ILLICH, Iván (Viena, Austria, 4/09/1926 – Bremen, Alemania, 2/12/2002).
Teólogo de origen austríaco, crítico de la sociedad industrial y sus instituciones, desarrolló una amplia labor en Latinoamérica, primero en Puerto Rico y luego en México.
Iván Illich nació en Viena, Austria, el 4 de septiembre de 1926. Hijo de Ellen Regenstreif (1901-1965) y Piero Illich (1890-1942). Su padre, ingeniero civil, descendía de una familia noble católica, propietaria de grandes viñedos en la zona de Dalmacia; su madre, provenía de una familia judía convertida al cristianismo, dueña de amplias extensiones forestales que explotaban en Bosnia.
El matrimonio, que se había asentado en la ciudad de Split, no duró mucho, pronto se separaron Ellen y Piero. Ellen se trasladó a la casa de su padre en Viena, al lado de sus tres hijos: Iván y los gemelos Sascha y Micha. En la casa de los abuelos maternos, Iván y sus hermanos permanecieron de 1932 a 1942 (sobre esta, como sobre otras fechas, hay ciertas variaciones. Jean Robert y Braulio Hornedo afirman que fue en 1941 cuando Ellen huye a Italia; sin embargo, David Cayley fija la fecha en 1942 en uno de sus libros y en otro en 1943. En este caso se eligió el año propuesto por David Cayley.). Poco después de la separación, en 1942, Piero falleció y, ante el creciente ascenso del nazismo en Europa, Ellen se mudó a Florencia, Italia —aunque católica, tenía ascendencia judía— llevando consigo a sus tres hijos, ante los indicios persecutorios del nazismo.
En Italia, Iván Illich realizó estudios de teología y filosofía en la universidad Gregoriana y de Historia en la Universidad de Salzburgo. En 1945 se ordenó como sacerdote y al poco tiempo migró a Estados Unidos de América (EUA) con la finalidad de realizar estudios posdoctorales en la Universidad de Princeton (Cayley, 2019).
Así, en 1951 Iván Illich llegó a Nueva York con el propósito de estudiar las obras de Alberto Magno. Pero poco tiempo tuvo conocimiento del trabajo que algunas parroquias católicas en Manhattan realizaban con comunidades de migrantes puertorriqueñas. Casi inmediatamente pidió al entonces cardenal de Nueva York, Francis Spellman, que le ubicara en una de las parroquias a las que acudía esa población. De este modo, Illich tomó un lugar como “asistente” en la Iglesia de La Encarnación en Nueva York entre 1951 y 1956. A partir de la relevancia que adquirió su trabajo, fue nombrado Vice rector de la Universidad Católica en Puerto Rico en 1956 por lo que se trasladó la isla. La estancia de Illich en Puerto Rico le permitirá establecer una relación cada vez más cercana con la realidad latinoamericana atravesada por múltiples y particulares contradicciones, entre ellas las que refieren al papel de instituciones como la iglesia y la escuela. En relación con esta última, Illich advertirá que fue gracias a que en 1958 conoció a Everett Reimer que comenzará a reflexionar seriamente sobre los efectos de las instituciones escolares en el mundo y en particular en la región (nuevamente hay divergencia en los datos: de acuerdo con Iván Illich, él y Reimer se conocieron en 1968, así lo refiere en la introducción que preparó para “La Sociedad Desescolarizada” en su versión de 1978, publicada en las Obras Reunidas; por su parte, Everett Reimer asienta en “Proposición para un seminario de planificación dirigido…” que él e Iván se encontraron en Puerto Rico en 1956, en Cidoc Informa, Cuaderno 44, Vol. 8, enero-junio de 1969, Cuernavaca, México, p. 129/7).
Illich permaneció en la Ciudad de Ponce entre 1956 y 1960, trabajando en la Universidad Católica. Tras una serie de diferencias políticas con el clero y la clase política de Puerto Rico, Iván saldrá de la isla para emprender un recorrido por diferentes países de América Latina, comenzando por Chile y pasando por Venezuela y Brasil hasta llegar a Colombia. En su recorrido por algunos países de América Latina, será fundamental su estancia en Brasil, donde entrará en contacto con Hélder Cámara y tendrá los primeros acercamientos al trabajo de Paulo Freire.
