas, entre los que se encontraban Marcos Kanner, Obdulio Barthe, Oscar Creydt, Ciriaco Duarte, Ramón Durán, Humberto Amábili, Aurelio Alcaraz, José Domínguez, Juan Verdi, Tomás Mayol, Ignacio Más, Juan Pablo Cuéllar, León Naboulet, Victorio Canavesse y Cantalicio Aracuyú. Inspirados en las ideas libertarias y en la experiencia de la Comuna de París de 1871, el proyecto era crear la primera república comunera de América. Luego de ocupar el cuartel de la Subprefectura del Puerto, la Aduana y la estación del ferrocarril, el grupo revolucionario procedió a desconocer “toda autoridad del gobierno capitalista actual”. La acción llevada a cabo el 20 de febrero formaba parte de un plan de acciones conjuntas para provocar levantamientos en todo el país, haciéndose del control de las principales ciudades (Asunción, Concepción y Villarrica). Sin embargo, la insurrección fracasó por falta de coordinación y problemas de comunicación. Solo tuvo éxito en Encarnación, cuya toma duró tan sólo 19 horas. El gobierno paraguayo envió tropas del ejército para sofocar el movimiento y los principales cabecillas (Kanner entre ellos) debieron huir en el vapor “Bell” y en la chata “Esperanza”, que remontaron el Alto Paraná rumbo a Foz de Iguazú, Brasil.
Regresa a la Argentina a través del Uruguay. En 1932 lo detienen en Posadas y es enviado al pabellón anarquista de la Cárcel de Encausados del barrio porteño de Villa Devoto. Trabaja en prisión como ayudante de cocina. Allí participa del Congreso anarquista realizado en la cárcel, donde defiende posiciones del Partido Comunista, al que finalmente se afilia mientras se encuentra detenido. Compartió la prisión con otros dirigentes comunistas como José Peter, Rodolfo Ghioldi y Rodolfo Aráoz Alfaro. Arturo Frondizi fue entonces su abogado defensor.
En 1932 es uno de los redactores, junto con Mario O. Herrera y Francisco Cusolito, del periódico Tribuna Proletaria, clausurado en 1933 por la publicación de un manifiesto en que se denunciaban las detenciones y las deportaciones del territorio misionero. El periódico continúa saliendo en forma clandestina, denunciando las detenciones ilegales de militantes paraguayos que son entregados por las noches al gobierno de su país en la ciudad de Encarnación.
Participa del Congreso Antiguerrero Latinoamericano que tuvo lugar en Montevideo el 11 de marzo de 1933. El Congreso, hegemonizado por los comunistas, contó con la asistencia de representantes de los Comités argentino y uruguayo Contra la Guerra, de la Confederación Sindical Latinoamericana, de grupos estudiantiles y culturales. Kanner fue nuevamente detenido al regresar a la Argentina.
A mediados de la década de 1930 está instalado en Posadas, pero impulsa también en San Ignacio las actividades de la Alianza Obrero Campesina. Cultiva una estrecha amistad con el artista plástico Carlos Giambiaggi y visita al escritor Horacio Quiroga, ambos vecinos de San Ignacio. Pero mientras Giambiaggi acompaña a Kanner en su tránsito del anarquismo al comunismo, Quiroga lo reprueba. En carta a Martínez Estrada, Quiroga expresa su disgusto: “Por aquí anda un mozo comunista, recomendado por [Álvaro] Yunque; excelente muchacho, agitador de mensús, ciego y sordo a dar lástima. Lo que le he oído sobre Rusia, etc., y la disciplina del partido, etc., me han ensombrecido el ánimo” (26/9/1935, en Tarcus, 2009, p. 159). Poco tiempo después vuelve sobre el tema en carta a Samuel Glusberg: “Por aquí he tenido contacto con un compañero comunista, dirigente del litoral, excelente muchacho que se avergüenza de su pasado anárquico… ¿Ha tratado Ud. de cerca a un comunista oficial y fanático? Yo no deseo hacerlo más”. Y añade que se le “ha ocurrido un apólogo de gran eficacia, que no escribo por cariño a la izquierda, donde siempre me encuentro, pese a mi amigo de Posadas” (Tarcus, 2009, p. 201). Es evidente que en este primer encuentro estalló una discusión política, que Kanner no fue capaz de escuchar las críticas de Quiroga al régimen soviético y que descalificó su condición de hombre de izquierdas. Sin embargo, la relación continuó. Pocos meses después Kanner se encontraba justamente en la casa de Quiroga en San Ignacio cuando era detenido tras la “masacre de Oberá”, una matanza de trabajadores y colonos rurales del tabaco, mayoritariamente ucranianos, rusos y polacos, que marchaban hacia la ciudad de Oberá reclamando mejores precios para sus productos, llevada a cabo por la policía comandada por el comisario Leandro Berón, el 15 de marzo de 1936. Sin embargo, no se ha encontrado evidencia de la participación directa de Kanner ni del comunismo misionero en la marcha de los tabacaleros.
