GUZMÁN, Juana Julia (Apodo: “LA robatierra”) (Corozal, Sucre, 1892 – Montería, Córdoba, 1975, Colombia).
Lideresa popular campesina de orientación socialista; promotora de organización de mujeres, de campesinos y de obreros desde finales de la década del diez, siglo XX, hasta su muerte a los 83 años.
Juana Julia nació en una familia campesina pobre de ascendencia negra e indígena. No pudo asistir a la escuela, pues desde los 12 años trabajó como clasificadora de hojas de tabaco. Creció en Corozal (departamento de Sucre) en casa de su padrino Cristóbal Badel, pero debido a la quiebra del negocio de exportación de tabaco a Alemania en la primera guerra mundial que él tenía, y por el llamado de una tía, Juana Julia se trasladó en 1916 a Montería (capital del departamento de Córdoba, región del río Sinú) cuando tenía 24 años. Al llegar a Montería trabajó en diversos oficios: inició como sirvienta y luego fue cantinera y ventera en el barrio de Chuchurubi.
Fue en ese contexto que Juana Julia inició su militancia en el socialismo, pues entró en contacto con las prédicas socialistas-anarquistas del italiano Vicente Adamo (Nápoles 1876 – s.f.), quien había llegado a Córdoba un año antes: 1915. Adamo impartía sus arengas mientras trabajaba en el aseo del mercado y en el matadero público de Montería y estaba inspirado en ideas socialistas y anarquistas que conoció en su juventud, así como en el triunfo de los bolcheviques en Rusia. Esas prédicas encontraron un terreno fecundo en Montería porque ayudaban a la defensa de intereses populares (urbanos y rurales) que se le negaban a las personas, además se le violentaba aplicando la represiva constitución colombiana de 1886 que incluía militarización del territorio. Juana Julia Guzmán era interprete genuina de estas necesidades, generándose entre los dos líderes una prolífica relación política que dinamizó innumerables procesos organizativos políticos, gremiales y feministas en la región de Sinú, que logró proyección a la Costa Caribe y a buena parte del país; además, Adamo fue compañero afectivo de Juana Julia.
El 22 de abril de 1918, Juana Julia con Adamo crearon la “Sociedad de Artesanos y Obreros de Córdoba”. Inicialmente estuvo integrada por carpinteros, herreros, zapateros, talabarteros, vendedores del mercado, luego por trabajadoras manuales y más tarde ingresó el campesinado. Ese mismo año, los dos líderes iniciaron la constitución del que sería el “Baluarte Rojo de Lomagrande” con 165 familias (espacio de lucha y defensa de los derechos de colonos, campesinos y trabajadores de la tierra). Juana Julia fue segunda gerente del mismo hasta 1927. También se fueron constituyendo los que serían los Baluartes de Callejas (229 socios) y Canalete (226 socios), aunque su formalización como baluartes campesinos solo se logró entre 1925 y 1926.
Posteriormente, el 7 de febrero de 1919, Juana Julia Guzmán creó la “Sociedad de Obreras Redención de la Mujer”, inspirada en el modelo de la Sociedad de artesanos. Era parte de su compromiso activo con el cambio de la situación de las mujeres pobres como ella; el sello de la sociedad incluía una mujer planchando. Ella fue elegida como su primera (y única) presidenta a los 27 años. Las integrantes de esta organización fueron lavanderas, revendedoras, cocineras, fritangueras, bailadoras de fandango como la mítica fandanguera María Barilla; además de Josefa González, Pacha Ferias, Agustina Medrano, Antonia Espitia, Marcelina Agamez, Mercedes Vidal, Mella Lorana, entre otras que pudo establecer el investigador Orlando Fals Borda (143A).
Igualmente, en Montería se conformó un Comité socialista de naturaleza política por parte de Adamo, Juana Julia, Patricio Guzmán, Amaranto Mercado, Martín Garcés, Dámaso Orta. Los propósitos de todas estas organizaciones populares: Comité socialista, Sociedad de Artesanos y Obreros, Sociedad de obreras Redención de la Mujer, los tres Baluartes campesinos y las instituciones de servicio cívico (hospital, escuela y biblioteca) creadas por la Sociedad de obreras eran convergentes y estaban inspirados en las reivindicaciones socialistas de la época. Es decir, la lucha por los “tres ochos”: 8 horas de trabajo, 8 de educación, 8 de descanso, integrada a las reivindicaciones gremiales propias del contexto del país como la abolición de la matrícula, abusos de la tenencia de la tierra, inequidades sociales y prácticas aberrantes de patrones, patronas y terratenientes. Asimismo, demandas feministas: lucha contra la venta de doncellas, el machismo y el boicoteo al juego y al alcohol.