Finalmente, en 1960 regresa a Estados Unidos con la intención de fundar un centro de formación intercultural. El propósito de abrir un espacio así tenía como antecedente la apertura del Instituto de Comunicación Intercultural (ICIC) que Illich había impulsado en 1959 en la Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico en la ciudad de Ponce. Año del triunfó la Revolución cubana y de la National Catholic Welfare Conference (NCWC) en Estados Unidos. De acuerdo con el reporte anual de la ICIC en 1959, lo que ocurría en Cuba de manera particular y en América Latina en general, constituía una de las preocupaciones centrales de los integrantes de la Conferencia (National Catholic Welfare, 1959). De hecho, al año siguiente, como parte de las actividades que había pactado el clero estadounidense en dicha conferencia, son creados los “Papal Volunteers for Apostolic Colaboration in Latin America” (PAVLA), cuerpo de misioneros tenía como propósito arribar a ciertos países de América Latina (Honduras, Perú, Paraguay, Costa Rica, Brasil, Guatemala) para realizar tareas sociales (construcción de cocinas, reparaciones en viviendas, actividades de salud) y de reforzamiento de la fe católica. Más allá de las declaradas intenciones de los PAVLA, su creación coincidió con los esfuerzos de John Kennedy vinculados a la Alianza para el Progreso, bajo cuyo impulso surgieron los “Peace Corps”. Ambos cuerpos de misioneros y laicos fueron creados con la finalidad de ir a América Latina para realizar tareas que favorecieran el “desarrollo” y el “progreso” de los países “atrasados”. En el contexto del reciente triunfo de la Revolución cubana y de la emergencia de otros movimientos de liberación en la región, estos cuerpos estaban encaminados a apoyar procesos contra revolucionarios desde la vía ideológica-religiosa.
En este escenario, Iván Illich que justo venía de América Latina, se propuso centrar su trabajo en la creación y coordinación de centros de formación intercultural que hicieran un contrapeso a la influencia negativa que tanto los PAVLA como los “Peace Corps” podían tener en la región. Aprovechando su adscripción a la diócesis de Nueva York en estos años, Illich trabajó en la conformación de dos centros en América Latina: uno en México y otro Brasil, que mantenían oficinas administrativas dependientes de la Universidad de Fordham en EUA. Así fue como nació el Center of intercultural Formation (CIF) con el apoyo del cardenal Spellman y con oficina en esta universidad. A partir del CIF, Iván Illich, en equipo con otras y otros colaboradores, abrirá dos centros de formación e investigación: el Centro de Formação Intercultural (CENFI) en la ciudad Anápolis (que en 1962 se trasladó a Petrópolis), Brasil; y el Centro de Investigaciones Culturales (CIC) en la ciudad de Cuernavaca, México. Este último se constituyó como Asociación Civil mexicana y cambió su nombre a Centro Intercultural de Documentación (CIDOC) a partir de 1966.
El CENFI abrió sus puertas en 1960 (de acuerdo con los datos de http://www.ccm.org.br/origem-e-historia/, aunque en otros trabajos se refiere a que abrió sus puertas en 1961) impulsado por Iván Illich y Frei Joao Batista Vogel. Fue fundamental el apoyo de Hélder Camara, quien desde 1952 fuera fundador y secretario general de Conferência Nacional dos Bispos do Brasil (CNBB). Cámara compartiría con Illich un posicionamiento crítico frente a las acciones de la Iglesia Católica Estadounidense que enviaba misioneros para “aculturizar” a los pueblos de América Latina. En contraste, Hélder Camara había impulsado espacios de diálogo entre obispos, sacerdotes y misioneros de toda América y había colaborado en el fortalecimiento de organizaciones sindicales, pobladores sin techo, favelados, entre otros. El CENFI, tuvo como propósito formar a misioneros y laicos en cultura y lengua brasileña.
Cuando en 1961 iniciaran los trabajos del CIC (antecedente del CIDOC) en Cuernavaca, esta ciudad tenía un intenso movimiento político, tanto obrero-sindical-campesino, como religioso. Por un lado, a la larga historia de luchas campesinas del estado de Morelos (entre las que destacan las lideradas por Emiliano Zapata), desde finales de la década de los años 50, se sumaba la efervescencia de movimientos campesinos y obreros como el movimiento de trabajadores textiles. Por otro, la diócesis de Cuernavaca tenía a Sergio Méndez Arceo por obispo desde 1952, conocido por su solidaridad con los movimientos obreros, campesinos y estudiantiles y por sus estrechos vínculos con la teología de la liberación. El Obispo de Cuernavaca coincidía con Iván Illich en la crítica profunda a las demandas de desarrollo impuestas por la lógica del capital y al papel de la jerarquía católica. Incluso Méndez Arceo había advertido que “El marxismo y el cristianismo caminan juntos en busca de la realización del hombre” (Hernández, 2020). Ésta y otras declaraciones, pero principalmente su praxis política, le ganaron a Don Sergio la aversión y el asedio de los grupos más conservadores del clero mexicano.