Mientras vivió en Posadas, Kanner estuvo al frente del Centro Cultural Alberdi. Desde 1940 está radicado en Oberá, Misiones, impulsando la creación del Sindicato Obreros de la Industria Yerbatera, adherido a la Federación Obrera de la Alimentación. Había instalado una librería y distribuidora de revistas que bautizó con el mismo nombre que la de su padre: “Juan Bautista Alberdi”.
A comienzos de la década de 1940 recibe la visita del periodista y escritor comunista Alfredo Varela, a quien Kanner acompañó en su recorrido por los yerbales incitándolo a escribir una serie de artículos para el diario La Hora que luego se transformarían en su novela El río oscuro, que Hugo del Carril llevó al cine con el nombre de “Las aguas bajan turbias”.
En 1947 es nuevamente detenido y recluido en el penal de la isla Martín García. En 1948 está en la localidad misionera de Campo Viera para trabajar en la reorganización de los tabacaleros y reanimar a la Federación Argentina de Trabajadores Rurales y Estibadores (FATRE) y la Asociación de Productores y Elaboradores de Té Argentino (APETA).
Escribió artículos en Bandera Proletaria (Buenos Aires, 1922-1930), Tribuna Proletaria (Posadas, 1932-1933), Orientación (Buenos Aires, 1936-1949) y La Hora (Buenos Aires, 1945-1949). Es autor de un folleto sobre la explotación yerbatera y las condiciones de vida de los mensú: “Apuntes históricos sobre la yerba mate”.
En 1931 Álvaro Yunque le dedicó un poema en la revista anarquista Nevio titulado “Sarambí”, el con nombre con el que habían apodado a Kanner los mensú:
“Sarambí, gran compañero / del mensú de los yerbales. / Por libérrimos ideales/ te sabés jugar el cuero / con tu grito justiciero / en la tierra guaraní/ trabajás ¡añá membuí!/ cara a cara del mandón / porque sos todo un varón. / ¡Macanudo Sarambí!.
“Con apóstol y bandido / la selva amasó este macho/ que se parece al lapacho / por lo duro y florecido / amado y aborrecido/ soñador y militante/ ¡Atrás! le ladra el bergante / de la lata en la cintura / y el Pueblo todo bravura / el Pueblo canta ¡Adelante!”.
Álvaro Yunque, “Sarambí”, en: Nervio nº 14, Buenos Aires, 1931, p. 14.
El cantautor misionero Ramón Ayala le dedicó dos canciones: “Verde y Rojo” y “El jangadero”.
Tuvo dos hijos con su compañera Julia Zarza ►: Libertad y Marcos.
Una calle de la ciudad misionera de Oberá lleva su nombre.
Obra
- “Apuntes históricos sobre la yerba mate”, Buenos Aires, s/e, s/f, 15 p.
- Apuntes históricos sobre la yerba mate y Relatos misioneros por las rutas del Moconá, Misiones, Universidad de Misiones, 1999.
Cómo citar esta entrada: Tarcus, Horacio (2024), “Kanner, Marcos”, en Diccionario biográfico de las izquierdas latinoamericanas. Disponible en https://diccionario.cedinci.org.