Estas experiencias organizativas se replicaron en otros pueblos y ciudades del país (Cartagena, Barranquilla, Cereté, Neiva, Santafé de Bogotá, Girardot) creando Sociedades de obreros y obreras similares a las de Montería en cuyos estatutos se abogaba además por “la emancipación de la mujer organizando sociedades feministas”, el fomento a escuelas laicas, la ayuda a socios presos y la abolición del tratamiento de “señor don” a cambio de “camarada” o “compañero”. Los Baluartes de Lomagrande, Callejas y Canalete compartían los intereses gremiales por reivindicaciones campesinistas alrededor de la posesión de la tierra y los derechos de ocupación de baldíos nacionales pues estaban rodeados por la presión de terratenientes interesados en el monopolio de la tierra que les impedían asentarse. Los enemigos de Juana Julia la apodaban “La robatierra” por su liderazgo en la lucha e impulso de la organización por la recuperación de las tierras para el campesinado en la costa norte de Colombia. En cuanto al propósito de la Sociedad de Redención de la Mujer, Juana Julia antes de morir, en 1975, lo evocaba con estas palabras:
Queríamos redimirnos nosotras mismas, porque esas mujeres eran muy martirizadas. De coger las blancas a las pobres sirvientas y darles calderetazos y tirarles leche caliente encima… siquiera aprendieran a defenderse, a que no se dejaran y que no había prisión por deudas. Yo iba a la alcaldía defenderlas: traiga acá el libro de cuentas, muéstreme a ver en qué se apuntó esa deuda. Siendo que ellas no tienen zapatos ni nada, ¿cómo pueden deber todo eso? ¡Claro! Diez que te di y diez que te voy a dar son tanto: eso era lo que figuraba en tales libros
Orlando Fals Borda, La historia…, 143A.
Las integrantes de la Sociedad de Obreras, con el liderazgo de Juana Julia y en unión con trabajadores, establecieron el primer hospital socialista, una escuela obrera y una biblioteca popular.
Los libros recogidos en toda la ciudad para la biblioteca facilitaron a las mujeres lecturas que alimentaron sus ideales y perfilaron sus reivindicaciones y discursos, como los pronunciados por ellas en los festejos del 1 de mayo de 1920, además, sacaron un editorial en el periódico El Esfuerzo contra la venta de doncellas.
Los avances discursivos y de acción política de estas mujeres populares rápidamente generaron arremetidas de resistencia machista expresadas en burlas, reparos indirectos en los sermones de los curas, críticas callejeras. Juana Julia desde entonces decía: “El cobarde no hace historia”, y como hábil estratega nombró como presidente honorario de la Sociedad al presidente de la República de Colombia Marco Fidel Suarez y tiempo después recordaba:
Entonces, cuando nos atacaban nosotras no teníamos más que jalarle un telegrama al presidente y ya nos dejaron un poco. Sopla, mija sopla, me decían, los compañeros cuando me veían desfallecer, porque la gente se daba cuenta de que la mujer cuando despierta se vuelve brava. Es como la vaca, distinto al toro, arremete y pega con los ojos abiertos
Orlando Fals Borda, La historia…, 114A.
Los logros fueron importantes, la lucha contra la matricula dio sus frutos y se derogaron las viejas ordenanzas el 30 de marzo de 1921. Muchos hacendados tiraron los cepos a los caños y dejaron de cobrar doble valor por días no trabajados. Hubo mejoras en los salarios, la alimentación y el botiquín de los peones, además, se rebajó el interés del 10% mensual.