El trabajo y los posicionamientos de Sergio Méndez Arceo hicieron que muy pronto Iván Illich entrara en contacto con él para sondear las posibilidades de abrir del CIC en la ciudad de Cuernavaca. Como se ha dicho, en 1961 abre sus puertas el CIC en las instalaciones del antiguo Hotel de Chulavista, dependiendo administrativamente del CIF. En 1962, como parte de sus actividades, comenzaron a publicarse dos boletines “CIF Reports” y “CIDOC Informa”, con el propósito de informar sobre los grupos religiosos e ideológicos de América Latina (CIDOC Cuaderno no. 1, 1966). En sus inicios, el Centro Intercultural de Documentación coordinado por Valentina Borremans, será un proyecto de documentación dentro del mismo CIF, pero en 1966 el CIF desaparecerá y el CIDOC, convertido ahora en una Asociación Civil mexicana, con independencia de la Universidad de Fordham, articulará todas las actividades del centro. Ese mismo año, también cambiará sus instalaciones a la casa de Rancho Tetela, en la misma ciudad de Cuernavaca. En esta nueva etapa el directorio del CIDOC incluirá a Iván Illich como presidente; a Manuel Alcalá como representante de México frente a la UNESCO, a Michael Maccoby como psicólogo social que había trabajado también con Erich Fromm, a Guillermo Margadant (profesor de derecho romano), a Ramón Xirau (filósofo de la Universidad Nacional Autónoma de México) y a Valentina Borremans como directora (CIDOC Cuaderno no. 1, 1966).
El CIDOC será un espacio de formación, encuentro y producción intelectual fundamental en toda América Latina y el mundo. Humberto Beck se ha referido a él como la Escuela de Cuernavaca, considerándola como una Escuela de Pensamiento desde la que se desplegaron algunas de las críticas más radicales a la modernidad:
“A pesar de su carácter disperso, es posible hablar, en términos generales, de una suerte de “Escuela de Cuernavaca” creada alrededor del CIDOC, de manera análoga a la formación de la ‘Escuela de Frankfurt’ en torno del Instituto de Investigaciones Sociales alojado originalmente en esa ciudad alemana” (Beck, 2020).
Pero es posible que pensemos al CIDOC más bien como una comunidad dialógica que articuló a pensadoras y pensadores, docentes, profesionales en proceso de desprofesionalización, intelectuales diversos, dirigentes políticos, activistas. En fin, un crisol de gente que orientaba su praxis en aras de la transformación social, a partir de una aguda reflexión sobre los problemas sociales, políticos, económicos, filosóficos, educativos del mundo, con cierto énfasis en América Latina. Por sus pasillos, salones, jardines y biblioteca pasaron, en diferentes momentos personajes vinculados a la teología de la liberación: Sergio Méndez Arceo, Gustavo Gutiérrez y Hélder Cámara; también personas vinculadas a movimientos campesinos y revolucionarios: Camilo Torres y Francisco Julião; intelectuales: Erich Fromm, Susan Sontag, André Gorz; pensadores críticos de la educación: Paulo Freire, Paul Goodman, John Holt y Everett Reimer. Muchos de ellos y ellas ofrecieron seminarios o participaron de los seminarios. En sus últimos años (1973-1976) Silvia Marcos (antropóloga feminista mexicana) impartió seminarios pioneros sobre la cuestión de las mujeres en México y América Latina y Jean Robert, al lado de Jean Dupuy consolidaron sus investigaciones críticas sobre los transportes.
El CIDOC tuvo un departamento editorial (coordinado desde los tiempos del CIC por Valentina Borremans), desde el cual se editaban cuatro tipos de publicaciones: CIDOC Dossier Series, Sondeos Series, CIDOC Informa y CIDOC Reports. Las dos dos últimas fueron las primeras en aparecer: 1962, mientras que con la reestructuración del centro y su conformación en CIDOC aparecieron las tres restantes. En estas publicaciones se reprodujeron artículos y notas, pero también algunos trabajos que emergieron de los debates fruto de los seminarios realizados en el CIDOC y que se consideraban fundamentales para la comprensión de las sociedades latinoamericanas, los debates intelectuales y el pensamiento religioso.
Por ejemplo, se publicaron “Mosaico Político de Chile. Opiniones sobre el futuro de la de democracia en América Latina” por Salvador Allende y Eduardo Frei (CIDOC Informa, cuaderno n° 6, Vol. 1, 1964); el dossier Educação conscientizção. Extensionismo rural con textos centrados en el trabajo de Paulo Freire, escritos suyos o elaboraciones inspiradas en él por parte de Raúl Veloso, José Luis Fiori y Ernani María Fiori (CIDOC Cuaderno, n° 25, 1968). También se encuentran trabajos de Enrique Dussel, Orlando Fals Borda y Carlos Lenkersdorf (CIDOC Cuaderno, n° 8, 1966); de Francois Houtart, Víctor Flores Olea, Pablo González Casanova, y el “Manifiesto” del Comando Popular Armado Sindical Cristiano, reunidos en 1965 y publicados en 1968 (CIDOC Informa Cuaderno n° 7, Vol. 2, 1968); y trabajos de Gregorio Lemmercier, Sergio Méndez Arceo y Hélder Cámara (CIDOC Cuaderno, n° 10, 1968), entre muchos otros.
Su trabajo en el CIDOC fue central para que a Iván Illich se le conociera ampliamente en América Latina y en el resto del mundo. De esta etapa serán centrales los textos que elaboró y discutió en el marco de los seminarios del CIDOC. Entre ellos destacan la serie de artículos que finalmente se publicaron en español con el título Alternativas (1971 en inglés y 1974 en español); y sus análisis sobre los sistemas de escolarización reunidos en La Sociedad desescolarizada (1970). También de la época del CIDOC emanan las notas de 1972 que finalmente conformaron La convivencialidad y Energía y equidad, de 1973; así como Némesis Médica (1976), éste último escrito a partir de los trabajos y diálogos con Valentina Borremans, cofundadora del CIDOC.
El CIDOC tenía principalmente tres rutas de trabajo: la escuela de idiomas para misioneros extranjeros, el trabajo editorial y los seminarios en los que se abordaban temas vinculados a los problemas sociales y a las corrientes de pensamiento crítico de la época y en los que convergían intelectuales y diversas personalidades relacionadas con las luchas políticas. Entre los seminarios y encuentros de trabajo que destacan de la primera etapa del CIDOC podemos reconocer el Seminario Alternativas en Educación, propuesto originalmente por Everett Reimer (CIDOC Cuaderno, n° 44, 1969) y desarrollado entre 1968 y 1971. Así mismo se realizaron encuentros y seminarios en torno “La necesidad de un techo común” y las alternativas en el cuidado a la salud entre 1970 y 1973 (CIDOC Cuaderno, n° 82, 1973). A partir de estos trabajos surgió Némesis Médica libro escrito por Iván Illich en colaboración con Valentina Borremans (1976). En la última etapa del CIDOC también fueron relevantes los seminarios sobre feminismos coordinados por la antropóloga mexicana Sylvia Marcos a partir de 1973 y los encuentros y seminarios sobre “La Sociedad Convivencial” realizados entre 1973 y 1974 (CIDOC Cuaderno, n° 1024, 1973).
Al considerar el CIDOC como una usina de pensamiento crítico, es importante recordar que Iván Illich estaba oficialmente vinculado a la iglesia católica de Nueva York, tanto por ser sacerdote como por la formación que realizaba con los misioneros. Sus posicionamientos críticos ante la iglesia católica, la escuela y las instituciones en general, así como sus análisis radicales sobre el orden social llamaron la atención de las autoridades del Vaticano, quienes lo convocaron a Roma para rendir cuentas en 1968.