Pero la persecución contra las organizaciones y sus líderes se fue arreciando progresivamente. La confrontación con los terratenientes provocó el asesinato de cuatro campesinos y un policía en el Baluarte de Lomagrande el 7 de septiembre de 1921, desencadenado una fuerte represión y persecución que llevó a la cárcel de Cartagena por 30 meses a Juana Julia Guzmán, Adamo y sus seguidores, como registra Fals Borda (152B). En 1927, Vicente Adamo fue expulsado del país a pesar de la campaña para su nacionalización adelantada por dirigentes socialistas como María Cano, Raúl Eduardo Mahecha e Ignacio Torres Giraldo. A partir de ese momento y hasta 1951 Juana Julia Guzmán quedó responsable de los grupos de artesanos y campesinos, como relataba ella misma en mayo de 1972:
Cuando expulsaron a Adamo quedé al frente de organizaciones de hombres y mujeres, yo sola luchando. Empezaron los ataques contra mí. […] con ley me defendía de todos ellos. Conté con la ayuda del abogado Miguel Pastrana que cada rato apelaba a la Ley 200 (de 1936) y a que el título del campesino era el hacha y el machete.
Orlando Fals Borda, La historia…, 164.
El apodo de sus enemigos como “la robatierra” contrastaba con el insulto que recibían sus seguidores: les tildaban de “maricones” por dejarse liderar de una mujer. Sin embargo, “fuimos decayendo, decayendo. Ya no pude sostener el Centro obrero en la cuidad y me pasé a Lomagrande con los campesinos.” (reseñado por Fals Borda, 164). La persecución siguió y luego del asesinato de Jorge Eliecer Gaitán (9 de abril de 1948 en Bogotá) estalló el periodo conocido como “La Violencia” (guerra civil partidista) y llegó al Baluarte Rojo de Lomagrande donde vivía Juana Julia. Pero, en la región del Sinú, la violencia fue ejercida tanto por latifundistas liberales como conservadores contra la población organizada. Ella lo recordaba en la entrevista citada así:
“… En 1951 la Violencia entró a matarme. Allá en el monte me pusieron en un cepo toda una noche aguantando mosquitos. Al día siguiente se presentó un camión con la policía. Me sacaron del cepo con dos compañeros más (Julián Díaz y Zenón Bonilla) y nos embarcaron para Montería, dicen que por no matarme en el mismo Lomagrande… Un teniente Torralvo mandó a un civil a buscar una lata de gasolina para echármela a los pies y prenderme viva. Habían hecho tantos crímenes ahí, puesto que se veía la sangre en el patio de gente que después tiraban al caño. Pero entonces llegó el alcalde y nos puso treinta pesos de multa a cada uno. Los muchachos buscaron la multa y la pagaron por nosotros. Salí de la cárcel, pero no pude regresar a Lomagrande porque allá tenía la persecución, con la policía que si yo llegara que se me diera muerte. Entonces me quedé en Montería, en la casa de Antonio Sossa y vendí mis tres acciones [de la Sociedad]
Orlando Fals Borda, La historia…, 164.
Murió a los 83 años, en una choza del barrio Granada de Montería, rodeada del afecto de compañeros y compañeras campesinas de la Asociación Nacional de Usuarios Campesinos de Colombia (ANUC), a quienes ayudó a orientar inspirada en el saber logrado con la lucha de casi seis décadas de su vida. Muchos fueron los reconocimientos a la labor y liderazgo de Juana Julia por parte de sus compañeros y compañeras contemporáneos. Además, cabe destacar una carta de Vladimir Illich Lenin a Juana Julia Guzmán exaltando su trabajo como dirigente que fue encontrada por el investigador Fals Borda en el baúl de la lideresa, hecho que llevó a la consagración de esta menuda mujer como la más grande dirigente por parte de sus estudiantes y que siguió trascendiendo el mundo académico y militante gremial, feminista, de tal forma que su memoria y nombre se evocan en encuentros, asambleas, grupos y organizaciones.
En 1992, en la Primera Asamblea Nacional de Mujeres de la ANUC, Unidad y Reconstrucción en una recuperación histórica de participación de las mujeres campesinas, Miriam Pérez, lideresa campesina sucreña, quien tuvo la oportunidad de compartir con Juana Julia Guzmán le rindió testimonio de admiración y gratitud por su actividad pionera al guiar y apoyar la organización de los comités de mujeres de la ANUC en los años 70.
Cómo citar esta entrada: Díaz Susa, Dora Isabel (2021), “Guzmán, Juana Julia”, en Diccionario biográfico de las izquierdas latinoamericanas. Disponible en https://diccionario.cedinci.org