Hacia finales de 1967 los grupos conservadores del Episcopado mexicano habían incrementado sus inconformidades hacia los posicionamientos de Iván Illich. Personajes de los grupos más conservadores de la iglesia católica en México encontraban amenazantes los planteamientos críticos de Iván sobre la Iglesia y la educación, especialmente sobre la educación sexual. En este contexto un grupo de ellos envío una petición a la diócesis de Nueva York para que Illich regresara a Estados Unidos a realizar sus actividades a EUA. Aunque en un primer momento la petición no prosperó, en enero de 1968, Monseñor Maguire —al frente de la diócesis de Nueva York, tras la muerte de Spellman— solicitó a Iván que se presentara ante él. Illich manifestó su “decisión ineludible de permanecer en la posición académica” que ocupaba en Cuernavaca con lo cual el conflicto escaló, hasta que el 10 de junio de 1968 “el delegado apostólico comunicó a Illich la citación para que fuese a Roma a someterse al interrogatorio de la Congregación de la Doctrina de la Fe” (Suárez, 1970, pp. 164 y ss). Finalmente, Iván se presentó el 17 de junio en Roma. Allí le fue entregado un cuestionario en el que se le pedía información, no sólo sobre su trabajo en el CIDOC, sino sobre ciertas personalidades del mundo político, social y cultural, mayoritariamente de América Latina, que abiertamente tenían posicionamientos de izquierda (entre ellos Ernesto Guevara, Víctor Flores Olea, Luis Alberto Gómez de Sousa). Illich se negó a dar información al respecto. Regresó a México, deslindó al CIDOC de la iglesia católica y renunció a sus privilegios como parte de la Iglesia (aunque no así de sus votos). El Vaticano, por su parte, prohibió a todos los religiosos y religiosas asistir al CIDOC.
Con sus seminarios, sus publicaciones y sus espacios de encuentro, el CIDOC permaneció abierto hasta 1976. Tras el cierre del CIDOC su acervo bibliográfico fue trasladado a la biblioteca del Colegio de México, donde hoy se encuentra resguardado. A partir de 1976 seguir las huellas de Iván Illich en América Latina se vuelve más complicado, Barbara Duden incluso llama a esta etapa como una “tierra incógnita”. Aunque mantuvo su casa en la Ciudad de Cuernavaca, en México, en los años que siguieron Illich pasaba largas temporadas del año impartiendo cursos en otros países.
A partir de 1980 es más claro el desplazamiento reflexivo de Iván Illich, tanto en los tópicos que lo ocupan, como en las veredas metodológicas que explora. También será a inicios de esta década cuando le diagnostiquen un cáncer de parótida alojado en la glándula del lado derecho del rostro, que poco a poco irá deformando su mejilla. Consecuente con sus investigaciones y posicionamientos respecto a la institución médica, Iván Illich se negará a las operaciones y radiaciones propuestas en un primer momento, y elegirá en cambio mantener cuidados que le permitieran controlar el dolor cuando éste era excesivo.
Quizá porque Iván valoraba que era tiempo de volcarse hacia otros espacios para cocinar y compartir reflexiones, quizá porque la propia enfermedad le demandaba otra forma de realizar sus actividades intelectuales, a partir de los años 1980 observamos una especie de recogimiento en el trabajo intelectual, al tiempo que imparte cursos y seminarios principalmente en universidades de Alemania (en especial en la Universidad de Bremen) y Estados Unidos (especialmente en la Universidad de Pennsylvania).
Para Barbara Duden y para Jean Robert (estrechos amigos y colaboradores de Iván en esta etapa) con la presentación del Género Vernáculo (1982) se inaugura esta etapa; este trabajo generó fuertes debates e incluso acusaciones por ciertos grupos de feministas estadounidenses. En él Iván profundiza en ciertas líneas que ya venía explorando desde los seminarios que conformaron las reflexiones sobre la convivialidad: un método claramente genealógico para el rastreo del desmantelamiento de las formas de reciprocidad en las comunidades. Un año antes, en 1981 fue publicado en inglés otro trabajo indispensable de Illich: El trabajo fantasma (Shadow work, en su primera aparición en inglés). En este trabajo, el autor nos propone un análisis de los valores vernáculos frente a los valores industriales (o de cambio). Para la que escribe estas líneas, constituye uno de los trabajos más valiosos de la segunda etapa de su pensamiento y da la pauta para soltar la madeja que le permite tejer reflexiones posteriores. De acuerdo con Duden, el segundo periodo de la obra de Illich está centrado en dos rutas de investigación: la arqueología de las certezas modernas y la configuración de la topología mental. Estas líneas de indagación se alcanzan a leer tanto en los textos ya mencionados como en otro trabajo fundamental titulado H2O y las aguas del olvido. Reflexiones sobre la historicidad de la materia, aquello de lo que las cosas están hechas (su primer borrador fue pronunciado como conferencia en 1984).
A esto, habría que agregar el interés de Illich en la historia de las herramientas, lo que lo llevó hacia el estudio de la era medieval, en la búsqueda de las raíces de la conformación de la topología mental. Pero también será desde ahí que rastreará las huellas de la historia de la escritura y la lectura para comprender la manera en que “la estructura de la página se ha vuelto en grado alarmante, la forma de [nuestros] pensamientos, proyectos y memorias”, en las sociedades modernas (Robert, 2006, p. 27). Junto a sus estudios de lo que él llamara una “tecnogénesis de la página moderna” y, siguiendo los pasos de Hugo de San Víctor En el viñedo del texto (2002), Illich advierte que lo que se propone hacer es “… una etología histórica de los hábitos de lectura medievales junto a una fenomenología histórica de la lectura-como-símbolo en el siglo XII”.
La obra de Iván Illich es sumamente basta, dispersa en múltiples formatos, países de publicación, editoriales e idiomas. Recogerla en su totalidad, se antoja una empresa gigantesca (aunque necesaria), sin embargo, hay algunos trabajos —además de los ya referidos— que conviene mencionar. De los primeros textos de Iván Illich es fundamental recuperar aquellos que fueron reunidos en The Church, Change and Development (1970). Este libro reúne trabajos que Illich escribió como artículos, charlas, ensayos o conferencias entre 1956 y 1970; la mayoría de ellos fueron elaborados entre 1965 y 1969, es decir, en el marco de los trabajos y seminarios del CIDOC. Dos de estos textos, “The Seamy Side of Charity” y “The Vanishing Clergymanfueron”, fueron publicados en español en el libro Alternativas (1974). En estos trabajos Iván plantea una crítica a la iglesia, a las políticas de desarrollo y a la invasión lingüística y cultural, a partir del papel de la institución religiosa y los roles que adquirían en aquellos años los misioneros, especialmente en América Latina.
A los trabajos de esta primera etapa illichiana, habría que sumar The powerless Church and Other Selected Essays (1955-1985) (2018). En esta colección de ensayos, Iván delinea un posicionamiento teológico y religioso que es indispensable para conocer la primera etapa de su pensamiento. Recientemente, este libro fue publicado en español bajo la coordinación de Giorgio Agamben, con el título La iglesia sin poder (2021).
En un momento posterior, aparece un texto relevante, aunque no se trata ni de un artículo ni de una conferencia, sino de un debate con Paulo Freire. En 1974 Illich es convocado a un encuentro con Freire en Ginebra para reflexionar en torno a la educación, a partir de dos categorías: “concientización” de Freire y “desescolarización” de Illich. Ediciones Búsqueda de Argentina, publicó en 1975 la transcripción de ese debate en un libro que llevó por título Diálogo. Análisis crítico de la “desescolarización” y “concientización” en la coyuntura actual del sistema educativo. Se trata de una publicación interesante en la que se pueden observar los desplazamientos que cada pensador ha hecho de sus propios análisis, pero también las distancias y tensiones que existen entre los planteamientos de Illich y Freire.
De lo que podría considerarse como la segunda etapa del pensamiento illichiano, vale recuperar las conferencias y discursos reunidos bajo el título En el espejo del pasado y albergados en español en el volumen 2 de las Obras Reunidas (2008). En estos textos, Illich despliega una multiplicidad de reflexiones en torno al silencio, la comunidad, el hogar, la lengua, la historia, la memoria y la mentalidad alfabética, entre otros temas. Todos ellos configuran la constelación del pensamiento maduro de Illich. En consonancia con esas reflexiones, en 1988, Illich escribe, al lado de Barry Sanders, el libro ABC. The alphabetization of the Popular Mind. Este trabajo apareció en 2019 en español con el título ABC. La alfabetización de la mente popular, y da cuenta de las reflexiones en torno a la manera en que las transformaciones del texto y de las formas de la escritura en su materialidad y dimensión simbólica y social, han configurado la mentalidad de las sociedades modernas que hoy nuevamente, están en un momento de ruptura de época.
Finalmente, conviene recuperar La perte des sens (2004), libro en el que se recogen los ensayos y artículos sueltos escritos por Illich entre 1987 y 2002. En estos trabajos Illich profundiza y matiza muchas de sus reflexiones en torno a los servicios, la muerte, la enfermedad, pero también sobre los temas que lo ocuparon más hacia sus últimos años, como los sistemas y la historia de la percepción y la mirada.
Hacia el final de sus días, Iván trabajará en la reflexión sobre una suerte de “epílogo de la edad de los instrumentos” (Robert, 2022). En sus últimos textos, advertirá el agotamiento de la era de las herramientas y la emergencia de la edad de los sistemas. La lectura del Illich tardío (como lo llama Jean Robert), nos permite identificar la permanencia en el pensamiento y obra de Illich de una apuesta por comprender los orígenes y desestabilizar las certezas de la modernidad. Sus críticas al colonialismo, a las nociones de progreso y desarrollo, a las vejaciones que la modernidad industrial impuso a sangre sobre América Latina y otras latitudes de lo que hoy llamamos el Sur Global atraviesan, desde diferentes ángulos, todo el trabajo de Iván.
El 2 de diciembre de 2002, mientras se encontraba en su estancia en Bremen impartiendo sus habituales cursos anuales, Iván Illich murió en su habitación:
“La comunidad de esta localidad [Ocotepec, Morelos] celebró una misa para recordar a su vecino, el filósofo Iván Illich, quien murió este lunes en Alemania de cáncer en la parótida derecha, según su médico Máximo Celis. En la capilla de los Ramos, ubicada a la vuelta de la casa que habitó el filósofo por casi 30 años, se reunieron principalmente vecinos, así como representantes de organizaciones civiles y párrocos ligados a la teología de la liberación, en la cual participó activamente Iván Illich” (El Universal, 2002).
Es difícil catalogar a este pensador, profundamente transgresor, nacido en Austria y que murió en Alemania, pero no es difícil situarlo entre las izquierdas latinoamericanas recorriendo sus ideas, sus itinerarios, sus posicionamientos, diálogos y apuestas. Guardadas todas las divergencias, sus propias críticas y, quizá, la incomodidad que esto le traería, es fundamental y valiosísimo leer a Iván en clave latinoamericana en nuestros días.
Obra
- The Church, Change and Development, Chicago, Urban Trining Center, 1970.
- La Sociedad Desescolarizada, Barcelona, Barral, 1974.
- (con Paulo Freire), Diálogo. Análisis crítico de la “desescolarización” y “concientización” en la coyuntura actual del sistema educativo, Buenos Aires, Ediciones Búsqueda, 1975.
- (con Valentina Borremans), Némesis Médica, 1976.
- En el viñedo del texto. Etología de la lectura: un comentario al “Didascalicon” de Hugo de San Víctor, México DF., Fondo de Cultura Económica, 2002, p. 10.
- La perte des sens, Paris, Fayard, 2004.
- Obras Reunidas, Vol. I, México DF., Fondo de Cultura Económica, 2006.
- “Alternativas”, En Obras Reunidas, Vol. I, México DF., Fondo de Cultura Económica, 2006 (originalmente en 1971, inglés y 1974, español).
- “Energía y Equidad”, en: Obras Reunidas, Vol. I, México DF., Fondo de Cultura Económica, 2006.
- “La convivencialidad”, en: Obras Reunidas, Vol. I, México DF., Fondo de Cultura Económica, 2006.
- Iván Illich, “Némesis Médica”, En Obras Reunidas, Vol. I, México, DF., Fondo de Cultura Económica, 2006.
- “El Género Vernáculo”, En Obras Reunidas, Vol. II, México, DF., Fondo de Cultura Económica, 2008.
- “El trabajo fantasma”, En Obras Reunidas, Vol. II, México DF., Fondo de Cultura Económica, 2008.
- “En el espejo del pasado”, en Obras Reunidas, Vol. II, México DF., Fondo de Cultura Económica, 2008.
- “H2O y las aguas del olvido. Reflexiones sobre la historicidad de la materia, aquello de lo que las cosas están hechas”, en Obras Reunidas, Vol. II, México DF., Fondo de Cultura Económica, 2008.
- The powerless Church and Other Selected Essays (1955-1985), Penssylvania, The Pennsylvania Satate University Press, 2018.
- (con Barry Sanders), ABC. La alfabetización de la mente popular, Madrid, El pez volador, 2019.
- (bajo la coordinación de Giorgio Agamben), La iglesia sin poder, Madrid, Trotta, 2021.
Cómo citar esta entrada: Sánchez Pacheco, Rosa Margarita (2024), “Illich, Iván”, en Diccionario biográfico de las izquierdas latinoamericanas. Disponible en https://diccionario.cedinci.org.